BLOG DE LAS ARAUCARIAS PERDIDAS. Juan Rafael Mena (1943). Es jubilado de la Enseñanza Media y ha editado libros de poesía, novelas, relatos, artículos literarios y libros de pensamientos. Foto: Antigua fachada lateral del convento del Carmen de San Fernando -Cádiz-, desaparecida a comienzos de los años ochenta. Autor de la foto: Jerónimo Prieto Pontones (1936-2022)
martes, 11 de junio de 2024
lunes, 10 de junio de 2024
POÉTICA DE URGENCIA
¿Por qué una poesía con nuevos
hallazgos semánticos y desautomatizada de lastres oxidados?
-Porque esa poesía no emociona y
suele abusar del significado sin esfuerzo por remozar el discurso poético
dejándose llevar por construcciones ya lexicalizadas.
¿Cómo se consigue esos nuevos
hallazgos que den una nueva fisonomía poética al texto?
-La poesía ha de ser una pintura parlante, como decía Plutarco
ayudándose de:
La metáfora —futuristas,
ultraístas—,
la sinestesia —el
simbolismo—,
el onirismo y el quiebro sintáctico—Surrealismo—,
sugerir más que explicar, o sea, rodeos —Mallarmé—
y la
poesía igual a creación —Wilde—
ayudan a una recreación del
texto poético, dejando atrás los lastres sociales o líricos de la poesía
tradicional, que confiaba toda su valoración al significado —divagaciones, descripciones, sondeos introspectivos,
exaltaciones eróticas o amorosas, seudofilosofía, denuncia o autosatisfacción
burguesa con regularidad sintáctica de funcionario, etc.— sin pensar
en la crisis que ése ha sufrido en el mundo contemporáneo—Montale—.
-¿Por qué el poeta ha de salvar
estos escollos de frases hechas, escritura lineal convencional y actitudes
poéticas obsoletas?
-Porque la madurez del hombre
contemporáneo le lleva a nuevas búsquedas dentro del laberinto de su
conciencia
—“Hay otros mundos pero están en
éste”—Eluard—, y ello le abre a nuevas indagaciones acerca de los fenómenos de
su conocimiento, teniendo en cuenta que un cambio psíquico determina un cambio
en el estilo —Spitzer.
En cuanto al tema, ¿cómo
olvidar la frase del poeta parnasiano Leconte
de Lisle?
“Sólo
hay poesía en el deseo de lo imposible y en el dolor de lo irreparable”.
Veamos
este texto poético
UN
CUERPO DESHABITADO
Desocupas
tu cuerpo de consumo
dejándolo al olvido de un andén
de los muchos silencios de la vida,
tú, que hiciste un mercado de tus ojos,
feria con los racimos de tus senos,
del pubis la diana de apetitos
y de tu cama, yunta de trabajo,
un breve paraíso de alquiler.
Llevabas como un terco
palimpsesto
el recuerdo sangrándote de infancia
violada en un rincón de turbulencia
por manos como garfios endulzados
bajo un señuelo, fronda del engaño.
Asumiste con férula de sino
el pasado tal como una divisa
en el cuello mortal de tu memoria,
y enarbolaste a un viento de infortunio
la sonrisa con miel profesional
y palabras marcadas por el uso
con disimulo de un hedor de penas,
el abrazo de elástica costumbre,
la exhibición artera de un tesoro
que iba expoliando el azadón del tiempo,
modesta fonda de aire provinciano
para viajeros de pasión con prisa,
peregrinos por rutas de su hastío,
tratantes de manidas circunstancias,
sedientos de algún ocio pasajero
que abrevan en tus aguas de miseria
un sorbo de volátiles respiros
que escupen luego, ahítos de desidia
(menos yo, que dejé sobre tu tedio,
además del billete, unas palabras
que te dieron calor por un instante,
que tú quisiste retener con ruegos
en el mudo pretil de tu mirada).
El humo del tabaco fue aureola
a tu heroísmo de engarzar clientes,
y la copa, el fervor del incensario,
mientras pensabas en tu hijo, puente
para salvar los ríos del suicidio,
heroína en desvanes de epopeya,
mártir de un santoral sin bendiciones.
carne para el festejo de un momento
desahuciada de un techo de ilusiones...
Hoy, que no vives en tu cuerpo y yerras
por cielos de una ausencia indiferente,
dejas la huella de un revés que sólo
se entiende entre los pliegues no estudiados
todavía de Vidas ejemplares.
