Blog de Las Araucarias Perdidas

BLOG DE LAS ARAUCARIAS PERDIDAS. Juan Rafael Mena (1943). Es jubilado de la Enseñanza Media y ha editado libros de poesía, novelas, relatos, artículos literarios y libros de pensamientos.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

LA SAGA DE EROTHYA

 

 Portada de  

Erothya o sonetos del amor por dentro (ya aparecida. EDITORIAL DALYA)

 *********************************

Segunda entrega

LA TESIS DE EROTHYA (2023),

EDITORAL DALYA-CAIBOOK

 

 EROTHYA O LA TRINCHERA  DE UNA VIDA

EDITORIAL  DALYA-CAIBOOK


SINOPSIS

 

En este poemario de 151 sonetos Erothya no es ya una atmósfera que planea sobre el libro sino una mujer cuya mala suerte la lleva a la prostitución, a una vida que por pura paradoja enriquece su visión del mundo.

Con más fuerza que en el otro libro (Erothya o sonetos al desnudo), el autor ahonda en la psicología de la condición humana. Erothya es, pues, una protagonista cuya sensibilidad va más allá del erotismo al uso, en cuya manifestación aquí no hay asperezas ni aristas que incomoden a los lectores. 

¿Poesía erótica? ¿Novela atípica? Erothya, don Juan y otras voces anónimas conforman la sucesión de estos sonetos que se expresan con un registro sencillo.

 CITAS DEL LIBRO:

 

  No hay amor sin instinto sexual. El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal, como el bergantín usa el viento.

                               Ortega y Gasset

 El sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor.

                           

                             Gabriel García Márquez


     ¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura 

    ¡Hetairas y poetas somos hermanos!

                          

                                   Manuel Machado

 

 

PRIMER SONETO

 

REFLEXIÓN DE EROTHYA, UNA VEZ LLEGADA 

A LA ESTACIÓN DE LA VEJEZ

 

Un tren de sueños y de amor he sido.

Andenes han faltado y estaciones.

Laberinto agridulce de pasiones.

La condición humana he trascendido.

 

A sus sótanos sé que he descendido.

Una boca rasgando maldiciones.

Un corazón con brotes de emociones.

Olores de lo fresco y lo podrido.

 

Historias mías y también ajenas.

Dedos de simpatías y condenas.

Yo, como todo el mundo, amé y odié.

 

Que nadie me eche en cara lo gozado.

Yo también como todos he llorado

y vine al mundo sin saber por qué.


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Sigue en tercer lugar la novela LA TESIS DE EROTHYA

 


SINOPSIS

 

Erothya, prostituta bella e inteligente, enamora a un profesor de filosofía, que visita la casa de lenocinio, se la lleva a su piso y la desposa.

Curiosa infatigable del fluir del día a día y entusiasta de la lectura, además del ahondamiento en las reflexiones vitales, escribe semblanzas de su vida, a instancias de su esposo.

Convencido el autor de que la función  literaria ha de extremar sus recursos según el personaje y el momento, esta novela pretende ir más allá de la mera comunicación. Así pues, este texto narrativo  cierra la trilogía compuesta, además, por Erothya o sonetos al desnudo y Erothya o la trinchera de una vida, recogidos, finalmente, los tres libros con el título Erothya o mujer al pie de un pararrayos.



REASON OF LA SAGA DE EROTHYA

 

 

In the first book we have the scenario where Erothya moves, although she is not the protagonist. It is a preview of the study of love from within, considered as the psychology of the lover, whether sentimental or sexual. It is, therefore, the atmosphere that is prepared for when Erothya enters, already in the novel. The third book, also of sonnets like the first, is the novel with different nuances and with an ending more in accordance with her husband's mentality.

To understand this trilogy well we have to go back to the concept of individualism that was born in Spain as the Renaissance developed, more specifically in the Baroque phase. Individualism, in my opinion, is born with the picaresque, more in Mateo Alemán with his Guzmán de Alfarache and in La lozana andaluza by Francisco Delicado, than in Lazarillo himself, although, although it is true, it appears chronologically earlier.

In the case of Erothya we would have to start from La pícara Justina by Francisco López de Úbeda.

