martes, 23 de julio de 2024

TRILOGÍA DE MUJER AL PIE DE UN PARARRAYOS

TRILOGÍA DE 


MUJER AL PIE DE UN PARARRAYOS
 

1. EROTHYA O SONETOS DEL AMOR POR DENTRO


                                        

Contiene 75 sonetos, que constituyen un cuadro de las tendencias sexuales y amatorias de la condicion humana puesta al desnudo.


22. LA SOLEDAD DE DOS EN COMPAÑÍA” *,

SEGÚN DON  JUAN,  O LOS ESPOSOS CONVENCIONALES

 

 

 

Somos amantes y desconocidos

después de ser dos lenguas de una llama

que se enredan, efímera la cama,

y en uno los dos cuerpos encendidos.

 

Después de los dos cuerpos desasidos,

cada cual por la casa desparrama

silencio, ausencia, rutinaria gama

de dos seres que vagan repetidos.


Cada uno en su solo territorio

sacude el polvo de su desposorio

y se adentra en su mundo impenetrable.

 

Pasan días y la reminiscencia

nos empuja a llenar esa carencia

que es del todo, tal vez, inevitable.

 

*Ramón de Campoamor

 

2. LA TESIS DE EROTHYA  (Novela)


 



Erothya, prostituta bella e inteligente, enamora a un profesor de filosofía que tras conocerla donde ejerce, se la lleva a su piso y la desposa. Erothya escribe, a instancias de su esposo, su vida, que aporta el ahondamiento en las reflexiones vitales.


                    MEMORIA SIAMESA (Primer capítulo)

 

—Bueno, bueno, Eroto, si tú quieres que yo escriba mi vida, sin sufrir por ello recordando episodios que puedan venir de punta, lo haré calzando la página a mi memoria como a su pie el zapato de oro de la Cenicienta. Mientras tú te pierdes en ese apretado bosque de silencios y claroscuros del pensamiento de tus folios vestidos de letras, yo callejearé por los andurriales de mi clausurado pretérito sin miedo a pasear por sus escalonados fondos hundiéndose en la bajeza, sus nocturnas y borrascosas periferias, pero, ay, cariño, la memoria no es siempre fiable para abrir la verja de sus encantos y sus enojos. Imagínate un estante de libros que se te viene encima como un nubarrón de papel cuando tú quieres coger un solo volumen. Pues eso es lo que ocurre cuando nos disponemos a abrir esa claraboya de la rememoración por donde se cuela la luz del pasado, siempre limosneando que se le traiga al presente para rectificar tantas escenas que han criado zarzas a su alrededor. Y es que la memoria es como los nacidos siameses: tienen dos cabezas…


 

SONETO–EPÍLOGO DE LA VIDA DE EROTHYA
 
 
Tal como de la mano de una ola,
ibas, tú, Erothya, dueña de la playa.
La mirada más casta se desmaya
al verte, paseando hermosa y sola.
 
Un puticlub contigo se atortola
y va tras ti donde tu cuerpo vaya.
Casa de lenocinio en que se engalla
ese tu cuerpo que glamour tremola.
 
Un cliente te ve bella e ingeniosa.
A su piso te lleva y te desposa.
Te extravía en su bosque la lectura.
 
Él te insiste que leas y que escribas,
que feliz envejezcas y que vivas
y hagas de aquel ayer literatura.

 

 

 

3.  EROTHYA O LA TRINCHERA DE UNA VIDA






Este poemario de 150 sonetos en el que Erothya es protagonista junto con don Amador Bolero, además de voces afines al tema amoroso, sigue las mismas constantes de comportamiento sentimental que en la novela anterior La tesis de Erothya  y la primera entrega Erothya o sonetos del amor por dentro.


 

           EROTHYA REPASA EL CAPÍTULO

    DE SUS INTENCIONES

 

          No sólo supe del amor carnal

sino también del sexo con ternura.

Lo mismo ardía en la mirada pura

que fui también una mujer venal.

 

          En la mesilla, un toque musical

y el anticonceptivo en su envoltura.

