martes, 26 de agosto de 2025

RECIENTES PUBLICACIONES DE LA TERTULIA RÍO ARILLO Y COMO A TRAVÉS DEL TIEMPO, EDITADA POR EDITORIAL DALYA


 

 

 

     BIBLIOTECA DEL CONCEJO

 C. Fuente-V, 33,
 24469 Villamartín del Sil, León

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 

                                   JUAN RAFAEL MENA

 

 

ANTOLOGÍA DE SONETOS SOBRE EL AMOR,  LA VIDA  Y LA MUERTE

 


 


 

 

 

 

 

 

 

 



 

PÓRTICO

 

 

Hay un niño que mira un cielo claro

igual que un mar azul de leve estío.

y bajo el corredor de un patio umbrío

en la imaginación busca su amparo.

 

Enciende un mundo. Conmovido y raro

va al caño, a la compuerta, a su bajío.

Ama el levante y su zumbel bravío,

la sapina, el estero en desamparo.

 

Huertas y Parque. Atardecer y aurora

le dan su luz en el mercado. Ignora

que todo cuando vive y ve ya es canto,

 

ya es verso con gentil caligrafía,

pero lo mira del revés un día

y todo aquello ahora le da espanto.

 

MIS TIEMPOS DIFÍCILES Y SUS ILUSIONES (I)

 

 

Escalones de mármol ceniciento

de esta lonja que he odiado sin motivo,

donde me gano el pan y donde

a espaldas de mi proio pensamiento.

 

Apenas tengo estímulomy aliento

para reconcentrarme en lo que escribo.

Es igual: lo que falta lo concibo

a costa de este largo aburrimiento.

 

Escalones de mármol donde tengo

mi juventud ya muerta y sepultada

y un impulso de rabia que contengo.

 

Mi vida es una tapia derrumbada

y sobre tanto escombro voy y vengo

a distraer mi rabia enajenada.

 

 

 

 

 

DE MIS TIEMPOS DIFÍCILES  Y SUS ILUSIONES (II)

 

Aquí se vede un corazón csnsado.

Quizá se vende porque está cansado

de en su rincón saberse derrotado

igual que una risible quijotada.

 

Hoy me sirve ya ni de almohada

para que se adormezca mi cuidado.

Acepto la amistad de este mercado

como si fuera un triste camrada.

 

Aquí se vende un corazón que era

una prometedora mercancía

y es ahora ceniza de una hoguera

 

Sin él mi vida es una mar vacía,

pero vuele a bañarme en la alegrçia

de cuando fui ignorante a mi manera.

 

LA  LLAMADA DE LA MUSA

 

Ese muchacho -altiva pelambrera,

cigarro y pantalón americano,

pañuelo azul al cuello, mano a mano

al mus, vino,  aceituna zapatera,

 

en el güichi, compaña calavera,

asedio con piropo de escribano,

tertulio del bribón y el hortelano

en la lonja ruidosa y verdulera-,

 

que ríe ajeno del azar oscuro

siente un día en su incierto claroscuro

la voz que lo deslumbra y maravilla;

 

es la musa que, a ocultas, lo aconseja,

se va a su casa y mus y güichi deja

para embarcar su alma en la cuartilla.

 


 

AÑOS DE ESTUDIANTE DE DON JUAN

ENTRE EL BALCÓN Y SU CUARTO DE ESTUDIO

 

 

     Soñabas tú de joven un asalto

con tu imaginación a la mujer.

Hubo un rostro capaz de estremecer

y que siempre te daba un sobresalto.

 

Esa imaginación de salto en salto

iba, de sus encantos, a leer.

Te costaba trabajo retener

un texto, de sosiego tú tan falto.

 

Después te sacudía el desconcierto.

Era el culpable aquel balcón abierto

y al cerrarlo te descorazonabas.

 

Arrinconado en tu impotencia el tema,

hasta que no escribías el poema

al rostro aquel, no te tranquilizabas.

 

 

COQUETEOS DE LA MUSA

 

 

Musa, la de la voz en la penumbra,

la que me exhorta a que el candor le abra,

la que trae el candil de la palabra,

la que con ojos de silencio alumbra;

 

la que mimosa me malacostumbra

y el poema en el éxtasis me labra;

la que el retorno hermoso me apalabra

y con su adiós después me apesadumbra.

 

Pero su ausencia pronto se desploma.

Cuando la evoco, su perfume asoma.

Sonríe y la intención ella se atusa.

 

Viene hasta mí desde el umbral oscuro.

Se quita el peplo hiriendo el claroscuro.

“¡Quédate ahí, no avances más, oh Musa!”

 


 

MUSA FIEL E ILUSIONADA CON SUS TEMAS

 

 

Me da mi humilde musa lo que ella persigue

alcanzar de los cielos, cicateros en dones,

eso que ella me obtiene de dioses pobretones

y con cara de pena de lástima consigue.

 

Fiel a su ayer la musa, menosprecia algún ligue

con revistas que dicen los versos con renglones.

Mi musa no se olvida del mar, los gorriones

y el crepúsculo… Cosas de las que nadie escribe.

 

Para feliz sentirse, como en un alquilado,

vivir no echa de menos en una antología.

Su soledad la musa como casa ha encontrado.

 

No embarcará en el muelle de la inmortal historia,

pero segura está de vivir algún día

en quien la lea y guarde un verso en su memoria.

 

 

II: FANTASÍA PARA UN PUENTE DE ZUAZO POÉTICO

 


Quiero verte en la aurora purpurina

cuando tu sol entre corales brilla

y surge de la póntica buhardilla

lanzando espuma tu graciosa ondina.

 

Entonces labraré tu perla fina

sentado a la frescura de tu orilla

grabándole una breve maravilla

que dejaré en tu nítida salina.



Quiero verte. Después, cuando me vaya,

cuando esté lejos de tu verde playa,

tal vez recuerdes a tu amante hombre;

 

me llamarás incluso con el viento

al ver la perla que en ti busca asiento,

¡aquella perla en que grabé mi nombre!

 

 

 

 

 

 

 

IBA POR TUS ANDARES —LO CONFIESO…

 

 

Iba por tus andares —lo confieso:

qué juncos de elegancia en las aceras—.

Iba por tu explosión de primaveras

que se llevaron mi albedrío preso.

 

Iba, celando mi mirar travieso,

yo, el más prudente de los calaveras.

Iba de cazador de veinteañeras

aspirante al trofeo de algún beso.

 

Pero tu voz fue mi aldabón de asombros,

mis ojos no bajaron de tus hombros

y olvidé el cuerpo que me arrebatara.

 

Quien quiso conquistar un continente,

se quedó en una isla solamente.

La isla inolvidable de tu cara.

 

 

NO ES VERDAD QUE LA ROSA ES UN ALJIBE...

 

 

No es verdad que la rosa es un aljibe
con rojas espirales de frescura.
Ni que es el viento la cabalgadura
del olor que no es visto y se percibe.

 

No es verdad que la tarde en su declive
es incendio que ahúma la espesura.
Ni que es la noche mina en voladura
donde un filón su yacimiento escribe.


No es verdad, no es verdad que el alba es pira.
Ni que la aurora es bóveda o vidriera.
Ni que el día su red de oro nos tira.



Nada, aunque de verdad me convenciera
la rosa o el viento o el día o lo que fuera,
pues menos mi dolor todo es mentira.

 


 

EL MAR, TU CONFIDENTE

 

 

Olas. Bores. Maretas.

El mar de verdes tules

(o quizás son azules)

con cenefas violetas.

 

Tus palabras discretas.

No me las disimules,

sino que las emules

a las brisas inquietas.

 

Tus palabras se callan.

Tras la voz amurallan

secretos de guardar.

 

No importa. El mar los sabe.

Que él esta historia acabe.

Que me la cuente el mar.

 

 

SI TANTO CUANTO VI…

 

 

   Si

tanto

cuanto

vi

 

mi

canto

planto

y

 

gusto

dio,

justo

 

sigo,

digo

yo.

 

 

 

 

 

 

 

 

EL MAR TE ACERCA EL OCASO

 

 

Oleajes:

qué leones,

qué invasiones

y abordajes.

 

Balconajes:

farallones

como halcones

de paisajes.

 

 

La marea

balancea

el ocaso.

 

Tan cercano

y a la mano...

¡Sólo a un paso!

 

 

TODOS COMENTAN DE TU CUERPO AIROSO…

 

 

 

Todos comentan de tu cuerpo airoso,

de tus ojos ladrones de miradas,

de tu voz en que quedan enredadas

las voces varoniles en su acoso.

 

Todos dicen que pierden su reposo

y te rinden las almas entregadas,

y te dan sus palabras anilladas

para lucirte como ufano esposo.

 

Mas detrás de la piel, en la entretela,

nadie advierte esa hermosa ciudadela

que espera a su sutil conquistador.

 

¿No habrá varón que sepa conquistarte

y sacar a la luz tu baluarte

de mujer hecha para un gran amor?

 

 

 

 

 

 

 

CELOS DEL MAR, SU MANO DE ESCANCANA…

 

 

Celos del mar, su mano de escancana.

por las piernas te sube en culebreos.

Celos del mar, que cunde en merodeos

por toda tú con rauda filigrana.

 

Tu calor a la espuma hace villana

y la invita a sus blancos galanteos.

Tu piel pide ciclón de abaniqueos

y el mar te da su ráfaga ovidiana.

 

Lo que a otras, el mar hace contigo.

Te seduce y me impone a mí el castigo.

¡Que te amo más de lo que te mereces!

 

Quédate con el mar, que yo me largo.

Bueno, me quedo. Bebo el trance amargo.

Es lo mismo que hiciera tantas veces.

 

 

DESNUDEZ DE CONCIENCIA

 

 

La soledad te da lo que tú eres

y, osada, te desnuda de ti mismo.

La soledad te pone en un abismo

o te ofrece abanico de placeres.

 

Puestos a un lado tantos menesteres

que hacen de ti un esclavo mecanismo;

puesto el oído a tanto verbalismo

que la experiencia triza en pareceres,

 

guarécete en un plácido refugio.

Vuelve la espalda a tanto subterfugio

y olvídate de cuanto te rodea.

 

Y cuando estés completamente tuyo

escucha sin palabras el murmullo

del tú mismo que, al fin, se desbloquea.

 

 

 

 

 

 

 

 

CHAVAL ENTONCES, FUI A LA PLAYA…

 

 

Chaval entonces, fui a la playa, en ella

descubrí a la mujer en sus orillas.

El agua te besaba las rodillas.

¿Eras casada, o célibe y doncella?

 

Corren las olas a tus pies, ardillas

que el viento entre las rocas las degüella.

Empezaste a dejar en mí tu huella

y en el alma un inicio de cosquillas.

 

Yo de mis libros me olvidé al instante

y también del poema principiante.

Te seguí preguntándome tu nombre.

 

¿Quién será esta mujer que me ha maltrecho

corazón y memoria y que me ha hecho,

de buenas a primeras, todo un hombre?

 

 

DE CÓMO NOS PERSIGUE LA NOSTALGIA

 

 

Recuerdo aquellos tiempos, ay, tristeza.

Recuerdo gentes, sueños que se fueron.

Los días gratos que se nos perdieron.

Los días llameantes de belleza.

e

Éramos muros de la fortaleza.

y los embates nunca nos vencieron.

Éramos rocas que se resistieron

y ra la risa la única certeza.

 

Nos hace señas tanta lejanía…

Quiere ser un ahora todavía.

Es inútil su puente de ilusión.

 

Ya no somos aquellos que cantaban

sin nunca imaginar que se dejaban

en ese hermoso ayer su corazón.

 

 


 

LUCHAR PARA MORIR

 

 

  Yo sé muy bien que soy un animal

y que este mundo es selva de la vida.

Yo sé muy bien que es pugna sostenida

y este vivir es siempre individual.

 

Aquí ya a nadie angustia el bien y el mal.

Lo importante es ganar esta partida.

Lo que importa es no darla por perdida

aquí, tan de lo grave a lo banal.

 

De la hiena, la risa más fingida.

Del león, su rugir de acometida.

De la gacela, el paso prudencial.

 

Todo para la triste despedida

de una historia que al mundo se le olvida

y que un día acabó en el hospital.

 

 

RINCÓN DEL DEPRESIVO

 

 

  La depresión su carpa te echa encima.

La tristeza en su pozo te silencia.

La abulia en tu desgana se querencia.

La memoria te sella desestima.

 

No te asomes al filo de esa sima.

No afines el perfil de tu experiencia.

No pulas el pesar de tu conciencia.

No escuches esa historia monorrima.

 

Da calor en tu oído a este consejo.

Da cabida al aliento de un amigo.

Da adiós al lloro que de ti yo alejo.

 

Yo, que sin la palabra te lo digo.

Yo, que a tu lado todo el día sigo.

Yo, que soy tú mirándose al espejo.

 

 

 

 

 

 

 

 

BALANCE DE GANANCIAS Y PÉRDIDAS

 

 

Agotada la tarde, se postra en la azotea

cuando el último sol se arrastra por pretiles.

Los astros, poco a poco salen de sus rediles

y el infinito el lomo de su silencio arquea.

 

Cancelado el trabajo, tu ocio se procrea.

Puedes pensar y caes en máximas seniles.

No eres ya aquel donjuán de prendas tan viriles.

La fragua de la edad tus metales moldea.

 

Recuerdos, no ilusiones paridoras de gozos.

A trasmano te quedan aquellos años mozos.

Ahora, de lo pasado rememorar la gloria.

 

Sin embargo, a pesar de tus éxitos, hay

siempre un pesar de ayer exclamando su ¡ay!

Agrio vino en el vaso que ahora es tu memoria.

 

 

POETA  RETROSPECTIVO

 

 

Siempre pensando en tus atardeceres

como poeta de otros tiempos idos.

Poeta de los versos desoídos

hoy por praxis y prisa en los deberes.

 

Tú descansas y aduermes tus quehaceres

en esos ratos que ya están rendidos.

Te ves en tus espejos más queridos

y vuelves a encontrar al que tú eres.

 

Nostalgia de tu ayer se te diría.

Perdido en una vieja antología

en que la que aquel ayer te da consuelo.

 

Y es que miedo te da lo que ahora miras:

un mundo de mercados y mentiras

que ignora la belleza y niega el Cielo.

 

 

 

 

 

 

 

 

HISTORIA SIEMPRE INÉDITA DEL VERANO

 

 

Voy bebiéndome días de verano.

La memoria me sirve de garganta.

Gaviota la brisa, vuela y canta.

El mar ondea su perfil lejano.

 

Tú vas con otro, alegre, de su mano.

Compañía que a mí me desencanta.

(Que dicho vulgarmente, me atraganta.

Pero lo considero tan humano…).

 

Tú vas con otro y yo paseo a solas.

Como en coro, me animan estas olas.

Me dicen que este mal de amor afronte.

 

Olvidado de ti, me da consuelo

ver que el ocaso en el pretil del cielo

lagrimea de rojo el horizonte.

 

 

DEL INSTINTO AL ESPÍRITU

 

 

Mirábamos los labios del ocaso

besar la boca del anochecer.

Delicia conversar, mirar, leer

en aquel tu doméstico parnaso.

 

Whisky bebimos en el mismo vaso

y más emocionante fue beber

del libro y de tus labios mi placer

de ser amante, aunque en destreza, escaso.

 

 

¡Qué inolvidable ha sido luego, y tanto!

Yo iba de Apolo y, mientras, entretanto,

tú de Venus y no nos entendimos.

 

No llegamos a un buen entendimiento

de hablar de pensamiento a pensamiento

hasta que al Eros niño el diezmo dimos.

 

 

 

 

 

 

 

MAR DESGRACIADO

 

 

Del mar me llegan olas desdichadas

que lloran los naufragios sucedidos.

Hombres, barcos y mitos ya perdidos:

historias ni en los libros recordadas.

 

Las olas se suceden deshojadas

de la espuma y los vientos desoídos.

Sueños ahogados, nombres sumergidos

que graznan gaviotas desnortadas.

 

Dolor será para los familiares

que con horror recuerdan esos mares

que sepulcro de tanta gente fueron.

