24469 Villamartín del Sil, León
JUAN RAFAEL
MENA
ANTOLOGÍA DE SONETOS SOBRE EL
AMOR, LA VIDA Y LA MUERTE
PÓRTICO
Hay un niño que mira un cielo claro
igual que un mar azul de leve estío.
y bajo el corredor de un patio umbrío
en la imaginación busca su amparo.
Enciende un mundo. Conmovido y raro
va al caño, a la compuerta, a su bajío.
Ama el levante y su zumbel bravío,
la sapina, el estero en desamparo.
Huertas y Parque. Atardecer y aurora
le dan su luz en el mercado. Ignora
que todo cuando vive y ve ya es canto,
ya es verso con gentil caligrafía,
pero lo mira del revés un día
y todo aquello ahora le da espanto.
MIS TIEMPOS DIFÍCILES Y SUS ILUSIONES (I)
Escalones de mármol ceniciento
de esta lonja que he odiado sin motivo,
donde me gano el pan y donde
a espaldas de mi proio pensamiento.
Apenas tengo estímulomy aliento
para reconcentrarme en lo que escribo.
Es igual: lo que falta lo concibo
a costa de este largo aburrimiento.
Escalones de mármol donde tengo
mi juventud ya muerta y sepultada
y un impulso de rabia que contengo.
Mi vida es una tapia derrumbada
y sobre tanto escombro voy y vengo
a distraer mi rabia enajenada.
DE MIS TIEMPOS
DIFÍCILES Y SUS ILUSIONES (II)
Aquí se vede un
corazón csnsado.
Quizá
se vende porque está cansado
de en su rincón saberse derrotado
igual que una risible quijotada.
Hoy me sirve ya ni de almohada
para que se adormezca mi cuidado.
Acepto la amistad de este mercado
como si fuera un triste camrada.
Aquí se vende un corazón que era
una prometedora mercancía
y es ahora ceniza de una hoguera
Sin él mi vida es una mar vacía,
pero vuele a bañarme en la alegrçia
de cuando fui ignorante a mi manera.
LA
LLAMADA DE LA MUSA
Ese muchacho
-altiva pelambrera,
cigarro y
pantalón americano,
pañuelo azul al
cuello, mano a mano
al mus,
vino, aceituna zapatera,
en el güichi,
compaña calavera,
asedio con
piropo de escribano,
tertulio del
bribón y el hortelano
en la lonja
ruidosa y verdulera-,
que ríe ajeno
del azar oscuro
siente un día
en su incierto claroscuro
la voz que lo
deslumbra y maravilla;
es la musa que,
a ocultas, lo aconseja,
se va a su casa
y mus y güichi deja
para embarcar
su alma en la cuartilla.
AÑOS DE ESTUDIANTE DE DON JUAN
ENTRE EL
BALCÓN Y SU CUARTO DE ESTUDIO
Soñabas tú de joven un asalto
con tu
imaginación a la mujer.
Hubo un
rostro capaz de estremecer
y que
siempre te daba un sobresalto.
Esa
imaginación de salto en salto
iba, de
sus encantos, a leer.
Te
costaba trabajo retener
un
texto, de sosiego tú tan falto.
Después
te sacudía el desconcierto.
Era el
culpable aquel balcón abierto
y al
cerrarlo te descorazonabas.
Arrinconado
en tu impotencia el tema,
hasta
que no escribías el poema
al
rostro aquel, no te tranquilizabas.
COQUETEOS DE LA MUSA
Musa,
la de la voz en la penumbra,
la
que me exhorta a que el candor le abra,
la
que trae el candil de la palabra,
la
que con ojos de silencio alumbra;
la
que mimosa me malacostumbra
y
el poema en el éxtasis me labra;
la
que el retorno hermoso me apalabra
y
con su adiós después me apesadumbra.
Pero
su ausencia pronto se desploma.
Cuando
la evoco, su perfume asoma.
Sonríe
y la intención ella se atusa.
Viene
hasta mí desde el umbral oscuro.
Se
quita el peplo hiriendo el claroscuro.
“¡Quédate
ahí, no avances más, oh Musa!”
MUSA FIEL E ILUSIONADA CON SUS TEMAS
Me
da mi humilde musa lo que ella persigue
alcanzar
de los cielos, cicateros en dones,
eso
que ella me obtiene de dioses pobretones
y
con cara de pena de lástima consigue.
Fiel
a su ayer la musa, menosprecia algún ligue
con
revistas que dicen los versos con renglones.
Mi
musa no se olvida del mar, los gorriones
y
el crepúsculo… Cosas de las que nadie escribe.
Para
feliz sentirse, como en un alquilado,
vivir
no echa de menos en una antología.
Su
soledad la musa como casa ha encontrado.
No
embarcará en el muelle de la inmortal historia,
pero
segura está de vivir algún día
en
quien la lea y guarde un verso en su memoria.
II: FANTASÍA PARA UN PUENTE DE ZUAZO POÉTICO
Quiero verte en la aurora purpurina
cuando tu sol entre corales brilla
y surge de la póntica buhardilla
lanzando espuma tu graciosa ondina.
Entonces labraré tu perla fina
sentado a la frescura de tu orilla
grabándole una breve maravilla
que dejaré en tu nítida salina.
Quiero verte. Después, cuando me vaya,
cuando esté lejos de tu verde playa,
tal vez recuerdes a tu amante hombre;
me llamarás incluso con el viento
al ver la perla que en ti busca asiento,
¡aquella perla en que grabé mi nombre!
IBA POR TUS ANDARES —LO
CONFIESO…
Iba por tus andares —lo
confieso:
qué juncos de elegancia en las
aceras—.
Iba por tu explosión de
primaveras
que se llevaron mi albedrío
preso.
Iba, celando mi mirar
travieso,
yo, el más prudente de los
calaveras.
Iba de cazador de veinteañeras
aspirante al trofeo de algún
beso.
Pero tu voz fue mi aldabón de
asombros,
mis ojos no bajaron de tus
hombros
y olvidé el cuerpo que me
arrebatara.
Quien quiso conquistar un
continente,
se quedó en una isla
solamente.
La isla inolvidable de tu
cara.
NO ES VERDAD
QUE LA ROSA ES UN ALJIBE...
No es verdad
que la rosa es un aljibe
con rojas espirales de frescura.
Ni que es el viento la cabalgadura
del olor que no es visto y se percibe.
No es verdad
que la tarde en su declive
es incendio que ahúma la espesura.
Ni que es la noche mina en voladura
donde un filón su yacimiento escribe.
No es verdad, no es verdad que el alba es pira.
Ni que la aurora es bóveda o vidriera.
Ni que el día su red de oro nos tira.
Nada, aunque de
verdad me convenciera
la rosa o el viento o el día o lo que fuera,
pues menos mi dolor todo es mentira.
EL
MAR, TU CONFIDENTE
Olas.
Bores. Maretas.
El
mar de verdes tules
(o
quizás son azules)
con
cenefas violetas.
Tus
palabras discretas.
No
me las disimules,
sino
que las emules
a
las brisas inquietas.
Tus
palabras se callan.
Tras
la voz amurallan
secretos
de guardar.
No
importa. El mar los sabe.
Que
él esta historia acabe.
Que
me la cuente el mar.
SI TANTO CUANTO
VI…
Si
tanto
cuanto
vi
mi
canto
planto
y
gusto
dio,
justo
sigo,
digo
yo.
EL MAR TE
ACERCA EL OCASO
Oleajes:
qué leones,
qué invasiones
y abordajes.
Balconajes:
farallones
como halcones
de paisajes.
La marea
balancea
el ocaso.
Tan cercano
y a la mano...
¡Sólo a un
paso!
TODOS COMENTAN DE TU CUERPO
AIROSO…
Todos comentan de tu cuerpo
airoso,
de tus ojos ladrones de
miradas,
de tu voz en que quedan
enredadas
las voces varoniles en su
acoso.
Todos dicen que pierden su
reposo
y te rinden las almas
entregadas,
y te dan sus palabras
anilladas
para lucirte como ufano
esposo.
Mas detrás de la piel, en la
entretela,
nadie advierte esa hermosa
ciudadela
que espera a su sutil
conquistador.
¿No habrá varón que sepa
conquistarte
y sacar a la luz tu baluarte
de mujer hecha para un gran
amor?
CELOS DEL MAR, SU MANO DE ESCANCANA…
Celos del mar, su mano de
escancana.
por las piernas te sube en
culebreos.
Celos del mar, que cunde en
merodeos
por toda tú con rauda
filigrana.
Tu calor a la espuma hace
villana
y la invita a sus blancos
galanteos.
Tu piel pide ciclón de
abaniqueos
y el mar te da su ráfaga
ovidiana.
Lo que a otras, el mar hace
contigo.
Te seduce y me impone a mí
el castigo.
¡Que te amo más de lo que te
mereces!
Quédate con el mar, que yo
me largo.
Bueno, me quedo. Bebo el
trance amargo.
Es lo mismo que hiciera
tantas veces.
DESNUDEZ DE CONCIENCIA
La
soledad te da lo que tú eres
y,
osada, te desnuda de ti mismo.
La
soledad te pone en un abismo
o te
ofrece abanico de placeres.
Puestos
a un lado tantos menesteres
que
hacen de ti un esclavo mecanismo;
puesto
el oído a tanto verbalismo
que la
experiencia triza en pareceres,
guarécete
en un plácido refugio.
Vuelve
la espalda a tanto subterfugio
y
olvídate de cuanto te rodea.
Y cuando
estés completamente tuyo
escucha
sin palabras el murmullo
del tú mismo que, al fin, se desbloquea.
CHAVAL
ENTONCES, FUI A LA PLAYA…
Chaval entonces, fui a la playa, en
ella
descubrí a la mujer en sus orillas.
El agua te besaba las rodillas.
¿Eras casada, o célibe y doncella?
Corren las olas a tus pies, ardillas
que el viento entre las rocas las
degüella.
Empezaste a dejar en mí tu huella
y en el alma un inicio de cosquillas.
Yo de mis libros me olvidé al instante
y también del poema principiante.
Te seguí preguntándome tu nombre.
¿Quién será esta mujer que me ha
maltrecho
corazón y memoria y que me ha hecho,
de buenas a primeras, todo un hombre?
DE CÓMO NOS PERSIGUE LA NOSTALGIA
Recuerdo aquellos tiempos, ay, tristeza.
Recuerdo gentes, sueños que se fueron.
Los días gratos que se nos perdieron.
Los días llameantes de belleza.
e
Éramos muros de la fortaleza.
y los embates nunca nos vencieron.
Éramos rocas que se resistieron
y ra la risa la única certeza.
Nos hace señas tanta lejanía…
Quiere ser un ahora todavía.
Es inútil su puente de ilusión.
Ya no somos aquellos que cantaban
sin nunca imaginar que se dejaban
en ese hermoso ayer su corazón.
LUCHAR PARA MORIR
Yo sé muy bien que soy un animal
y que este mundo es selva de
la vida.
Yo sé muy bien que es pugna
sostenida
y este vivir es siempre
individual.
Aquí ya a nadie angustia el
bien y el mal.
Lo importante es ganar esta
partida.
Lo que importa es no darla por
perdida
aquí, tan de lo grave a lo
banal.
De la hiena, la risa más
fingida.
Del león, su rugir de
acometida.
De la gacela, el paso
prudencial.
Todo para la triste despedida
de una historia que al mundo
se le olvida
y que un día acabó en el
hospital.
RINCÓN DEL DEPRESIVO
La depresión su carpa te echa encima.
La
tristeza en su pozo te silencia.
La
abulia en tu desgana se querencia.
La
memoria te sella desestima.
No te
asomes al filo de esa sima.
No
afines el perfil de tu experiencia.
No pulas
el pesar de tu conciencia.
No
escuches esa historia monorrima.
Da calor
en tu oído a este consejo.
Da
cabida al aliento de un amigo.
Da adiós
al lloro que de ti yo alejo.
Yo, que
sin la palabra te lo digo.
Yo, que
a tu lado todo el día sigo.
Yo, que
soy tú mirándose al espejo.
BALANCE
DE GANANCIAS Y PÉRDIDAS
Agotada
la tarde, se postra en la azotea
cuando
el último sol se arrastra por pretiles.
Los
astros, poco a poco salen de sus rediles
y el
infinito el lomo de su silencio arquea.
Cancelado
el trabajo, tu ocio se procrea.
Puedes
pensar y caes en máximas seniles.
No eres
ya aquel donjuán de prendas tan viriles.
La
fragua de la edad tus metales moldea.
Recuerdos,
no ilusiones paridoras de gozos.
A
trasmano te quedan aquellos años mozos.
Ahora,
de lo pasado rememorar la gloria.
Sin
embargo, a pesar de tus éxitos, hay
siempre
un pesar de ayer exclamando su ¡ay!
Agrio
vino en el vaso que ahora es tu memoria.
POETA
RETROSPECTIVO
Siempre
pensando en tus atardeceres
como
poeta de otros tiempos idos.
Poeta
de los versos desoídos
hoy
por praxis y prisa en los deberes.
Tú
descansas y aduermes tus quehaceres
en
esos ratos que ya están rendidos.
Te
ves en tus espejos más queridos
y
vuelves a encontrar al que tú eres.
Nostalgia de tu ayer se
te diría.
Perdido
en una vieja antología
en
que la que aquel ayer te da consuelo.
Y
es que miedo te da lo que ahora miras:
un
mundo de mercados y mentiras
que
ignora la belleza y niega el Cielo.
HISTORIA SIEMPRE INÉDITA DEL VERANO
Voy
bebiéndome días de verano.
La
memoria me sirve de garganta.
Gaviota
la brisa, vuela y canta.
El
mar ondea su perfil lejano.
Tú
vas con otro, alegre, de su mano.
Compañía
que a mí me desencanta.
(Que
dicho vulgarmente, me atraganta.
Pero
lo considero tan humano…).
Tú
vas con otro y yo paseo a solas.
Como
en coro, me animan estas olas.
Me
dicen que este mal de amor afronte.
Olvidado
de ti, me da consuelo
ver
que el ocaso en el pretil del cielo
lagrimea
de rojo el horizonte.
DEL INSTINTO AL ESPÍRITU
Mirábamos los labios del ocaso
besar la boca del anochecer.
Delicia conversar, mirar, leer
en aquel tu doméstico parnaso.
Whisky bebimos en el mismo vaso
y más emocionante fue beber
del libro y de tus labios mi placer
de ser amante, aunque en destreza, escaso.
¡Qué inolvidable ha sido luego, y tanto!
Yo iba de Apolo y, mientras, entretanto,
tú de Venus y no nos entendimos.
No llegamos a un buen entendimiento
de hablar de pensamiento a pensamiento
hasta que al Eros niño el diezmo dimos.
MAR DESGRACIADO
Del mar me llegan olas desdichadas
que lloran los naufragios sucedidos.
Hombres, barcos y mitos ya perdidos:
historias ni en los libros recordadas.
Las olas se suceden deshojadas
de la espuma y los vientos desoídos.
Sueños ahogados, nombres sumergidos
que graznan gaviotas desnortadas.
Dolor será para los familiares
que con horror recuerdan esos mares
que sepulcro de tanta gente fueron.
Pero, además de eso, yo le añado
tu amor, aquí en la arena sepultado.
Amor con besos que traición me
hicieron.
¿SABRÁ EL MAR...?
¿Sabrá
el mar en su amarga resonancia
—tan
confidente el mar de nuestra historia,
él,
con tan espumosa vanagloria—,
que
a los dos nos separa la distancia?
¿Le
dará pena nuestra circunstancia?
Quizás.