En la almohada, un brinco de locura

y un diálogo, luego, emocional.

    

          La carne y el espíritu se unieron.

Como perla y engaste se entendieron

y los hice felices mientras pude.

 

          Que no se escandalice quien me lea.

Que si entre historia e historia se recrea,

quizá a entender la vida esto le ayude.

    

 Estas tres obras han aparecido en las editoriales DALYA Y CAIBOOK

 

 

jueves, 18 de julio de 2024


 


EL AMOR TRAS LOS VISILLOS

RAMÓN LUQUE  SÁNCHEZ

CRÍTICA. La obra literaria de Juan Rafael Mena es un ir de sorpresa en sorpresa, todas positivas. A sus numerosos poemarios y premios literarios se une en los últimos años la publicación de un número considerable de libros en prosa. En plena pandemia sacaba ‘Vete a Madrid’, en la que el escritor isleño narraba su experiencia y lucha personal por abrirse camino en el mundo de la literatura. Es una obra de carácter autobiográfica, como él mismo confiesa, pero, al mismo tiempo, escrita con una prosa elevada que conmueve y entusiasma.

Y recientemente aparecía una nueva novela: ‘El amor tras los visillos’, publicada por la gaditana Editorial Dalya, sello de cabecera del escritor en los últimos tiempos. La obra narra el enamoramiento de Zenón Salomón, catedrático de instituto de filosofía, y, hasta ese momento, bastante escéptico en lo relativo al amor.

La acción se sitúa en los años sesenta, caracterizada por una sociedad muy religiosa y apegada a unas creencias que chocan de frente con los pensamientos de Zenón. Las disquisiciones del protagonista van acompañadas de las conversaciones que mantiene con sus tres grandes amigos: Eutimio, un estudiante de ideas revolucionarias, el poeta Cántigo y don Biblión, profesor de Historia y compañero de trabajo en un instituto. Esencialmente los dos últimos, cuyos consejos y visiones del amor ayudarán a Zenón a dar forma y color a sus reflexiones y a ese anhelo amoroso que lo devora, sin que él mismo sepa a ciencia cierta qué le sucede.

En el fondo, la novela constituye un intenso monólogo en el que el profesor reflexiona sobre el mundo, el amor, la mujer, la sociedad de su tiempo y la tesis doctoral que está redactando, basada en el concepto de la “montaña óntica”, una idea elevada y sublime, en cuya cúspide hay una inteligencia superior, conforme descendemos nos encontramos con hechos y personas que ensucian la grandeza de un ideal. Piensa Zenón que su publicación le podría perjudicar profesionalmente, porque tiraría por tierra muchos de los conceptos que estaban asentados en su tiempo y pondrían en solfa sus creencias religiosas.

 

La acción transcurre entre La Isla de las Araucarias (San Fernando) y Gadia (Cádiz). Los aromas de estas dos ciudades hermanas y tan cercanas en el tiempo y el espacio impregna la obra con las tonalidades del cambio de las estaciones y de las añoranzas. Leer la novela es pasear por esta Isla del Sur, visitar sus rincones y asistir entre bambalinas a una forma de vivir que se nos fue, pero que ha quedado viva en los recuerdos de aquellos que crecieron en ella y, al mismo tiempo, asistieron como testigos mudos a su demolición.

He hablado anteriormente del intenso monólogo que se percibe a lo largo de la obra. Particularmente, pienso que Juan Rafael Mena está desmenuzando todos los aspectos que confluyen en el concepto del amor y en la formación de un carácter y una personalidad. Es como si el protagonista se descompusiera en las caras de un poliedro, que se corresponden con las distintas edades de un hombre. Por un lado, está Eutimio, el joven que sueña con cambiar el mundo; Cántigo es el entusiasta poeta, muy apegado a las creencias y tradiciones de su ciudad, representa la ilusión de un creador autodidacta, que descubre el arte y la poesía y nos muestra su entusiasmo por cantar a su tierra y al amor; Zenón, el protagonista de la novela, encarna el escepticismo y el predominio de la razón sobre la sensibilidad y los sentimientos en el hombre maduro, que no se conforma con su papel de observador imparcial e intelectual y desea la ruptura con el mundo que le rodea. El estudio de la Filosofía y Teología le llevan a cuestionar todo ese bagaje cultural y religioso en el que se basa la cultura popular. Finalmente, don Biblión simboliza el sosiego, la templanza propia de las personas que han vivido y han visto mucho. Sus consejos y el respeto que muestra por aquellas personas que son diferentes a él, nos hablan de templanza en el ánimo y de sabiduría en el respeto a los demás.