Premio Certamen Juan Ortiz del Barco (2009)
Boletín del Círculo de Artes y Oficios
¿Para
qué la metáfora?
-Enriquece —y amplía el texto— el verso con colorido
al comparar haciéndolo más inteligible el concepto al lector. Elemento real: tu
cama:
-yunta
de trabajo
-paraíso de
alquiler
-diana
de apetitos
-mercado
tus ojos
-diana
de apetitos
¿Para qué la
sinestesia?
-Une
lo sensorial y lo abstracto, dándole color a la idea:
-hedor de pena
-dejé sobre tu tedio
-el recuerdo
sangrándote de infancia
violada
en un rincón de turbulencia
-unas
palabras que te dieron calor
Otros textos
EMOCIÓN PARA
GLOSA INTERMINABLE
Mano mayor
que el mundo, risa que ahuyenta el miedo,
cumbre de
un regocijo, desnudez envidiable,
fortín
contra desgracias, aljibe en el estío,
dicha que
pisa el mundo con la inocencia al aire,
puerta con
aldabón para los desahuciados,
hallazgo
indescifrable, fulgor contra la duda,
llave en
la oscuridad, caminar sobre el agua,
manos de
una cosecha, gárgola de la risa,
magma de
sangre y voz, ternura a flor de boca,
levadura
de afanes, yunque de sinsabores,
brasa que
no se apaga, alfar de nuestra carne,
fragua de
la existencia, estuche de la especie,
imán entre
las sombras que atrae a los vencidos:
amor,
donde la
madre alienta pabilos de desvelo,
donde la
joven hila y entreteje sus nupcias,
donde el
amante trepa sus muros de utopía,
donde el
gozo quisiera atornillar su instante,
donde el
hijo es afluente que acaudala a la estirpe,
donde el
sexo se olvida de sus manos de garfio,
donde los
sufrimientos hallan brisa de alivio,
donde el
odio depone su armadura ya rota,
donde a
ras del escombro la maldad se avergüenza,
donde el
poema ensarta sus dones de palabras,
donde la
soledad se encuentra en cada espejo,
donde el
misterio acuna su esperanza tan frágil,
donde la
muerte enciende su dintel de infinito:
amor...
POETAS ANDALUCES (2005)
ATENEO DE SEVILLA
BELLEZA MALHERIDA EN LA MEMORIA
Te llevaste a la espalda un carcaj
de recuerdos,
dardos que a la diana sentimental arrojas
con trofeos de mudos suspiros desvelados.
Iba de polizón tu tierra en la maleta
callando como un siervo sus carencias tullidas,
desierta la liturgia del trabajo
sobre un altar de espera disecada,
vacías las promesas de un maná para el sur.
Socavón se te ha hecho la distancia, agujero
en que caben las noches oliendo a remembranzas,
madrugadas que yerran por silencios insomnes,
y el corazón desmonta su tinglado emigrante
del agradecimiento al regazo anfitrión,
desvistiéndose de sus circunstancias
para quedar desnudo como un otoño airado.
Entonces, tantas piedras de glorioso apellido.
las vides, los olivos y la sal, camaradas
de un tapiz recortable, se te echan al cuello
de la añoranza, y lloras, andaluz en tu isla
de exiliado converso a otro cielo, a otra lengua
en que a diario oficias tu costumbre de ausente,
en que a diario sueñas removiendo el desván
de tu adentro, en que guardas tus ayeres más vivos,
sin poderte quitar el grillete que llevas,
preso de la hermosura que indefensa dejaste
reo de la belleza que llora en la memoria.
ATENEO DE SEVILLA: Fiesta Literaria de la Belleza
Andaluza (2007)
POETAS ANDALUCES (2005)
“Y
YO ME IRÉ...”
¡Qué triste es amarlo todo
sin saber lo que se ama!
J. R. J.
“Y yo me iré...”, viajero por filos de confines,
pasada
la aduana de todos los adioses
después de haberle dado portazo a la existencia
ahijado del ciprés, padre de mi ceniza
vecino de una nada custodiada por mármoles,
viandante de las sombras, esfinge de silencio,
tanteando la aldaba de todos las incógnitas...
Os dejaré en
herencia recuerdos inconsútiles,
paréntesis de fechas mi último retrato,
ecos en la memoria que se van diluyendo,
congelados ayeres, cicatrices de olvidos,
presencia de una ausencia que se irá desgastando.