Le pesa mucho en la memoria
lo
que fue nuestra crónica amatoria
tal
vez aún viva en su salobre estancia.
Él
de menos nos echa y nos evoca,
con
su rumor verdusco nos convoca
pero
nosotros no le hacemos caso.
Tú
y yo con otro y otra, y él ignora,
mientras
nos llama y en la playa llora,
que
olvidamos los dos ya aquel fracaso.
DESDE LA JUVENTUD IZA BANDERA EL AMOR
Desde la juventud iza bandera
el amor tremolando sus deseos.
Por esos años, calles y paseos,
va con cestos de flor la primavera.
Tu mirada, una red; brisa playera
tu voz, leve el tañer de taconeos.
Un disimulo
para mis rodeos,
temiendo
yo que en esa red cayera.
La
vida, con sus trampas y traiciones,
sus
equívocos ramos de ilusiones…
Por
el amor me vi nudo de enredos.
Otras
mujeres que me hicieron cara…
Mujeres
que por ti yo las dejara.
Tú,
candil, en mis noches y mis miedos.
DECLINACIÓN DE TI EN DISPUTA CON EL MAR
Declino el mar:
el mar que te esperara
con el
nominativo de tu nombre.
Vocativo: oh
este mar que hiciste hombre
y que con tanto
azul él te abrazara.
Genitivo: es
del mar si se entregara
tu cuerpo al
oleaje que él te alfombre.
Con cantata de
sal y sol te nombre
si es que a tus
pies te caracoleara.
Dativo: el mar
ya es tuyo cuando canta.
Para ti es
caracola su garganta.
Tuyo el gong de
su embate persuasivo;
mas ¡ay! que tú
eres mía, oculta amante,
y nunca de ese
mar aunque él te cante
con el dolor de todo su ablativo.
IGUALES EN AMOR Y SUFRIMIENTO…
Iguales en amor y sufrimiento.
Dos gavillas unidas por la suerte.
Como yo, tú, mujer, débil y fuerte,
como yo, en el valor y el desaliento.
En la esperanza encuentras el sustento
como yo, y el dolor te deja inerte
como a mí, los dos, reos de la muerte
que ha de llevarnos con su adiós el viento.
Pero tú eres la tierra, la elegida
por la naturaleza, que te ha dado
para que la perdures ese don
de ser madre y la fuente de la vida
y compañera por la que ha llegado
el hombre a engalanar su corazón.
ME
CREÍSTE UN TAIMADO LIBERTINO…
Me creíste un taimado libertino,
yo, galán de una hora
aventurera.
Malhumor me pusiste por
frontera
recelando un rodeo
clandestino.
No me veía como un inquilino
tu corazón, hermética
barrera.
viendo en mis frases a un
don Juan cualquiera,
celando en lo cortés el
desatino.
Mas percibí el temblor de tu
inocencia
y puse boca abajo mi
experiencia
de hombre de mundo frente a
ti, expectante.
Gracias te doy, y es porque
de repente
me supe un tembloroso
adolescente,
todo rendido en aprendiz de amante.
LA MAR QUE TÚ ME OCULTAS SE
HA ESCONDIDO…
La mar que tú me ocultas se
ha escondido
como aliado de tu
verecundia.
Le tiene miedo el mar a su
facundia
y por eso se ha
desaparecido.
La historia que vivimos tú y
yo ha sido
azul idilio en esa mar de enjundia.
Comprendo de este mar esa
iracundia.
Lo doy por ello al mar muy
bien perdido.
Mas, ¿qué haremos si el mar
ya no volviera
a mirarnos, cantarnos como
hiciera
antes de que con rabia se
ocultara?
¡Abre los ojos ya, que el
mar querría
salir y hablar si a ti no te
importara
que los demás supieran que eras mía!
POR TI, POR TUS CONFINES ME HE BEBIDO…
Por ti, por tus confines, me he bebido,
Polifemo en mi cueva
evocadora,
de su lagar el vino de la aurora
y, Dioniso a tus pies, he
enloquecido.
Pirata sin un barco por
Cupido
y sin poder gritar desde una
eslora,
tan tuerto y manco, y sin
timón ni prora,
me eché a tu mar de nauta
forajido.
Por ti he llorado lágrimas
de risas.
Por ti he subido a un torreón de brisas
y sólo obtuve el eco del
vacío.
Mas sé que tras tu anillo de
atadura,
tu corazón ansiado y sin
captura
lloró de rabia porque no era
mío.
SI EL MAR, DE TI
CELOSO, ADIVINARA…
Si el mar, de ti
celoso, adivinara
que tú me amas, se
enfurecería.
Maretas en su grupa
montaría,
percherón que en las playas
galopara.
Cual si por boca de
naufragio hablara,
con bores de dolor te
aterraría;
o a tus pies, perro, se
enternecería
rogando que tu voz lo
acariciara.
Con la noche, se duerme en
tu regazo.
Ahora agavillemos este
abrazo.
En su alféizar, la luna de
testigo.
Cuando despierte, ya la luna
es ida
y él me dará otra vez la
bienvenida
a mí, traidor y su mejor amigo.
TU
MANO ESTA, ALHELÍ, SOBRE LA MÍA...
Tu mano está, alhelí, sobre la mía.
Tu mano, animalito de ternura.
Tu mano, que calienta, que perdura.
Tu mano, lazo de tu cercanía.
Déjala, que es suave compañía.
Déjala, que es la puerta más segura.
Déjala, que es mi cálida espesura.
Déjala, que es compás de mi armonía.
Tu mano es mi más clara trayectoria.
Déjala y no me quites su sosiego.
Tu mano, cuenco ardiente de mi historia.
Déjala, que mantenga siempre el fuego.
Tu mano, donde entierro mi memoria.
Déjala. Te lo pido como un ciego.
EL MAR Y TÚ, UN DELIRIO DE AZULEJOS…
El mar y tú, un
delirio de azulejos.
Joyería era el mar
de aquel verano,
A toda caza iba de
tu mano
Sólo pude tocarte
los reflejos.
Te me fuiste entre
barcas y aparejos.
Tú, mi deseo nómada,
a trasmano.
Te perseguí en un
mar que era ovidiano.
Carro las olas, te
llevaban lejos.
Como amigo ese mar
se me ha ofrecido.
El mismo mar que a
ti te ha poseído.
Le pregunto por ti,
que dónde hallarte.
Él con sus oleajes
me responde.
Sé que en vidrioso
dédalo te esconde.
No sería varón de no
encontrarte.
EL MAR QUE COMO A UN ÁNFORA VOLCABA…
El mar que como a un ánfora volcaba
en tu cuerpo un filón
de pedrería,
me gruñe y lanza con
altanería
olas con mala espuma a
cual más brava.
Mal amigo este mar que
me contaba
cuando yo a solas a su
andén venía,
y él era tren de la
melancolía,
historias que a mis
pies cabrilleaba.
Después de que yo al
mar te presentara,
se enamoró de ti como
si fuera
tu cuerpo cala donde
él descansara.
Pero, por mucho que te
poseyera;
pero, por mucho que
ese mar te amara,
¡no te amaría como yo
lo hiciera!
TRAJE AL MAR A
QUE TE DIVIRTIERAS…
Te traje al mar
a que te divirtieras
y en su orilla tu paz
cabrilleara,
y que tu cuerpo se
enmoreneara
hasta que a pan caliente me
supieras...
No adiviné que el mar te
enamorara
y que tú noche y día lo
quisieras.
No supuse que luego
enloquecieras
y tu cuerpo a las olas se
entregara.
Suya él te hizo para
modelarte
y en su jardín de espuma
retenerte
y, favorita de su harén,
amarte.
A mí me debe el mar su buena
suerte:
mientras que es sólo mi
consuelo verte,
él se lleva, bribón, la
mejor parte.
NO QUIERO VER EL MAR, EL QUE CANTARA…
No quiero ver el mar, el que cantara
cuando de adolescente aquí
viniera
y era amigo leal al que a su
vera
bisoños versos le
desperdigara.
Desde que tú llegaste y te
enjoyara
con diamantes de agua y te
vistiera
de escancana nupcial y te
pusiera
un anillo de sal y te
enlazara,
él, celoso, me brama y me
rehuye
y entre calas ocultas se
recluye
para a solas estar, manso,
contigo.
Desde entonces, mendigo de
tu ausencia
y huérfano del mar de mi
querencia,
no tengo amante ni tampoco
amigo.
SI EL MAR QUE A TI
TE ENJOYA ME ESCUCHARA…
Si el mar que a ti te enjoya me escuchara
y su halago de espuma
detuviera;
si el mar que te moldea me
entendiera
y por unos momentos se
parara,
sabría lo que nunca
soportara
si mi verso entre olas le
dijera...
Si mi verso su risa
malhiriera,
dragón sería que se
revolcara.
A pesar de que él brilla por
quererte
y cabrillea para
entretenerte,
no te amará como yo puedo
amarte.
Ni te asirá como yo puedo
asirte
para besarte, y luego
maldecirte
cuando a la orilla él viene
a reclamarte.
LA RÁFAGA
DE BESOS QUE TE DI
La
ráfaga de besos que te di
ametralló
el minúsculo dintel
de tu
boca, recóndito vergel
en que
mi verso ardiera en frenesí.
Pues
desde el primer día en que te vi
fue tu
mirada acogedor cancel
que de
mi frío se apiadó, lebrel
a tus
cálidas plantas, y otrosí
que
siempre va de tu excelencia en pro,
y es
que opusiste a mi arrebato un no
y a conquistarte le obligó a
mi afán.
¡Briega
difícil para un timonel
que
domó entre zozobras un bajel
del
que tu amor me hizo capitán!
NUEVO
NACIMIENTO A ORILLAS DEL MAR
Aquí me olvido de que el mal existe.
Aquí venimos a que el mar sonría.
Aquí, a que el mar nos haga compañía,
Aquí damos la espalda a cuanto es triste.
Aquí nuestra memoria se resiste
a los malos recuerdos que traía.
Aquí el mar con sus olas los enfría
a pesar que lo pérfido persiste.
Aquí brisa y espuma nos divierten.
Aquí llantos en risas se convierten.
Aquí la depresión se vuelve euforia.
Aquí venimos con el grito encima:
Aquí, tal como Bécquer, en su rima*
a que el mar nos arranque la memoria.
MAR DESAFIANTE
El mar que como a un ánfora
volcaba
en tu cuerpo un filón de
pedrería,
me gruñe y lanza con altanería
olas con mala espuma a cual más
brava.
Mal amigo este mar que me
contaba
cuando yo a solas a su andén
venía,
y él era tren de la melancolía,
historias que a mis pies
cabrilleaba.
Después de que yo al mar te
presentara,
se enamoró de ti como si fuera
tu cuerpo cala donde él
descansara.
Pero, por mucho que te poseyera,
pero, por mucho que ese mar
te amara,
¡no te amaría como yo lo
hiciera!
SI EL MAR, OH AMOR, A TI TE
PREFIRIERA
Si el mar, oh amor, a ti te
prefiriera,
y no al verso que yo le
regalara;
si el mar a grupa suya te
montara
y en sus brazos de olas te
meciera,
no por eso yo menos te
quisiera
y ni por ello menos te
cantara;
no por eso yo menos te
ensalzara
y ni mal viese que él te
poseyera.
¿Qué puede hacer ante ese
mar que brama,
que brilla, que se exalta,
que te llama,
que te apadrina, nueva
Venus, oh?
Pero esa duda no te
desespere.
Te quiero tanto como el mar
te quiere.
¿No somos uno, al fin, el
mar y yo?
DILEMA ENTRE EL MAR Y TÚ
Te cabe todo el mar entre tus brazos.
O no es tan grande el mar como parece
o en tus ojos el mar desaparece
entre rumor oculto y maretazos.
Los dos no me cabéis entre mis brazos
Menos aún si la marea crece
y el mar en tus pupilas reverdece
dando en tu corazón aldabonazos.
Asomarme a tus ojos me da miedo.
Tras mi temor me parapeto y quedo.
Si un dilema de pronto me obligara,
entre tú y mar a quién yo prefiriera...
¿Qué haré sin mar si a ti te poseyera?
¿Qué haré sin ti el mar se me entregara?
HISTORIA
DE AMOR JUNTO AL MAR
Si el mar, oh amor, a ti te prefiriera,
y no al verso que yo le regalara;
si el mar a grupa suya te montara
y en sus brazos de olas te meciera,
no por eso yo menos te quisiera
y ni por ello menos te cantara;
no por eso yo menos te ensalzara
y ni mal viese que él te poseyera.
¿Qué puedo hacer ante ese mar que brama,
que brilla, que se exalta, que te llama,
que te apadrina, nueva Venus, oh?
Pero esa duda no te desespere.
Te quiero tanto como el mar te quiere.
¿No somos uno, al fin, el mar y yo?
MIRA LA PLAYA, EN QUE OLAS VAN
Y VIENE…N
Mira la playa, en que olas van
y vienen
y borran esas claves nominales
que escribieron amores
estivales,
y los otoños luego no
retienen.
Nuevas arenas surgen,
sobrevienen
para nuevas historias
memoriales.
Después, olas de asedios
otoñales
harán que nuevos nombres
desordenen.
A ejemplo de la playa, tu
memoria
ha de borrar las huellas de
esa historia
que yo viví con otro amor un
día.
Amada, ven al mar y de él
aprende
que quien olvida es quien
mejor defiende
en el alma su playa de
alegría.
ELLA SE ACORDARÁ DE MÍ, ES
SEGURO…
Ella se acordará de mí, es
seguro
como me acuerdo yo de ella
también.
Mas eso ya en nosotros no está
bien
cuando hay entre los dos un
alto muro.
Nos recordamos como en
claroscuro.
Nuestros acompañantes no nos
ven
y por mucho cariño que nos
den,
nos recordamos como en un
conjuro.
Ni ella ni yo lo intentará: de
nuevo
vernos para probar como un
relevo
de amor a lo que ahora es un
deber.
Los recuerdos se cruzan a
distancia,
yunque en silencio tanta
resonancia
por un idilio que no pudo ser.
AMOR
QUE QUIERE OLVIDAR QUE TIENE SU FIN
Al sol salimos. Lúdico el paseo.
Lejos se entona el mar, brisa su clave.
Chirría el cielo si lo horada un ave.
El día ya desnuda su ajetreo.
Él, del reloj, se siente siempre reo
Envejece la tarde, lenta y grave.
Vecina del crepúsculo se sabe.
De las sombras recela el merodeo.
Probamos el dulzor de este camino.
Se hunde el día en su lila vespertino.
De regeso, la vida nos reanude.
A nuestra espalda queda el cementerio.
Que el más allá se quede en su misterio
y a olvidarlo este beso nos ayude.
SOL
DE TU LEJANÍA
Casa que se me abre en la memoria.
Tu voz que puso en fiesta a mis sentidos.
Testigos son los muebles sorprendidos.
El beso como prólogo a una historia.
Luz que en mi anochecer fue palmatoria.
Savia tú en mis recuerdos repetidos.
Resplandores que fueron mis latidos.
Ayer del beso, lumbre evocatoria.
La historia, rota, que se recompone.
Lejano sol que nunca se me pone.
Calor me arrima en este ocaso viejo.
Luciérnaga en mis noches sin frontera.
Fulgor tú en mi nostalgia de manera
que vivo ya de sólo tu reflejo.
DECLINACIÓN DE TI EN DISPUTA CON EL MAR
Declino el mar:
el mar que te esperara
con el
nominativo de tu nombre.
Vocativo: oh
este mar que hiciste hombre
y que con tanto
azul él te abrazara.