Solo me resta mencionar a Carmen, la humilde costurera de la que se ha enamorado perdidamente don Zenón. Salvo un par de conversaciones, no se ve su presencia física en la obra. Sabemos cómo es por el propio protagonista, que la describe con soltura y destaca su gracia y femineidad, que lo han seducido.  Por él y sus divagaciones conocemos cuáles son sus creencias y opiniones. Al final, descubriremos que está muy equivocado, y no es por lo que ella diga, sus silencios nos adentran en su alma, como en los grandes dramas de la novela realista.

En definitiva, estamos ante una novela corta, profunda y de fácil lectura, que nos desvelará los grandes laberintos por los que discurre los pensamientos y sentimientos de muchos intelectuales. DIARIO Bahía de Cádiz.

 

 

 


 

 

 

 

 

 

viernes, 12 de julio de 2024

CLÁSICA VARIA O EJERCICIO LITERARIO

 

          CLÁSICA VARIA O EJERCICIO LITERARIO

            (Tomado de PLIEGOS DE AGUA, 2008)

 

            ESTROFAS ANAPÉSTICAS PARA RECONCILIARSE

 EL DESESPERADO CON LA VIDA

 

                           Era la noche, su isla desierta.

Lento el silencio, viandante inseguro.

Toda la angustia sonaba despierta

y era el insomnio llorar bajo un muro.

 

Fueron un siglo los densos instantes

y la respuesta a cruzar, un abismo.

Lluvia de dudas oscuras, punzantes,

y una locura el envés de sí mismo.

 

Mano que niega la infiel esperanza.

Ni una limosna de fe ni un resquicio.

Ronca zozobra de la lontananza

para tu barca, final precipicio.

 

Vértigo raudo el afán decisorio.

¿Cómo morir sin la tregua de un beso?

¿Cómo romper ese fiel desposorio

que es el vivir, tan hermoso suceso?

                            Fuiste la torre que aguanta los rayos.

Fue aquel momento o no a la existencia.

Del estertor de un hondón de desmayos,

yérguese, torre jovial, tu presencia.

 

 

              ROMANCE DE LA MADRUGADA QUE ESPERA

       

 

Mudo de luz el ciego,

ciego de voz el mudo,

el silencio se ahoga

en su noche errabundo,

buscando la palabra

que le deshaga el nudo

de su impaciencia para

darle la luz al mundo.

 

Poeta, en esta hora

que amordaza a tu apuro

con ruidos y flashes

de este tiempo convulso,

no renuncies y sigue

esperando el susurro

de la musa en tu oído.

 

                           No olvides que en el curso

del devenir acaba,

como en un río oculto,

triunfando en la ribera,

luminoso, el reflujo

del agua en que se baña

después todo el conjunto

de los hablantes. Ellos

nunca sabrán que uno

que ha celado en el sombra

su voz les dona el fruto

más rico: la Palabra.

Gratis el usufructo.

                       

                         LIRAS DE LA ALEGORÍA

 

                           Del alba fusilada

contra su negro muro, nace el día.

La voz ensangrentada.

El aire la deslía.

Pináculo de sol el mediodía.

 

 

Saluda a los trigales.

Éstos alzan sus manos amarillas.

Son lábaros triunfales.

Caerán con las trillas.

Serán rubios trofeos las gavillas.

 

Incendio izan los mares

de las doce. El sol, mástil arriba.

Velamen las pleamares.

Airosa perspectiva

de una mansión de agua rotativa.

 

Siesta en la lontananza.

Abre sus brazos la calima. Ahúma

la piel de la bonanza.

