miércoles, 24 de noviembre de 2021

TRILOGÍA DE EROTHYA

 

 Portada de  

Erothya o sonetos al desnudo  (ya aparecida. EDITORIAL DALYA)

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Segunda entrega

LA TESIS DE EROTHYA (2023),

EDITORAL DALYA-CAIBOOK

 

 EROTHYA O LA TRINCHERA  DE UNA VIDA


 libro de futura aparición


SINOPSIS

 

En este poemario de 151 sonetos Erothya no es ya una atmósfera que planea sobre el libro sino una mujer cuya mala suerte la lleva a la prostitución, a una vida que por pura paradoja enriquece su visión del mundo.

Con más fuerza que en el otro libro (Erothya o sonetos al desnudo), el autor ahonda en la psicología de la condición humana. Erothya es, pues, una protagonista cuya sensibilidad va más allá del erotismo al uso, en cuya manifestación aquí no hay asperezas ni aristas que incomoden a los lectores. 

¿Poesía erótica? ¿Novela atípica? Erothya, don Juan y otras voces anónimas conforman la sucesión de estos sonetos que se expresan con un registro sencillo.

 CITAS DEL LIBRO:

 

  No hay amor sin instinto sexual. El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal, como el bergantín usa el viento.

                                     Ortega y Gasset

 El sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor.

                           

                             Gabriel García Márquez


     ¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura 

    ¡Hetairas y poetas somos hermanos!

                          

                                   Manuel Machado

 

 

PRIMER SONETO

 

REFLEXIÓN DE EROTHYA, UNA VEZ LLEGADA 

    A LA ESTACIÓN DE LA VEJEZ

 

Un tren de sueños y de amor he sido.

Andenes han faltado y estaciones.

Laberinto agridulce de pasiones.

La condición humana he trascendido.

 

A sus sótanos sé que he descendido.

Una boca rasgando maldiciones.

Un corazón con brotes de emociones.

Olores de lo fresco y lo podrido.

 

Historias mías y también ajenas.

Dedos de simpatías y condenas.

Yo, como todo el mundo, amé y odié.

 

Que nadie me eche en cara lo gozado.

Yo también como todos he llorado

y vine al mundo sin saber por qué.


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Sigue en tercer lugar la novela LA TESIS DE EROTHYA

 de futura aparición


SINOPSIS

 

Erothya, prostituta bella e inteligente, enamora a un profesor de filosofía, que visita la casa de lenocinio, se la lleva a su piso y la desposa.

Curiosa infatigable del fluir del día a día y entusiasta de la lectura, además del ahondamiento en las reflexiones vitales, escribe semblanzas de su vida, a instancias de su esposo.

Convencido el autor de que la función  literaria ha de extremar sus recursos según el personaje y el momento, esta novela pretende ir más allá de la mera comunicación. Así pues, este texto narrativo  cierra la trilogía compuesta, además, por Erothya o sonetos al desnudo y Erothya o la trinchera de una vida, recogidos, finalmente, los tres libros con el título Erothya o mujer al pie de un pararrayos.




domingo, 14 de noviembre de 2021

AHORA SE LLEVA ESTO…

 

 Sabido es que los poetas que no tienen talento suficiente para independizarse de las modas y, sobre todo, de quienes se valen de las modas como trincheras para ejercer de francotiradores, pasan tras su biombo de pretextos de un lugar a otro del escenario poético.

Se nos vienen a la memoria poetas que no tuvieron en cuenta esas modas a las que el poeta mexicano Amado Nervo llamaba “comadres antagónicas”. Una cosa es la evolución de un movimiento poético y otra el asco por lo que dejó de llevarse y que tuvo hermosos frutos que han de servir de modelo y entusiasmo.

Pongo un ejemplo con el primer Neruda. Crepusculario es un libro con resabios modernistas, pero su transición a los Veinte poemas de amor y una canción desesperada se le obliga a considerarlo un poeta que supo “superar” una moda y crear otra, a pesar de las críticas de Juan Ramón Jiménez, que, pasado el tiempo, lo elogió. El mismo Juan Ramón pasó de su modernismo —las etapas sensitiva e intelectual, sobre todo— a una poesía desnuda y liberada de los esquemas octosílabo y alejandrino respectivamente. A partir de La estación total su verso vuelve al esquema endecasílabo en algunos poemas—“El otoñado”, “Su sitio fiel”…— y con ella renueva felizmente la poesía lírica en castellano.

 

Si nos vamos atrás nos encontramos con que Miguel Hernández sabe renovar la tradición poética con un lenguaje sorprendente como ocurre en el poema “Eterna sombra”, además de otros, tal y como en la Elegía a Federico García Lorca”, por ejemplo. Otro caso lo tenemos en el poema “Se querían” de Vicente Aleixandre.

Los rupturismos aventuristas no sirven nada más que para demostrar que el poeta de turno en la cuerda floja de la frivolidad no sabe renovarse, que es lo importante. “Renovar y sorprender”, como dijo Vivaldi y recogió Stravinski. Lo demás es, repito, dar palos de ciego.

Mejor quedarnos en una poesía bien hecha, aunque sea o parezca vieja y se nos venga al oído aquello de J.R.J.: “Tolerar a los viejos…”.

De un tiempo acá generaciones de jóvenes poetas — y otros mayores reciclados— se afanan en hacer cosas nuevas creyendo que el versolibrismo, además de unas extrañas improntas surrealistas, los liberará del pasado.

Me parece, me parece, dicho con toda honestidad, que eso es volverle la espalda a la tradición literaria española.

Y es que da alegría cuando se lee a poetas, ellos y ellas, que son capaces de hacer de Guadiana: o sea, sacar de bajo tierra del olvido lo que se ha postergado, eso que es permanente, algo así como un instinto artístico constructor pero con un lenguaje nuevo, como querían Goethe y Víctor Sklovski.

Que se pregunte: ¿Qué es lo que se lleva? Y se responda: lo que vale.