Genitivo: es
del mar si se entregara
tu cuerpo al
oleaje que él te alfombre.
Con cantata de
sal y sol te nombre
si es que a tus
pies te caracoleara.
Dativo: el mar
ya es tuyo cuando canta.
Para ti es
caracola su garganta.
Tuyo el gong de
su embate persuasivo;
mas ¡ay! que tú
eres mía, oculta amante,
y nunca de ese
mar aunque él te cante
con el dolor de todo su ablativo.
LA MITAD DE LA SATISFACCIÓN
De
ajetreos diurnos la noche se desnuda
y las ganas de asueto su boca despereza.
Él de todo el ropaje de la prisa se muda
y respira, ya en calma, un aire de pereza.
Se acerca a la almohada y a su amor la saluda
y con beso y susurro su coqueteo empieza.
Calor buscan los
suyos, que lo mueve a que acuda
a ella endulzando el mimo de una delicadeza.
Mas la esposa, rehén
del cansancio, está inerme
de unas frases recíprocas y, entretanto, se duerme,
y él con voz de melaza asiente y se va yendo.
De pronto, se
detiene y la mira un instante,
y se siente orgulloso de ser esposo amante:
pasados tantos años, y aún la sigue queriendo.
CUANDO DE TI NO QUEDE NI MEMORIA…
Cuando de ti no quede ni memoria
de tu nombre en lejanos descendientes
y de mí dos poemas decadentes
y entre dos fechas mi herrumbrosa gloria,
nadie se hará una idea de la historia
que vivimos los dos, adolescentes,
y tan primaverales e inconscientes
que obviamos la advertencia disuasoria.
Mas si algo de aquello hoy te quedara,
y en mí también un poco subsistiera,
alegrémonos pues, que eso fue acaso
lo mejor que en el mundo nos pasara,
después de ver mentiras por doquiera,
viejos los dos y con la muerte a un paso.
LOS DOS POR LA ALAMEDA. EL
MAR, DELANTE.
Los dos por la Alameda. El
mar, delante.
Caen en la bahía una a una
las caras sucesivas de la
luna.
Nos da su adiós un buque
navegante.
Caminamos…¡Sorpresa
palpitante!
La novia a la que amé como a
ninguna
nos la pone la suerte
inoportuna
enfrente, altiva y sin
acompañante.
Mas, conforme se acerca, mira
al lejos…
No muestra ni un asomo de
entrecejos,
u oculto va para que no se
advierta.
Y mi amada me besa de repente
ignorando que pasa indiferente
junto a nosotros una historia
muerta.
VIVIMOS
HOY REHENES DEL DINERO…
Vivimos
hoy rehenes del dinero,
remando
en su galera despiadada
y
agradeciendo el rol de la peonada
para una
subsistencia de asidero.
Las
horas con su sino jornalero,
el
rendimiento, sangre calcinada,
las
calles con su turba ajetreada,
libre de
horarios con tic-tac negrero.
Después
de tanto tráfago, te siento
cercana
con el vaso de tu aliento,
agua de
ti donde yo bebo calma:
tu voz,
dulce inquilina de mi oído,
tu beso
entre mis labios retenido,
tu risa
repicándome en el alma…
SÓLO TU AMOR ME LIMPIA DE
GRISURA…
Sólo tu amor me limpia de
grisura
con que el vivir oxida a
nuestros años.
Tu amor me sube, amada, a
los peldaños
de un ático en que veo la
ventura.
Sólo tu amor me evita la
tristura
en que caer nos hacen tantos
daños.
Tu amor, cuando ha llegado a
mis redaños,
hace que el verso tenga más
dulzura.
Hace que el verso que te
hilvano ahora
se haga música lenta y con
demora.
Se nos haga reposo
vespertino
después del día que ya atrás
dejamos
hueco y respiro donde nos
amamos,
rico revés de este vivir
mezquino.
EL HIJO SE TE SUBE POR TU
GOZO…
El hijo se te sube por tu
gozo.
Levadura es tu mes de
embarazada,
emoción de tu sangre
afortunada,
tu horno de embarazo es tu
alborozo.
El hijo es leve, diminuto
esbozo,
mas con una promesa
agigantada.
El hijo enciende luz de una
alborada
de un día con la sombra aún
por embozo.
Un porvenir de oro le
imaginas.
Un viaje feliz le vaticinas.
Vivir entre el sudor y la
quimera.
No habrá en la tierra nada más
seguro
que el vientre de una madre ni
un futuro
como el que ella de su vientre
espera.
TE MIRAS AL ESPEJO CON TEMOR…
Te miras al espejo con temor
de que no sea tersa ya tu
piel.
Tienes miedo a los años que en
tropel
nos vienen para todos con
rigor.
Te obsesionas que llegas a
mayor
y te vas alejando del vergel
de esos años que saben aún a
miel
y gozan todavía su esplendor.
Si es limitada la naturaleza,
no olvides que subsiste la belleza,
si no por fuera, sí bajo la
tez.
Que nunca está la juventud
perdida,
porque quien ama y lucha por
la vida
vuelve a ser joven una y otra
vez.
CUANDO LLEGUES A ANCIANA
RECORDARÁS, SEGURO…
Cuando llegues a anciana
recordarás, seguro,
los momentos de amor que
ambos entretejimos
y que con gratitud por
dentro retuvimos
como si se colgaran trofeos
en un muro.
En la vejez parece que todo
es un conjuro
de pesares de errores que un
día cometimos.
Mas la memoria olvida
también lo que sufrimos
y un provecho de luz nos
saca de lo oscuro.
Cuando el pasado sea lejanía
angustiosa
y los años nos digan adiós
desde muy lejos,
sonríe y canta como tal una
adolescente.
No olvides que se puede
cultivar una rosa
con la mano temblando y los
dedos ya viejos
pensando que el ayer todavía
es presente.
EN LA VEJEZ, UN DÍA TE
EXTRAÑARÁS QUE VIVES…
En la vejez, un día te
extrañarás que vives
de nuevo, pero ahora de la
memoria, rea;
presa de unos recuerdos te
verás, que reescribes,
punzón esa nostalgia, cuando
el ayer se hojea.
Soportarás por dentro un alud
de declives
mientras que en la experiencia
una emoción verdea
y, aunque las ilusiones de
entonces te prohíbes,
gozarás ese ahora que en su
ayer se recrea.
Solitarios que estamos a más
años cumplidos,
a pesar de que añores esos
tiempos ya idos,
si amaste te darán una vid
vendimiada.
Vive, pues, el amor y tu sueño
enarbola
para cuando esos años vengan a
verte sola,
sean mosto en que te bebes tu
vida recordada.
DE AHORA EN ADELANTE, TÚ,
MEMORIA…
De ahora en adelante, tú,
memoria,
no me herirás con dagas de
pesares.
Tu almacén de oxidados
avatares
voy a cerrar sin pena ya ni
gloria.
Sólo me habrá de enamorar la
historia
que me invente en mis altos
alminares.
Mi fantasía, faro en altas
mares,
buscará una pleamar de
escapatoria.
Memoria, serás pasto del
olvido
y tú, mi fantasía, habrás
sabido
hasta el mástil trepar de la
experiencia.
Abajo, tú, memoria: lo pasado,
y arriba ese mañana deseado.
Tú, oh fantasía: mi supervivencia.
TU VOZ, SÓLO TU VOZ COMO UNA
BRISA
Tu voz, sólo tu voz como una
brisa
que levanta a mi ánimo caído.
Tu voz, por la que vivo
conmovido.
Tu voz, que me mantiene con su
risa.
En ella se descansa de la
prisa
que nos violenta el pecho y su
latido.
En ella yo me sé como acogido,
hospitalaria siempre tu
sonrisa.
Tu voz tan solamente es mi
consuelo
y ella es también como mi
firme suelo
de esta vida, crüel su
zarandeo.
Sólo a tu voz mi desazón se
anuda
y, como un ciego a ras del
ajetreo,
tu voz es lazarillo que me
ayuda.
CASA, NAVÍO ANCLADO EN LA
MAÑANA…
Casa, navío anclado en la
mañana,
tiene las jarcias como
tendederos
y las antenas como masteleros,
la cubierta con golpes de
persiana.
Se alegra con el fin de la
semana
celebrando deleites
domingueros
repitiendo momentos
placenteros
que ayudan a tirar de la
desgana.
Pero este nuestro emocional
navío
va por el mar del tiempo
navegando
con nosotros, sus fieles
tripulantes.
No temamos tormentas o desvío,
si los escollos vamos
sorteando
tú y yo, amada, marinos tan
amantes.
MÚSICA QUE DA TONO A MI MEMORIA…
Música que da tono a mi memoria.
Amor que puso en fiesta a mis sentidos.
Belleza de momentos retenidos.
Amanecer que es mi mejor historia.
Luz que ha sido después toda mi gloria.
Savia tú en mis recuerdos repetidos.
Resplandores que son como latidos.
Fuego tu beso, lumbre evocatoria.
Día interior, caliéntame mi pena.
La emoción de tu voz mi paz ordena.
Calor me arrima en este ocaso viejo.
Luciérnaga en mis noches sin frontera.
Fulgor tú en mi nostalgia de manera
que vivo ya de sólo tu reflejo.
EL POETA Y SUS GÓNDOLAS DE
ROSAS
El poeta y sus góndolas de
rosas
por el agua de los
atardeceres…
El filósofo, a gusto con sus
glosas,
en la atalaya de sus
pareceres…
La vida con sus manos
ambiciosas
dando perfil a hombres y
mujeres…
Tú, buscando el dulzor de tus
placeres,
aunque placeres de pequeñas
cosas.
Para ti no florecen más
laureles
ni saboreas más dilectas
mieles
que este vivir en paz y
sencillez.
Crezcan los hijos y la vida
siga.
Haya trabajo y que el amor
bendiga
ser mortal y feliz, justo a la
vez.
ÚLTIMA ESTACIÓN DEL AMOR
Anochece. La casa se arrellana
en la vieja costumbre del
reposo.
Todo lo que en el día ha sido
acoso,
es ahora fruición de la
galbana.
El amor ya no vibra ni se
afana
como en los días del ufano
esposo.
El amor no es el labio deseoso
de entonces y, su siempre a
flor, la gana.
Ha anochecido. Todo se serena.
Tras aquella pasión joven y
plena,
ternura y compañía por
testigos.
Seguimos todavía siendo
amantes
y seguimos queriéndonos a
instantes,
pero también, a instantes,
como amigos.
I I
RETRACTACIÓN DE LA VERDAD
Se
sabe a solas como están los ríos,
las montañas, los páramos,
la duda.
La verdad, prostituta, está
desnuda
y ya ni cuenta cuántos son
los tíos...
Ha optado la verdad por sus
desvíos:
ser sincera sin nada que la
escuda.
Vive en su podredumbre y no
se muda:
cubil y mugre son sus
atavíos.
Sabe que no defenderá la
historia,
ni a Dios ni al hombre, ni
hablará tampoco
en nombre del amor y la
justicia.
BLANCA DE AMOR, TRADUCES LA MAÑANA…
Blanca de amor, traduces la
mañana.
Tus labios izan pabellón de
risas.
Cordaje es tu cabello para
brisas
a pesar del pespunte de una
cana.
En la losa tu pie, la ciudad
gana,
pues calmas su ajetreo si la
pisas.
Se remansan en ti todas las
prisas,
¡tú, que zozobras llevas de
fulana!
Pero a esa barca con timón
de calma,
sé que, hambrienta de amor, le cruje el alma
aun con el sonreír de una
cualquiera.
De vuelta a tu cubil, nadie
adivina
que dejaste caer en cada
esquina
un amor que el dinero te
encancera.
DE TODAS LAS MÁS SABIAS ENSEÑANZAS..
De todas las más sabias enseñanzas.
de todos los más altos magisterios,
de todos los más místicos
misterios
y en la cima de las
adivinanzas,
hay un saber que es culmen
de alabanzas
y se merece todos los
sahumerios.
Un saber que domina
planisferios
y es la sal de las
bienaventuranzas.
Quien esté de esta alforja
proveído,
quien vuele en esta águila
subido
observará con pena a los
humanos.
Sobre la santidad, sobre la
ciencia,
hija espúrea y ruin de la
experiencia,
está
ESTÁS COMO LOS MONTES
SOLITARIOS…
Estás como los montes: solitario.
Isla a la que fustigan las tormentas.
Cementerio discreto de osamentas.
Torre de un olvidado campanario.
¿Qué se ha roto
en quien fuera hospitalario?
¿Hasta qué piel le sangran las afrentas?
¿Balance agraz de anécdotas y cuentas?
¿Autoexilio a un planeta imaginario?
¿Vivir con otros, cuerda de serviles,
o con búhos de tácticas sutiles,
revés de un hombre, espejo verdadero?
Imposible es quizás la convivencia
del mundo y de quien oye su conciencia.
¿Ser ciudadano y a la vez sincero?
LA MENTIRA,
DUEÑA DEL MUNDO
Teje a diario velos la mentira.
Que es su telar la lengua que las dice.
Todo el mundo las ve, las contradice
mas nadie de su boca las retira.
Para mentir se nace y se conspira.
De ese mentir ninguno se desdice.
Todo avisa que nos familiarice
con ella, que así el pobre mundo gira.
La mentira nos hace ciudadanos
y nos mentimos a pesar de hermanos,
Sin ella no podríamos vivir.
Por eso es la mentira inevitable.
Que el mundo no sería ya habitable
si dejamos la gente de mentir.
¿RESENTIMIENTO O DESENGAÑO?
(HOMENAJE A CHARLES BAUDELAIRE)
¿Qué es el arte?
Prostitución.
Charles
Baudelaire
Hoy vengo de academias y ateneos,
de libros, de tertulias, literatos,
conferencias, poemas y relatos,
certámenes, jurados con flirteos.
Todo ese mundo es pira de deseos,
fama y dinero con momentos gratos,
revés de nombres para los maltratos
en reuniones con falsos discreteos.
¿Dónde gentes hallar que no se insidien.
limpias de corazón que no se envidien
tras de la hipocresía clandestina?
Entro en un puticlub donde olvidarme
de artistas y poetas y alegrarme
con sexo,
chiste, ordinariez, cocina.
MÁSCARA OBLIGADA
Somos deudores de la hipocresía,
pero un arte de máscara nos guarda.
Aunque por dentro la verdad nos arda,
la apaga arteramente la falsía.
Una sonrisa y la mirada fría
es la envidia que calla y se acobarda.
La máscara la oculta y la resguarda,
incluso le aconseja que sonría.
Solamente el feliz la deja a un lado
cuando ve con desdén al desgraciado
y al que la vida tira su venablo.
Infelices, llorones y envidiosos,
despectivos, hastiados y orgullosos…
¡A unos y otros los confunda el diablo!
LA NECESARIA
ESTUPIDEZ
Detrás de una mirada hay un fusikl
y un cuchillo en el gesto de un saludo.
Tras unn silencio, un anatema mudo
y tras de una sonrisa, un proyectil.
Mil desengaños nos llevamos, mil
disgustos nos aprietan bien su nudo,
pero la ingenuidad es un escudo
que aliena y hace al hombre más pueril.
Olvidamos con las satisfacciones
y reanudamos
nuestras relaciones
ilusionados una y otra vez.
Cuchillos, proyectiles y anatemas
no nos destruyen las estratagemas
de nuestra necesaria estupidez.
LOPE DE VEGA,
CON 54 AÑOS, CONOCE A MARTA DE NEVARES,
JOVEN CASADA,
PERO, AMÁNDOSE, SE ENTENDIERON
En el aire, la media tarde quieta.
Un jardín. Se saludan invitados.