 

Pero, además de eso, yo le añado

tu amor, aquí en la arena sepultado.

Amor con besos que traición me hicieron.

 

 

¿SABRÁ EL MAR...?

 

 

¿Sabrá el mar en su amarga resonancia

—tan confidente el mar de nuestra historia,

él, con tan espumosa vanagloria—,

que a los dos nos separa la distancia?

 

¿Le dará pena nuestra circunstancia?

Quizás. Le pesa mucho en la memoria

lo que fue nuestra crónica amatoria

tal vez aún viva en su salobre estancia.

 

Él de menos nos echa y nos evoca,

con su rumor verdusco nos convoca

pero nosotros no le hacemos caso.

 

Tú y yo con otro y otra, y él ignora,

mientras nos llama y en la playa llora,

que olvidamos los dos ya aquel fracaso.


 

DESDE LA JUVENTUD IZA BANDERA EL AMOR

 

 

Desde la juventud iza bandera

el amor tremolando sus deseos.

Por esos años, calles y paseos,

va con cestos de flor la primavera.

 

Tu mirada, una red; brisa playera

tu voz, leve el tañer de taconeos.

Un disimulo para mis rodeos,

temiendo yo que en esa red cayera.

 

La vida, con sus trampas y traiciones,

sus equívocos ramos de ilusiones…

Por el amor me vi nudo de enredos.

 

Otras mujeres que me hicieron cara…

Mujeres que por ti yo las dejara.

Tú, candil, en mis noches y mis miedos.

 

 

DECLINACIÓN DE TI EN DISPUTA CON EL MAR

 

 

Declino el mar: el mar que te esperara

con el nominativo de tu nombre.

Vocativo: oh este mar que hiciste hombre

y que con tanto azul él te abrazara.

 

Genitivo: es del mar si se entregara

tu cuerpo al oleaje que él te alfombre.

Con cantata de sal y sol te nombre

si es que a tus pies te caracoleara.

 

Dativo: el mar ya es tuyo cuando canta.

Para ti es caracola su garganta.

Tuyo el gong de su embate persuasivo;

 

mas ¡ay! que tú eres mía, oculta amante,

y nunca de ese mar aunque él te cante

con el dolor de todo su ablativo.


 

IGUALES EN AMOR Y SUFRIMIENTO…

 

 

Iguales en amor y sufrimiento.

Dos gavillas unidas por la suerte.

Como yo, tú, mujer, débil y fuerte,

como yo, en el valor y el desaliento.

 

En la esperanza encuentras el sustento

como yo, y el dolor te deja inerte

como a mí, los dos, reos de la muerte

que ha de llevarnos con su adiós el viento.

 

Pero tú eres la tierra, la elegida

por la naturaleza, que te ha dado

para que la perdures ese don

 

de ser madre y la fuente de la vida

y compañera por la que ha llegado

el hombre a engalanar su corazón.

 

 

ME CREÍSTE UN TAIMADO LIBERTINO…

 

 

Me creíste un taimado libertino,

yo, galán de una hora aventurera.

Malhumor me pusiste por frontera

recelando un rodeo clandestino.

 

No me veía como un inquilino

tu corazón, hermética barrera.

viendo en mis frases a un don Juan cualquiera,

celando en lo cortés el desatino.

 

Mas percibí el temblor de tu inocencia

y puse boca abajo mi experiencia

de hombre de mundo frente a ti, expectante.

 

Gracias te doy, y es porque de repente

me supe un tembloroso adolescente,

todo rendido en aprendiz de amante.

 

 

 

 

 

 

 

LA MAR QUE TÚ ME OCULTAS SE HA ESCONDIDO…

 

 

La mar que tú me ocultas se ha escondido

como aliado de tu verecundia.

Le tiene miedo el mar a su facundia

y por eso se ha desaparecido.

 

La historia que vivimos tú y yo ha sido

azul idilio en esa mar de enjundia.

Comprendo de este mar esa iracundia.

Lo doy por ello al mar muy bien perdido.

 

Mas, ¿qué haremos si el mar ya no volviera

a mirarnos, cantarnos como hiciera

antes de que con rabia se ocultara?

 

¡Abre los ojos ya, que el mar querría

salir y hablar si a ti no te importara

que los demás supieran que eras mía!

 

 

POR TI, POR TUS CONFINES ME HE BEBIDO…

 

 

Por ti, por tus confines, me he bebido,

Polifemo en mi cueva evocadora,

de su lagar el vino de la aurora

y, Dioniso a tus pies, he enloquecido.

 

Pirata sin un barco por Cupido

y sin poder gritar desde una eslora,

tan tuerto y manco, y sin timón ni prora,

me eché a tu mar de nauta forajido.

 

Por ti he llorado lágrimas de risas.

Por ti he subido a un torreón de brisas

y sólo obtuve el eco del vacío.

 

Mas sé que tras tu anillo de atadura,

tu corazón ansiado y sin captura

lloró de rabia porque no era mío.

 

 

 

 

 

 

 

SI EL MAR, DE TI CELOSO, ADIVINARA…

 

 

Si el mar, de ti celoso, adivinara

que tú me amas, se enfurecería.

Maretas en su grupa montaría,

percherón que en las playas galopara.

 

Cual si por boca de naufragio hablara,

con bores de dolor te aterraría;

o a tus pies, perro, se enternecería

rogando que tu voz lo acariciara.

 

Con la noche, se duerme en tu regazo.

Ahora agavillemos este abrazo.

En su alféizar, la luna de testigo.

 

Cuando despierte, ya la luna es ida

y él me dará otra vez la bienvenida

a  mí, traidor y su mejor amigo.

 

 

TU MANO ESTA, ALHELÍ, SOBRE LA MÍA...

 

Tu mano está, alhelí, sobre la mía.
Tu mano, animalito de ternura.
Tu mano, que calienta, que perdura.
Tu mano, lazo de tu cercanía.


Déjala, que es suave compañía.
Déjala, que es la puerta más segura.
Déjala, que es mi cálida espesura.
Déjala, que es compás de mi armonía.

Tu mano es mi más clara trayectoria.
Déjala y no me quites su sosiego.
Tu mano, cuenco ardiente de mi historia.


Déjala, que mantenga siempre el fuego.
Tu mano, donde entierro mi memoria.
Déjala. Te lo pido como un ciego.

 

 

 

 

 

 

 

 

EL MAR Y TÚ, UN DELIRIO DE AZULEJOS…

 

 

El mar y tú, un delirio de azulejos.

Joyería era el mar de aquel verano,

A toda caza iba de tu mano

Sólo pude tocarte los reflejos.

 

Te me fuiste entre barcas y aparejos.

Tú, mi deseo nómada, a trasmano.

Te perseguí en un mar que era ovidiano.

Carro las olas, te llevaban lejos.

 

Como amigo ese mar se me ha ofrecido.

El mismo mar que a ti te ha poseído.

Le pregunto por ti, que dónde hallarte.

 

Él con sus oleajes me responde.

Sé que en vidrioso dédalo te esconde.

No sería varón de no encontrarte.

 

 

EL MAR QUE COMO A UN ÁNFORA VOLCABA…

 

 

El mar que como a un ánfora volcaba

en tu cuerpo un filón de pedrería,

me gruñe y lanza con altanería

olas con mala espuma a cual más brava.

 

Mal amigo este mar que me contaba

cuando yo a solas a su andén venía,

y él era tren de la melancolía,

historias que a mis pies cabrilleaba.

 

Después de que yo al mar te presentara,

se enamoró de ti como si fuera

tu cuerpo cala donde él descansara.

 

Pero, por mucho que te poseyera;

pero, por mucho que ese mar te amara,

¡no te amaría como yo lo hiciera!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TRAJE AL MAR A QUE TE DIVIRTIERAS…

 

 

Te traje al mar a que te divirtieras

y en su orilla tu paz cabrilleara,

y que tu cuerpo se enmoreneara

hasta que a pan caliente me supieras...

 

No adiviné que el mar te enamorara

y que tú noche y día lo quisieras.

No supuse que luego enloquecieras

y tu cuerpo a las olas se entregara.

 

Suya él te hizo para modelarte

y en su jardín de espuma retenerte

y, favorita de su harén, amarte.

 

A mí me debe el mar su buena suerte:

mientras que es sólo mi consuelo verte,

él se lleva, bribón, la mejor parte.

 

 

NO QUIERO VER EL MAR, EL QUE CANTARA…

 

 

No quiero ver el mar, el que cantara

cuando de adolescente aquí viniera

y era amigo leal al que a su vera

bisoños versos le desperdigara.

 

Desde que tú llegaste y te enjoyara

con diamantes de agua y te vistiera

de escancana nupcial y te pusiera

un anillo de sal y te enlazara,

 

él, celoso, me brama y me rehuye

y entre calas ocultas se recluye

para a solas estar, manso, contigo.

 

Desde entonces, mendigo de tu ausencia

y huérfano del mar de mi querencia,

no tengo amante ni tampoco amigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

SI EL MAR  QUE A TI  TE ENJOYA  ME ESCUCHARA…

 

 

Si el mar que a ti te enjoya me escuchara

y su halago de espuma detuviera;

si el mar que te moldea me entendiera

y por unos momentos se parara,

 

sabría lo que nunca soportara

si mi verso entre olas le dijera...

Si mi verso su risa malhiriera,

dragón sería que se revolcara.

 

A pesar de que él brilla por quererte

y cabrillea para entretenerte,

no te amará como yo puedo amarte.

 

Ni te asirá como yo puedo asirte

para besarte, y luego maldecirte

cuando a la orilla él viene a reclamarte.

 

 

LA RÁFAGA DE BESOS QUE TE DI

 

 

La ráfaga de besos que te di

ametralló el minúsculo dintel

de tu boca, recóndito vergel

en que mi verso ardiera en frenesí.

 

Pues desde el primer día en que te vi

fue tu mirada acogedor cancel

que de mi frío se apiadó, lebrel

a tus cálidas plantas, y otrosí

 

que siempre va de tu excelencia en pro,

y es que opusiste a mi arrebato un no

y a conquistarte le obligó a mi afán.

 

¡Briega difícil para un timonel

que domó entre zozobras un bajel

del que tu amor me hizo capitán!

 

 

 

 

 

 

 

 

NUEVO NACIMIENTO A ORILLAS DEL MAR

 

 

Aquí me olvido de que el mal existe.

Aquí venimos a que el mar sonría.

Aquí, a que el mar nos haga compañía,

Aquí damos la espalda a cuanto es triste.

 

Aquí nuestra memoria se resiste

a los malos recuerdos que traía.

Aquí el mar con sus olas los enfría

a pesar que lo pérfido persiste.

 

Aquí brisa y espuma nos divierten.

Aquí llantos en risas se convierten.

Aquí la depresión se vuelve euforia.

 

Aquí venimos con el grito encima:

Aquí, tal como Bécquer, en su rima*

a que el mar nos arranque la memoria.

 

 

MAR DESAFIANTE

 

 

El mar que como a un ánfora volcaba

en tu cuerpo un filón de pedrería,

me gruñe y lanza con altanería

olas con mala espuma a cual más brava.



Mal amigo este mar que me contaba

cuando yo a solas a su andén venía,

y él era tren de la melancolía,

historias que a mis pies cabrilleaba.



Después de que yo al mar te presentara,

se enamoró de ti como si fuera

tu cuerpo cala donde él descansara.



Pero, por mucho que te poseyera,

pero, por mucho que ese mar te amara,

¡no te amaría como yo lo hiciera!

 

 

SI EL MAR, OH AMOR, A TI TE PREFIRIERA

 

 

Si el mar, oh amor, a ti te prefiriera,

y no al verso que yo le regalara;

si el mar a grupa suya te montara

y en sus brazos de olas te meciera,

 

no por eso yo menos te quisiera

y ni por ello menos te cantara;

no por eso yo menos te ensalzara

y ni mal viese que él te poseyera.

 

¿Qué puede hacer ante ese mar que brama,

que brilla, que se exalta, que te llama,

que te apadrina, nueva Venus, oh?

 

Pero esa duda no te desespere.

Te quiero tanto como el mar te quiere.

¿No somos uno, al fin, el mar y yo?

 

 

DILEMA ENTRE EL MAR Y TÚ

 

 

 

Te cabe todo el mar entre tus brazos.

O no es tan grande el mar como parece

o en tus ojos el mar desaparece

entre rumor oculto y maretazos.

 

Los dos no me cabéis entre mis brazos

Menos aún si la marea crece

y el mar en tus pupilas reverdece

dando en tu corazón aldabonazos.

 

Asomarme a tus ojos me da miedo.

Tras mi temor me parapeto y quedo.

Si un dilema de pronto me obligara,

 

entre tú y mar a quién yo prefiriera...

¿Qué haré sin mar si a ti te poseyera?

¿Qué haré sin ti el mar se me entregara?

 

 

 

 

 

HISTORIA DE AMOR JUNTO AL MAR

 

 

Si el mar, oh amor, a ti te prefiriera,

y no al verso que yo le regalara;

si el mar a grupa suya te montara

y en sus brazos de olas te meciera,

 

no por eso yo menos te quisiera

y ni por ello menos te cantara;

no por eso yo menos te ensalzara

y ni mal viese que él te poseyera.

 

¿Qué puedo hacer ante ese mar que brama,

que brilla, que se exalta, que te llama,

que te apadrina, nueva Venus, oh?

 

Pero esa duda no te desespere.

Te quiero tanto como el mar te quiere.

¿No somos uno, al fin, el mar y yo?

 

 

MIRA LA PLAYA, EN QUE OLAS VAN Y VIENE…N

 

 

Mira la playa, en que olas van y vienen

y borran esas claves nominales

que escribieron amores estivales,

y los otoños luego no retienen.

 

Nuevas arenas surgen, sobrevienen

para nuevas historias memoriales.

Después, olas de asedios otoñales

harán que nuevos nombres desordenen.

 

A ejemplo de la playa, tu memoria

ha de borrar las huellas de esa historia

que yo viví con otro amor un día.

 

Amada, ven al mar y de él aprende

que quien olvida es quien mejor defiende

en el alma su playa de alegría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ELLA SE ACORDARÁ DE MÍ, ES SEGURO…

 

 

Ella se acordará de mí, es seguro

como me acuerdo yo de ella también.

Mas eso ya en nosotros no está bien

cuando hay entre los dos un alto muro.

 

Nos recordamos como en claroscuro.

Nuestros acompañantes no nos ven

y por mucho cariño que nos den,

nos recordamos como en un conjuro.

 

Ni ella ni yo lo intentará: de nuevo

vernos para probar como un relevo

de amor a lo que ahora es un deber.

 

Los recuerdos se cruzan a distancia,

yunque en silencio tanta resonancia

por un idilio que no pudo ser.

 

 

AMOR QUE QUIERE OLVIDAR QUE TIENE SU FIN

 

 

Al sol salimos. Lúdico el paseo.

Lejos se entona el mar, brisa su clave.

Chirría el cielo si lo horada un ave.

El día ya desnuda su ajetreo.

 

Él, del reloj, se siente siempre reo

Envejece la tarde, lenta y grave.

Vecina del crepúsculo se sabe.

De las sombras recela el merodeo.

 

Probamos el dulzor de este camino.

Se hunde el día en su lila vespertino.

De regeso, la vida nos reanude.

 

A nuestra espalda queda el cementerio.

Que el más allá se quede en su misterio

y a olvidarlo este beso nos ayude.

 

 

 

 

 

 

 

 

SOL DE TU LEJANÍA

 

 

Casa que se me abre en la memoria.

Tu voz que puso en fiesta a mis sentidos.

Testigos son los muebles sorprendidos.

El beso como prólogo a una historia.

 

Luz que en mi anochecer fue palmatoria.

Savia tú en mis recuerdos repetidos.

Resplandores que fueron mis latidos.

Ayer del beso, lumbre evocatoria.

 

La historia, rota, que se recompone.

Lejano sol que nunca se me pone.

Calor me arrima en este ocaso viejo.

 

Luciérnaga en mis noches sin frontera.

Fulgor tú en mi nostalgia de manera

que vivo ya de sólo tu reflejo.

