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el faro de melilla
Licenciada en Filología Moderna (1974) y Doctora en Filología Hispánica por
la Universidad de Sevilla (1981). Profesora Titular de Teoría de la Literatura
de la
Universidad de Cádiz.
Este poemario cierra una trilogía denominada Mujer al pie de un
pararrayos, que tiene como centro a un personaje femenino: Erothya. Dicha
trilogía se inició con Erothya o los sonetos del amor por dentro (2019)
y continuó con una novela, La tesis de Erothya (2023).
Juan Rafael
Mena
Erothya o la trinchera de una vida
Cádiz. Editorial CaiBook, 2024
En unas
palabras iniciales, el autor de este libro de poemas, Juan Rafael Mena, nos
ofrece una serie de claves para poder interpretar esta nueva obra suya. Si en
el primer libro Erothya “es el nombre de una sensibilidad globalizadora a modo
de observación”, en este se ha transformado en “un personaje que mira alrededor
y ve la historia de otras personas que llevan una lucha oculta con sus pasiones
no confesables”. Desde la atalaya de su madurez, Erothya -una prostituta con
amplias y variadas experiencias en el ámbito del sexo- reflexiona sobre los
diferentes tipos de personas con las que se ha relacionado a lo largo de su
existencia: sobre sus deseos y sus frustraciones, sobre sus sentimientos de
culpa y sus ansias de liberación, sobre los escrúpulos pecaminosos y la
satisfacción de alcanzar algunos logros, sobre el amor, el erotismo y las
diferentes opciones y orientaciones sexuales… En definitiva, Erothya despliega
una aguda mirada sobre la condición humana, tan diversa, múltiple y variada
como son quienes, en diferentes momentos y etapas de su vida, han llegado hasta
ella. Y, a modo de coprotagonista, aparece también la imagen de Amador Bolero,
el donjuán ya presente en la novela que constituye la segunda parte de esta
trilogía, ahora sumido en la tristeza y añorando su pasado.
Pero Erothya
no solo contempla a los seres que ha conocido durante su vida; sus reflexiones
rebotan desde ellos hasta sí misma: la introspección desempeña un papel
fundamental en estos versos en los que examina sus propias actitudes, sus
comportamientos, sus deseos -en muchos aspectos inalcanzables-, en los que,
partiendo de su pasado, analiza su presente y se pregunta por su incierto
futuro.
Todo ello se
recoge en los ciento cincuenta y un sonetos que configuran este poemario. El
soneto ha sido una modalidad estrófica largamente empleada por Juan Mena en sus
libros de poesía. Como sabemos, se trata de un tipo de composición ligada
-prácticamente desde los inicios de su cultivo- al tema amoroso. Llegados a
este punto, podríamos plantearnos dentro de qué temática incluiríamos este
libro: como se pregunta el autor, ¿se trata de poesía amorosa, erótica,
sexual…? ¿Sugiere o no la posibilidad de adoptar una perspectiva moral…?
Se abre así
un amplio abanico de posibilidades en el que cada lector podrá elegir la que
más se acomode a su sensibilidad, a sus sentimientos o a sus actitudes. Lo que
sí es un hecho cierto es que -aun respetando la construcción canónica del
soneto-, el autor emplea unos recursos lingüísticos que se sitúan en el ámbito
más coloquial, siguiendo la tendencia de algunos poetas de postguerra que
jugaron con las posibilidades que ofrecía el soneto y lo despojaron de
solemnidad. Y en estos, una Erothya ya anciana y curtida por alegrías y
desengaños, reivindica su vida pasada –“Un tren de sueños y de amor he sido”-
y, sobre todo, proclama que el balance fue, a fin de cuentas, positivo, por lo
que pide “Que nadie me eche en cara lo gozado”.
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.M C.armen García TejeraOpinión