Todo al rito se suma

a entoldar a la tarde en tarda bruma.

 

El día ya es anciano.

Solo, tras el crepúsculo, va errante.

Candelabro la mano.

Y el que antes fue amante,

alfombra es de una sombra caminante.

 

                          

                           La noche es una cueva.

El ocaso, decrépito pabilo.

Ábrele la falleba

de su nocturno asilo.

De su esplendor tan sólo queda un hilo...

 


              CUARTETOS DE LA SOLEDAD IMPOSIBLE

 

                            Hinca la luna su espadón de nata.

Hiere la delicada piel del río.

Soy garabato de mi escalofrío.

Mi espejo, deslenguado, me maltrata.

 

Soledad de silencios aprendiza.

Soy yo tu pretendiente. ¿Me conoces?

Yo te he dado mi amor. Tú me das coces.

Sé de mi acercamiento tú melliza.

 

No me des zarzas porque te deseo.

Sé hospitalaria miel de compañera.

Sea tu fogata mi mejor frontera.

Ser yo: el de dentro, el otro en quien más creo.

 

Mas tú eres mi enemiga y no mi doble,

Me atornilla un recuerdo puntiagudo.

Mi corazón, un yunque. Está desnudo.

Te hambrea golpear. ¡Oigo el redoble!


    SERVENTESIOS PARA OLVIDO Y RENACIMIENTO

 DE LA COSTUMBRE DE VIVIR

 

 

                           Náufrago soy en este mar de dudas.

Arribado a una playa vacilante.

Me punzan las incógnitas desnudas.

Me persigue un oscuro interrogante.

 

No soy más que vecino del vacío.

Me toco y suena en mí tan sólo un eco.

Mucho más dentro de mi envés ansío.

Busco y mi mano no halla más que un hueco.

 

¿Será a veces cabal la desmemoria?

¿Cabe en ella recuerdos oxidados?

Dejé atrás la ciudad, ruidosa noria.

Qué perfil de rutinas y cuidados.

 

Ahora, renazco, niño de aventura.

En este devenir buscando a tientas.

¿Tendré la identidad de mi cordura

¿Podré esquivar del día cornamentas?

 

 

El agua un hombre nuevo me promete.

Lejos la prisa y su ciclón de errores.

Lejana la ambición con rudo ariete.

No hieras mi bajel de sinsabores.

 

Aquí estoy, mar, vasallo de tu espuma.

Inquilino que ahonda soledades.

Sentimental farero de tu bruma.

Descubridor de nuevas claridades.

 

En salitroso renacer me exalto.

Mi otro yo en turbia bajamar oculto.

El que certezas se palpó tan alto,

El que ahora mismo en tu fragor sepulto.

 

Necesaria ignorancia de escancana,

blanquéame mi ciencia, ayer de luto.

Una nueva emoción me acuna en nana.

Se encinta el verso para un nuevo fruto.

 

                   SILVA DEL HALLAZGO DEL YO AUTÉNTICO

 

 

Pegado lleva el barro de la anécdota,

el polvo habitual de la mentira

que le limpia y retira

con sus pausas de dudas

la uña de una airada valentía,

y así se ven desnudas

de tanta mueca de la cobardía

sus caras de poliedro atormentado,

que empieza a proclamar un cierto brillo,

el coraje que estuvo amordazado

el oro más sencillo,

que es idioma ancestral de la conciencia,

moneda intransferible,

medalla de la sangre más valiosa

que es íntimo caudal de la existencia,

hazaña concebible

para ser uno mismo golpeando

máscaras falsas de la circunstancia,

filón, yo mío altivo,

salvado de la hiel de la ignorancia:

ahora sé que soy hombre y sé que vivo.

 

                   ESTANCIAS PARA ACEPTAR EL DESTINO

 

                           El destino me asesta sus grilletes.

Me clausura en prisión de vigilancia.

Soy un número más de su cadena.

Todo aparece como circunstancia

azarosa. ¿No somos sus juguetes

con un aire de fiesta de verbena?

Desnudo mi condena

y compruebo que es cierta.