 

 

DECLINACIÓN DE TI EN DISPUTA CON EL MAR

 

 

Declino el mar: el mar que te esperara

con el nominativo de tu nombre.

Vocativo: oh este mar que hiciste hombre

y que con tanto azul él te abrazara.

 

Genitivo: es del mar si se entregara

tu cuerpo al oleaje que él te alfombre.

Con cantata de sal y sol te nombre

si es que a tus pies te caracoleara.

 

Dativo: el mar ya es tuyo cuando canta.

Para ti es caracola su garganta.

Tuyo el gong de su embate persuasivo;

 

mas ¡ay! que tú eres mía, oculta amante,

y nunca de ese mar aunque él te cante

con el dolor de todo su ablativo.

 

 

 

 

 

 

 

 

LA MITAD DE LA SATISFACCIÓN

 

 

De ajetreos diurnos la noche se desnuda
y las ganas de asueto su boca despereza.
Él de todo el ropaje de la prisa se muda
y respira, ya en calma, un aire de pereza.

Se acerca a la almohada y a su amor la saluda
y con beso y susurro su coqueteo empieza.

Calor buscan los suyos, que lo mueve a que acuda
a ella endulzando el mimo de una delicadeza.

Mas la esposa, rehén del cansancio, está inerme
de unas frases recíprocas y, entretanto, se duerme,
y él con voz de melaza asiente y se va yendo.

De pronto, se detiene y la mira un instante,
y se siente orgulloso de ser esposo amante:
pasados tantos años, y aún la sigue queriendo.

 

 

CUANDO DE TI NO QUEDE NI MEMORIA…

 

 

Cuando de ti no quede ni memoria

de tu nombre en lejanos descendientes

y de mí dos poemas decadentes

y entre dos fechas mi herrumbrosa gloria,

 

nadie se hará una idea de la historia

que vivimos los dos, adolescentes,

y tan primaverales e inconscientes

que obviamos la advertencia disuasoria.

 

Mas si algo de aquello hoy te quedara,

y en mí también un poco subsistiera,

alegrémonos pues, que eso fue acaso

 

lo mejor que en el mundo nos pasara,

después de ver mentiras por doquiera,

viejos los dos y con la muerte a un paso.

 

 

 

 

 

 

 

 

LOS DOS POR LA ALAMEDA. EL MAR, DELANTE.

 

 

 

Los dos por la Alameda. El mar, delante.

Caen en la bahía una a una

las caras sucesivas de la luna.

Nos da su adiós un buque navegante.

 

Caminamos…¡Sorpresa palpitante!

La novia a la que amé como a ninguna

nos la pone la suerte inoportuna

enfrente, altiva y sin acompañante.

 

Mas, conforme se acerca, mira al lejos…

No muestra ni un asomo de entrecejos,

u oculto va para que no se advierta.

 

Y mi amada me besa de repente

ignorando que pasa indiferente

junto a nosotros una historia muerta.

 

 

VIVIMOS HOY REHENES DEL DINERO…

 

 

Vivimos hoy rehenes del dinero,

remando en su galera despiadada

y agradeciendo el rol de la peonada

para una subsistencia de asidero.

 

Las horas con su sino jornalero,

el rendimiento, sangre calcinada,

las calles con su turba ajetreada,

libre de horarios con tic-tac negrero.

 

Después de tanto tráfago, te siento

cercana con el vaso de tu aliento,

agua de ti donde yo bebo calma:

 

tu voz, dulce inquilina de mi oído,

tu beso entre mis labios retenido,

tu risa repicándome en el alma…

 

 

 

 

 

 

 

 

SÓLO TU AMOR ME LIMPIA DE GRISURA…

 

 

Sólo tu amor me limpia de grisura

con que el vivir oxida a nuestros años.

Tu amor me sube, amada, a los peldaños

de un ático en que veo la ventura.

 

Sólo tu amor me evita la tristura

en que caer nos hacen tantos daños.

Tu amor, cuando ha llegado a mis redaños,

hace que el verso tenga más dulzura.

 

Hace que el verso que te hilvano ahora

se haga música lenta y con demora.

Se nos haga reposo vespertino

 

después del día que ya atrás dejamos

hueco y respiro donde nos amamos,

rico revés de este vivir mezquino.

 

 

EL HIJO SE TE SUBE POR TU GOZO…

 

 

El hijo se te sube por tu gozo.

Levadura es tu mes de embarazada,

emoción de tu sangre afortunada,

tu horno de embarazo es tu alborozo.

 

El hijo es leve, diminuto esbozo,

mas con una promesa agigantada.

El hijo enciende luz de una alborada

de un día con la sombra aún por embozo.

 

Un porvenir de oro le imaginas.

Un viaje feliz le vaticinas.

Vivir entre el sudor y la quimera.

 

No habrá en la tierra nada más seguro

que el vientre de una madre ni un futuro

como el que ella de su vientre espera.

 

 

 

 

 

 

 

 

TE MIRAS AL ESPEJO CON TEMOR…

 

 

Te miras al espejo con temor

de que no sea tersa ya tu piel.

Tienes miedo a los años que en tropel

nos vienen para todos con rigor.

 

Te obsesionas que llegas a mayor

y te vas alejando del vergel

de esos años que saben aún a miel

y gozan todavía su esplendor.

 

Si es limitada la naturaleza,

no olvides que subsiste la belleza,

si no por fuera, sí bajo la tez.

 

Que nunca está la juventud perdida,

porque quien ama y lucha por la vida

vuelve a ser joven una y otra vez.

 

 

 

CUANDO LLEGUES A ANCIANA RECORDARÁS, SEGURO…

 

 

 

Cuando llegues a anciana recordarás, seguro,

los momentos de amor que ambos entretejimos

y que con gratitud por dentro retuvimos

como si se colgaran trofeos en un muro.

 

En la vejez parece que todo es un conjuro

de pesares de errores que un día cometimos.

Mas la memoria olvida también lo que sufrimos

y un provecho de luz nos saca de lo oscuro.

 

Cuando el pasado sea lejanía angustiosa

y los años nos digan adiós desde muy lejos,

sonríe y canta como tal una adolescente.

 

No olvides que se puede cultivar una rosa

con la mano temblando y los dedos ya viejos

pensando que el ayer todavía es presente.

 

 

 

 

 

 

EN LA VEJEZ, UN DÍA TE EXTRAÑARÁS QUE VIVES…

 

 

En la vejez, un día te extrañarás que vives

de nuevo, pero ahora de la memoria, rea;

presa de unos recuerdos te verás, que reescribes,

punzón esa nostalgia, cuando el ayer se hojea.

 

Soportarás por dentro un alud de declives

mientras que en la experiencia una emoción verdea

y, aunque las ilusiones de entonces te prohíbes,

gozarás ese ahora que en su ayer se recrea.

 

Solitarios que estamos a más años cumplidos,

a pesar de que añores esos tiempos ya idos,

si amaste te darán una vid vendimiada.

 

Vive, pues, el amor y tu sueño enarbola

para cuando esos años vengan a verte sola,

sean mosto en que te bebes tu vida recordada.

 

 

DE AHORA EN ADELANTE, TÚ, MEMORIA…

 

 

De ahora en adelante, tú, memoria,

no me herirás con dagas de pesares.

Tu almacén de oxidados avatares

voy a cerrar sin pena ya ni gloria.

 

Sólo me habrá de enamorar la historia

que me invente en mis altos alminares.

Mi fantasía, faro en altas mares,

buscará una pleamar de escapatoria.

 

Memoria, serás pasto del olvido

y tú, mi fantasía, habrás sabido

hasta el mástil trepar de la experiencia.

 

Abajo, tú, memoria: lo pasado,

y arriba ese mañana deseado.

Tú, oh fantasía: mi supervivencia.

 


 

TU VOZ, SÓLO TU VOZ COMO UNA BRISA

 

 

Tu voz, sólo tu voz como una brisa

que levanta a mi ánimo caído.

Tu voz, por la que vivo conmovido.

Tu voz, que me mantiene con su risa.

 

En ella se descansa de la prisa

que nos violenta el pecho y su latido.

En ella yo me sé como acogido,

hospitalaria siempre tu sonrisa.

 

Tu voz tan solamente es mi consuelo

y ella es también como mi firme suelo

de esta vida, crüel su zarandeo.

 

Sólo a tu voz mi desazón se anuda

y, como un ciego a ras del ajetreo,

tu voz es lazarillo que me ayuda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CASA, NAVÍO ANCLADO EN LA MAÑANA…

 

 

Casa, navío anclado en la mañana,

tiene las jarcias como tendederos

y las antenas como masteleros,

la cubierta con golpes de persiana.

 

Se alegra con el fin de la semana

celebrando deleites domingueros

repitiendo momentos placenteros

que ayudan a tirar de la desgana.

 

Pero este nuestro emocional navío

va por el mar del tiempo navegando

con nosotros, sus fieles tripulantes.

 

No temamos tormentas o desvío,

si los escollos vamos sorteando

tú y yo, amada, marinos tan amantes.

 

 

MÚSICA QUE DA TONO A MI MEMORIA…

 

 

Música que da tono a mi memoria.

Amor que puso en fiesta a mis sentidos.

Belleza de momentos retenidos.

Amanecer que es mi mejor historia.

 

Luz que ha sido después toda mi gloria.

Savia tú en mis recuerdos repetidos.

Resplandores que son como latidos.

Fuego tu beso, lumbre evocatoria.

 

Día interior, caliéntame mi pena.

La emoción de tu voz mi paz ordena.

Calor me arrima en este ocaso viejo.

 

Luciérnaga en mis noches sin frontera.

Fulgor tú en mi nostalgia de manera

que vivo ya de sólo tu reflejo.

 

 

 

 

 

 

 

EL POETA Y SUS GÓNDOLAS DE ROSAS

 

 

El poeta y sus góndolas de rosas

por el agua de los atardeceres…

El filósofo, a gusto con sus glosas,

en la atalaya de sus pareceres…

 

La vida con sus manos ambiciosas

dando perfil a hombres y mujeres…

Tú, buscando el dulzor de tus placeres,

aunque placeres de pequeñas cosas.

 

Para ti no florecen más laureles

ni saboreas más dilectas mieles

que este vivir en paz y sencillez.

 

Crezcan los hijos y la vida siga.

Haya trabajo y que el amor bendiga

ser mortal y feliz, justo a la vez.

 

 

ÚLTIMA ESTACIÓN DEL AMOR

 

 

Anochece. La casa se arrellana

en la vieja costumbre del reposo.

Todo lo que en el día ha sido acoso,

es ahora fruición de la galbana.

 

El amor ya no vibra ni se afana

como en los días del ufano esposo.

El amor no es el labio deseoso

de entonces y, su siempre a flor, la gana.

 

Ha anochecido. Todo se serena.

Tras aquella pasión joven y plena,

ternura y compañía por testigos.

 

Seguimos todavía siendo amantes

y seguimos queriéndonos a instantes,

pero también, a instantes, como amigos.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

I I

 

 

 


 

   RETRACTACIÓN DE LA VERDAD

 

 

Se sabe a solas como están los ríos,

las montañas, los páramos, la duda.

La verdad, prostituta, está desnuda

y ya ni cuenta cuántos son los tíos...

 

Ha optado la verdad por sus desvíos:

ser sincera sin nada que la escuda.

Vive en su podredumbre y no se muda:

cubil y mugre son sus atavíos.

 

Sabe que no defenderá la historia,

ni a Dios ni al hombre, ni hablará tampoco

en nombre del amor y la justicia.

 

 

 

 BLANCA DE AMOR, TRADUCES LA MAÑANA…

 

 

 

 

Blanca de amor, traduces la mañana.

Tus labios izan pabellón de risas.

Cordaje es tu cabello para brisas

a pesar del pespunte de una cana.

 

En la losa tu pie, la ciudad gana,

pues calmas su ajetreo si la pisas.

Se remansan en ti todas las prisas,

¡tú, que zozobras llevas de fulana!

 

Pero a esa barca con timón de calma,

sé que, hambrienta de amor, le cruje el alma

aun con el sonreír de una cualquiera.

 

De vuelta a tu cubil, nadie adivina

que dejaste caer en cada esquina

un amor que el dinero te encancera.


 

DE TODAS LAS MÁS SABIAS ENSEÑANZAS..

 

 

De todas las más sabias enseñanzas.

de todos los más altos magisterios,

de todos los más místicos misterios

 

y en la cima de las adivinanzas,

 

 

hay un saber que es culmen de alabanzas

y se merece todos los sahumerios.

Un saber que domina planisferios

y es la sal de las bienaventuranzas.

 

Quien esté de esta alforja proveído,

quien vuele en esta águila subido

observará con pena a los humanos.

 

Sobre la santidad, sobre la ciencia,

hija espúrea y ruin de la experiencia,

está la Astucia de los más mundanos.

 

 

                  

ESTÁS COMO LOS MONTES SOLITARIOS…              

              

 

 

Estás como los montes: solitario.

Isla a la que fustigan las tormentas.

Cementerio discreto de osamentas.

Torre de un olvidado campanario.

 

 ¿Qué se ha roto en quien fuera hospitalario?

¿Hasta qué piel le sangran las afrentas?

¿Balance agraz de anécdotas y cuentas?

¿Autoexilio a un planeta imaginario?

 

¿Vivir con otros, cuerda de serviles,

o con búhos de tácticas sutiles,

revés de un hombre, espejo verdadero?

 

Imposible es quizás la convivencia

del mundo y de quien oye su conciencia.

¿Ser ciudadano y a la vez sincero?

 

 

                        

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


LA MENTIRA, DUEÑA DEL MUNDO

 

 

Teje a diario velos la mentira.

Que es su telar la lengua que las dice.

Todo el mundo las ve, las contradice

mas nadie de su boca las retira.

 

Para mentir se nace y se conspira.

De ese mentir ninguno se desdice.

Todo avisa que nos familiarice

con ella, que así el pobre mundo gira.

 

La mentira nos hace ciudadanos

y nos mentimos a pesar de hermanos,

Sin ella no podríamos vivir.

 

Por eso es la mentira inevitable.

Que el mundo no sería ya habitable

si dejamos la gente de mentir.

 

¿RESENTIMIENTO O DESENGAÑO?

(HOMENAJE A CHARLES BAUDELAIRE)

 

              ¿Qué es el arte? Prostitución.

                                 Charles Baudelaire

Hoy vengo de academias y ateneos,

de libros, de tertulias, literatos,

conferencias, poemas y relatos,

certámenes, jurados con flirteos.

 

Todo ese mundo es pira de deseos,

fama y dinero con momentos gratos,

revés de nombres para los maltratos

en reuniones con falsos discreteos.

 

¿Dónde gentes hallar que no se insidien.

limpias de corazón que no se envidien

tras de la hipocresía clandestina?

 

Entro en un puticlub donde olvidarme

de artistas y poetas y alegrarme

con sexo, chiste, ordinariez, cocina.

 

MÁSCARA OBLIGADA

 

 

Somos deudores de la hipocresía,

pero un arte de máscara nos guarda.

Aunque por dentro la verdad nos arda,

la apaga arteramente la falsía.

 

Una sonrisa y la mirada fría

es la envidia que calla y se acobarda.

La máscara la oculta y la resguarda,

incluso le aconseja que sonría.

 

Solamente el feliz la deja a un lado

cuando ve con desdén al desgraciado

y al que la vida tira su venablo.

 

Infelices, llorones y envidiosos,

despectivos, hastiados y orgullosos…

¡A unos y otros los confunda el diablo!

 

 

LA NECESARIA ESTUPIDEZ

 

 

Detrás de una mirada hay un fusikl

y un cuchillo en el gesto de un saludo.

Tras unn silencio, un anatema mudo

y tras de una sonrisa, un proyectil.

 

Mil desengaños nos llevamos, mil

disgustos nos aprietan bien su nudo,

pero la ingenuidad es un escudo

que aliena y hace al hombre más pueril.

 

Olvidamos con las satisfacciones

y  reanudamos nuestras relaciones

ilusionados una y otra vez.