Sonrisas. Comentarios. Preparados
músicos, la que canta y un
poeta.
La que canta: una joven que interpreta.
El que escribe: los versos extasiados.
Misa y breviario quedan olvidados.
Cura que a su deber no se sujeta.
Casada está la joven y él lo sabe.
¿Enamorarse no es pecado grave?
Ella canta a la par que el laúd toca.
Pasaron años y él recordaría
esa tarde que lo enamoraría,
y hoy la ve ya mayor, enferma y loca.
EL DINERO SE RÍE DE LA GENTE…
El dinero se ríe de la gente.
Él es el dueño de sus corazones.
Él es una palanca de pasiones.
Él hace al más rebelde un obediente.
Nadie le vuelve el ojo indiferente.
Nadie lo excluye de sus emociones.
Nadie ignora el poder de sus blasones.
Nadie lo acusa de que es indecente.
El dinero, aliado que nos une,
es también enemigo que desune.
Él es el genio de la paradoja.
Tanto a su humillación nos encadena,
que, aun siendo vil metal, le damos pena
y de nuestras rodillas se sonroja.
RESPLANDOR DE ALEGRÍA EN
ESTA CASA…
Resplandor de alegría en
esta casa.
Tirabuzón de anécdotas felices.
Risas que borran feas
cicatrices.
El tiempo como un río oculto
pasa.
Techo y columna sobre firme
basa
es ella, bordadora de
tapices
de la necesidad, más los
barnices
de tanta dicha que los
sobrepasa.
Que todo siga así: laurel,
guirnaldas
hay que poner sobre su sien,
sus faldas,
revés su hogar de los que
son infiernos.
Pues, por un rato, su marido
olvida
esa tarde anterior con la
querida
y cubre a su mujer de besos
tiernos.
TE MIRO, YUNQUE DE TU
SUFRIMIENTO…
Te miro, yunque de tu
sufrimiento,
con ese rostro que la vida
azota.
Sé que caminas con la frente
rota.
Trizas dejas en cada
desaliento.
Los hijos te dan pan de miel y
aliento
cuando tu corazón ya es
bancarrota
y te apuntalan ellos la
derrota
que te mina momento tras
momento.
Tan sólo en tu trabajo aras tu
dicha.
De ti vencida huye la desdicha
cansado su gruñir de que te
ladre.
Por ti, por tu dolida
fortaleza,
se siente honrada la
naturaleza,
orgullosa de ti, mujer y
madre.
SÉ QUE NO ES HORA, MAR, DE
ESTAR CONTIGO…
Sé que no es hora, mar, de
estar contigo
hablándote en un críptico
lenguaje.
Sé que abuso de ti, de tu
hospedaje
tratándote lo mismo que a un
amigo.
Sé,
mar, que en todo lo que canto o digo
no
está el hombre con clámide de ultraje.
Sé que
miro el revés de su coraje
y a
ser renuncio su civil testigo.
Pero es eso: es el miedo y
es la prisa.
El tumulto tan huérfano de
risa
devorando el edén de su
consumo.
¿Qué puede hacer el verso en
minoría
sino curarse la melancolía
de ser un fuego del que ya no hay humo?
EVOCACIÓN DE MARIANO JOSÉ DE LARRA EN
SU TIEMPO
“En este país no se
puede escribir”
M. J. de L.
Érase de un país
hecho de estruendos
montado en la
tortuga de su historia,
yendo de moratoria
en moratoria
de su progreso,
todos subarriendos.
Érase de un país de hombres tremendos
brindando con el yo cara a la gloria,
a ver quién da la imagen más notoria
y es el más grande de los estupendos.
Érase de unos incolas hostiles
que se dieron a hacer guerras civiles
y a tëatralizar buenos y malos.
Érase de un país y de una lidia
de todos contra todos en la envidia
y muertos fueron por el Goya a palos.
DE CÓMO DON JUAN PASÓ DE ADOLESCENTE A HOMBRE
La prostituta que feliz me hiciera
en el lecho tristón de su sustento,
con su beso, quizá de fingimiento,
risa teatral y labia zalamera…
No sé, no sé, o acaso fue sincera
conmigo viendo el apasionamiento
(con mi dinero tuvo su alimento
la misma tarde que calor me diera…),
murió en el hospital, lo supe, un día.
Nadie en la vecindad notó su ausencia.
Nadie en el barrio la recordaría;
nadie, y tan sólo yo con la evidencia
de mi hombría, ya atrás mi adolescencia,
fui el único que no la olvidaría.
ANTES
Y DESPUÉS DEL AMOR O CONTESTACIÓN
DE
LUIS DE GÓNGORA AL SONETO DE LOPE DE VEGA
“VARIOS
EFECTOS DEL AMOR”.
…y
sólo del Amor queda el veneno.
L.
de G.
Después
de que el abrazo nos uniera
y
el beso con su llama nos soldara;
después
de que el ardor nos derribara
y
en su dulce naufragio nos hundiera;
después
de que el amor se adormeciera
y
su fuego invisible se apagara;
después
de que el reloj nos despertara
y
el día nuevamente nos vistiera,
salimos
a la calle, a la costumbre
de
vivir y su ciega servidumbre
y
cada cual del otro ya inconexo.
salimos
a olvidarnos de que fuimos
de
la pasión sus títeres, sus mimos,
y
cada cual juguete de su sexo.
DON JUAN SABE
CÓMO SE ENAMORAN EL HOMBRE Y LA MUJER
La mujer se enamora y no lo cuenta
y calla para sí lo que ella siente.
Su intimidad de espalda está a la gente.
y en silencio su historia ella alimenta.
El hombre se enamora y se adecenta
para la gran conquista que presiente.
Ante el espejo está resplandeciente:
colonia y elegante vestimenta.
Se lo dice gozoso a algún amigo
que le sirve a la larga de testigo
de cómo se
conquista a una mujer.
Mientras, ella el secreto lleva dentro
y con qué discreción marcha a su encuentro
por si el conquistador la puede ver.
DE CÓMO EROTÓSOFO SE ENAMORA DE
EROTHYA EN UNA CASA DE LENOCINIO
El primer beso se lo di en la boca,
sus labios como dos pequeñas fresas.
—“¡Ay qué gusto me das cuando me besas
y el beso sin romper me vuelve loca!”.
—“Cuando se ama, la emoción es poca
—le dije— si las almas están presas
de un juego que las hace más traviesas
y la pasión al dios Eros invoca”.
El otro beso se lo di en el alma
—ella me dijo—, ya en la dulce calma
de un placer con sopor de satisfecho.
Nunca pensé que aquello nos uniera
y que a pesar de ser una cualquiera
salimos, ya pareja, de su lecho.
LO QUE
PUEDE UN PIROPO
Viuda la que fue grácil doncella,
hoy
hembra que la edad la redondea.
La
madurez, no obstante, la hermosea.
El
espejo le dice que aún es bella.
¿Cómo
olvidar a la muchacha aquella?
Ella en
fotos antiguas se recrea.
Sufre
porque delgada se desea
contra
el tiempo que ahora la atropella.
Un
paseante célibe la mira.
Parece
que la sigue, que suspira.
Con
piropo romántico la aborda.
Ella se
asombra y a su moza olvida,
y
aquella silueta tan garrida
hoy va
contoneándose de gorda.
ARDINERO DE UNA FLOR IMPOSIBLE
Que no puedo decirte que te amo,
lo sé y tu corazón no lo adivina.
Terraza con terraza, oh, mi vecina,
no sabes que tu nombre, mudo, clamo.
Nos separa a los dos un breve tramo,
abismo para mí, que me margina.
Mi mirada te busca clandestina
y con ella en lo íntimo te llamo.
No sospechan mi esposa y tu marido
que el interés que pongo yo es fingido
en macetas que cuido en la terraza.
Ignorarás por siempre que te quiero,
vecino que de torpe jardinero,
para poder mirarte, se disfraza.
DON JUAN AVISA ACERCA DE CUANDO LA MUJER SE ENAMORA
Es el
beso la puerta del amor.
Por él y
por los labios los amantes
se
entrecruzan sus almas anhelantes
y se
enajenan de su alrededor.
Ya no es
mujer sino que es viva flor
la que
está entre los brazos palpitantes.
Cuerpo,
beso y mirada son fragantes
e
impregnan, al que besa, de dulzor.
En los
brazos la amada se abandona
y el
amante la aprieta y la apasiona
y ella,
embriagada de pasión, se olvida
del ayer
y el mañana y de su entorno,
y de su
corazón, que es como un horno,
saca el
pan con que da toda su vida.
ESPEJISMO DE UNA PRESENCIA
Lo ven: modelo de virilidad.
Los maridos lo empiezan a temer.
Él, modesto, se sabe de buen ver.
Mas eso no le sabe a vanidad.
Si tuviesen un poco de maldad
nunca tendrían nada que temer
de que es hombre con alma de mujer
tras el aire de masculinidad.
Cuando llega a su casa, al solitario
lo enloquecen zarcillos y pulseras
y su apariencia veronil se quita.
Saca ropa de hembra de su armario,
se pinta minucioso las ojeras
y se dice al espejo: ”¡Mariquita!”.
HUMILDAD,
MADRE DE LA SENCILLEZ
Pasear
por la orilla de la playa.
Ver
que el sol un adiós lento nos pide.
Sentir
que el cuerpo el chapuzón no olvide.
Contemplar
que la tarde se desmaya.
En
la orilla la brisa amable encalla.
Calma
a la tarde que a su sol preside.
Poco
a poco, a marcharse, al fin, decide.
Fascina
que en su góndola se vaya.
El
cárdeno aparece como un luto.
Undívago
en las olas, lo disfruto.
Placer
pequeño, insustancial historia.
Si
no hay nada que duela y se lamente,
qué
respiro es gozar sencillamente
y
llevarse este gozo en la memoria.
DESEO
QUE RENACE DE SUS CENIZAS
Les vuelve las espaldas a las gentes
y un tajo da de manga a los curiosos.
Así no ve reojos desdeñosos
que a otros les hieren mudos y
pacientes.
A solas, y en las horas más silentes,
lejos de prejuicios temerosos,
despiertan sus demonios amorosos
que al mismo tiempo son inteligentes.
¿Cómo ir a buscar un hombre, un tío
que se le acerque a flor de un amorío
y no afrontar un triste deshonor?
Como otras veces, tras el sueño,
olvida.
Mañana volverá a seguir la vida
y él seguirá, soñándolo, ese amor.
DRAMA DE GAY OCULTO Y SOLITARIO
Él su cuerpo de hombre se amujera
al espejo mirándose desnudo.
Pasan los días y se ve a menudo
como si una mujer, al fin, ya fuera.
Piensa si un novio a ocultas él tuviera
que lo abrazara caluroso y rudo…
Vive en un bloque y va discreto y mudo
tal como si con nadie conviviera.
Él lamenta que sea así su sino.
No comete ni un leve desatino
pero teme un murmullo vecinal.
Y no le queda otra alternativa
que en el teclado del Pecé le escriba,
si lo encuentra, a algún novio digital.
VIDA INTERIOR, VIDA DOBLE
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo…
F. de Quevedo
En la calle, entre gentes, tú no eres
quien se desnuda cuando estás a solas.
En esa soledad tú te atortolas
y el espejo es secuaz de tus placeres.
Allá cumples cabal con tus quehaceres
y en tanta seriedad no te amapolas.
Aquí, en tanto impudor, no te arrebolas
a la espalda de hombres y mujeres.
La brevedad has visto de la vida.
Por eso tu experiencia te convida
a un carpe diem de emoción urgente.
Te ríes en tu reino imaginario
y, exaltando tu goce solitario,
le das cortes de mangas a la gente.
HÉROES Y
HEROÍNAS DEL HOGAR COTIDIANO
Es un
cuchillo con su doble filo.
Es nido
para Dios y Satanás.
Es lo
que pudo ser y no verás
Ayer, un
plan feliz; hoy, alma en vilo.
De aquel
edén que pudo ser tranquilo,
un campo
de batalla queda a ras.
Como de
un cielo a tierra bajarás
y de sol
de salud, a ser bacilo.
Máscara
de una artera hipocresía
o una
triunfante risa de alegría:
moneda
de angelitos y demonios,
según
caiga al tirarla sobre el suelo.
Circunstancia
de amor o desconsuelo,
dice el
vulgo que son los matrimonios.
SINO NEGRO
Yo, mujer fea y de dudosa hechura,
ya he pasado los años juveniles.
Se me han quedado atrás esos abriles,
para muchas, listón de la hermosura.
La pensión de mi madre me asegura
vivir pero en sus límites seniles.
Lo escaso de mis prendas femeniles
perder no le ha hecho a un hombre su
cordura.
Fallecida mi madre, ¿qué me espera?
Me ha quedado limpiar piso, escalera
y lo que encuentre en mi azarosa ruta.
Porque, dicho en verdad, adónde iría
si es seguro que no se me querría
ni en ningún puticlub de prostituta.
AUTODEFENSA
Soy prostituta. A ver quién me echa en
cara
que mi cuerpo vendido me alimenta.
Decidme a quién por ello he de dar
cuenta
sino
a Dios, que de verme se apiadara.
Esa gente que al verme no repara
que la miseria es la mayor afrenta,
no sabe cómo el hambre me atormenta
pidiendo que la tierra me tragara.
Esa gente con aires de elegida
y por la Providencia protegida,
no muerde el polvo de mi día a día.
Si hay un Dios, mirará a los infelices
con amor, a pesar de sus deslices,
pues, ¿qué clase de Dios si no sería?
HAMBRIENTO
DE PAN Y AMOR ANTE LA PUERTA
DE UN
LENOCINIO
Poco
dinero en el bolsillo mueve.
Añade
soledad que lo congela.
Dónde un
amor que dé cuerpo y candela.
Para el
solo que es pobre todo es nieve.
¿Alquilar
un amor de trato breve?
¿Aguardar
turno como la clientela?
¿El
hambre desoír, su aguda espuela?
¿El
instinto voraz no se conmueve?
Le
aprieta bien el nudo de la duda.
Pobre
razón que, ciega, se desnuda.
Amor con
la que él piensa triste cerda.
Se para
ante la puerta decidido.
Él
llamará, mas antes da un gemido:
“¡Desgraciado!
—se dice— ¡Eres un mierda!”
ÚNICO
AMOR
Ella
lleva a sollozos la viudez.
La
encadena el recuerdo, dócil rea.
Paño su
soledad, lo lagrimea.
Grande
es la casa para su estrechez.
Viendo
el álbum, respira placidez.
La boda:
el tiempo, astuto, la hermosea.
Para su
soltería, panacea.
Segura
la pensión en la vejez.
Por un
momento olvida las cenizas,
las
infidelidades, las palizas,
las
reconciliaciones dulces, cuántas;
también
que, mientras con su esposo estuvo,
ella fue
para él una de tantas
y él el
único novio que ella tuvo.
EROTHYA Y DON JUAN
SE CONOCEN EN LA PLAYA
Bikini verde.
Erothya, bolsa en mano,
Gozosa por la orilla
se pasea.
Ella en olas y gente
se recrea.
Su pie lienzos de
agua rompe ufano.
Enfrente, en
bañador, don Juan, cercano.
Jóvenes y maduras
olfatea.
Ve a Erothya, que se
luce, que hermosea
su cuerpo, que es la
joya del verano.
Los dos se ven.
Parándose, se miran.
Los dos, como
extrañándose, suspiran.
La corteja don Juan
y le asegura
amor fiel con mirada
que la abraza.
Ella, orilla
adelante, lo rechaza,
pero en lucha pasión
contra cordura.