Se ríe de mi alerta

a los otros humanos presidiarios.

Cantan en su festín de imaginarios

mundos que se entretejen en sus sueños,

sabiéndose gregarios

ellos, y acaso de sus vidas dueños.

 

                          I     I

                           Calmas se piensan en pleamar las olas

e ignoran la acechanza de las brisas.

Saltan cándidas, ledas las gacelas,

pero el lobo olfatea sus pesquisas

y da tregua a sus tímidas cabriolas

porque entre frondas su colmillo cela.

La popa ve su estela

y sonríe a la espuma,

pero ignora la bruma

que la tormenta anuncia en lontananza.

Inevitable sé que es la alianza

con la ilusión, magnífica alcahueta

con la que la esperanza

siempre tapando está su última grieta.


              ESTROFAS SÁFICAS PARA ABRIR LA MAÑANA

 

I.- A  LA  LUZ

 

Duerme la noche en su desván oscuro.

Sale en puntillas y descalza el alba.

Gallo, qué ujier en su pretil de insomnio,

da voz de alerta.

 

Alba que crece, adolescente virgen

que se sonroja y ya sonríe aurora.

Sol, rojo amante, la desflora y alza,

tálamo el cielo.

 

En su palacio de esplendor vidriado

pare a su hijo el destellante día,

doncel de luz que desparrama el trigo

sobre la tierra.

 

El mediodía es pleamar de sol.

La claridad es su mayor marea.

La tierra es copa de su vino ufano

que la embriaga.

 

 

Todos los seres por su abrazo viven.

Todo es tapiz con ambarinos hilos

que teje el tiempo en su telar de horas,

rueca de esperas.


La tarde siente oscurecer su sangre

y su mirada en un bajel de sombras.

La va en su dique a desguazar la noche,

negro utillaje.

 

Pasan los días y los años pasan.

Nadie agradece ese trivial molino

que el carro azul del firmamento rota.

¿No es un misterio?

 

¡Pero seguís con vuestra sed de amores,

de posesión y de trivial rutina,

oh ciudadanos, de este don indignos,

gong el milagro!

                                        I   I.- AL AMOR

 

Amarte, amada, es vendimiar tu cuerpo

y que la pisa nunca amarga sea,

mosto crujiente las palabras vivas,

vaso el hallazgo.

 

Amarte, amada, es encender memorias

de aquellos días del candor gemelos,

la juventud y su eclosión de yemas

para ilusiones.

 

Amarte, amada, es desandar los pasos

de aquellos días del paseo errante,

desenterrando del recuerdo besos

tan primerizos.

 

Amarte, amada, es despertar esencias

de tus vestidos, de tu fiel costumbre,

calles, migajas de no sé qué historia,

risas al viento.

 

Amarte, amada, es destapar colmenas,

enjambre el gozo, expectación el lecho,

miel la esperanza, pleamar tu vientre,

sal tu embarazo.

 

Amarte, amada, es recordar las olas,

dóciles perros que tu piel lamieron,

los garabatos de una espuma rauda

sobre tus pasos.

 

Amarte, amada, es contemplar distancias

desde una almena de emoción valiente,

y ello a pesar de que los tiempos niegan

risa y reposo.

 

             I  I  I.- AL  TRABAJO

 

Tiene el trabajo afortunadas manos,

sueños de siembra y alfareros dedos

y una constancia que al cantar florece.

Boca de espigas.

                            Luce el trabajo su vidriosa frente

con un sudor que su honradez destella

y callos rudos a sus recias manos

las condecoran.

 

Habla el trabajo en recital de esfuerzos.

Canta canciones de progreso y frutos.

Padre es del mundo y a segar le enseñan

arduas labores.

 

Mira la tierra como si doncella

fuese que aguarda seminales lluvias

y roncos ríos como acuosos brazos

para abrazarla.

 

Lluvias y vientos su furor hermanan

para que el aire suciedad  redima

y para el campo de amarillo rostro

hálito sea.

 

Une a la gente en su vital cadena.

Nos hace hermanos de un clamor diario.