 

Cuchillos, proyectiles y anatemas

no nos destruyen las estratagemas

de nuestra necesaria estupidez.

 

 

 

 

 

 

 

 

LOPE DE VEGA, CON 54 AÑOS, CONOCE A MARTA DE NEVARES,

JOVEN CASADA, PERO, AMÁNDOSE, SE ENTENDIERON

 

En el aire, la media tarde quieta.

Un jardín. Se saludan invitados.

Sonrisas. Comentarios. Preparados

músicos, la  que canta y un poeta.

 

La que canta: una joven que interpreta.

El que escribe: los versos extasiados.

Misa y breviario quedan olvidados.

Cura que a su deber no se sujeta.

 

Casada está la joven y él lo sabe.

¿Enamorarse no es pecado grave?

Ella canta a la par que el laúd toca.

 

Pasaron años y él recordaría

esa tarde que lo enamoraría,

y hoy la ve ya mayor, enferma y loca.

 

 

EL DINERO SE RÍE DE LA GENTE…

 

 

El dinero se ríe de la gente.

Él es el dueño de sus corazones.

Él es una palanca de pasiones.

Él hace al más rebelde un obediente.

 

Nadie le vuelve el ojo indiferente.

Nadie lo excluye de sus emociones.

Nadie ignora el poder de sus blasones.

Nadie lo acusa de que es indecente.

 

El dinero, aliado que nos une,

es también enemigo que desune.

Él es el genio de la paradoja.

 

Tanto a su humillación nos encadena,

que, aun siendo vil metal, le damos pena

y de nuestras rodillas se sonroja.

 

 

 

 

 

 

 

 

RESPLANDOR DE ALEGRÍA EN ESTA CASA…

 

 

Resplandor de alegría en esta casa.

Tirabuzón de anécdotas felices.

Risas que borran feas cicatrices.

El tiempo como un río oculto pasa.

 

Techo y columna sobre firme basa

es ella, bordadora de tapices

de la necesidad, más los barnices

de tanta dicha que los sobrepasa.

 

Que todo siga así: laurel, guirnaldas

hay que poner sobre su sien, sus faldas,

revés su hogar de los que son infiernos.

 

Pues, por un rato, su marido olvida

esa tarde anterior con la querida

y cubre a su mujer de besos tiernos.

 

 

TE MIRO, YUNQUE DE TU SUFRIMIENTO…

 

 

 

Te miro, yunque de tu sufrimiento,

con ese rostro que la vida azota.

Sé que caminas con la frente rota.

Trizas dejas en cada desaliento.

 

Los hijos te dan pan de miel y aliento

cuando tu corazón ya es bancarrota

y te apuntalan ellos la derrota

que te mina momento tras momento.

 

Tan sólo en tu trabajo aras tu dicha.

De ti vencida huye la desdicha

cansado su gruñir de que te ladre.

 

Por ti, por tu dolida fortaleza,

se siente honrada la naturaleza,

orgullosa de ti, mujer y madre.

 

 

 

 

SÉ QUE NO ES HORA, MAR, DE ESTAR CONTIGO…

 

 

Sé que no es hora, mar, de estar contigo

hablándote en un críptico lenguaje.

Sé que abuso de ti, de tu hospedaje

tratándote lo mismo que a un amigo.

 

Sé, mar, que en todo lo que canto o digo

no está el hombre con clámide de ultraje.

Sé que miro el revés de su coraje

y a ser renuncio su civil testigo.

 

Pero es eso: es el miedo y es la prisa.

El tumulto tan huérfano de risa

devorando el edén de su consumo.

 

¿Qué puede hacer el verso en minoría

sino curarse la melancolía

de ser un fuego del que ya no hay humo?

 

 

EVOCACIÓN DE MARIANO JOSÉ DE LARRA EN SU TIEMPO

                            “En este país no se puede escribir”

                                                M. J. de L.

Érase de un país hecho de estruendos

montado en la tortuga de su historia,

yendo de moratoria en moratoria

de su progreso, todos subarriendos.

 

Érase de un país de hombres tremendos

brindando con el yo cara a la gloria,

a ver quién da la imagen más notoria

y es el más grande de los estupendos.

 

Érase de unos incolas hostiles

que se dieron a hacer guerras civiles

y a tëatralizar buenos y malos.

 

Érase de un país y de una lidia

de todos contra todos en la envidia

y muertos fueron por el Goya a palos.

DE CÓMO DON JUAN PASÓ DE ADOLESCENTE A HOMBRE

 

 

La prostituta que feliz me hiciera

en el lecho tristón de su sustento,

con su beso, quizá de fingimiento,

risa teatral y labia zalamera…

 

No sé, no sé, o acaso fue sincera

conmigo viendo el apasionamiento

(con mi dinero tuvo su alimento

la misma tarde que calor me diera…),

 

murió en el hospital, lo supe, un día.

Nadie en la vecindad notó su ausencia.

Nadie en el barrio la recordaría;

 

nadie, y tan sólo yo con la evidencia

de mi hombría,  ya atrás mi adolescencia,

fui el único que no la olvidaría.

 

 

ANTES Y DESPUÉS DEL AMOR O CONTESTACIÓN

DE LUIS DE GÓNGORA AL SONETO DE LOPE DE VEGA

 

“VARIOS EFECTOS DEL AMOR”.

…y sólo del Amor queda el veneno.

L. de G.

Después de que el abrazo nos uniera

y el beso con su llama nos soldara;

después de que el ardor nos derribara

y en su dulce naufragio nos hundiera;

 

después de que el amor se adormeciera

y su fuego invisible se apagara;

después de que el reloj nos despertara

y el día nuevamente nos vistiera,

 

salimos a la calle, a la costumbre

de vivir y su ciega servidumbre

y cada cual del otro ya inconexo.

 

salimos a olvidarnos de que fuimos

de la pasión sus títeres, sus mimos,

y cada cual juguete de su sexo.

 

 

 

 

 

DON JUAN SABE CÓMO SE ENAMORAN EL HOMBRE Y LA MUJER

 

 

La mujer se enamora y no lo cuenta

y calla para sí lo que ella siente.

Su intimidad de espalda está a la gente.

y en silencio su historia ella alimenta.

 

El hombre se enamora y se adecenta

para la gran conquista que presiente.

Ante el espejo está resplandeciente:

colonia y elegante vestimenta.

 

Se lo dice gozoso a algún amigo

que le sirve a la larga de testigo

de cómo  se conquista  a una mujer.

 

Mientras, ella el secreto lleva dentro

y con qué discreción marcha a su encuentro

por si el conquistador la puede ver.

 

 

DE CÓMO EROTÓSOFO SE ENAMORA DE

EROTHYA EN UNA CASA DE LENOCINIO

 

El primer beso se lo di en la boca,

sus labios como dos pequeñas fresas.

—“¡Ay qué gusto me das cuando me besas

y el beso sin romper me vuelve loca!”.

 

—“Cuando se ama, la emoción es poca

—le dije— si las almas están presas

de un juego que las hace más traviesas

y la pasión al dios Eros invoca”.

 

El otro beso se lo di en el alma

—ella me dijo—, ya en la dulce calma

de un placer con sopor de satisfecho.

 

Nunca pensé que aquello nos uniera

y que a pesar de ser una cualquiera

salimos, ya pareja, de su lecho.

 

 

 

 

 

 

 

LO QUE PUEDE UN PIROPO

 

 

Viuda la que fue grácil doncella,

hoy hembra que la edad la redondea.

La madurez, no obstante, la hermosea.

El espejo le dice que aún es bella.

 

¿Cómo olvidar a la muchacha aquella?

Ella en fotos antiguas se recrea.

Sufre porque delgada se desea

contra el tiempo que ahora la atropella.

 

Un paseante célibe la mira.

Parece que la sigue, que suspira.

Con piropo romántico la aborda.

 

Ella se asombra y a su moza olvida,

y aquella silueta tan garrida

hoy va contoneándose de gorda.

 

 

ARDINERO DE UNA FLOR IMPOSIBLE

 

 

Que no puedo decirte que te amo,

lo sé y tu corazón no lo adivina.

Terraza con terraza, oh, mi vecina,

no sabes que tu nombre, mudo, clamo.

 

Nos separa a los dos un breve tramo,

abismo para mí, que me margina.

Mi mirada te busca clandestina

y con ella en lo íntimo te llamo.

 

No sospechan mi esposa y tu marido

que el interés que pongo yo es fingido

en macetas que cuido en la terraza.

 

Ignorarás por siempre que te quiero,

vecino que de torpe jardinero,

para poder mirarte, se disfraza.

 

 

DON JUAN AVISA ACERCA DE CUANDO LA MUJER SE ENAMORA

 

 

Es el beso la puerta del amor.

Por él y por los labios los amantes

se entrecruzan sus almas anhelantes

y se enajenan de su alrededor.

 

Ya no es mujer sino que es viva flor

la que está entre los brazos palpitantes.

Cuerpo, beso y mirada son fragantes

e impregnan, al que besa, de dulzor.

 

En los brazos la amada se abandona

y el amante la aprieta y la apasiona

y ella, embriagada de pasión, se olvida

 

del ayer y el mañana y de su entorno,

y de su corazón, que es como un horno,

saca el pan con que da toda su vida.

 

 

ESPEJISMO DE UNA PRESENCIA

 

 

Lo ven: modelo de virilidad.

Los maridos lo empiezan a temer.

Él, modesto, se sabe de buen ver.

Mas eso no le sabe a vanidad.

 

Si tuviesen un poco de maldad

nunca tendrían nada que temer

de que es hombre con alma de mujer

tras el aire de masculinidad.

 

Cuando llega a su casa, al solitario

lo enloquecen zarcillos y pulseras

y su apariencia veronil se quita.

 

Saca ropa de hembra de su armario,

se pinta minucioso las ojeras

y se dice al espejo: ”¡Mariquita!”.

 

 

HUMILDAD, MADRE DE LA SENCILLEZ

 

 

Pasear por la orilla de la playa.

Ver que el sol un adiós lento nos pide.

Sentir que el cuerpo el chapuzón no olvide.

Contemplar que la tarde se desmaya.

 

En la orilla la brisa amable encalla.

Calma a la tarde que a su sol preside.

Poco a poco, a marcharse, al fin, decide.

Fascina que en su góndola se vaya.

 

El cárdeno aparece como un luto.

Undívago en las olas, lo disfruto.

Placer pequeño, insustancial historia.

 

Si no hay nada que duela y se lamente,

qué respiro es gozar sencillamente

y llevarse este gozo en la memoria.

DESEO QUE RENACE DE SUS CENIZAS

 

 

Les vuelve las espaldas a las gentes

y un tajo da de manga a los curiosos.

Así no ve reojos desdeñosos

que a otros les hieren mudos y pacientes.

 

A solas, y en las horas más silentes,

lejos de prejuicios temerosos,

despiertan sus demonios amorosos

que al mismo tiempo son inteligentes.

 

¿Cómo ir a buscar un hombre, un tío

que se le acerque a flor de un amorío

y no afrontar un triste deshonor?

 

Como otras veces, tras el sueño, olvida.

Mañana volverá a seguir la vida

y él seguirá, soñándolo, ese amor.

 

 

DRAMA DE GAY OCULTO Y SOLITARIO

 

 

Él su cuerpo de hombre se amujera

al espejo mirándose desnudo.

Pasan los días y se ve a menudo

como si una mujer, al fin, ya fuera.

 

Piensa si un novio a ocultas él tuviera

que lo abrazara caluroso y rudo…

Vive en un bloque y va discreto y mudo

tal como si con nadie conviviera.

 

Él lamenta que sea así su sino.

No comete ni un leve desatino

pero teme un murmullo vecinal.

 

Y no le queda otra alternativa

que en el teclado del Pecé le escriba,

si lo encuentra, a algún novio digital.


VIDA INTERIOR, VIDA DOBLE

Es una libertad encarcelada,

que dura hasta el postrero paroxismo…

                                 F. de Quevedo

 

En la calle, entre gentes, tú no eres

quien se desnuda cuando estás a solas.

En esa soledad tú te atortolas

y el espejo es secuaz de tus placeres.

 

Allá cumples cabal con tus quehaceres

y en tanta seriedad no te amapolas.

Aquí, en tanto impudor, no te arrebolas

a la espalda de hombres y mujeres.

 

La brevedad has visto de la vida.

Por eso tu experiencia te convida

a un carpe diem de emoción urgente.

 

Te ríes en tu reino imaginario

y, exaltando tu goce solitario,

le das cortes de mangas a la gente.

 

 

HÉROES Y HEROÍNAS DEL HOGAR COTIDIANO

 

 

Es un cuchillo con su doble filo.

Es nido para Dios y Satanás.

Es lo que pudo ser y no verás

Ayer, un plan feliz; hoy, alma en vilo.

 

De aquel edén que pudo ser tranquilo,

un campo de batalla queda a ras.

Como de un cielo a tierra bajarás

y de sol de salud, a ser bacilo.

 

Máscara de una artera hipocresía

o una triunfante risa de alegría:

moneda de angelitos y demonios,

 

según caiga al tirarla sobre el suelo.

Circunstancia de amor o desconsuelo,

dice el vulgo que son los matrimonios.

 


 

SINO NEGRO

 

 

Yo, mujer fea y de dudosa hechura,

ya he pasado los años juveniles.

Se me han quedado atrás esos abriles,

para muchas, listón de la hermosura.

 

La pensión de mi madre me asegura

vivir pero en sus límites seniles.

Lo escaso de mis prendas femeniles

perder no le ha hecho a un hombre su cordura.

 

Fallecida mi madre, ¿qué me espera?

Me ha quedado limpiar piso, escalera

y lo que encuentre en mi azarosa ruta.

 

Porque, dicho en verdad, adónde iría

si es seguro que no se me querría

ni en ningún puticlub de prostituta.

 

 

AUTODEFENSA

 

 

Soy prostituta. A ver quién me echa en cara

que mi cuerpo vendido me alimenta.

Decidme a quién por ello he de dar cuenta

sino  a Dios, que de verme se apiadara.

 

Esa gente que al verme no repara

que la miseria es la mayor afrenta,

no sabe cómo el hambre me atormenta

pidiendo que la tierra me tragara.

 

Esa gente con aires de elegida

y por la Providencia protegida,

no muerde el polvo de mi día a día.

 

Si hay un Dios, mirará a los infelices

con amor, a pesar de sus deslices,

pues, ¿qué clase de Dios si no sería?


 

HAMBRIENTO DE PAN Y AMOR ANTE LA PUERTA

DE UN LENOCINIO

 

 

Poco dinero en el bolsillo mueve.

Añade soledad que lo congela.

Dónde un amor que dé cuerpo y candela.

Para el solo que es pobre todo es nieve.

 

¿Alquilar un amor de trato breve?

¿Aguardar turno como la clientela?

¿El hambre desoír, su aguda espuela?

¿El instinto voraz no se conmueve?

 

Le aprieta bien el nudo de la duda.

Pobre razón que, ciega, se desnuda.

Amor con la que él piensa triste cerda.

 

Se para ante la puerta decidido.

Él llamará, mas antes da un gemido:

“¡Desgraciado! —se dice— ¡Eres un mierda!”

 

 

ÚNICO AMOR

 

 

Ella lleva a sollozos la viudez.

La encadena el recuerdo, dócil rea.

Paño su soledad, lo lagrimea.

Grande es la casa para su estrechez.

 

Viendo el álbum, respira placidez.

La boda: el tiempo, astuto, la hermosea.

Para su soltería, panacea.

Segura la pensión en la vejez.

 

Por un momento olvida las cenizas,

las infidelidades, las palizas,

las reconciliaciones dulces, cuántas;

 

también que, mientras con su esposo estuvo,

ella fue para él una de tantas

y él el único novio que ella tuvo.

 

 


 

EROTHYA Y DON JUAN SE CONOCEN EN LA PLAYA

 

 

Bikini verde. Erothya, bolsa en mano,

Gozosa por la orilla se pasea.

Ella en olas y gente se recrea.

Su pie lienzos de agua rompe ufano.

 

Enfrente, en bañador, don Juan, cercano.

Jóvenes y maduras olfatea.