SONETO–EPÍLOGO DE LA VIDA DE EROTHYA
Tal como de la mano de una ola,
ibas, tú, Erothya, dueña de la playa.
La mirada más casta se desmaya
al verte, paseando hermosa y sola.
Un puticlub contigo se atortola
y va tras ti donde tu cuerpo vaya.
Casa de lenocinio en que se engalla
ese tu cuerpo que glamour tremola.
Un cliente te ve bella e ingeniosa.
A su piso te lleva y te desposa.
Te extravía en su bosque la lectura.
Él te insiste que leas y que escribas,
que feliz envejezcas y que vivas
y hagas de aquel ayer literatura.
REFLEXIÓN DE EROTHYA, UNA VEZ LLEGADA
A LA ESTACIÓN DE LA VEJEZ
Un tren de sueños y de amor he sido.
Andenes han faltado y estaciones.
Laberinto agridulce de pasiones.
La condición humana he trascendido.
A sus sótanos sé que he descendido.
Una boca rasgando maldiciones.
Un corazón con brotes de emociones.
Olores de lo fresco y lo podrido.
Historias mías y también ajenas.
Dedos de simpatías y condenas.
Yo, como todo el mundo, amé y odié.
Que nadie me eche en cara lo gozado.
Yo también como todos he llorado
y vine al mundo sin saber por qué.
FLECHAZO INVOLUNTARIO ANTE LA BELLEZA
VARONIL DE DON JUAN
Era toda
mirada sostenida
ella
callando el corazón travieso.
Tal vez
los labios reprimiendo un beso,
clausurada
la boca y resistida.
Nadie
notó que estaba conmovida
y ya su
corazon no estaba ileso.
Ni que
en los ojos sostenía el peso
de un
suspiro cavándole una herida.
Nadie
notó que cabizbaja iba
cuando
echó andar después, luchando esquiva
como
evitando al alma un desconsuelo;
alma de
su marido que la amaba
pero al
otro, al final, se la entregaba
pidiéndole
perdón por ello al Cielo.
EL MAR COMO ADVERSARIO AMOROSO
Tú eres,
amor, la llave del verano
y la
palanca azul de la marea,
pero el
mar en tu cuerpo se recrea
y te
lleva ola a ola de su mano.
Por eso
el mar refulge tan ufano
y con su
fresca brisa te tutea,
Tu
cabellera el aire la golpea…
¿No sabe
el mar que todo es eso en vano?
Nunca
podrá decirte el mar: “Te quiero”,
ni
hacerte un verso como yo lo hiciera.
Por eso
ruge con su desespero.
En una
cala deja que él te quiera,
mas le
dirás a fuer de ser sincera
que en
tenerte en mis brazos fui el primero.
¿AMOR O DETERMINISMO?
Cualquier
mujer que ves: por sus andares,
su voz,
su gracia, su mirar, sus gestos,
sus
senos femeninos predispuestos
a un
suspirar de elásticas pleamares,
te
pondrá un peso con dulzor de hogares
en los
dos brazos, siempre tan dispuestos
para
abrazarla, para amarla prestos,
vengan
después los gozos, los pesares.
Esta es
la historia y nadie la recuerda
si la
mujer le tira, aunque se pierda
el
hombre en esa selva de pasión.
Se
suceden así miles de años,
tanto en
flechazos como en desengaños,
encuentros
de la hembra y el varón.
ES MARAVILLA QUE EL CAUDAL DE UN
LLANTO…
Es maravilla que el caudal de un llanto
desprendido en sollozos y neblinas,
que el derrotado honor de unas ruinas
cubiertas por la yedra del espanto;
que el reino de la muerte a cal y canto
acotado por nubes sibilinas,
que la náusea de todas las rutinas
con su descolorido desencanto;
que el sarmiento febril de una caricia,
que la raíz radial de una delicia,
que el placer erizando el esqueleto;
que el dolor de una madre enloquecida,
que si el amor, que si el morir, la
vida
¡quepan en la ternura de un soneto!...
DON JUAN, ADOLESCENTE
AÚN, ENAMORA A
UNA MUJER MAYOR
La vieja, alegre, todavía guapa.
Caderas y oscilante el tafanario.
Balanceo gracioso y ordinario,
que así sus ganas de vivir destapa.
Los hijos, repartidos por el mapa.
Viuda sola, lo sabe el vecindario
que de noche su insomnio es un
calvario;
más si su ayer nostálgico la atrapa.
Sabe que un joven con pasión la mira.
Que por su cuerpo y su vaivén suspira
si no, ¿a qué viene ese mirar tan fijo?
Ella lo sabe y le sonríe artera,
lo quisiese tener pronto a su vera…
Mas, ay, que el joven puede ser su
hijo.
LUCHA
INTERIOR DE ESPOSA ATORMENTADA
Yo, una mujer, he de callar mi historia
y aparentar mi amor con mi marido.
Hacerle ver que el único que ha habido
es él en mi amorosa trayectoria.
Pero otro amor me ronda la memoria
y tengo que aparcarlo en el olvido.
Pensar, qué triste, que lo más querido
es para mí una oculta escapatoria.
Tardes de playa y parque en que gozamos
cuando a besos y abrazos nos amamos,
para siempre olvidar como si nada.
A Dios pedirle que olvidarlo pueda.
Que con hijos y esposo, qué me queda
sino pasar por una esposa honrada.
DETRÁS DE LA APARIENCIA
Lleva a gala en su ser que ella es lesbiana
aunque los hombres con pasión la miran.
Hay dos o tres que con ardor la admiran
y ella debiera de sentirse ufana.
Noviazgo le proponen y de ella emana
una sonrisa por la que suspiran.
Frente a los que por ella así deliran,
opone
un “No” que a su secreto hermana.
Mudo secreto que se va volando
hacia la chica que la está esperando.
Ay, eso muchos no comprenderían.
Los años pasarán pero la gente
dirá por qué soltera —y tan decente—
se quedó la que tantos pretendían.
IBA YO CON UN PLENO DE ILUSIONES
Iba yo con un pleno de
ilusiones,
una explosión de halagos y
sonrisas,
buganvilla cayendo de
cornisas,
fuente de plazoleta a
borbotones.
Iba yo, zarandeo de emociones,
torpes palabras ante ti
sumisas,
saltadas las fronteras
indecisas
y ya a tus pies mis
capitulaciones.
Y tú en aquel encuentro, ¿qué
me diste?
Un “Ya lo pensaré”. Me
sonreíste
y un adiós compasivo me
dejaste.
Pasado el tiempo, te
agradecería
que ese “No” me dijeras aquel
día.
El día en que de ti me
liberaste.
BUSCANDO
UN RESPIRO
Unos se evaden por la droga y él
no se fuga tampoco por el vino.
Ni en el estadio es grito y torbellino.
Gane o pierda su equipo es boca fiel.
Él vela la colmena de su miel
y un amor busca a oscuras, clandestino.
Calladamente mima su camino
a espaldas de la vida y su tropel.
¿Y qué hacer si el destino o la
familia,
su potro de torturas, a él lo exilia
a la calle buscando su consuelo?
Qué bien está entre putas y maricas.
Olvida todo y cuántas horas ricas
le da el burdel, que es donde tiene el
cielo.
MUJER INSOMNE Y
SOLA
La mirada del
gato en el sofá
es testigo del
tedio de su dueña.
Frente al
televisor, ella se empeña
en dormir, pero
no lo logrará.
El insomnio,
rebelde, no se va
y de su noche,
sin piedad, se adueña.
Reza sus
oraciones de pequeña
creyendo que el
insomnio, al fin, se irá.
Se acuerda del piropo que le echara
un tío que en
la calle la abordara,
apasionado pero
no grosero.
Mas, ay, quién
a su lado lo tuviera
su soledad
llenando aunque eso fuera
sólo para tener
un compañero.
ESPOSA TRAICIONADA QUE YA NO AGUANTA
MÁS Y GRITA CONTRA SU MARIDO INFIEL
No sé en qué hora me casé contigo
yo, que tuve los novios a montones,
yo, que partía airosa corazones
y tuve a todo el barrio por testigo.
Entro en mi alma y con terror me digo
cómo es que tantos tras de mis tacones
vinieron como ardiendo en sus pasiones
y a ninguno casar quise conmigo.
Mujer de entonces, dócil y sumisa,
obedecí a mis padres indecisa:
Que tú me mantendrías de por vida.
Con otra a ocultas vas y yo me abstengo
de tíos que me acosan porque tengo
honor, lo que no tiene tu querida.
TRABAJADORA
DEL AMOR CON MALA SUERTE
Máquina
soy —sabedlo— del placer.
A todo
el que me compra le doy gusto.
Alguna
vez me llega un tío adusto
y
acariciarlo alegre es mi deber.
Le doy
mi cuerpo a lo que quiera hacer.
Se
desnuda, viril, velludo el busto.
Olvido
que me dan un trato injusto,
pues
clientes empiezo a no tener.
Me voy
haciendo vieja, apenas duermo.
No bien
alimentada, toso, enfermo.
Temo que
me veré en la calle un día.
O verme
en una cama de hospital.
Y sé que
sólo me visitaría
la
muerte, para mí providencial.
PERSONA
DE ORDEN QUE DA UN TRASPIÉ
Y ENTRA EN UNA CASA DE TRATO
Vas con esas gentuzas marginales
de bocas deslenguadas y groseras.
Las atmósferas más callejoleras
respiras y te son ya habituales.
No son delicadezas de postales
sino palabrerías chocarreras.
Qué chismes de sarasas y rameras
con que incendias tus ímpetus carnales.
Hasta que un día ves adonde llega
la condición humana, prueba a prueba,
y venir de la lástima al hastío…
Vuelves a casa, a tu vivir decente,
mas te obsesionas con aquella gente
y “Aquello —te repites— es lo mío”.
A UN
FALUCHO A MEDIO CUBRIR
POR EL
CIENO DE UN MUELLE PESQUERO
Con la cerviz ya hundida y castigada
por el peso de soles y de brumas,
ofreces todavía a las espumas
el honor de tu vértebra empinada.
Que estuvo tu bodega abarrotada
de peces, lo recuerdas y te abrumas;
pero, a pesar, de que hedor te inhumas,
resistes, sin embargo, la bajada.
Ni el colmillo del agua compañera,
ni el verdín que a tu proa la adornara
perdonan a tu sucia calavera;
igual que el pescador que te embarcara
hoy su vejez lo abate y desampara
y se muere, mirándote, a tu vera.
BUENA SUERTE EN
LO MALO
Ella se sabe máquina del sexo,
y es que el sexo es también su profesión.
Nunca en ello pondrá su corazón
pero sí tiene que poner el beso.
Jamás su corazón estará preso
y exento está de una febril pasión.
Su almohada es amor de una ocasión
y así su corazón quedará ileso.
Cuando termina su trabajo, llora.
También con la madama se acalora.
¿Cómo cayó tan bajo siendo guapa?
Llega un día un cliente que se prenda
de esta mujer que, aunque su cuerpo venda,
aún se ve joven y con él se escapa.
HEGESIAS,
FILÓSOFO CIRENAICO, MEDITA SOBRE EL SEXO
El sexo es perro que en la sangre ladra
y a todo a su placer lo sacrifica.
El sexo en callejón o en cama rica,
perfume da como da olor a cuadra.
El sexo, si es gozar, todo le cuadra,
pero es cilicio si se mortifica.
El sexo, loco ciego que fornica,
es un río que brama y se desmadra.
Y todo, ¿para qué? Que nos lo diga
esa naturaleza que prodiga
hormonas para su entretenimiento.
Sexo para llorar su regocijo
si es que no fuera porque siembra un
hijo…
Hijos, por cierto, para el sufrimiento.
UNA TRAGEDIA LLAMADA
CORONAVIRUS
Coronavirus,
hijo de Satán,
que
arrinconas las vidas en sus casas,
y a
los que no obedecen, los arrasas
y
con el hospital de cara dan.
Tus
partidas las vidas ganarán
al
mundo por el cual impune pasas
en
este juego en que nos sobrepasas:
un
tute en el que muchos perderán.
Pero en el horizonte una esperanza
asoma
para la desesperanza
y
se llama vacuna bienhechora.
¡Iremos
a la calle como antes
y
gozaremos todos los instantes
que
tú nos niegas con rigor ahora!
AMOR
CONFINADO
¡Ay, cuántos días sin poder mirarte
cautivo en esta sola habitación!
Aunque comprendo entera la razón,
me contento con sólo recordarte.
Buena esta soledad para evocarte
y sentir como siempre la emoción.
De recuerdos, un cofre el corazón,
resignado al consuelo de nombrarte.
Pasan los días pero sé de ti
por el móvil ansioso, para mí
amigo y confidente del desvelo.
Por eso, no sintamos rabia y pena.
Después que pase ya la cuarentena,
de nuevo habitaremos nuestro cielo.
UN RESPIRO PARA EL MIEDO
Todo se
viene abajo: Las costumbres
de tu
infancia, tan fuertes, han cedido.
El
dinero su imperio ha difundido
y
solivianta viejas mansedumbres.
Todo se
viene abajo: Las techumbres
de aquel
romanticismo se han rendido.
El sexo
invade aquel altar caído
donde el
amor burlaba podredumbres.
Temen
los cielos que de ozono enfermen.
Arsenales
atómicos que duermen.
Hambre,
paro, fragor de terrorismo.
Nado a
la costa última del día
para
hallar una cala de poesía
como un
rincón tranquilo de mí mismo.
DON JUAN, MIRÓN
DISCRETO EN LA PLAYA
Caracolea el mar en sus orillas.
Deshaciéndose en rizos va la espuma.
Incoloro el crepúsculo se esfuma,
Un aire fresco viene de puntillas.
Ella recoge bolsas y sombrillas
viendo cómo el calor teje una bruma.
Al sol el horizonte lento inhuma.
Muy cerca, corren olas como ardillas.
Ella a marido e hijos apresura.
Don Juan, tras de sus gafas negras, gira
una mirada a esa beldad madura.
Para su adentro, cual chaval, suspira
y piensa que el marido no la mira,
ya ingrato e indiferente a su hermosura.
ALEGORÍA DE CÓMO LA BELLEZA
(AFRODITA)
Y EROS (EL AMOR) NO SIEMPRE COINCIDEN
Bañándose en el río está Afrodita.
Su desnudez entrega al agua mansa.
Después, en un remanso se arremansa,
de un sauce, a cuyas sombras él la invita.
Eros, discreto, espía la visita.
Ella en los quietos márgenes descansa,
pero lo ve, y él su inquietud amansa
y ella siente la paz que necesita.
Afrodita sonríe confiada
y adivina en la cálida mirada
que él, en silencio su pasión, la ama.
Ella lo menosprecia y él no insiste,
se va y se pierde en la arboleda, triste,
mientras inútilmente ella lo llama.
SECULARIZACIÓN DE LOS VOTOS PERPETUOS
El
honor sacrifica tus placeres.
Guapo
pero reverso de un don Juan.
Miradas
hacia ti vienen y van
de
ballestas de amor de las mujeres.
Tú,
caballero de otros tiempos eres,
dominador
y dueño de tu afán.
Ellas
sonríen mientras que te dan
sugerentes,
rendidas, sus poderes.
Llegas
a casa triste y solitario.
Te
acuerdas de convento y de sagrario.
Tu
vida aquella en paz que abandonaste.
Cura
ayer, hoy: galán ante el espejo.
Mas
llegarás, sin el consuelo, a viejo
de que en silencio, al menos, a una,
amaste.