Trabajo y muerte, universales signos

que nos iguala.

 

Que ánimo cunda en las gastadas manos

que los ladrillos y la sierra asumen

y águilas pongan en las altas torres

del pensamiento.


SEXTINA PARA RECUPERAR LA IMAGINACIÓN,

            SECUESTRADA POR LA FRIVOLIDAD DE LOS TIEMPOS

 

Goteas nieve mínima, jazmín.

Vives altiva y en tu cresta, luna.

Oculto fulges para mí, diamante.

Garabato de fuego eres tú, aurora.

Eres limosna rápida, palabra.

En tu espiral desapareces, brisa.

 

 

Aunque crepitas fugazmente, aurora

siendo en mi cielo inaccesible luna,

te das con parpadeo, tú, diamante,

que niega en el equívoco palabra,

que a mi fuego te niegas, fresca brisa...

di por qué, al menos, no eres un jazmín?

 

 

Ah, otra vez como un guiño la palabra

con promesa de dádiva y de brisa.

Ven como lazarillo, lenta aurora,

y no me ocultes tu esplendor, diamante,

sino que bajes, indecisa luna;

y perfuma mi entorno con jazmín.

 

 

Porque el recuerdo es leño; así la aurora

crece como una ojiva con diamante

y me promete un guiño de palabra,

un beso de frescor como un jazmín

que despunta en la tarde, voz de brisa,

hospitalario barandal de luna.

 

 

Habitar en los lindes de la luna

con un aire fresquísimo de brisa;

almohada es la tarde de diamante

para soñar su vívida palabra

y acabar siendo esbozo de jazmín,

que habrá de despuntar cuando la aurora.

Te alejas, sí, como encorvada brisa,

es rastro de crepúsculo la luna,

ujier callado luego de la aurora,

adiós de lejanía es tu diamante,

brasas de lo que fue ya es tu palabra

hueco vacío donde ardió el jazmín.

 

 

Mas fue aurora fugaz y altiva luna,

jazmín ya seco y guiño de diamante,

y brisa fugitiva tu palabra.


OCTAVAS REALES PARA INTERROGAR  AL MISTERIO

 

 Al borde de tu orilla me sostengo.

Cóncava  noche es tu silencio duro.

Con mi interrogación herida vengo.

Araño tu mudez que es como un muro.

Otra oración que mi inquietud no tengo.

Otro pomo en tu pórtico no apuro.

Con mi temblor resumo a los humanos,

aunque olviden hoy ellos tus Arcanos.

 

Misterio, di si todavía eres.

Dime que no haces guiños de espejismos.

Dime que en niebla ocultas tus poderes.

Solo, el hondón rastreo de mi abismo.

Esperanza borrosa de los seres.

¿No anhelan escalar su fatalismo?

Es torpe nuestro tiempo y Te tantea

en madrugada agraz que no alborea.DÉCIMA 


DÉCIMA PARAFRASEANDO A ANTONIO MACHADO


Es el mejor de los buenos

quien sabe que en esta vida

todo es cuestión de medida:

un poco más, algo menos...

A. M.: Proverbios y cantares, XIII

 

Ayer me fui todo al negro

y después me vine al blanco.

En los dos he visto manco

al hombre, pero me alegro.

 

Ahora con gozo reintegro

mi conciencia al claroscuro

y consolido, aseguro

mi vida sobre esta basa.

Ya nada me sobrepasa:

término medio seguro.

        

 

 SONETO CON EPANADIPLOSIS

 

 

Prisionero me siento, prisionero

de tu paso elegante, de tu paso,

y acaso me resisto un poco, acaso

no quiero declararme a ti no quiero,

 

Espero a ver si me convenzo, espero

que este repaso de mi amor, repaso

que escaso en dudas voy haciendo, escaso,

más entero me haga más entero.

 

Preso me siento de tu vida, preso

que piensa mucho y demasiado, y piensa

su cadena de amor, bella cadena.

 

Y eso es mi vida: contemplarte, y eso,

inmensa cárcel de mi amor, inmensa

es la pena que cumplo en ti mi pena.