But Erothya is not a rogue, although she is grateful that her future husband takes her out of the house of treatment, without feeling love for him at the moment, affection that will come later out of gratitude. But she narrates, remembering her past, her painful experience of the servitude of a brothel, forced to the tricks and maneuvers of the picaresque, at least verbal, to survive.

Thus, the first installment is the scenario where Erothya is going to move, once her cousin takes her to him.

In the novel Erothya is not in the nursing home, but she remembers it. And in her reminder she opposes the slavery to which certain people are forced, to the intellectual elegance of her husband, a professor of philosophy, a cultured man and not at all prone to the pleasure that Doña Venus represents, as the Archprete of Hita says.

 

 

In the third installment, sonnets again, the novel develops with slight variations, especially in the last sonnets in which Erothya accepts faith in the afterlife, perhaps out of an instinct for self-preservation or as if she were shocked by the death of her son. husband. Here, like the contrast of the picaresque versus the novel of chivalry, Erothya's experience is opposed to the transcendent ideals of her husband, in a distressing controversy for her who, out of gratitude, feels united to him, leaving her nihilistic thesis. in an internal monologue and accepting her husband's believer thesis. Realism against idealism in whose struggle her good will will end up triumphing, from which she draws the conclusion that the life of many women is being at the foot of a lightning rod, as a metaphor for servitude due to the needs of subsistence no matter what.

 Here is the fourth novel in the saga.


En cuarto lugar seguirá 


 LA VEJEZ DE EROTHYA Y OTROS RELATOS RESIGNADOS

 

 

 

 SINOPSIS DE LA VEJEZ DE EROTHYA Y OTROS RELATOS


 RESIGNADOS  (con esto se pone fin al ciclo de Erothya)


De futura aparición


Cántigo Llano visita a Erothya, recientemente viuda de Erotósofo, profesor de filosofía jubilado. Cántigo le lleva unos relatos para que ella los lea cuando pueda. Ella también le muestra ensayos inéditos que ha dejado su marido, además de escritos propios con los que improvisa en la conversación. En tales coloquios  intercalan registros en los que la función poética extrema sus recursos, pero por debajo de esta exhibición estilística laten los dramas que ambos exponen en sus respectivos relatos.

 

 

 LA VISITA DEL PÉSAME (Primer relato)

 

La tarde que recibí el correo postal de Erothya invitándome a tomar con ella un café en su casa, me supo a prolegómenos de esa tertulia vespertina donde las almas lúcidas se acomodan en el mullido sofá de una afable y provechosa tertulia. Esa invitación me suscitaba un aliento que llevar como una  prolongación del pésame después de tres semanas del fallecimiento de su marido. Yo no esperaba esa inesperada misiva, en parte con temblor y palidez de luto, tras de la que no quería presuponer la insinuación de un gancho de interés, por supuesto que literario nada más, una vez entrada ella en los umbrales soledosos de su viudez septuagenaria. Inauguraba con ello un nuevo régimen de vida, mientras palpa un vacío amoroso donde cabe lágrima a lágrima perdida un diminuto reguero de lamentaciones por la severidad de las circunstancias; ah, esos íntimos clamores como un silabario evocatorio que en algunas viudas deja de ser inconsolables y se va desdibujando poco a poco como las nubes en el adiós de la lejanía.

No barruntaba yo cómo se iban a cumplir estas suposiciones en el caso de Erothya. Realmente, hirviéndome la verdad entre las sienes, yo sentí a la espalda de mis costumbres un empujoncillo de entusiasmo, aunque moderado por las riendas de la prudencia que va otorgando misericordiosa y consejera la edad.

El chasquido de ese látigo en la grupa del caballo enjaezado de mi debilidad por los libros, ese caballo como de torneo medieval paseando por mis solitarios caminos interiores, me animó como si recuperara piedras talladas de las ruinas de mis ya lejanos treinta años. Pensar que Erothya me esperaba sola en su casa como si preparara para obsequiarme una animosa acogida y como si entrenara los brazos de un amable recibimiento para abrirlos a renglón seguido de la puerta abierta, me ponía el alma en un zafarrancho de combate en el mar de mis equívocos. ¿Una mujer, pasando del fielado de su edad madura a la verja de su invierno, pero todavía de un ver como un septiembre airoso y dispuesto ya a la pisada de las uvas, me echaba el lazo invisible de su llamada? El temor de no sabía yo qué pasadizo de miedo iba a recorrer con lentos pasos de elefante, se me hizo dueño, anónimo rey soberano de la acrópolis de mi alma, donde se supone que manda la reflexión con su cetro de lucidez sobre el bajo pueblo de los instintos.