POETA SEPULTADO EN LA INDIFERENCIA
Tú, que fuiste poeta provinciano
y tu voz se perdió en tus lejanías:
tú. jardinero de melancolías
en tu jardín amable y suburbano;
tú, con tu mala suerte de la mano
como en la angustia de las ordalías;
tú, cortejando pobres alegrías
y de una fiel resignación hermano;
tú, quemándote el verso en esa mano
que amansó tantas briegas de los días
y les diste un cariño franciscano;
tú, que al pisar la vida ya sabías
que soñar en un páramo era en vano
y que con ese sueño morirías…
SEÑOR Y DIOS…
Señor y dios,
te adoran, oh dinero,
sangre en metal
por las mundanas venas.
En tu nave, con
cifras encadenas
al hombre a
pervivir como remero.
Ideal de
ideales, tú, el primero,
nos miras como
irónico mecenas.
Truecas con tu
poder en gozos penas
y haces feliz
hasta al humilde cero.
Todo lo
compras. Todo está a tus plantas
cuando con boca
del consumo cantas
y a la más alta
dignidad humillas.
Sólo el amor,
los héroes y la muerte
no se rinden al
brillo de tu suerte.
Los demás se te
ponen de rodillas.
CUERPO QUE NO SE RESIGNA A SU VEJEZ
Sé que en un cuerpo transitorio vivo
y no sé cuándo dejaré mi casa.
El tiempo por encima de mí pasa,
como dice Quevedo, fugitivo.
Atrás dejo los males. Sueño, escribo
y lo escrito en sus lágrimas fracasa.
Sé que ser noble y soñador me atrasa,
pero ser resentido me prohíbo.
¿Qué me queda después de convencido
que un día he de morir, y que el olvido
como a cualquier humano, al fin, me
espera?
Mientras, como uno más de mis engaños,
en tanto que me aplastan canas y años,
quiero resucitar mi primavera.
VIVIR PERDONANDO
Desengañado de trapacerías,
se retira al cubil de sus placeres.
Más importantes son estos quehaceres
que amigos—dónde— y sus hipocresías.
Lejos de farsas y tunanterías,
él ve a los hombres como medios seres.
Él se olvida también de las mujeres,
de sus manejos y zalamerías.
¿Qué hacer en tanta soledad distante?
Soledad que es desierto trashumante
de la musa ya desilusionada.
Vuelve a la calle y su experiencia olvida.
Sabe que así de estúpida es la vida,
que no piensa jamás si hay Dios o nada.
BELLEZA QUE SE QUEDÓ SIN DUEÑO
Ella,
del barrio, fue la jaquetona,
la monumento y tipo de Revista.
Ni uno solo del bar pierde de vista
ese cuerpo que pasa y apasiona.
Hasta un ciego lotero se emociona
sin que a su taconeo se resista.
Ella es presa que nadie la conquista.
Ni el más galán incluso, la ilusiona.
No se sabe por qué su soltería.
A pasear se va día tras día
y siempre vuelve sola de regreso.
Ha muerto la que a todos dio un rechazo.
No llevó a ningún hombre de su brazo
y no supo jamás lo que es un beso.
VIUDA SIN RECURSOS DE MARIDO MALTRATADOR
QUE SE VE CORTEJADA
Sexo y
dinero rondan el jardín de su vida.
En él
ella defiende su enjuta contingencia.
Ellos
afinan garras con lima de apetencia
Endulzan,
bello el guiño, la artera acometida.
Ella ve
que traspasan la puerta y los convida.
Ellos la
ven desnuda de medios y experiencia.
Recaman
de promesas amables su presencia.
Ella
prueba el arrope con candor de rendida.
Pasa el
tiempo, el ruido del dinero y los besos.
Sabor de
servidumbre y recuerdos aviesos.
Va
atusándose años con su miel zalamera.
Los
dineros la alivian a la vez que la afaman.
Lo
comprenden y callan los hijos que la aman.
Le dio
un corte de mangas a la vida embustera.
FLOR DE
LA SABIDURÍA MADURA
Es la hija mayor de la experiencia.
En su cuna de errores ha nacido.
Desde entonces la inquina ella ha aprendido.
Sabe —y se calla— la más honda ciencia.
Ciencia con que se viste la conciencia.
Con eso oculta bien lo que ha sufrido.
Parece que lo esconde en el olvido.
Sonríe con un guiño de inocencia.
Sabios, santos, filósofos la ignoran.
Ellos, para sus cábalas, adoran
sólo el puro saber, que les acucia.
Ella, no obstante, la hija malnacida,
es la que enseña más para la vida
y se ríe del mundo, y es la Astucia.
HAMBRIENTO DE PAN Y AMOR
Poco dinero en el bolsillo mueve.
Añade soledad que lo congela.
Dónde un amor que dé cuerpo y candela.
Para el solo que es pobre todo es nieve.
¿Alquilar un amor de trato breve?
¿Aguardar turno como la clientela?
¿El hambre desoír, su aguda espuela?
¿El instinto voraz no se conmueve?
Le aprieta bien el nudo de la duda.
Pobre razón que, ciega, se desnuda.
Amor con la que él piensa triste cerda.
Se para ante la puerta decidido.
Él llamará, mas antes da un gemido:
“¡Desgraciado! —se dice— ¡Eres un mierda!”
FAROL DECEPCIONADO
Va por
fábricas, va por almacenes.
Va por
terrazas, va por avenidas.
Va por
las academias relucidas.
Va por
tranvías, autobuses, trenes.
Lo que
busca no está en los parabienes
ni en
dueños de esas bocas desprendidas.
Lo que
busca no es clave de las vidas
de los
que dicen que son sabios…¿Quiénes?
No
encuentra lo que busca a cada lado.
Por
aquí, por allá. ¿Dónde está él?
El
hombre que su afán ha diseñado.
Se da la
vuelta con su perro fiel.
Rompe el
farol ya desilusionado.
Y
Diógenes se vuelve a tu tonel.
UNA DE ESAS BELLEZAS QUE OBSESIONAN
Yo
te pensaba hermosa todavía.
Tu
cuerpo de madura imaginaba.
Mi
memoria, a ti fiel, te recreaba.
Rosa
de atardecer yo te creía.
Nostalgia
de tu voz en lejanía.
Mayo
encendido te me recordaba.
Tu
risa en la distancia me alegraba.
Tu
sombra con tesón me perseguía.
Pasaron
unos años. Te supuse
casada
y con tus hijos y te puse
en
un secreto altar imaginario.
Mas
luego me enteré que falleciste.
y
lo que me ha dejado ya más triste
es
pensar tu belleza en un osario.
LO MÁS GRANDE, LO MÁS IGNORADO
Hondón
de soledad, silenciosa muralla.
Moscardón
la memoria, neblina tu futuro.
Pugna
inmóvil y muda, cabeza contra un muro.
Corazón,
un racimo de penas que no estalla.
La
mordaza a este héroe lo ha prendido y lo calla.
El drama
intransferible, lo único seguro.
Marido,
padre, árbol de un frutal ya maduro.
Su
coraje lo aprieta, su prudencia es cizalla.
Hombres
egregios trazan su sombra gigantesca.
Él mira
en su desierto la suya, tan grotesca.
Nada lo
asiste sino la sombra de su verso.
Ni
beldad ni galaxias de este mundo indigente.
No hay
nada más valioso que el dolor sonriente.
Acaso lo
más noble que habrá en el universo.
.
UNO DE
ESOS ETERNOS MALENTENDIDOS
Recorre
ella esas calles, curiosea bazares.
Temes
que su sonrisa ilumine a indolentes.
(Hay
hombres indolentes; de pronto, pretendientes.)
Una mirada,
una voz dulce, unos andares…
Mientras
en el trabajo evocas familiares…
Mientras
ordenas números, conceptos obedientes…
Mientras
vas en un barco de remos inclementes…
Mientras
te la imaginas pasando junto a bares…
El agua
de los celos te sube sin querer.
Tú en el
yunque del euro y ella gasta a placer.
Tú
trabajando a ciegas y ella, flor de paseo.
Celosa,
en tu trabajo, ¿no hay una compañera?
Ella
piensa que estáis de oculto coqueteo
y a la
calle se va porque se desespera.
ACTO DE
CONTRICIÓN POÉTICA
Da
bocanadas de vulgaridad
la boca
turbia de las calles —dices.
En casa,
cuya lenta paz, bendices,
te da el
televisor trivialidad.
Lees:
poemas de frivolidad
con
versos con sus díscolos deslices.
De
oportunismos, hasta las narices,
y del
certamen, la venalidad.
Te
refugias en clásicos al día.
Ellos te
dan escuela y confianza.
Albergue
en que la musa halla calor.
Esta
modernidad es falsa y fría
—lamentas—,
y su soplo no te alcanza
ni para
un verso mísero de amor.
SERVIDUMBRE
A REGAÑADIENTES
Nadie te
ve el revés sangrante de tu espejo.
Nadie te
ve un enfado a espaldas de tu risa.
Nadie te
ve, nerviosa, balancear tu prisa.
Nadie te
ve un arácnido bajo de tu entrecejo.
Yo
solamente veo que te muerde un complejo.
Yo
solamente veo que tu afán lo divisa:
yo
solamente veo que tu mirar con pesquisa.
Yo
solamente veo que seduces al viejo.
Tú,
torre de homenaje del barrio en la hermosura,
tú, que
a tantos dijiste tu “No” desde esa altura,
tú,
mujer deseada como una Primitiva,
hoy
persigues la sombra de albergue del viudo,
para que
su pensión te sirva como escudo
cuando
el viejo, a la larga, ni te joda ni viva.
LAGAR DEL TIEMPO
Somos
ruda vendimia de la muerte
y es
esta vida humana su lagar.
Cada
uno, una uva por pisar,
y el
tiempo con pisadas se divierte.
Sarmientos
de la buena y mala suerte,
la
experiencia nos hace madurar.
Por
ocultos que estén para podar,
la
tijera en racimos los convierte.
Nuestra
memoria es mosto que se bebe
en sus
fauces sin límite el olvido.
Así
pues, antes de la poda debe
la gente
amar, también haber reído.
Porque
la edad de la cosecha es breve,
¡cantad
antes de ser mosto bebido!
HUÉSPED
RARO Y FUGAZ
Aprisa
llega la felicidad
para que
se disfrute de su edén.
Aprisa
viene como parabién
para
quien goza de su veleidad.
Está por
poco tiempo en la ansiedad
de quien
la encierra para su retén.
Está,
pero se va en un santiamén
de quien
ya adivinó su brevedad.
Felicidad,
te allegas como un don
a quien
te goza como bendición,
aunque
no cubra toda su escasez.
Felicidad,
yo sé que no vendrás
a quien
te llama, ni visitarás
aunque
sea por una sola vez.
FELICIDAD
EN PRECARIO
Tarde me
supe en esta granja humana.
Redil
hecho con cercas pasionales.
Arcontes
en calígenes astrales.
Racional
apariencia ciudadana.
No es
azar esta historia cotidiana.
Los
hechos no son páginas casuales.
Todo
lleva unas rubricas fatales.
Nada se
escapa a la estrategia arcana.
Tú que
te sientes tan feliz, sesteas.
Tú que
te sientes protegido, cantas.
No sabes
de qué risas te rodeas.
Que no
te lleguen nunca penas tantas
que
sufren otros bajo de las plantas
de esos
arcontes, aunque no los veas.
LECTURA
SAGRADA
Si
quiero leer versos, leo a poetas muertos:
si los
leo, yo animo con ellos mis lugares,
si los
amo, les pongo silenciosos altares,
si los
canto, por dentro me pueblan mis desiertos.
Les alzo
un homenaje a sus recuerdos yertos.
Les pido
me confiesen sus viejos avatares.
Les oigo
que la gloria es un puzle de azares.
Les
anuncio que ahora aplauden sus aciertos.
Ellos ya
no hacen daños con tácticos halagos.
Ni con
sus opiniones acometen estragos.
Ellos
son los mejores porque un día se fueron.
Ni se
quejan tampoco del cielo en que residen.
Ellos,
que ya a los críticos la salvación no piden.
Ni
recuerdan la envidia cuya daga temieron.
HOMENAJE A
PABLO NERUDA POR SU LIBRO CONFIESO QUE HE
VIVIDO
El mundo es una
feria de ruidos
y tú un
viandante más entre la gente.
Anónimo tú vas,
indiferente,
Un nombre, un
día para los olvidos.
Llevas en ti a
los seres más queridos
y ellos son en
la vida tu aliciente.
Tu amor es para
ti lo preferente
antes que tus
caprichos perseguidos.
Te morirás un
día sin remedio.
Te velarán, te
quietarán de enmedio.
Serás un muerto
más de los que ha habido.
Uno a uno la
feria dejaremos
y de los
descendientes que dejemos,
puede que
alguno escriba que ha vivido.
JUEGO DE ALACRANES
Un
mortal alacrán le pica el pecho.
El mismo
que su esposo acariciara.
El pecho
que a su hijo amamantara.
El pecho
aquel, como un astil, derecho.
Tiene
los desencantos al acecho.
Nunca
este trance se lo imaginara.
Teme el
rechazo de quien más la amara.
Lanza
hacia él un rayo de despecho.
Cela el
pecho postizo. El tiempo pasa.
Él la
sigue queriendo y la consuela,
pero
ella piensa que la compadece.
Más
raudo a él, otro alacrán lo arrasa.
Sola
está ya, y al borde de la esquela,
deplora
la viudez que se merece.
PARADO MADURO
Él le ha
puesto sordina a la desesperanza.
Le da
calma y la aduerme resignado en lo oscuro.
Levanta
frente al mundo la ironía de un muro.
Tras él
ha de morir de espalda a la esperanza.
Con su
segura nada empieza la alianza.
Ni
siquiera le asusta un asomo de apuro.
Oye
abúlicamente los pasos del futuro.
Le consuela
que trae la última mudanza.
Es héroe
a ras de suelo sin fulgor de batalla.
Soldado
degradado de un ideal guerrero.
Engaña
al hambre, al frío para sobrevivir.
Ciudadano
inferior, mano que pide y calla.
A un
dios tan sólo ama y al que odia: el dinero,
y nada
más le queda ya una opción, que es morir.
SOLEDAD
SIN SALIDA
Dejas el
libro sobre el barco de la mesa.
La mesa
que navega por las horas fugaces.
Las
horas que nos comen como bocas voraces.
Dardos
que a la experiencia nunca dejan ilesa.
Escribes
y la musa subrepticia se expresa.
Que la
musa te inspira que escribas con disfraces.
Que escribas no poemas, que
son ineficaces.
Este Hoy, con versitos en sus
labios, no besa.
Mira el
televisor: famosos, deportistas,
actores,
gente guapa (y también gentes listas),
lección
en estos tiempos te dan para vivir.
O bien,
vuelve a la mesa y ruégale a la musa
que te
inspire un poema aunque sea una excusa
para,
entre amables versos, aprender a morir.
LONGA
VITA
Es la
longevidad consumado camino.
Es la
longevidad un río que agoniza.
Es la
longevidad un reto a la ceniza.
Es la
longevidad un viejo pergamino.
Con la
longevidad se prolonga el destino
y es
como si venciera al tiempo en una liza.
Con la
longevidad la muerte es fronteriza
y vivir
llega a ser un paisaje anodino.
Pero no
es esa senda la más dura que lleva
a un
lejano horizonte a la gente longeva
ni se
asusta si piensa que vive a un plazo fijo.
Porque
lo que es un don o una gracia del Cielo
puede,
por tantos años, ser también desconsuelo
si esa
longevidad ve cómo muere un hijo.
PRISIONERO DE LA NOCHE
Adormece la noche los ruidos
Es nana
este silencio de la casa.
Estremece
la noche cuando pasa.