Ve a Erothya, que se luce, que hermosea

su cuerpo, que es la joya del verano.

 

Los dos se ven. Parándose, se miran.

Los dos, como extrañándose, suspiran.

La corteja don Juan y le asegura

 

amor fiel con mirada que la abraza.

Ella, orilla adelante, lo rechaza,

pero en lucha pasión contra cordura.

 

 

SONETO–EPÍLOGO DE LA VIDA DE EROTHYA

 

 

Tal como de la mano de una ola,

ibas, tú, Erothya, dueña de la playa.

La mirada más casta se desmaya

al verte, paseando hermosa y sola.

 

Un puticlub contigo se atortola

y va tras ti donde tu cuerpo vaya.

Casa de lenocinio en que se engalla

ese tu cuerpo que glamour tremola.

 

Un cliente te ve bella e ingeniosa.

A su piso te lleva y te desposa.

Te extravía en su bosque la lectura.

 

Él te insiste que leas y que escribas,

que feliz envejezcas y que vivas

y hagas de aquel ayer literatura.

 

 

 

 

 

 

 

 

REFLEXIÓN DE EROTHYA, UNA VEZ LLEGADA

A LA ESTACIÓN DE LA VEJEZ

 

 

Un tren de sueños y de amor he sido.

Andenes han faltado y estaciones.

Laberinto agridulce de pasiones.

La condición humana he trascendido.

 

A sus sótanos sé que he descendido.

Una boca rasgando maldiciones.

Un corazón con brotes de emociones.

Olores de lo fresco y lo podrido.

 

Historias mías y también ajenas.

Dedos de simpatías y condenas.

Yo, como todo el mundo, amé y odié.

 

Que nadie me eche en cara lo gozado.

Yo también como todos he llorado

y vine al mundo sin saber por qué.

 

 

FLECHAZO INVOLUNTARIO ANTE LA BELLEZA

VARONIL DE DON JUAN

 

Era toda mirada sostenida

ella callando el corazón travieso.

Tal vez los labios reprimiendo un beso,

clausurada la boca y resistida.

 

Nadie notó que estaba conmovida

y ya su corazon no estaba ileso.

Ni que en los ojos sostenía el peso

de un suspiro cavándole una herida.

 

Nadie notó que cabizbaja iba

cuando echó andar después, luchando esquiva

como evitando al alma un desconsuelo;

 

alma de su marido que la amaba

pero al otro, al final, se la entregaba

pidiéndole perdón por ello al Cielo.

 


EL MAR COMO ADVERSARIO AMOROSO

 

 

Tú eres, amor, la llave del verano

y la palanca azul de la marea,

pero el mar en tu cuerpo se recrea

y te lleva ola a ola de su mano.

 

Por eso el mar refulge tan ufano

y con su fresca brisa te tutea,

Tu cabellera el aire la golpea…

¿No sabe el mar que todo es eso en vano?

 

Nunca podrá decirte el mar: “Te quiero”,

ni hacerte un verso como yo lo hiciera.

Por eso ruge con su desespero.

 

En una cala deja que él te quiera,

mas le dirás a fuer de ser sincera

que en tenerte en mis brazos fui el primero.

 

 

¿AMOR O DETERMINISMO?

 

 

Cualquier mujer que ves: por sus andares,

su voz, su gracia, su mirar, sus gestos,

sus senos femeninos predispuestos

a un suspirar de elásticas pleamares,

 

te pondrá un peso con dulzor de hogares

en los dos brazos, siempre tan dispuestos

para abrazarla, para amarla prestos,

vengan después los gozos, los pesares.

 

Esta es la historia y nadie la recuerda

si la mujer le tira, aunque se pierda

el hombre en esa selva de pasión.

 

Se suceden así miles de años,

tanto en flechazos como en desengaños,

encuentros de la hembra y el varón.

 

 

 

 

 

 

 

 

ES MARAVILLA QUE EL CAUDAL DE UN LLANTO…

 

 

Es maravilla que el caudal de un llanto

desprendido en sollozos y neblinas,

que el derrotado honor de unas ruinas

cubiertas por la yedra del espanto;

 

que el reino de la muerte a cal y canto

acotado por nubes sibilinas,

que la náusea de todas las rutinas

con su descolorido desencanto;

 

que el sarmiento febril de una caricia,

que la raíz radial de una delicia,

que el placer erizando el esqueleto;

 

que el dolor de una madre enloquecida,

que si el amor, que si el morir, la vida

¡quepan en la ternura de un soneto!...

 

 

DON JUAN,  ADOLESCENTE  AÚN, ENAMORA  A UNA MUJER MAYOR

 

 

    La vieja, alegre, todavía guapa.

Caderas y oscilante el tafanario.

Balanceo  gracioso y ordinario,

que así sus ganas de vivir destapa.

 

Los hijos, repartidos por el mapa.

Viuda sola, lo sabe el vecindario

que de noche su insomnio es un calvario;

más si su ayer nostálgico la atrapa.

 

 

Sabe que un joven con pasión la mira.

Que por su cuerpo y su vaivén suspira

si no, ¿a qué viene ese mirar tan fijo?

 

Ella lo sabe y le sonríe artera,

lo quisiese tener pronto a su vera…

Mas, ay, que el joven puede ser su hijo.

 

 

 

 

 

 

 

LUCHA INTERIOR DE ESPOSA ATORMENTADA

 

 

Yo, una mujer, he de callar mi historia

y aparentar mi amor con mi marido.

Hacerle ver que el único que ha habido

es él en mi amorosa trayectoria.

 

Pero otro amor me ronda la memoria

y tengo que aparcarlo en el olvido.

Pensar, qué triste, que lo más querido

es para mí una oculta escapatoria.

 

 

Tardes de playa y parque en que gozamos

cuando a besos y abrazos nos amamos,

para siempre olvidar como si nada.

 

A Dios pedirle que olvidarlo pueda.

Que con hijos y esposo, qué me queda

sino pasar por una esposa honrada.

 

  DETRÁS DE LA APARIENCIA

 

  Lleva a gala en su ser que ella es lesbiana

aunque los hombres con pasión la miran.

Hay dos o tres que con ardor la admiran

y ella debiera de sentirse ufana.

 

Noviazgo le proponen y de ella emana

una sonrisa por la que suspiran.

Frente a los que por ella así deliran,

opone un “No” que a su secreto hermana.

 

Mudo secreto que se va volando

hacia la chica que la está esperando.

Ay, eso muchos no comprenderían.

 

Los años pasarán pero la gente

dirá por qué soltera —y tan decente—

se quedó la que tantos pretendían.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IBA YO CON UN PLENO DE ILUSIONES

 

 

Iba yo con un pleno de ilusiones,

una explosión de halagos y sonrisas,

buganvilla cayendo de cornisas,

fuente de plazoleta a borbotones.

 

Iba yo, zarandeo de emociones,

torpes palabras ante ti sumisas,

saltadas las fronteras indecisas

y ya a tus pies mis capitulaciones.

 

Y tú en aquel encuentro, ¿qué me diste?

Un “Ya lo pensaré”. Me sonreíste

y un adiós compasivo me dejaste.

 

Pasado el tiempo, te agradecería

que ese “No” me dijeras aquel día.

El día en que de ti me liberaste.

 

 

BUSCANDO UN RESPIRO

 

 

Unos se evaden por la droga y él

no se fuga tampoco por el vino.

Ni en el estadio es grito y torbellino.

Gane o pierda su equipo es boca fiel.

 

Él vela la colmena de su miel

y un amor busca a oscuras, clandestino.

Calladamente mima su camino

a espaldas de la vida y su tropel.

 

¿Y qué hacer si el destino o la familia,

su potro de torturas, a él lo exilia

a la calle buscando su consuelo?

 

Qué bien está entre putas y maricas.

Olvida todo y cuántas horas ricas

le da el burdel, que es donde tiene el cielo.

 

 


 

MUJER INSOMNE Y SOLA


La mirada del gato en el sofá

es testigo del tedio de su dueña.

Frente al televisor, ella se empeña

en dormir, pero no lo logrará.

 

El insomnio, rebelde, no se va

y de su noche, sin piedad, se adueña.

Reza sus oraciones de pequeña

creyendo que el insomnio, al fin, se irá.


Se acuerda del piropo que le echara

un tío que en la calle la abordara,

apasionado pero no grosero.

 

Mas, ay, quién a su lado lo tuviera

su soledad llenando aunque eso fuera

sólo para tener un compañero.

 

ESPOSA TRAICIONADA QUE YA NO AGUANTA

MÁS Y GRITA CONTRA SU MARIDO INFIEL

 

 

No sé en qué hora me casé contigo

yo, que tuve los novios a montones,

yo, que partía airosa corazones

y tuve a todo el barrio por testigo.

 

Entro en mi alma y con terror me digo

cómo es que tantos tras de mis tacones

vinieron como ardiendo en sus pasiones

y a ninguno casar quise conmigo.

 

Mujer de entonces, dócil y sumisa,

obedecí a mis padres indecisa:

Que tú me mantendrías de por vida.

 

Con otra a ocultas vas y yo me abstengo

de tíos que me acosan porque tengo

honor, lo que no tiene tu querida.

 

 

 

 

 

 

 

 

TRABAJADORA DEL AMOR CON MALA SUERTE

 

 

Máquina soy —sabedlo— del placer.

A todo el que me compra le doy gusto.

Alguna vez me llega un tío adusto

y acariciarlo alegre es mi deber.

 

Le doy mi cuerpo a lo que quiera hacer.

Se desnuda, viril, velludo el busto.

Olvido que me dan un trato injusto,

pues clientes empiezo a no tener.

 

Me voy haciendo vieja, apenas duermo.

No bien alimentada, toso, enfermo.

Temo que me veré en la calle un día.

 

O verme en una cama de hospital.

Y sé que sólo me visitaría

la muerte, para mí providencial.

 

 

PERSONA DE ORDEN  QUE DA UN TRASPIÉ

Y ENTRA EN UNA CASA DE TRATO

 

 

Vas con esas gentuzas marginales

de bocas deslenguadas y groseras.

Las atmósferas más callejoleras

respiras y te son ya habituales.

 

No son delicadezas de postales

sino palabrerías chocarreras.

Qué chismes de sarasas y rameras

con que incendias tus ímpetus carnales.

 

Hasta que un día ves adonde llega

la condición humana, prueba a prueba,

y venir de la lástima al hastío…

 

Vuelves a casa, a tu vivir decente,

mas te obsesionas con aquella gente

y “Aquello —te repites— es lo mío”.

 

 

 

 

 

 

A UN FALUCHO A MEDIO CUBRIR

POR EL CIENO DE UN MUELLE PESQUERO

 

 

 

Con la cerviz ya hundida y castigada

por el peso de soles y de brumas,

ofreces todavía a las espumas

el honor de tu vértebra empinada.

 

Que estuvo tu bodega abarrotada

de peces, lo recuerdas y te abrumas;

pero, a pesar, de que hedor te inhumas,

resistes, sin embargo, la bajada.

 

Ni el colmillo del agua compañera,

ni el verdín que a tu proa la adornara

perdonan a tu sucia calavera;

 

igual que el pescador que te embarcara

hoy su vejez lo abate y desampara

y se muere, mirándote, a tu vera.

 

 

BUENA SUERTE EN LO MALO

 

 

 

Ella se sabe máquina del sexo,

y es que el sexo es también su profesión.

Nunca en ello pondrá su corazón

pero sí tiene que poner el beso.

 

Jamás su corazón estará preso

y exento está de una febril pasión.

Su almohada es amor de una ocasión

y así su corazón quedará ileso.

 

Cuando termina su trabajo, llora.

También con la madama se acalora.

¿Cómo cayó tan bajo siendo guapa?

 

Llega un día un cliente que se prenda

de esta mujer que, aunque su cuerpo venda,

aún se ve joven y con él se escapa.

 

 

 

 

 

 

HEGESIAS, FILÓSOFO CIRENAICO, MEDITA SOBRE EL SEXO

 

 

El sexo es perro que en la sangre ladra

y a todo a su placer lo sacrifica.

El sexo en callejón o en cama rica,

perfume da como da olor a cuadra.

 

El sexo, si es gozar, todo le cuadra,

pero es cilicio si se mortifica.

El sexo, loco ciego que fornica,

es un río que brama y se desmadra.

 

Y todo, ¿para qué? Que nos lo diga

esa naturaleza que prodiga

hormonas para su entretenimiento.

 

Sexo para llorar su regocijo

si es que no fuera porque siembra un hijo…

Hijos, por cierto, para el sufrimiento.

 

 

UNA TRAGEDIA  LLAMADA  CORONAVIRUS

 

 

Coronavirus, hijo de Satán,

que arrinconas las vidas en sus casas,

y a los que no obedecen, los arrasas

y con el hospital de cara dan.

 

Tus partidas las vidas ganarán

al mundo por el cual impune pasas

en este juego en que nos sobrepasas:

un tute en el que muchos perderán.

 

Pero en el horizonte una esperanza

asoma para la desesperanza

y se llama vacuna bienhechora.

 

¡Iremos a la calle como antes

y gozaremos todos los instantes

que tú nos niegas con rigor ahora!

 

 

 

 

 

 

 

 

AMOR CONFINADO

 

 

¡Ay, cuántos días sin poder mirarte

cautivo en esta sola habitación!

Aunque comprendo entera la razón,

me contento con sólo recordarte.

 

Buena esta soledad para evocarte

y sentir como siempre la emoción.

De recuerdos, un cofre el corazón,

resignado al consuelo de nombrarte.

 

Pasan los días pero sé de ti

por el móvil ansioso, para mí

amigo y confidente del desvelo.

 

Por eso, no sintamos rabia y pena.

Después que pase ya la cuarentena,

de nuevo habitaremos nuestro cielo.

 

 

UN RESPIRO PARA EL MIEDO

 

 

Todo se viene abajo: Las costumbres

de tu infancia, tan fuertes, han cedido.

El dinero su imperio ha difundido

y solivianta viejas mansedumbres.

 

Todo se viene abajo: Las techumbres

de aquel romanticismo se han rendido.

El sexo invade aquel altar caído

donde el amor burlaba podredumbres.

 

Temen los cielos que de ozono enfermen.

Arsenales atómicos que duermen.

Hambre, paro, fragor de terrorismo.

 

Nado a la costa última del día

para hallar una cala de poesía

como un rincón tranquilo de mí mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

DON JUAN, MIRÓN DISCRETO EN LA PLAYA

 

Caracolea el mar en sus orillas.
Deshaciéndose en rizos va la espuma.
Incoloro el crepúsculo se esfuma,
Un aire fresco viene de puntillas.


 Ella recoge bolsas y sombrillas
viendo cómo el calor teje una bruma.
Al sol el horizonte lento inhuma.
Muy cerca, corren olas como ardillas.
 
Ella a marido e hijos apresura.
Don Juan, tras de sus gafas negras, gira
una mirada a esa beldad madura.


Para su adentro, cual chaval, suspira 
y piensa que el marido no la mira,
ya ingrato e indiferente a su hermosura.
 

ALEGORÍA DE CÓMO LA BELLEZA (AFRODITA)

Y EROS (EL AMOR) NO SIEMPRE COINCIDEN

 

 

Bañándose en el río está Afrodita.

Su desnudez entrega al agua mansa.

Después, en un remanso se arremansa,

de un sauce, a cuyas sombras él la invita.

 

Eros, discreto, espía la visita.

Ella en los quietos márgenes descansa,

pero lo ve, y él su inquietud amansa

y ella siente la paz que necesita.

 

Afrodita sonríe confiada

y adivina en la cálida mirada

que él, en silencio su pasión, la ama.

 

Ella lo menosprecia y él no insiste,

se va y se pierde en la arboleda, triste,

mientras inútilmente ella lo llama.


SECULARIZACIÓN DE LOS VOTOS PERPETUOS

 

 

El honor sacrifica tus placeres.

Guapo pero reverso de un don Juan.

Miradas hacia ti vienen y van

de ballestas de amor de las mujeres.

 

Tú, caballero de otros tiempos eres,

dominador y dueño de tu afán.

