viernes, 31 de julio de 2020

MÁRMOL TALLADO Y MUERTO

             

Los monumentos dedicados a los artistas, en especial a los poetas, me parecen hoy día, en tiempos de iconoclastia, verdaderamente ridículos. Habrá poetas y artistas que sueñen con perdurar ante la vista de los paseantes de una avenida o de un parque erigido en personaje importante que representa a la ciudad que le vio nacer.

A mí personalmente me parece odioso, anacrónico y denunciador de que quienes le han dedicado ese monumento han descansado de su deuda con el enmarmolizado en cuestión. Ya no volverán a ocuparse de ese o esa artista. Han descargado su compromiso de hombres políticos o admiradores.

Cuánto mejor una fundación cultural, una biblioteca, un colegio o un instituto dedicados a ese o esa egregia figura. Es más, los  lectores que acudan a esa biblioteca o los alumnos que acudan a ese centro educativo conocerán mejor a quien está dedicado esa institución.
Los tiempos de los monumentos a poetas y artistas pasaron. Ahora hay que erigir otro monumento: el de que se conozca su obra.

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