Los
muebles, quietos, como adormecidos.
Lo que
está inmóvil tiene sus latidos.
Todo con
la costumbre se acompasa.
Mano de
paz la habitación repasa.
Los
rincones parecen conmovidos.
Sólo tu
insomnio suena como un grito.
Te
asomas al pretil de la ventana.
Te da
miedo el final del infinito.
La noche
en darte inspiración se afana.
Te pide
que le dejes algo escrito.
Como un
liberto abrazas la mañana.
UN
RESPIRO ENTRECORTADO
Espantas
el demonio flaco de tu tristeza
yéndote
por las calles de frívolos neones.
Entras
en algún bar donde miras, supones
que la
gente guasea y rompe en agudeza.
Pero te
invade pronto un frío de extrañeza
al ver
que los ruidos vencen conversaciones.
Porque
ves en qué danza brincan sus corazones,
te vas
antes que el alma de coraje te escueza.
En la
esquina, mendigos musitan sus razones.
Ves que
la indiferencia le vuelve la cabeza.
La prisa
y el consumo son fragua de emociones.
Todo
cuanto has rozado abunda en la simpleza.
Te
vuelves a tu casa, de sucio que te pones.
y te
vuelves al libro, tu evasión, tu limpieza.
PARA
LA TUMBA DEL POETA (ESPAÑOL) DESCONOCIDO
Lengua de ira fue la tuya, hermano
en mi lengua gloriosa y castellana,
que ibas de la ilusión a la desgana
en un mísero islote provinciano.
Tus versos se quedaron en tu mano
apretada de frío una mañana.
Te aclamó nada más que la campana
del cementerio, y luego fue el gusano
el único lector de tu poesía.
No tuviste otro aplauso que el azote
de la lluvia en la lápida sombría
del nicho, y si el olvido fue tu islote,
tu nombre con el réquiem de estrambote,
es para todos hoy tu antología.
CRONISTA DE BARRIO
Se
amontonan los años en sus ojos.
La
prudencia le ha puesto una mordaza.
Buitre
es del barrio desde la terraza.
A lo que
él ve le pone unos cerrojos.
A falta
de dineros, hay arrojos.
La
miseria se ha vuelto una tenaza.
Aprieta
cada día su amenaza.
El
hambre quita velo a los sonrojos.
Más de
una realza su atractivo.
Acicaladas
para la aventura.
Viejo,
el vecino sabe adónde van.
Pero los
hijos son su imperativo.
Ellos no
notarán tanta apretura.
Esta
noche y mañana tendrán pan.
III
Y Dios de par en par, alto y terrible
separando el gusano de la rosa.
Julio
Mariscal
JAULA XXXIX
No te escondas debajo del Misterio
ni nunca lo utilices como escudo,
ni revistas tu pánico desnudo
con el destello de su magisterio.
No lo sometas a tu cautiverio
y ni le cortes su colmillo agudo.
Que te duela su filo puntiagudo
y no admitas consuelo ni cauterio.
No lo tutees ni le pongas nombre.
Tendrás que respetarlo siempre. Deja
que esté en su altura incognoscible y suyo.
El Misterio es misterio y tú eres hombre.
Él está libre y tú tras de su reja.
Resígnate a pensarlo, que no es tuyo.
¿DEUS SIVE NATURA?
¿Dios o Fatalidad? Venga Spinoza
de esta pregunta a deshacer el nudo.
Nudo que me ha servido como escudo
ante una duda cuyo helor me roza.
Filósofo que hipótesis no goza
aun viniendo del ágora sesudo.
Se vuelve al fin de conclusión desnudo.
y la idea en sus dédalos esboza.
¿Somos Dios? ¿O ese Dios nos ha creado?
¿Soy yo parte de Dios o es Dios distinto?
¿Él nos espera arriba o bien la Nada?
Hombre, siempre estarás desorientado,
yendo y viniendo por tu laberinto
con la inútil pregunta deshojada.
SONETO X X
De cómo se desalienta el hombre aun a sabiendas
de que lleva a Dios por dentro.
Es una historia que
me desconcierta.
¿Cómo llevando a Dios aquí conmigo
y, siendo incluso mi mejor amigo,
mi vida a oscuras va sin que Él lo
advierta?
Ante el Mal tiemblo y paso como alerta
y siempre como en frío desabrigo.
¿Cómo Dios, que está en mí, de esto
testigo,
mi alma deja al peligro descubierta?
Si Él me acompaña en esta larga prueba,
sé bien que de la mano no me lleva
y siento en mí la soledad del hombre.
Triste es llevar a Dios tan junto y
dentro,
y que no salga nunca a nuestro
encuentro
por mucho que lo llame por su nombre.
SONETO DE LA MALA HORA
Y la vida no es buena, ni noble, ni sagrada.
F. G. L.
Yo sé que estoy por un azar
aquí,
pues me parió la tierra
irresponsable.
Vivir -sabéis- no es un
oficio amable,
ni un don como se dice por
ahí.
Hay que echar mano de
ilusiones y
olvidar lo crüel e
inexplicable.
Pero el dolor es siempre
insobornable
y el gozo, fugitivo y
baladí.
Nada endulza el sabor de la
experiencia.
En su balance, amarga es la
existencia
y un ¿para qué? le pone
broche y cierra.
Mas, menos mal que tiene fin
la historia,
y el Tiempo ha de comerse la
memoria...
La memoria terrible de la
Tierra.
INTERROGACIÓN:
¿QUÉ HAY ARRIBA?
Sabios
dicen que el Cielo está vacío
y
que no existe Dios o que se ha muerto.
Me
conmueve este hallazgo descubierto,
que
a más de un impasible deja frío.
Yo
creo, y a sabiendas que es desvío,
que
lo que hubiera arriba está encubierto.
Que
esos sabios no estaban en lo cierto
y
su saber no es más que un extravío.
Voluntades
perversas nos vigilan
y
su estrategia de crueldad afilan.
Somos
su granja para su solaz.
Si
la interrogación da escalofrío,
vale
más que ese Cielo esté vacío
si
podamos vivir por eso en paz.
ERES LA HOZ QUE SAJA MIS TRIGALES´´
Eres la hoz que saja mis trigales
y los trilla con cólera de
viento.
Eres río que ondula
turbulento
y barre aldeas, chozas
marginales.
Te ríes de los sabios
zodiacales
y de la infinitud del
firmamento;
y de todo lo vivo, el
fundamento,
te teme por tus manos
espectrales.
Eres también alivio del
enfermo,
y de desesperados en su
yermo
eres ficticia miel de
panacea.
Eres regazo, madre
indeseable
y, aunque consuelo de lo
irremediable,
eres la Muerte y nadie te
desea.
SONETO PREGUNTANDO A UN CIPRÉS...
Grave
ciprés, veleta funeraria,
¿es un sarcasmo tu señal al cielo?
Silencioso ciprés, ¿eres consuelo
y símbolo tal vez de la plegaria?
Capa de luto, torre visionaria
de una esperanza para el desconsuelo,
¿es ironía tu luctuoso duelo
de muda plañidera imaginaria?
¿Qué hay arriba o detrás de tu espesura?
¿Se queda en ti el espíritu enredado
o vuela a las mansiones de la altura?
¿Qué a morir haya sido yo enviado
y no sepa en qué muerte ni en qué estado
luego he de verme tras la sepultura?
LAMENTO Y CONSOLACIÓN DEL DESESPERADO
¿Oyes los pasos de la muerte? Ahí viene
con su guadaña al cuello y silenciosa.
Tú, sordo a ras de tu evasión miedosa,
amas la vida y ella te entretiene.
La vida con placeres te retiene
y ella es tu furcia, amante, novia,
esposa.
Pero la muerte pisa sigilosa.
No dejas tú que su pisar te apene.
¿Qué vas a hacer si es ella tu futuro?
La vida es muerte en su revés oscuro.
Tu carpe
diem se te ha vuelto triste.
Recuerda cómo amabas, cómo eras,
recuerda tus brillantes primaveras,
recuerda aquel muchacho que tú fuiste…
MÍSTICO EN TINIEBLAS
I
¿Quién
eres tú, confuso entre la bruma?
¿Yavé
o Luzbel? Quién sabe. Estoy perplejo.
Es
como sol y sombra en el espejo.
Un
socavón de mar o la alta espuma.
Alba
u ocaso. Entre los brillos dudo.
Altamar.
Bajamar. Creo o recelo.
No
sé si será gozo o desconsuelo.
¿Sigo
hablando o mejor me quedo mudo?
Dime,
Yavé o Luzbel, quién eres. Habla,
responde,
no me dejes en el filo
de
esta interrogación que te conjura.
Mira,
que la respuesta es como tabla
de
salvación en la que busco asilo.
¡Define
ya tu identidad oscura!
I I
Unas
fuerzas me tiran hacia arriba.
Otras
fuerzas me tiran hacia abajo.
Me
ponen unas y otras cabizbajo
entre
desilusión y expectativa.
Las
dos hincan su ley, que es exclusiva.
¿Quién
es el santo y quién es el marrajo?
Las
dos con su poder van a destajo.
Las
dos tienen su réplica y diatriba.
Se
disputan las dos eternamente
este
universo, mísera colonia
que
explotan con dominio sobrehumano.
Pero,
¿qué sabe de esta lid la gente?
Mientras,
siguen su antigua ceremonia
Yavé
y Luzbel igual que un mano a mano.
NO ES EL REY DE
LAS LAMPARAS ASTRALES...
No es el rey de las lámparas astrales
ni es acuario orquestal de la marea,
ni es viento que entre nimbos aletea,
ni fulge en el albor y sus vitrales.
Ni es fruto de las cumbres forestales,
ni en la oleada del jardín verdea,
ni en el perfume alienta o lisonjea,
ni es goce a los deleites sensoriales.
No habita en la materia; le obedece.
Ni la roza siquiera; ella se ofrece
y Él la contempla con benevolencia,
y aunque eres, Mundo, tierra, polvo y nada,
Dios echa por encima una mirada
y brilla y ríe incluso mi existencia.
TRASFONDO DE UN ADIÓS
Camino voy del más allá y contemplo
a las gentes matándose en intrigas.
Duelo de hipocresías enemigas
de las que voy tomando un triste
ejemplo.
Con la naturaleza yo me templo
y son sus soledades mis amigas.
Ábside el sol. Las brisas mis cantigas.
Aves. Árboles, cielo: inmenso templo.
Ruidosa la ciudad. Ella ensordece.
La amo no obstante yo, mas me parece
su circunstancia un campo de batalla.
En espera de irme al otro mundo,
de fe a solas y libros me circundo,
mientras mi boca para siempre calla.
ÉTICA
DE URGENCIA
Está
la muerte aquí, dueña del mundo,
vigilando
tus idas y venidas.
Dando
adioses igual que bienvenidas
al
que nace y también al moribundo.
Sé
valiente y respóndele jocundo.
Olvídala
a esa dueña de las vidas.
Con
tus ficciones más entretenidas,
rompiendo
los esquemas, ve errabundo.
Cuando
ya acampes en tus años viejos
te
vas a arrepentir viendo a lo lejos
lo
reflexivo y grave que ayer fuiste.
Envidiarás
a jóvenes que pasan
y,
disfrutando, con su gozo arrasan,
mientras
tú mueres pesaroso y triste.
AMOR OMNIA
Yo sé que un día he de morir y miro
lo que me ha sido odioso o indiferente.
Vuelvo a mirar como miré a la gente
y no me voy por asco a mi retiro.
Voy ahora por bares donde estiro
la mirada que estuvo de esto ausente.
De grandes superficies soy cliente
y a quienes dan a ellas vida admiro.
El que ayer soledad y desestima
daba a todo lo vivo, no desea
a la espalda dejar lo que le anima.
Antes, pues, que muriéndome me vea
quiero amar todo cuanto me rodea
y firmar mi emoción con esta rima.
NO TE ESPANTE LA MUERTE Y SU ATAVÍO…
No te espante la muerte y su atavío.
No te asuste el perfil de su
aduana.
No te inquiete el tañer de la
campana.
no te arredre un zigzag de
escalofrío.
Fíjate en el más alto poderío…
Ve la más alta presunción
humana…
Sueña el edén del más feliz
mañana…
Canta la juventud y su amorío…
Se irá todo algún día y tú lo
sabes.
Deja caer tus pensamientos
graves.
Ama la vida, efímera
sustancia.
No te monte en su máquina la
prisa.
No te roben los tiempos la
sonrisa.
No dejes de ser tú y tu
circunstancia.
SÉ QUE VOY A MORIR Y ME
PREPARO…
Sé que voy a morir y me
preparo.
Comienzo ya a olvidar cuanto
he vivido.
Para bien, para mal soy el que he sido.
no me felicito ni me azaro.
Sé que vivir, lo sé, cuesta
muy caro.
Excede a su alegría lo
sufrido.
Pero lo que viví, pongo en olvido.
Ahí está el fin del laberinto,
claro.
¿Adónde iré cuando de aquí me
vaya?
Nave mi alma, en la inquietud
encalla.
Pero espero que allá feliz
seré.
Nave que hiende un mar de
alegoría
¿No habrá belleza, amor,
sabiduría.
en ese cielo en donde
atracaré?
¿QUÉ HARÉ DESPUÉS, CUANDO ME
SEPA MUERTO…?
¿Qué haré después, cuando me
sepa muerto?
¿Se me abrirán los ojos que
ahora ignoro?
¿Ver será el conocer que allí
atesoro,
una vez que me sienta, al fin,
despierto?
Para quien busca, está el
misterio abierto.
Crecerá la conciencia con que
exploro.
Si en traspasar el velo me
demoro,
tendré el timón de una
esperanza cierta.
Si se ha amado la luz, el
pensamiento
no morirá: será el
conocimiento
viaje hacia esa luz, portón el
alba
y la inquietud nuestro aldabón
sería,
y así belleza, amor, sabiduría
las sendas son por las que
Dios nos salva.
CARONTE ME HA DEJADO EN LA
RIBERA…
Caronte me ha dejado en la
ribera
donde el silencio inicia ya su
imperio.
Botín el cuerpo para el
cementerio,
mudo banquete de la gusanera.
Ahora anhelo olvidar lo que yo
era.
Dejad el lloro y tanto gesto
serio.
El tiempo da para el dolor
cauterio.
Voy a encontrarme con lo que
me espera.
Aprendo los inicios de otra
vida.
Mi maestra es la paz; pizarra
el cielo
y en ella he de escribir mis
ideales.
Así tendré con júbilo
aprendida
la eternidad, que es descorrer
el velo
de otro mundo mejor donde no
hay males.
TRASFONDO DE UN ADIÓS
Camino voy del más allá y contemplo
a las gentes matándose en intrigas.
Duelo de hipocresías enemigas
de las que voy tomando un triste
ejemplo.
Con la naturaleza yo me templo
y son sus soledades mis amigas.
Ábside el sol. Las brisas mis cantigas.
Aves. Árboles… Ellos son mi templo.
Ruidosa la ciudad. Ella ensordece.
La amo no obstante yo, mas me parece
su circunstancia un campo de batalla.
En espera de irme al otro mundo,
de fe a solas y libros me circundo,
mientras mi boca para siempre calla.
ÉTICA
DE URGENCIA
Está
la muerte aquí, dueña del mundo,
vigilando
tus idas y venidas.
Dando
adioses igual que bienvenidas
al
que nace y también al moribundo.
Sé
valiente y respóndele jocundo.
Vuelve
la espalda al dueño de las vidas.
Con
tus ficciones más entretenidas,
rompiendo
los esquemas, ve errabundo.