Ellas sonríen mientras que te dan

sugerentes, rendidas, sus poderes.

 

Llegas a casa triste y solitario.

Te acuerdas de convento y de sagrario.

Tu vida aquella en paz que abandonaste.

 

Cura ayer, hoy: galán ante el espejo.

Mas llegarás, sin el consuelo, a viejo

de que en silencio, al menos, a una, amaste.

 

 

POETA SEPULTADO EN LA INDIFERENCIA

 

 

Tú, que fuiste poeta provinciano

y tu voz se perdió en tus lejanías:

tú. jardinero de melancolías

en tu jardín amable y suburbano;

 

tú, con tu mala suerte de la mano

como en la angustia de las ordalías;

tú, cortejando pobres alegrías

y de una fiel resignación hermano;

 

tú, quemándote el verso en esa mano

que amansó tantas briegas de los días

y les diste un cariño franciscano;

 

tú, que al pisar la vida ya sabías

que soñar en un páramo era en vano

y que con ese sueño morirías…

 

 

 

 

 

 

 

 

SEÑOR Y DIOS…

 

 

Señor y dios, te adoran, oh dinero,

sangre en metal por las mundanas venas.

En tu nave, con cifras encadenas

al hombre a pervivir como remero.

 

Ideal de ideales, tú, el primero,

nos miras como irónico mecenas.

Truecas con tu poder en gozos penas

y haces feliz hasta al humilde cero.

 

Todo lo compras. Todo está a tus plantas

cuando con boca del consumo cantas

y a la más alta dignidad humillas.

 

Sólo el amor, los héroes y la muerte

no se rinden al brillo de tu suerte.

Los demás se te ponen de rodillas.

 

 

CUERPO QUE NO SE RESIGNA A SU VEJEZ

 

 

Sé que en un cuerpo transitorio vivo

y no sé cuándo dejaré mi casa.

El tiempo por encima de mí pasa,

como dice Quevedo, fugitivo.

 

Atrás dejo los males. Sueño, escribo

y lo escrito en sus lágrimas fracasa.

Sé que ser noble y soñador me atrasa,

pero ser resentido me prohíbo.

 

¿Qué me queda después de convencido

que un día he de morir, y que el olvido

como a cualquier humano, al fin, me espera?

 

Mientras, como uno más de mis engaños,

en tanto que me aplastan canas y años,

quiero resucitar mi primavera.

 

 

 

 

 

 

 

 

VIVIR PERDONANDO

 

 

Desengañado de trapacerías,

se retira al cubil de sus placeres.

Más importantes son estos quehaceres

que amigos—dónde— y sus hipocresías.

 

Lejos de farsas y tunanterías,

él ve a los hombres como medios seres.

Él se olvida también de las mujeres,

de sus manejos y zalamerías.

 

¿Qué hacer en tanta soledad distante?

Soledad que es desierto trashumante

de la musa ya desilusionada.

 

Vuelve a la calle y su experiencia olvida.

Sabe que así de estúpida es la vida,

que no piensa jamás si hay Dios o nada.

 

 

BELLEZA QUE SE QUEDÓ SIN DUEÑO

 

 

 Ella, del barrio, fue la jaquetona,

la monumento y tipo de Revista.

Ni uno solo del bar pierde de vista

ese cuerpo que pasa y apasiona.

 

Hasta un ciego lotero se emociona

sin que a su taconeo se resista.

Ella es presa que nadie la conquista.

Ni el más galán incluso, la ilusiona.

 

No se sabe por qué su soltería.

A pasear se va día tras día

y siempre vuelve sola de regreso.

 

Ha muerto la que a todos dio un rechazo.

No llevó a ningún hombre de su brazo

y no supo jamás lo que es un beso.

 

 

 

 

 

 

 

 

VIUDA SIN RECURSOS  DE MARIDO MALTRATADOR

QUE SE VE CORTEJADA

 

Sexo y dinero rondan el jardín de su vida.

En él ella defiende su enjuta contingencia.

Ellos afinan garras con lima de apetencia

Endulzan, bello el guiño, la artera acometida.

 

Ella ve que traspasan la puerta y los convida.

Ellos la ven desnuda de medios y experiencia.

Recaman de promesas amables su presencia.

Ella prueba el arrope con candor de rendida.

 

Pasa el tiempo, el ruido del dinero y los besos.

Sabor de servidumbre y recuerdos aviesos.

Va atusándose años con su miel zalamera.

 

Los dineros la alivian a la vez que la afaman.

Lo comprenden y callan los hijos que la aman.

Le dio un corte de mangas a la vida embustera.

 

 

FLOR DE LA SABIDURÍA MADURA

 

 

Es la hija mayor de la experiencia.

En su cuna de errores ha nacido.

Desde entonces la inquina ella ha aprendido.

Sabe —y se calla— la más honda ciencia.

 

Ciencia con que se viste la conciencia.

Con eso oculta bien lo que ha sufrido.

Parece que lo esconde en el olvido.

Sonríe con un guiño de inocencia.

 

Sabios, santos, filósofos la ignoran.

Ellos, para sus cábalas, adoran

sólo el puro saber, que les acucia.

 

Ella, no obstante, la hija malnacida,

es la que enseña más para la vida

y se ríe del mundo, y es la Astucia.

 

 

 

 

 

 

 

 

HAMBRIENTO DE PAN Y AMOR

 

 

Poco dinero en el bolsillo mueve.

Añade soledad que lo congela.

Dónde un amor que dé cuerpo y candela.

Para el solo que es pobre todo es nieve.

 

¿Alquilar un amor de trato breve?

¿Aguardar turno como la clientela?

¿El hambre desoír, su aguda espuela?

¿El instinto voraz no se conmueve?

 

 

Le aprieta bien el nudo de la duda.

Pobre razón que, ciega, se desnuda.

Amor con la que él piensa triste cerda.

 

Se para ante la puerta decidido.

Él llamará, mas antes da un gemido:

“¡Desgraciado! —se dice— ¡Eres un mierda!”

 

 

FAROL DECEPCIONADO

 

 

Va por fábricas, va por almacenes.

Va por terrazas, va por avenidas.

Va por las academias relucidas.

Va por tranvías, autobuses, trenes.

 

Lo que busca no está en los parabienes

ni en dueños de esas bocas desprendidas.

Lo que busca no es clave de las vidas

de los que dicen que son sabios…¿Quiénes?

 

No encuentra lo que busca a cada lado.

Por aquí, por allá. ¿Dónde está él?

El hombre que su afán ha diseñado.

 

Se da la vuelta con su perro fiel.

Rompe el farol ya desilusionado.

Y Diógenes se vuelve a tu tonel.

 

 

 

 

 

 

 

UNA DE ESAS BELLEZAS QUE OBSESIONAN

 

 

Yo te pensaba hermosa todavía.

Tu cuerpo de madura imaginaba.

Mi memoria, a ti fiel, te recreaba.

Rosa de atardecer yo te creía.

 

Nostalgia de tu voz en lejanía.

Mayo encendido te me recordaba.

Tu risa en la distancia me alegraba.

Tu sombra con tesón me perseguía.

 

Pasaron unos años. Te supuse

casada y con tus hijos y te puse

en un secreto altar imaginario.

 

Mas luego me enteré que falleciste.

y lo que me ha dejado ya más triste

es pensar tu belleza en un osario.

 

 

 

LO MÁS GRANDE, LO MÁS IGNORADO

 

 

Hondón de soledad, silenciosa muralla.

Moscardón la memoria, neblina tu futuro.

Pugna inmóvil y muda, cabeza contra un muro.

Corazón, un racimo de penas que no estalla.

 

La mordaza a este héroe lo ha prendido y lo calla.

El drama intransferible, lo único seguro.

Marido, padre, árbol de un frutal ya maduro.

Su coraje lo aprieta, su prudencia es cizalla.

 

Hombres egregios trazan su sombra gigantesca.

Él mira en su desierto la suya, tan grotesca.

Nada lo asiste sino la sombra de su verso.

 

Ni beldad ni galaxias de este mundo indigente.

No hay nada más valioso que el dolor sonriente.

Acaso lo más noble que habrá en el universo.

 

 

.


 

UNO DE ESOS ETERNOS MALENTENDIDOS

 

 

 

Recorre ella esas calles, curiosea bazares.

Temes que su sonrisa ilumine a indolentes.

(Hay hombres indolentes; de pronto, pretendientes.)

Una mirada, una voz dulce, unos andares…

 

Mientras en el trabajo evocas familiares…

Mientras ordenas números, conceptos obedientes…

Mientras vas en un barco de remos inclementes…

Mientras te la imaginas pasando junto a bares…

 

El agua de los celos te sube sin querer.

Tú en el yunque del euro y ella gasta a placer.

Tú trabajando a ciegas y ella, flor de paseo.

 

Celosa, en tu trabajo, ¿no hay una compañera?

Ella piensa que estáis de oculto coqueteo

y a la calle se va porque se desespera.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN POÉTICA

 

 

Da bocanadas de vulgaridad

la boca turbia de las calles —dices.

En casa, cuya lenta paz, bendices,

te da el televisor trivialidad.

 

Lees: poemas de frivolidad

con versos con sus díscolos deslices.

De oportunismos, hasta las narices,

y del certamen, la venalidad.

 

Te refugias en clásicos al día.

Ellos te dan escuela y confianza.

Albergue en que la musa halla calor.

 

Esta modernidad es falsa y fría

—lamentas—, y su soplo no te alcanza

ni para un verso mísero de amor.

 

 

 


SERVIDUMBRE A REGAÑADIENTES

 

 

Nadie te ve el revés sangrante de tu espejo.

Nadie te ve un enfado a espaldas de tu risa.

Nadie te ve, nerviosa, balancear tu prisa.

Nadie te ve un arácnido bajo de tu entrecejo.

 

Yo solamente veo que te muerde un complejo.

Yo solamente veo que tu afán lo divisa:

yo solamente veo que tu mirar con pesquisa.

Yo solamente veo que seduces al viejo.

 

Tú, torre de homenaje del barrio en la hermosura,

tú, que a tantos dijiste tu “No” desde esa altura,

tú, mujer deseada como una Primitiva,

 

hoy persigues la sombra de albergue del viudo,

para que su pensión te sirva como escudo

cuando el viejo, a la larga, ni te joda ni viva.

 

 

 

LAGAR DEL TIEMPO

 

 

Somos ruda vendimia de la muerte

y es esta vida humana su lagar.

Cada uno, una uva por pisar,

y el tiempo con pisadas se divierte.

 

Sarmientos de la buena y mala suerte,

la experiencia nos hace madurar.

Por ocultos que estén para podar,

la tijera en racimos los convierte.

 

Nuestra memoria es mosto que se bebe

en sus fauces sin límite el olvido.

Así pues, antes de la poda debe

 

la gente amar, también haber reído.

Porque la edad de la cosecha es breve,

¡cantad antes de ser mosto bebido!

 


 

HUÉSPED RARO Y FUGAZ

 

 

Aprisa llega la felicidad

para que se disfrute de su edén.

Aprisa viene como parabién

para quien goza de su veleidad.

 

Está por poco tiempo en la ansiedad

de quien la encierra para su retén.

Está, pero se va en un santiamén

de quien ya adivinó su brevedad.

 

Felicidad, te allegas como un don

a quien te goza como bendición,

aunque no cubra toda su escasez.

 

Felicidad, yo sé que no vendrás

a quien te llama, ni visitarás

aunque sea por una sola vez.

 

 

FELICIDAD EN PRECARIO

 

 

Tarde me supe en esta granja humana.

Redil hecho con cercas pasionales.

Arcontes en calígenes astrales.

Racional apariencia ciudadana.

 

No es azar esta historia cotidiana.

Los hechos no son páginas casuales.

Todo lleva unas rubricas fatales.

Nada se escapa a la estrategia arcana.

 

Tú que te sientes tan feliz, sesteas.

Tú que te sientes protegido, cantas.

No sabes de qué risas te rodeas.

 

Que no te lleguen nunca penas tantas

que sufren otros bajo de las plantas

de esos arcontes, aunque no los veas.


 

LECTURA SAGRADA

 

 

 

Si quiero leer versos, leo a poetas muertos:

si los leo, yo animo con ellos mis lugares,

si los amo, les pongo silenciosos altares,

si los canto, por dentro me pueblan mis desiertos.

 

Les alzo un homenaje a sus recuerdos yertos.

Les pido me confiesen sus viejos avatares.

Les oigo que la gloria es un puzle de azares.

Les anuncio que ahora aplauden sus aciertos.

 

Ellos ya no hacen daños con tácticos halagos.

Ni con sus opiniones acometen estragos.

Ellos son los mejores porque un día se fueron.

 

Ni se quejan tampoco del cielo en que residen.

Ellos, que ya a los críticos la salvación no piden.

Ni recuerdan la envidia cuya daga temieron.

 

 

HOMENAJE A PABLO NERUDA POR SU LIBRO CONFIESO QUE HE VIVIDO

 

 

El mundo es una feria de ruidos

y tú un viandante más entre la gente.

Anónimo tú vas, indiferente,

Un nombre, un día para los olvidos.

 

Llevas en ti a los seres más queridos

y ellos son en la vida tu aliciente.

Tu amor es para ti lo preferente

antes que tus caprichos perseguidos.

 

Te morirás un día sin remedio.

Te velarán, te quietarán de enmedio.

Serás un muerto más de los que ha habido.

 

Uno a uno la feria dejaremos

y de los descendientes que dejemos,

puede que alguno escriba  que ha vivido.

JUEGO DE ALACRANES

 

 

Un mortal alacrán le pica el pecho.

El mismo que su esposo acariciara.

El pecho que a su hijo amamantara.

El pecho aquel, como un astil, derecho.

 

Tiene los desencantos al acecho.

Nunca este trance se lo imaginara.

Teme el rechazo de quien más la amara.

Lanza hacia él un rayo de despecho.

 

Cela el pecho postizo. El tiempo pasa.

Él la sigue queriendo y la consuela,

pero ella piensa que la compadece.

 

Más raudo a él, otro alacrán lo arrasa.

Sola está ya, y al borde de la esquela,

deplora la viudez que se merece.

 

 

PARADO  MADURO

 

 

Él le ha puesto sordina a la desesperanza.

Le da calma y la aduerme resignado en lo oscuro.

Levanta frente al mundo la ironía de un muro.

Tras él ha de morir de espalda a la esperanza.

 

Con su segura nada empieza la alianza.

Ni siquiera le asusta un asomo de apuro.

Oye abúlicamente los pasos del futuro.

Le consuela que trae la última mudanza.

 

Es héroe a ras de suelo sin fulgor de batalla.

Soldado degradado de un ideal guerrero.

Engaña al hambre, al frío para sobrevivir.

 

Ciudadano inferior, mano que pide y calla.

A un dios tan sólo ama y al que odia: el dinero,

y nada más le queda ya una opción, que es morir.

 

       SOLEDAD SIN SALIDA

 

 

Dejas el libro sobre el barco de la mesa.

La mesa que navega por las horas fugaces.

Las horas que nos comen como bocas voraces.

Dardos que a la experiencia nunca dejan ilesa.

 

Escribes y la musa subrepticia se expresa.

Que la musa te inspira que escribas con disfraces.

Que escribas no poemas, que son ineficaces.

Este Hoy, con versitos en sus labios, no besa.

 

Mira el televisor: famosos, deportistas,

actores, gente guapa (y también gentes listas),

lección en estos tiempos te dan para vivir.

 

O bien, vuelve a la mesa y ruégale a la musa

que te inspire un poema aunque sea una excusa

para, entre amables versos, aprender a morir.

 

 

LONGA VITA

 

 

Es la longevidad consumado camino.

Es la longevidad un río que agoniza.

Es la longevidad un reto a la ceniza.

Es la longevidad un viejo pergamino.

 

Con la longevidad se prolonga el destino

y es como si venciera al tiempo en una liza.

Con la longevidad la muerte es fronteriza

y vivir llega a ser un paisaje anodino.

 

Pero no es esa senda la más dura que lleva

a un lejano horizonte a la gente longeva

ni se asusta si piensa que vive a un plazo fijo.