Pensé, cuando callejeaba el camino de su casa, que toda mujer viuda lleva a su lado un trono vacante,..


 THE CONDOLENCE VISIT 

 

 The afternoon I received Erothya's letter inviting me to join her for coffee at her home felt like a prelude to that afternoon gathering where lucid souls settle on the soft sofa of a friendly and fruitful gathering. That invitation stirred in me a breath to carry as an extension of my condolences three weeks after her husband's death. I hadn't expected that unexpected letter, partly trembling and pale with mourning, behind which I didn't want to presume the hint of a glimmer of interest, of course, merely literary, once she had entered the lonely threshold of her septuagenarian widowhood. With it, she inaugurated a new regime of life, while she feels a loving void where, tear by lost tear, a tiny trail of lamentations for the severity of the circumstances fits; Ah, those intimate cries like an evocative primer that in some widows ceases to be inconsolable and fades away little by little like the clouds in the farewell of the distance...

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domingo, 14 de noviembre de 2021

AHORA SE LLEVA ESTO…

 

 Sabido es que los poetas que no tienen talento suficiente para independizarse de las modas y, sobre todo, de quienes se valen de las modas como trincheras para ejercer de francotiradores, pasan tras su biombo de pretextos de un lugar a otro del escenario poético.

Se nos vienen a la memoria poetas que no tuvieron en cuenta esas modas a las que el poeta mexicano Amado Nervo llamaba “comadres antagónicas”. Una cosa es la evolución de un movimiento poético y otra el asco por lo que dejó de llevarse y que tuvo hermosos frutos que han de servir de modelo y entusiasmo.

Pongo un ejemplo con el primer Neruda. Crepusculario es un libro con resabios modernistas, pero su transición a los Veinte poemas de amor y una canción desesperada se le obliga a considerarlo un poeta que supo “superar” una moda y crear otra, a pesar de las críticas de Juan Ramón Jiménez, que, pasado el tiempo, lo elogió. El mismo Juan Ramón pasó de su modernismo —las etapas sensitiva e intelectual, sobre todo— a una poesía desnuda y liberada de los esquemas octosílabo y alejandrino respectivamente. A partir de La estación total su verso vuelve al esquema endecasílabo en algunos poemas—“El otoñado”, “Su sitio fiel”…— y con ella renueva felizmente la poesía lírica en castellano.

 

Si nos vamos atrás nos encontramos con que Miguel Hernández sabe renovar la tradición poética con un lenguaje sorprendente como ocurre en el poema “Eterna sombra”, además de otros, tal y como en la Elegía a Federico García Lorca”, por ejemplo. Otro caso lo tenemos en el poema “Se querían” de Vicente Aleixandre.

Los rupturismos aventuristas no sirven nada más que para demostrar que el poeta de turno en la cuerda floja de la frivolidad no sabe renovarse, que es lo importante. “Renovar y sorprender”, como dijo Vivaldi y recogió Stravinski. Lo demás es, repito, dar palos de ciego.

Mejor quedarnos en una poesía bien hecha, aunque sea o parezca vieja y se nos venga al oído aquello de J.R.J.: “Tolerar a los viejos…”.

De un tiempo acá generaciones de jóvenes poetas — y otros mayores reciclados— se afanan en hacer cosas nuevas creyendo que el versolibrismo, además de unas extrañas improntas surrealistas, los liberará del pasado.

Me parece, me parece, dicho con toda honestidad, que eso es volverle la espalda a la tradición literaria española.

Y es que da alegría cuando se lee a poetas, ellos y ellas, que son capaces de hacer de Guadiana: o sea, sacar de bajo tierra del olvido lo que se ha postergado, eso que es permanente, algo así como un instinto artístico constructor pero con un lenguaje nuevo, como querían Goethe y Víctor Sklovski.

Que se pregunte: ¿Qué es lo que se lleva? Y se responda: lo que vale.

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