Cuando
ya acampes en tus años viejos
te
vas a arrepentir viendo a lo lejos
lo
reflexivo y grave que ayer fuiste.
Envidiarás
a jóvenes que pasan
y,
disfrutando, con su gozo arrasan,
mientras
tú mueres pesaroso y triste.
MIRANDO LA FOTO DE UNA GRAN MULTITUD
DE UN SIGLO ATRÁS
¿Dónde están tantos muertos como ha
habido,
gentes que fueron y no son ahora?
¿En dónde el alma que iba dentro mora,
las tantas almas de los que han vivido?
Miro arriba, a los cielos que han
creído
y fueron su esperanza aliviadora?
¿Qué fue de su oración invocadora
que a esos Cielos la fe les ha subido?
Nada sabemos de su paradero.
¿Sólo el silencio es ya lo verdadero
y no hay rastro de adónde luego van ?
¿Dónde
están tantos muertos que se fueron?
Ni los muertos que sé que me quisieron
me vienen a decir en dónde están.
AGUARDANDO TURNO
Estás
frente al Misterio, a sus orillas.
En la
playa, Caronte con su barca.
La gente
poco a poco en ella embarca.
La
muerte pone a todos zancadillas.
Lejos la
juventud, a cuántas millas.
Abierta
tu memoria como un arca.
Sólo te
queda ver cerca la Parca.
Los que
quieres se lleva ella a hurtadillas.
Les das
tu adiós con miedo y de reojo.
Más de
una vez Caronte te echa el ojo.
Te
distraes de espaldas al espanto.
Te daría
también mucho consuelo
mirar,
colgar los ojos en el Cielo,
pero lo
ves cerrado a cruz y llanto.
ENSAYO
DE LA DESPEDIDA
No sé,
libros, adónde iréis mañana
cuando,
tras el adiós final, me ausente.
Fotos,
discos, adónde, finalmente,
iréis
sin esta voz que hoy os hermana.
La
habitación que habito y que se ufana
de esta
unión será entonces diferente.
Cuando
en la calle esté pasando gente,
nadie
verá asomarme a la ventana.
Después
que con Caronte me haya ido,
me
acordaré de lo que aquí he vivido
y lo que
veo y toco todavía.
Que me
empape de amor vuestra presencia
y, una
vez que esté muerto, en mi conciencia,
donde
estuviera, hacedme compañía.
AGONÍA
DE LA AMBICIÓN
Cuando
un día te lleve a su barca Caronte,
mirarás
con nostalgia lo que dejas atrás.
Cuando
un día el barquero te recoja y te monte,
mirarás
a las sombras pensando adónde vas.
Cuando
tu instante último con incógnita afronte,
tu adiós
definitivo para todos, ¿qué harás?
Cuando
te quede, al fin, un borroso horizonte,
tu
ambición de otros tiempos, ¿cómo la adormirás?
¿Te
importaría ser ciudadano cualquiera?
¿A lo
mejor mendigo al borde de una acera?
¿Quizá
enfermo de un trance que tardará en morir?
Así,
entonces, serías lo feliz que no has sido.
Para
recuperar lo mucho que has perdido,
confórmate
tan sólo, tan sólo con vivir.
LOS AÑOS VAN A TROTE TARDE A
TARDE..
Los años van a trote tarde a
tarde
iguales en auroras y en
ocasos.
Los devenires son los mismos
pasos.
Noche apagada tras albor que
arde.
Yo me asombro entre impávido y
cobarde
al ver la vida: triunfos y
fracasos.
Ayer, los años jóvenes, hoy, lasos.
La pompa sabe su fugaz alarde.
La vida, en tanto, a su final
se aferra.
Mas los años cabalgan por la
tierra.
Todo se va, tristeza de
atalaya.
Para mí seguirán, mientras que
viva,
las tardes una a una fugitiva
hasta ser yo la tarde que se
vaya.
DEL ANIMAL AL ÁNGEL SOÑADOR…
Del animal al ángel soñador,
escalera de luz de una
renuncia,
una grata ascensión que se
pronuncia
como un ave con gozo volador.
Del animal, brevísimo dulzor
tan raudo y fantasmal como se
anuncia.
Del ángel, tan sutil como se
enuncia,
a largo plazo, edén
prometedor.
Ineludible línea divisoria.
Uno y otro se piden moratoria
porque el turno es, sin más,
inexcusable.
¿Somos juguetes de una mano
artera
que nos tira del hilo, de
manera
que es bajar y subir lo
inevitable?
INTERROGANTE EN LA NIEBLA
Espíritu
caído que en un cuerpo has entrado
y
en él te estás buscando por medio de preguntas.
Espíritu,
no sabes a qué incógnita apuntas
cuando
el dardo invisible a las sombras has lanzado.
¿Dime
de dónde vienes, cómo me has habitado
mis
carnales paredes a punto de difuntas?
¿En
tantas sensaciones ni siquiera barruntas
la
respuesta que tanta búsqueda te haya dado?
¿La
Biblia creacionista o la gnosis pagana?
¿O
la tierra, de la que un soplo ella te emana,
un
soplo que se muere con tu cuerpo anfitrión?
Mientras
tanto, ¿qué hago, en qué pienso en la espera?
Lo
sabremos, espíritu, después de que me muera.
Muerte,
que eres la puerta de una interrogación.
LENTA
Y BATALLADORA AGONÍA
A
R.F.G., en el otro mundo
A punto de emigrar al otro
mundo,
con libros y recuerdos me
entretengo.
Este cuerpo que es todo lo
que tengo
y en su dentro un ¿Qué habrá
meditabundo?
Un ¿Qué habrá…?
recorriéndome errabundo
el alma en que afirmo y
me sostengo?
Cuerpo que ansioso de vivir
retengo
y se niega a plañir de
moribundo.
Pienso en los muertos que me
precedieron,
aquellos que su amor y odio
me dieron
y ya son inquilinos del
trasmundo.
A los que aquí se quedan,
ahora miro…
¿Con envidia o amor?,
mientras expiro
sereno ante el portón del
otro mundo.
PARA ENTONCES
Cuando yo sea un esportón de huesos,
o bien un montoncillo de ceniza,
y el nombre —un D.E.P— que el tiempo
descuartiza
en el muro tras el que estamos tiesos;
cuando aprieten los jóvenes sus besos
y el vello, en tanto, no se les eriza
si escuchan que la muerte paraliza
un día la pasión y sus excesos;
cuando mi mar refulja más su risa
y halague a los turistas con la brisa,
yo sé que entonces no he de verlo ya:
pero, aunque tú ni yo vivos estemos,
nada podrá evitar que nos amemos
todavía en el mar del más allá.
UNA HISTORIA QUE NO FUE
Ante tu nicho vengo a recordarte.
Recuerdo hago de ti, de cómo eras.
Gloria del barrio y flor de las
solteras.
Vivo jardín para piropearte.
Siempre a trasmano para enamorarte,
deseada entre tantas casaderas.
Se te agotaron todas las esperas
y a tu espejo te fuiste a lamentarte.
Por azar he venido al cementerio.
El recuerdo me sirve de cauterio.
Me curo de mi ruego desoído.
Cuánto darías por estar aún viva
para aceptar, en tu revés de esquiva,
el beso aquel que nos hubiera unido.
SONETO DEL CUERPO ASTRAL
Anduve por la playa solitaria
y vi a mi doble andando por la espuma.
Anduve por la arena, oí en la bruma,
y lejos, una brisa campanaria.
Anduve por la orilla hospitalaria
y me sentía nube que se ahúma.
Anduve como el día que se esfuma
y se ve ya agonía luminaria.
Era la tarde como red
sombría
con el color de la melancolía
y echada sobre el mudo litoral.
Pero entre niebla y luces estoy cierto
de que aquel paseante era yo, muerto,
aunque en un cuerpo evanescente, astral.
FRANCISCO DE QUEVEDO HABLA EN SU
SOLEDAD CON LOS DIFUNTOS
Sabéis que de vosotros no me olvido,
muertos que estáis rondando mi memoria.
No sé si del infierno o de la gloria
regresáis sin que yo lo haya pedido.
Muertos a los que en vida yo he querido
con devoción o estima transitoria,
cercanos y también en desmemoria,
muertos a los que he amado o conocido.
Estos que aquí dejasteis en espera
del imprevisto tren a la otra vida,
viven de espaldas como a la ligera,
e ignoran que vivir es despedida
de esta vida a la otra verdadera
a dos pasos tal vez de la partida.
LLEVABAS UN MAIZAL POR CABELLERA…
Llevabas un maizal por cabellera,
en mi noche tus ojos, dos candiles,
un encaje tus gestos femeniles
y en tu cuerpo, de gozne la cadera.
Hembra de rompe y maja se dijera,
los ojos dos luciérnagas febriles,
los labios, pequeñísimos atriles,
y la voz que a la flauta oscureciera.
Los años galgos son, sordo el galope.
El amor ya no es bala ni es balada.
A tientas la memoria, da en miope.
El tiempo, barco, busca su ensenada,
y aquel amor que fue en cinemascope
será “tierra, humo, polvo, sombra,
nada”.
Luis de Góngora
ADÓNDE VAN LOS MUERTOS?
¿Dónde están tantos muertos como ha
habido,
gentes que fueron y no son ahora?
¿En dónde el alma que iba dentro mora,
las tantas almas de los que han vivido?
Miro arriba, a los cielos que han
creído
y fueron su esperanza aliviadora?
¿Qué fue de su oración invocadora
que a esos Cielos la fe les ha subido?
Nada sabemos de su paradero.
¿Sólo el silencio es ya lo verdadero
y no hay rastro de adónde luego van?
¿Dónde están tantos muertos que se
fueron?
Ni los muertos que sé que me quisieron
me vienen a decir en dónde están.
VECINOS PERO DISTANTES
Vosotros que
estáis muertos, los que un día
erais burdel de
una Afrodita loca,
de una boca los
besos a otra boca,
llaves de la
pasión que abren la orgía…
Vosotros los de
misa y sacristía,
los de fe
puesta a prueba como a roca
y las de rezo,
sacrificio y toca,
ejemplo para la
feligresía…
Aquí estáis,
inquilinos del osario,
pues lo que fue
condón y fue breviario
es un olvido
para lejanías.
La virtud y el
pecado, aunque están juntos,
cada uno, a su
modo, los difuntos
recuerdan
dulces sus mejores días.
FIESTA EN
ULTRATUMBA
Cuando ya, en un montón de
cráneos lisos,
vértebras, tibias y húmeros
desnudos,
el silencio sonando en sus
embudos
y el tiempo libre de sus
compromisos,
¿añoraremos viejos paraísos,
bravos amores fieles o
cornudos,
ágapes de momentos
barrigudos
y envites de los años
insumisos?
¿Lamentaremos días que
perdimos
de gozar y reír y en los que
fuimos
molino de pesar y
cataplasmas?
¡Ay, que nos quede al menos
un consuelo
de que si allí no hubiera
infierno y cielo,
nos abracemos todos los
fantasmas!
EL
POETA HORACIO, DELANTE DE UNOS RESTOS MORTALES
EN
EL CEMENTERIO ESQUILINO, PIENSA EN SU MEMENTO MORI
Oda,
3, Libro II
Estoy
ante los restos de un osario.
Es ya la tarde, a
punto de su huida.
La vista se me queda
detenida.
Río de fiestas mudo
este escenario.
Fiestas en el
recuerdo legendario.
Gente que fue, a su
modo, de movida.
Epicúrea su alma en
esa vida
siempre a espaldas
de un rito funerario.
Aquí esta el carpe diem con sus risas,
ebrio cantar, sus
frenesís, sus camas.
Un ayer en olvido
sepultado.
Huesera que pensar
me haces y avisas
y, a pesar que me
apresas y reclamas,
¡vuelvo a esa vida y
su solaz dorado!
LA LUZ DEL HOSPITAL ES
MORTECINA…
La luz del hospital es
mortecina.
Anochece por los alrededores.
Pesa el silencio por los
corredores.
Larga la madrugada, se
avecina.
Prepara el tiempo ya su
guillotina.
Te asedian como tropa los
temores.
Sucediéndose van los
estertores.
Caronte hacia tu cama se
encamina.
Y estás en soledad. Los tuyos,
lejos.
Te picotean los recuerdos
viejos.
islote de dolor es tu agonía.
Viene a tu labio el Dios que
rechazaste…
Y mira: el Dios a quien jamás
llamaste
es, al final, tu sola
compañía.
MIENTRAS SE PUDRA EL CUERPO QUE YO ERA…
Mientras se pudra el cuerpo que yo era
o las cenizas que
quedaran vuelen;
mientras los míos mi recuerdo
velen,
reciente la partida que
emprendiera,
¿qué haré yo mientras tanto
por la esfera
de la que nadie ha vuelto,
aunque la celen
la esperanza y la fe, y ellas
revelen
otra vida: la vida verdadera?
¿Despertaré buscando a Dios,
gozoso
lo que suba de mí, menesteroso
de ese puerto, final de la
aventura?
¿Qué será Dios: Amor,
Conocimiento,
o mano que nos da el
merecimiento
de lo que aquí nuestro vivir
procura?
LIBROS QUE OS QUEDARÉIS SOLOS
AQUÍ…
Libros que os quedaréis solos
aquí,
fotos, recuerdos, cartas,
mesa, silla,
poemas recién hechos,
lamparilla,
sé que algún día os quedaréis
sin mí.
Entonces pasarán los días y,
en tanto que mi ausencia se
apolilla,
tan sólo en quien me quiera,
una manilla,
de amor marcará el día en que
me fui.
El aire, el sol que rondan las
ventanas
volverán como todas las
mañanas
y a este cuarto han de ver que
está vacío.
En fin, todo lo vivo y
cotidiano
y lo que tuve no será ya mío,
menos la fe de no morir en
vano.
SONETO DE LA ESTACIÓN
FINAL
DE LA COMEDIA HUMANA
Éste es el cementerio, último andén
de los trenes que vienen de la vida.
Es la estación final, la despedida
del
mundo que nos dice adiós también.
Ojos desengañados los que ven
la mentira triunfal de ida y venida:
la farsa de los necios revestida
a unos de estima, a otros de desdén.
Aquí, donde el silencio es el imperio
para la eternidad, cadalso frío
que corta el cuello a toda presunción,
erige su verdad el cementerio,
mientras en la ciudad funde el gentío
su feria de ignorancia y ambición.
EL TIEMPO QUE NOS TAÑE
El Tiempo, mudo y ciego, nos
destruye.
Nos sobrepasa con sus
almanaques
Los años son recónditos
ataques.
Su guerra nuestra tropa
disminuye.
Como dice Virgilio, el Tiempo
huye
y son nuestros recuerdos
contraataques.
Recuerdos que se secan como
alfaques
y el río del olvido los
diluye.
Las músicas que tañe la
memoria
engalanan de gozo nuestra
historia,
pues somos para el Tiempo un
instrumento.
Hasta que a un largo adiós se
nos destierra.
Se nos oculta bajo de la
tierra
y el último tañido es un
memento.
EN
LA PLAYA DE LA DESPEDIDA
A dos pasos estoy ya de la playa.
Desde su barca, impávido, me mira
Caronte, remo en manos, que respira.
Que respira aguardando que yo vaya.
El alma se me quiebra, se desmaya.
Mirando mi contorno ella suspira.
Mi alma a la ciudad la vista gira.
Echa de menos donde vivos haya.
Pero el tiempo me dice que es mi hora.
Caronte me reprocha mi demora.
Debo subir con él. La barca espera.
Miro hacia atrás, terrazas, calle, gente…
Entro en la barca como si quisiera
saber ya, qué es, por fin, lo Trascendente.
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