 

Porque lo que es un don o una gracia del Cielo

puede, por tantos años, ser también desconsuelo

si esa longevidad ve cómo muere un hijo.


PRISIONERO DE LA NOCHE

 

 

Adormece la noche los ruidos

Es nana este silencio de la casa.

Estremece la noche cuando pasa.

Los muebles, quietos, como adormecidos.

 

Lo que está inmóvil tiene sus latidos.

Todo con la costumbre se acompasa.

Mano de paz la habitación repasa.

Los rincones parecen conmovidos.

 

Sólo tu insomnio suena como un grito.

Te asomas al pretil de la ventana.

Te da miedo el final del infinito.

 

La noche en darte inspiración se afana.

Te pide que le dejes algo escrito.

Como un liberto  abrazas la mañana.

 

 

UN RESPIRO ENTRECORTADO

 

 

Espantas el demonio flaco de tu tristeza

yéndote por las calles de frívolos neones.

Entras en algún bar donde miras, supones

que la gente guasea y rompe en agudeza.

 

Pero te invade pronto un frío de extrañeza

al ver que los ruidos vencen conversaciones.

Porque ves en qué danza brincan sus corazones,

te vas antes que el alma de coraje te escueza.

 

En la esquina, mendigos musitan sus razones.

Ves que la indiferencia le vuelve la cabeza.

La prisa y el consumo son fragua de emociones.

 

Todo cuanto has rozado abunda en la simpleza.

Te vuelves a tu casa, de sucio que te pones.

y te vuelves al libro, tu evasión, tu limpieza.

 

PARA LA TUMBA DEL POETA (ESPAÑOL) DESCONOCIDO

 

 

Lengua de ira fue la tuya, hermano

en mi lengua gloriosa y castellana,

que ibas de la ilusión a la desgana

en un mísero islote provinciano.

 

Tus versos se quedaron en tu mano

apretada de frío una mañana.

Te aclamó nada más que la campana

del cementerio, y luego fue el gusano

 

el único lector de tu poesía.

No tuviste otro aplauso que el azote

de la lluvia en la lápida sombría

 

del nicho, y si el olvido fue tu islote,

tu nombre con el réquiem de estrambote,

es para todos hoy tu antología.

 

 

CRONISTA DE BARRIO

 

 

Se amontonan los años en sus ojos.

La prudencia le ha puesto una mordaza.

Buitre es del barrio desde la terraza.

A lo que él ve le pone unos cerrojos.

 

A falta de dineros, hay arrojos.

La miseria se ha vuelto una tenaza.

Aprieta cada día su amenaza.

El hambre quita velo a los sonrojos.

 

Más de una realza su atractivo.

Acicaladas para la aventura.

Viejo, el vecino sabe adónde van.

 

Pero los hijos son su imperativo.

Ellos no notarán tanta apretura.

Esta noche y mañana tendrán pan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 

 

 

III

 

 

Y Dios de par en par, alto y terrible

separando el gusano de la rosa.

 

Julio Mariscal


 


 

JAULA XXXIX

 

 

No te escondas debajo del Misterio

ni nunca lo utilices como escudo,

ni revistas tu pánico desnudo

con el destello de su magisterio.

 

No lo sometas a tu cautiverio

y ni le cortes su colmillo agudo.

Que te duela su filo puntiagudo

y no admitas consuelo ni cauterio.

 

No lo tutees ni le pongas nombre.

Tendrás que respetarlo siempre. Deja

que esté en su altura incognoscible y suyo.

 

El Misterio es misterio y tú eres hombre.

Él está libre y tú tras de su reja.

Resígnate a pensarlo, que no es tuyo.

 

 

¿DEUS SIVE NATURA?

 

 

¿Dios o Fatalidad?  Venga Spinoza

de esta pregunta a deshacer el nudo.

Nudo que me ha servido como escudo

ante una duda cuyo helor me roza.

 

Filósofo que hipótesis no goza

aun viniendo del ágora sesudo.

Se vuelve al fin de conclusión desnudo.

y la idea en sus dédalos esboza.

 

¿Somos Dios? ¿O ese Dios nos ha creado?

¿Soy yo parte de Dios o es Dios distinto?

¿Él nos espera arriba o bien la Nada?

 

Hombre, siempre estarás desorientado,

yendo y viniendo por tu laberinto

con la inútil pregunta deshojada.

 

 

SONETO   X X

 

De cómo se desalienta el hombre aun a sabiendas

de que lleva a Dios por dentro.

 

Es una historia que me desconcierta.

 

¿Cómo llevando a Dios aquí conmigo

y, siendo incluso mi mejor amigo,

mi vida a oscuras va sin que Él lo advierta?

 

Ante el Mal tiemblo y paso como alerta

y siempre como en frío desabrigo.

¿Cómo Dios, que está en mí, de esto testigo,

mi alma deja al peligro descubierta?

 

Si Él me acompaña en esta larga prueba,

sé bien que de la mano no me lleva

y siento en mí la soledad del hombre.

 

Triste es llevar a Dios tan junto y dentro,

y que no salga nunca a nuestro encuentro

por mucho que lo llame por su nombre.

 

SONETO DE LA MALA HORA

 

 

 

Y la vida no es buena, ni noble, ni sagrada.

 

F. G. L.

 

 

Yo sé que estoy por un azar aquí,

pues me parió la tierra irresponsable.

Vivir -sabéis- no es un oficio amable,

ni un don como se dice por ahí.

 

Hay que echar mano de ilusiones y

olvidar lo crüel e inexplicable.

Pero el dolor es siempre insobornable

y el gozo, fugitivo y baladí.

 

Nada endulza el sabor de la experiencia.

En su balance, amarga es la existencia

y un ¿para qué? le pone broche y cierra.

 

Mas, menos mal que tiene fin la historia,

y el Tiempo ha de comerse la memoria...

La memoria terrible de la Tierra.

INTERROGACIÓN: ¿QUÉ HAY ARRIBA?

 

 

Sabios dicen que el Cielo está vacío

y que no existe Dios o que se ha muerto.

Me conmueve este hallazgo descubierto,

que a más de un impasible deja frío.

 

Yo creo, y  a sabiendas que es desvío,

que lo que hubiera arriba está encubierto.

Que esos sabios no estaban en lo cierto

y su saber no es más que un extravío.

 

Voluntades perversas nos vigilan

y su estrategia de crueldad afilan.

Somos su granja para su solaz.

 

Si la interrogación da escalofrío,

vale más que ese Cielo esté vacío

si podamos vivir por eso en paz.

 

 

ERES LA HOZ QUE SAJA MIS TRIGALES´´

 

 

Eres la hoz que saja mis trigales

y los trilla con cólera de viento.

Eres río que ondula turbulento

y barre aldeas, chozas marginales.

 

Te ríes de los sabios zodiacales

y de la infinitud del firmamento;

y de todo lo vivo, el fundamento,

te teme por tus manos espectrales.

 

Eres también alivio del enfermo,

y de desesperados en su yermo

eres ficticia miel de panacea.

 

Eres regazo, madre indeseable

y, aunque consuelo de lo irremediable,

eres la Muerte y nadie te desea.

 

 

SONETO PREGUNTANDO A UN CIPRÉS...

 

Grave ciprés, veleta funeraria,
¿es un sarcasmo tu señal al cielo?
Silencioso ciprés, ¿eres consuelo
y símbolo tal vez de la plegaria?
 
Capa de luto, torre visionaria
de una esperanza para el desconsuelo,
¿es ironía tu luctuoso duelo
de muda plañidera imaginaria?
 
¿Qué hay arriba o detrás de tu espesura?
¿Se queda en ti el espíritu enredado
o vuela a las mansiones de la altura?
 
¿Qué a morir haya sido yo enviado
y no sepa en qué muerte ni en qué estado
luego he de verme tras la sepultura?


LAMENTO Y CONSOLACIÓN DEL DESESPERADO

 

 

¿Oyes los pasos de la muerte? Ahí viene

con su guadaña al cuello y silenciosa.

Tú, sordo a ras de tu evasión miedosa,

amas la vida y ella te entretiene.

 

La vida con placeres te retiene

y ella es tu furcia, amante, novia, esposa.

Pero la muerte pisa sigilosa.

No dejas tú que su pisar te apene.

 

¿Qué vas a hacer si es ella tu futuro?

La vida es muerte en su revés oscuro.

Tu carpe diem se te ha vuelto triste.

 

Recuerda  cómo amabas, cómo eras,

recuerda tus brillantes primaveras,

recuerda aquel muchacho que tú fuiste…

 

 

 

 

 

 

MÍSTICO EN TINIEBLAS

 

I

 

¿Quién eres tú, confuso entre la bruma?

¿Yavé o Luzbel? Quién sabe. Estoy perplejo.

Es como sol y sombra en el espejo.

Un socavón de mar o la alta espuma.

Alba u ocaso. Entre los brillos dudo.

Altamar. Bajamar. Creo o recelo.

No sé si será gozo o desconsuelo.

¿Sigo hablando o mejor me quedo mudo?

 

Dime, Yavé o Luzbel, quién eres. Habla,

responde, no me dejes en el filo

de esta interrogación que te conjura.

 

Mira, que la respuesta es como tabla

de salvación en la que busco asilo.

¡Define ya tu identidad oscura!

 

 

I  I

 

 

Unas fuerzas me tiran hacia arriba.

Otras fuerzas me tiran hacia abajo.

Me ponen unas y otras cabizbajo

entre desilusión y expectativa.

 

Las dos hincan su ley, que es exclusiva.

¿Quién es el santo y quién es el marrajo?

Las dos con su poder van a destajo.

Las dos tienen su réplica y diatriba.

 

Se disputan las dos eternamente

este universo, mísera colonia

que explotan con dominio sobrehumano.

 

Pero, ¿qué sabe de esta lid la gente?

Mientras, siguen su antigua ceremonia

Yavé y Luzbel igual que un mano a mano.

 

 

 

 

 

 

 

NO ES EL REY DE LAS LAMPARAS ASTRALES...


No es el rey de las lámparas astrales
ni es acuario orquestal de la marea,
ni es viento que entre nimbos aletea,
ni fulge en el albor y sus vitrales.

Ni es fruto de las cumbres forestales,
ni en la oleada del jardín verdea,
ni en el perfume alienta o lisonjea,
ni es goce a los deleites sensoriales.

No habita en la materia; le obedece.
Ni la roza siquiera; ella se ofrece
y Él la contempla con benevolencia,

y aunque eres, Mundo, tierra, polvo y nada,
Dios echa por encima una mirada
y brilla y ríe incluso mi existencia.

 

 

TRASFONDO  DE UN ADIÓS

 

 

Camino voy del más allá y contemplo

a las gentes matándose en intrigas.

Duelo de hipocresías enemigas

de las que voy tomando un triste ejemplo.

 

Con la naturaleza yo me templo

y son sus soledades mis amigas.

Ábside el sol. Las brisas mis cantigas.

Aves. Árboles, cielo: inmenso templo.

 

Ruidosa la ciudad. Ella ensordece.

La amo no obstante yo, mas me parece

su circunstancia un campo de batalla.

 

En espera de irme al otro mundo,

de fe a solas y libros me circundo,

mientras mi boca para siempre calla.

 

 

 

 

 

 

 

 

ÉTICA DE URGENCIA

 

 

Está la muerte aquí, dueña del mundo,

vigilando tus idas y venidas.

Dando adioses igual que bienvenidas

al que nace y también al moribundo.

 

Sé valiente y respóndele jocundo.

Olvídala a esa dueña de las vidas.

Con tus ficciones más entretenidas,

rompiendo los esquemas, ve errabundo.

 

Cuando ya acampes en tus años viejos

te vas a arrepentir viendo a lo lejos

lo reflexivo y grave que ayer fuiste.

 

Envidiarás a jóvenes que pasan

y, disfrutando, con su gozo arrasan,

mientras tú mueres pesaroso y triste.

 

 

AMOR OMNIA

 

 

Yo sé que un día he de morir y miro

lo que me ha sido odioso o indiferente.

Vuelvo a mirar como miré a la gente

y no me voy por asco a mi retiro.

 

Voy ahora por bares donde estiro

la mirada que estuvo de esto ausente.

De grandes superficies soy cliente

y a quienes dan a ellas vida admiro.

 

El que ayer soledad y desestima

daba a todo lo vivo, no desea

a la espalda dejar lo que le anima.

 

Antes, pues, que muriéndome me vea

quiero amar todo cuanto me rodea

y firmar mi emoción con esta rima.

 

 


 

NO TE ESPANTE LA MUERTE Y SU ATAVÍO…

 

 

No te espante la muerte y su atavío.

No te asuste el perfil de su aduana.

 

No te inquiete el tañer de la campana.

no te arredre un zigzag de escalofrío.

 

Fíjate en el más alto poderío…

Ve la más alta presunción humana…

Sueña el edén del más feliz mañana…

Canta la juventud y su amorío…

 

Se irá todo algún día y tú lo sabes.

Deja caer tus pensamientos graves.

Ama la vida, efímera sustancia.

 

No te monte en su máquina la prisa.

No te roben los tiempos la sonrisa.

No dejes de ser tú y tu circunstancia.

 

 

SÉ QUE VOY A MORIR Y ME PREPARO…

 

 

Sé que voy a morir y me preparo.

Comienzo ya a olvidar cuanto he vivido.

Para bien, para mal soy el que he sido.

no me felicito ni me azaro.

 

Sé que vivir, lo sé, cuesta muy caro.

Excede a su alegría lo sufrido.

Pero  lo que viví, pongo en olvido.

Ahí está el fin del laberinto, claro.

 

¿Adónde iré cuando de aquí me vaya?

Nave mi alma, en la inquietud encalla.

Pero espero que allá feliz seré.

 

Nave que hiende un mar de alegoría

¿No habrá belleza, amor, sabiduría.

en ese cielo en donde atracaré?

¿QUÉ HARÉ DESPUÉS, CUANDO ME SEPA MUERTO…?

 

 

¿Qué haré después, cuando me sepa muerto?

¿Se me abrirán los ojos que ahora ignoro?

¿Ver será el conocer que allí atesoro,

una vez que me sienta, al fin, despierto?

 

Para quien busca, está el misterio abierto.

Crecerá la conciencia con que exploro.

Si en traspasar el velo me demoro,

tendré el timón de una esperanza cierta.

 

Si se ha amado la luz, el pensamiento

no morirá: será el conocimiento

viaje hacia esa luz, portón el alba

 

y la inquietud nuestro aldabón sería,

y así belleza, amor, sabiduría

las sendas son por las que Dios nos salva.

 

 

CARONTE ME HA DEJADO EN LA RIBERA…

 

 

Caronte me ha dejado en la ribera

donde el silencio inicia ya su imperio.

Botín el cuerpo para el cementerio,

mudo banquete de la gusanera.

 

Ahora anhelo olvidar lo que yo era.

Dejad el lloro y tanto gesto serio.

El tiempo da para el dolor cauterio.

Voy a encontrarme con lo que me espera.

 

Aprendo los inicios de otra vida.

Mi maestra es la paz; pizarra el cielo

y en ella he de escribir mis ideales.

 

Así tendré con júbilo aprendida

la eternidad, que es descorrer el velo

de otro mundo mejor donde no hay males.

 

TRASFONDO  DE UN ADIÓS

 

 

Camino voy del más allá y contemplo

a las gentes matándose en intrigas.

Duelo de hipocresías enemigas

de las que voy tomando un triste ejemplo.

 

Con la naturaleza yo me templo

y son sus soledades mis amigas.

Ábside el sol. Las brisas mis cantigas.

Aves. Árboles… Ellos son mi templo.

 

Ruidosa la ciudad. Ella ensordece.

La amo no obstante yo, mas me parece

su circunstancia un campo de batalla.

 

En espera de irme al otro mundo,

de fe a solas y libros me circundo,

mientras mi boca para siempre calla.

 

 

ÉTICA DE URGENCIA

 

 

Está la muerte aquí, dueña del mundo,

vigilando tus idas y venidas.

Dando adioses igual que bienvenidas

al que nace y también al moribundo.

Sé valiente y respóndele jocundo.

