miércoles, 25 de mayo de 2022

SIGNIFICADO DE LA METÁFORA Y LA SINESTESIA

 




El lector agradece que el autor le traiga a las imágenes los conceptos. Si ya todo está dicho y leído, lo que conviene es llamar la atención del lector por medio de metáforas y sinestesia que pinten lo que se quiere decir. Habrá habido poetas que dejaron de escribir porque el registro que empleaban ya estaba agotado y no les emocionaba.

Escribían mirando la realidad sin ponerle na comparación para aceptarla de buen grado. En cuanto a la sinestesia, es la unión de lo abstracto con lo sensorial.

La metáfora busca en el nombre una polisemia que libera su uso de signicados desgastados, así como la sinestesia trae a lo sensorial nombres y adjetivos abstractos que adquieren color. La función poética no respeta el convencionalismo del lenguaje literario ya manido que se limite sólo a la comunicación. Oigamos lo que dice Wikipedia acerca de la metáfora:

Así pues, la gran fuerza poética de la metáfora reside en su capacidad de multiplicar de forma ilimitada el significado "normal" de las palabras, de modo que puedan llegar a describir lo desconocido (muerte, felicidad, miedo, etc.) que, en definitiva, constituye la gran aspiración del arte.



He aquí pensamientos acerca del uso de un lenguaje no deudor del pasado.

 

Yo Hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera.

Picasso

 

El placer superior en literatura es realizar lo que no existe.

 

Óscar Wilde

 

La primera condición de la poesía es que sea sorprendente.

Jean Carlos Duque Franco

 

En arte no es suficiente la sinceridad.

 

Homo Sum(Frases, Austral, 319)

 

Una visión engendra una forma  nueva.

Spitzer

 

Sólo la metáfora puede dar una suerte de eternidad al estilo.

 

                                                                 Marcel Proust

 

 

Reformar y sorprender.


                              Antonio Vivaldi


Todo está dicho ya; lo que importa es que el poeta lo diga de otra manera.

Goethe

 

Por qué la metáfora y el símil:

 

El autor se libera del lenguaje ya  manoseado que no emociona ni sorprende al lector, también aburrido tal vez por ese uso del discurso literario. No basta con comunicar; hay que sorprender.