Vuelve la espalda al dueño de las vidas.

Con tus ficciones más entretenidas,

rompiendo los esquemas, ve errabundo.

 

Cuando ya acampes en tus años viejos

te vas a arrepentir viendo a lo lejos

lo reflexivo y grave que ayer fuiste.

Envidiarás a jóvenes que pasan

y, disfrutando, con su gozo arrasan,

mientras tú mueres pesaroso y triste.


 

MIRANDO LA FOTO DE UNA GRAN MULTITUD

DE UN SIGLO ATRÁS

 

¿Dónde están tantos muertos como ha habido,

gentes que fueron y no son ahora?

¿En dónde el alma que iba dentro mora,

las tantas almas de los que han vivido?

Miro arriba, a los cielos que han creído

y fueron su esperanza aliviadora?

¿Qué fue de su oración invocadora

que a esos Cielos la fe les ha subido?

 

Nada sabemos de su paradero.

¿Sólo el silencio es ya lo verdadero

y no hay rastro de adónde luego van ?

¿Dónde  están tantos muertos que se fueron?

Ni los muertos que sé que me quisieron

me vienen a decir en dónde están.

 

 

AGUARDANDO TURNO

 

 

Estás frente al Misterio, a sus orillas.

En la playa, Caronte con su barca.

La gente poco a poco en ella embarca.

La muerte pone a todos zancadillas.

 

Lejos la juventud, a cuántas millas.

Abierta tu memoria como un arca.

Sólo te queda ver cerca la Parca.

Los que quieres se lleva ella a hurtadillas.

 

Les das tu adiós con miedo y de reojo.

Más de una vez Caronte te echa el ojo.

Te distraes de espaldas al espanto.

 

Te daría también mucho consuelo

mirar, colgar los ojos en el Cielo,

pero lo ves cerrado a cruz y llanto.


 

ENSAYO DE LA DESPEDIDA

 

 

 

No sé, libros, adónde iréis mañana

cuando, tras el adiós final, me ausente.

Fotos, discos, adónde, finalmente,

iréis sin esta voz que hoy os hermana.

 

La habitación que habito y que se ufana

de esta unión será entonces diferente.

Cuando en la calle esté pasando gente,

nadie verá asomarme a la ventana.

 

Después que con Caronte me haya ido,

me acordaré de lo que aquí he vivido

y lo que veo y toco todavía.

 

Que me empape de amor vuestra presencia

y, una vez que esté muerto, en mi conciencia,

donde estuviera, hacedme compañía.

 

 

AGONÍA DE LA AMBICIÓN

 

 

 

Cuando un día te lleve a su barca Caronte,

mirarás con nostalgia lo que dejas atrás.

Cuando un día el barquero te recoja y te monte,

mirarás a las sombras pensando adónde vas.

 

Cuando tu instante último con incógnita afronte,

tu adiós definitivo para todos, ¿qué harás?

Cuando te quede, al fin, un borroso horizonte,

tu ambición de otros tiempos, ¿cómo la adormirás?

 

¿Te importaría ser ciudadano cualquiera?

¿A lo mejor mendigo al borde de una acera?

¿Quizá enfermo de un trance que tardará en morir?

 

Así, entonces, serías lo feliz que no has sido.

Para recuperar lo mucho que has perdido,

confórmate tan sólo, tan sólo con vivir.


 

LOS AÑOS VAN A TROTE TARDE A TARDE..

 

Los años van a trote tarde a tarde

iguales en auroras y en ocasos.

Los devenires son los mismos pasos.

Noche apagada tras albor que arde.

 

Yo me asombro entre impávido y cobarde

al ver la vida: triunfos y fracasos.

Ayer, los años  jóvenes, hoy, lasos.

La pompa sabe su fugaz alarde.

 

La vida, en tanto, a su final se aferra.

Mas los años cabalgan por la tierra.

Todo se va, tristeza de atalaya.

 

Para mí seguirán, mientras que viva,

las tardes una a una fugitiva

hasta ser yo la tarde que se vaya.

 

 

DEL ANIMAL AL ÁNGEL SOÑADOR…

 

 

Del animal al ángel soñador,

escalera de luz de una renuncia,

una grata ascensión que se pronuncia

como un ave con gozo volador.

 

Del animal, brevísimo dulzor

tan raudo y fantasmal como se anuncia.

Del ángel, tan sutil como se enuncia,

a largo plazo, edén prometedor.

 

Ineludible línea divisoria.

Uno y otro se piden moratoria

porque el turno es, sin más, inexcusable.

 

¿Somos juguetes de una mano artera

que nos tira del hilo, de manera

que es bajar y subir lo inevitable?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INTERROGANTE EN LA NIEBLA

 

 

Espíritu caído que en un cuerpo has entrado

y en él te estás buscando por medio de preguntas.

Espíritu, no sabes a qué incógnita apuntas

cuando el dardo invisible a las sombras has lanzado.

 

¿Dime de dónde vienes, cómo me has habitado

mis carnales paredes a punto de difuntas?

¿En tantas sensaciones ni siquiera barruntas

la respuesta que tanta búsqueda te haya dado?

 

¿La Biblia creacionista o la gnosis pagana?

¿O la tierra, de la que un soplo ella te emana,

un soplo que se muere con tu cuerpo anfitrión?

 

Mientras tanto, ¿qué hago, en qué pienso en la espera?

Lo sabremos, espíritu, después de que me muera.

Muerte, que eres la puerta de una interrogación.


 

LENTA Y BATALLADORA AGONÍA

 

A R.F.G., en el otro mundo

 

A punto de emigrar al otro mundo,

con libros y recuerdos me entretengo.

Este cuerpo que es todo lo que tengo

y en su dentro un ¿Qué habrá meditabundo?

 

Un ¿Qué habrá…? recorriéndome errabundo

el alma en que afirmo y me  sostengo?

Cuerpo que ansioso de vivir retengo

y se niega a plañir de moribundo.

 

Pienso en los muertos que me precedieron,

aquellos que su amor y odio me dieron

y ya son inquilinos del trasmundo.

 

A los que aquí se quedan, ahora miro…

¿Con envidia o amor?, mientras expiro

sereno ante el portón del otro mundo.

 

 

PARA ENTONCES

 

 

Cuando yo sea un esportón de huesos,

o bien un montoncillo de ceniza,

y el nombre —un D.E.P— que el tiempo descuartiza

en el muro tras el que estamos tiesos;

 

cuando aprieten los jóvenes sus besos

y el vello, en tanto, no se les eriza

si escuchan que la muerte paraliza

un día la pasión y sus excesos;

 

cuando mi mar refulja más su risa

y halague a los turistas con la brisa,

yo sé que entonces no he de verlo ya:

 

pero, aunque tú ni yo vivos estemos,

nada podrá evitar que nos amemos

todavía en el mar del más allá.

 


 

UNA HISTORIA QUE NO FUE

 

 

Ante tu nicho vengo a recordarte.

Recuerdo hago de ti, de cómo eras.

Gloria del barrio y flor de las solteras.

Vivo jardín para piropearte.

 

Siempre a trasmano para enamorarte,

deseada entre tantas casaderas.

Se te agotaron todas las esperas

y a tu espejo te fuiste a lamentarte.

 

Por azar he venido al cementerio.

El recuerdo me sirve de cauterio.

Me curo de mi ruego desoído.

 

Cuánto darías por estar aún viva

para aceptar, en tu revés de esquiva,

el beso aquel que nos hubiera unido.

 

 

SONETO DEL CUERPO ASTRAL


Anduve por la playa solitaria
y vi a mi doble andando por la espuma.
Anduve por la arena, oí en la bruma,
y lejos, una brisa campanaria.


Anduve por la orilla hospitalaria
y me sentía nube que se ahúma.
Anduve como el día que se esfuma
y se ve ya agonía luminaria.
 
Era la tarde como red sombría
con el color de la
melancolía
y echada sobre el mudo litoral.
 
Pero entre niebla y luces estoy cierto
de que aquel paseante era yo, muerto,
aunque en un cuerpo evanescente, astral.


 

FRANCISCO DE QUEVEDO HABLA EN SU SOLEDAD CON LOS DIFUNTOS

 

 

Sabéis que de vosotros no me olvido,

muertos que estáis rondando mi memoria.

No sé si del infierno o de la gloria

regresáis sin que yo lo haya pedido.

 

Muertos a los que en vida yo he querido

con devoción o estima transitoria,

cercanos y también en desmemoria,

muertos a los que he amado o conocido.

 

Estos que aquí dejasteis en espera

del imprevisto tren a la otra vida,

viven de espaldas como a la ligera,

 

e ignoran que vivir es despedida

de esta vida a la otra verdadera

a dos pasos tal vez de la partida.

 

 

LLEVABAS UN MAIZAL POR CABELLERA…

 

 

Llevabas un maizal por cabellera,

en mi noche tus ojos, dos candiles,

un encaje tus gestos femeniles

y en tu cuerpo, de gozne la cadera.

 

Hembra de rompe y maja se dijera,

los ojos dos luciérnagas febriles,

los labios, pequeñísimos atriles,

y la voz que a la flauta oscureciera.

 

Los años galgos son, sordo el galope.

El amor ya no es bala ni es balada.

A tientas la memoria, da en miope.

 

El tiempo, barco, busca su ensenada,

y aquel amor que fue en cinemascope

será “tierra, humo, polvo, sombra, nada”.

 

Luis de Góngora

 

 

 

 

 

 

ADÓNDE VAN LOS MUERTOS?

 

 

¿Dónde están tantos muertos como ha habido,

gentes que fueron y no son ahora?

¿En dónde el alma que iba dentro mora,

las tantas almas de los que han vivido?

 

Miro arriba, a los cielos que han creído

y fueron su esperanza aliviadora?

¿Qué fue de su oración invocadora

que a esos Cielos la fe les ha subido?

 

Nada sabemos de su paradero.

 

¿Sólo el silencio es ya lo verdadero

y no hay rastro de adónde luego van?

¿Dónde están tantos muertos que se fueron?

 

Ni los muertos que sé que me quisieron

me vienen a decir en dónde están.

 

 

VECINOS PERO DISTANTES

 

Vosotros que estáis muertos, los que un día

erais burdel de una Afrodita loca,

de una boca los besos a otra boca,

llaves de la pasión que abren la orgía…

 

Vosotros los de misa y sacristía,

los de fe puesta a prueba como a roca

y las de rezo, sacrificio y toca,

ejemplo para la feligresía…

 

Aquí estáis, inquilinos del osario,

pues lo que fue condón y fue breviario

es un olvido para lejanías.

 

La virtud y el pecado, aunque están juntos,

cada uno, a su modo, los difuntos

recuerdan dulces sus mejores días.

 


 

FIESTA EN ULTRATUMBA

 

 

 

 

Cuando ya, en un montón de cráneos lisos,

vértebras, tibias y húmeros desnudos,

el silencio sonando en sus embudos

y el tiempo libre de sus compromisos,

 

¿añoraremos viejos paraísos,

bravos amores fieles o cornudos,

ágapes de momentos barrigudos

y envites de los años insumisos?

 

¿Lamentaremos días que perdimos

de gozar y reír y en los que fuimos

molino de pesar y cataplasmas?

 

¡Ay, que nos quede al menos un consuelo

de que si allí no hubiera infierno y cielo,

nos abracemos todos los fantasmas!

 

 

 

EL POETA HORACIO, DELANTE DE UNOS RESTOS MORTALES

EN EL CEMENTERIO ESQUILINO, PIENSA EN SU MEMENTO MORI

 

Oda, 3, Libro II

 

Estoy ante los restos de un osario.

Es ya la tarde, a punto de su huida.

La vista se me queda detenida.

Río de fiestas mudo este escenario.

 

Fiestas en el recuerdo legendario.

Gente que fue, a su modo, de movida.

Epicúrea su alma en esa vida

siempre a espaldas de un rito funerario.

 

Aquí esta el carpe diem con sus risas,

ebrio cantar, sus frenesís, sus camas.

Un ayer en olvido sepultado.

 

Huesera que pensar me haces y avisas

y, a pesar que me apresas y reclamas,

¡vuelvo a esa vida y su solaz dorado!

LA LUZ DEL HOSPITAL ES MORTECINA…

 

 

La luz del hospital es mortecina.

Anochece por los alrededores.

Pesa el silencio por los corredores.

Larga la madrugada, se avecina.

 

Prepara el tiempo ya su guillotina.

Te asedian como tropa los temores.

Sucediéndose van los estertores.

Caronte hacia tu cama se encamina.

 

Y estás en soledad. Los tuyos, lejos.

Te picotean los recuerdos viejos.

islote de dolor es tu agonía.

 

Viene a tu labio el Dios que rechazaste…

Y mira: el Dios a quien jamás llamaste

es, al final, tu sola compañía.

 

 

MIENTRAS SE PUDRA EL CUERPO QUE YO ERA…

 

 

Mientras se pudra el cuerpo que yo era

o las cenizas que quedaran vuelen;

mientras los míos mi recuerdo velen,

reciente la partida que emprendiera,

 

¿qué haré yo mientras tanto por la esfera

de la que nadie ha vuelto, aunque la celen

la esperanza y la fe, y ellas revelen

otra vida: la vida verdadera?

 

¿Despertaré buscando a Dios, gozoso

lo que suba de mí, menesteroso

de ese puerto, final de la aventura?

 

¿Qué será Dios: Amor, Conocimiento,

o mano que nos da el merecimiento

de lo que aquí nuestro vivir procura?

 

 

 

 

LIBROS QUE OS QUEDARÉIS SOLOS AQUÍ…

 

 

 

Libros que os quedaréis solos aquí,

fotos, recuerdos, cartas, mesa, silla,

poemas recién hechos, lamparilla,

sé que algún día os quedaréis sin mí.

 

Entonces pasarán los días y,

en tanto que mi ausencia se apolilla,

tan sólo en quien me quiera, una manilla,

de amor marcará el día en que me fui.

 

El aire, el sol que rondan las ventanas

volverán como todas las mañanas

y a este cuarto han de ver que está vacío.

 

En fin, todo lo vivo y cotidiano

y lo que tuve no será ya mío,

menos la fe de no morir en vano.

 

 

SONETO DE LA ESTACIÓN FINAL

DE LA COMEDIA HUMANA

 

 

Éste es el cementerio, último andén

de los trenes que vienen de la vida.

Es la estación final, la despedida

del mundo que nos dice adiós también.

 

Ojos desengañados los que ven

la mentira triunfal de ida y venida:

la farsa de los necios revestida

a unos de estima, a otros de desdén.

 

Aquí, donde el silencio es el imperio

para la eternidad, cadalso frío

que corta el cuello a toda presunción,

 

erige su verdad el cementerio,

mientras en la ciudad funde el gentío

su feria de ignorancia y ambición.

 

 

 

 

 

 

EL TIEMPO QUE NOS TAÑE

 

 

El Tiempo, mudo y ciego, nos destruye.

Nos sobrepasa con sus almanaques

Los años son recónditos ataques.

Su guerra nuestra tropa disminuye.

 

Como dice Virgilio, el Tiempo huye

y son nuestros recuerdos contraataques.

Recuerdos que se secan como alfaques

y el río del olvido los diluye.

 

Las músicas que tañe la memoria

engalanan de gozo nuestra historia,

pues somos para el Tiempo un instrumento.

 

Hasta que a un largo adiós se nos destierra.

Se nos oculta bajo de la tierra

y el último tañido es un memento.

 

 

EN LA PLAYA DE LA DESPEDIDA

 

 

A dos pasos estoy ya de la playa.

Desde su barca, impávido, me mira

Caronte, remo en manos, que respira.

Que respira aguardando que yo vaya.

 

El alma se me quiebra, se  desmaya.

Mirando mi contorno ella suspira.

Mi alma a la ciudad la vista gira.

Echa de menos donde vivos haya.

 

Pero el tiempo me dice que es mi hora.

Caronte me reprocha mi demora.

Debo subir con él. La barca espera.

 

Miro hacia atrás, terrazas, calle, gente…

Entro en la barca como si quisiera

saber ya, qué es, por fin, lo Trascendente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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