Almena en guardia insomne yo, en tanto, del misterio,
abriré la bitácora de mis figuraciones,
avante en la marea de todo lo ignorado,
timón rumbo a una aurora, brújula la esperanza;
iré desmemoriándome de nidos de ternura,
jirones las historias de lo que amé sin tregua,
pasto de la neblina los rostros donde echaba
igual que en alcancía de cariño mis besos...
“Y yo me iré...” Por ello, mis manos son dos haces
de trigo que entretejo aún hoy con las vuestras;
trigo para que estallen los silos de ilusiones,
corazón candeal con que comer los miedos.
Homenaje a
la velada en honor a JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
ATENEO DE
SEVILLA (2009)
Revista Arena y Cal, número 223
ENTORNO
HOSPITALARIO DE LA ABUELA
Refugio a
donde viene la prisa a sosegarse,
regazo de ternura que todo lo comprende,
espejo confidente, llave de soluciones,
quinqué de los desvelos es la abuela y alumbra,
a los que se arraciman en torno a su sosiego
con su sencillo oráculo de advertencias usadas.
Cuando se queda a solas como una luna insomne
tras su ensimismamiento enmarañada toda,
en su remanso teje los rezos por los suyos
con el gato a sus pies, que aprende la molicie
de su quietud de pueblo perdido entre los siglos.
Fortín de resistencia de infortunios voraces
que no puede asaltar del todo la tristeza.
Plumón de la familia, cobija los fracasos
mordidos por las lágrimas, y remienda ilusiones
de los que le rodean como ramas a un tronco
con corteza de savia alimentando sueños
con olor a resina de ejemplos amorosos,
con vigilias que laten por temor de su gente,
cofa de observaciones que a todo se anticipa
y calma las quejumbres de tullidas carencias
desmenuzando a migas su pensión tan enjuta.
A fuer de doble madre, todos la han hecho ya
ovillo de los años y madeja de anécdotas,
rueca donde devana sus manidas manías,
anacrónica agenda con desgastadas señas
y desembocadura de las preocupaciones.
Su rostro es palimpsesto en el que si se rasca,
podemos entrever ajadas escrituras,
signos, rayas a modo de feas cicatrices
de historias a la que pone mordaza de sonrisas
como minimizando escozores del día,
como quitando púas a las contrariedades,
como untando su miel de concordia en las riñas.
La evocación le trae, sin querer, esos restos
de otras épocas muertas que en su calor reviven:
nombres, caras del barrio que se difuminaron
con el borrón de luto que les puso la muerte
y que dejó un adiós flotando en su memoria.
Es ángel tutelar de la casa y, a veces,
suma con sus dos manos un esfuerzo a la briega
acordándose entonces de viejos delantales.
Rito de lentitud con su pausa de bueyes
que rotura los surcos del trabajo doméstico
es su ayuda, la brújula de navegar la casa.
Desván de lo pasado, se mete en él a veces
y mantiene encendida la vela del recuerdo
por todos sus difuntos en altar de suspiros;
se ausenta de sus gestos como si devanara
hilazas de un ayer, un idioma empolvado
que tan sólo ella entiende y no traduce a nadie,
arcón de lo vivido de herrumbrosas nostalgias.
Se irá la abuela un día dejando un socavón
de ausencia en ese hogar del que fue su guardiana
de las viejas usanzas, ropero de costumbres,
sayal apolillado de las generaciones
con que se viste el tiempo en su rincón de sombras.
De SIEMPRE
POESÍA (2015)
ABEJAS DEL BESO
El beso en la celdilla de tus labios
hacia ti el corazón vasto oleaje
un ¿te acuerdas de aquel jirón del día
prendido para siempre en la memoria?
endulza miel con guiños tus susurros
me tiemblan estos años más que nunca
beso sortija de querencia prieta
tela de este coloquio hilo tu risa
¿no fue ayer tanta cruz el imposible
para llegar a ti vida empinada
cuesta arriba tu no qué escala a prueba?
pero el sueño aprendiéndose su muro
ascenso al beso imán de la ternura
no podía abrochar aquel idilio
son espigas mellizas nuestras manos
den calor a unas arras jubilosas
ensartadas las vidas pebetero
la boca donde quemo mi delirio.
SALOBRE
DESPEDIDA
Servil estela al barco rúbrica de la popa
crencha del cabrilleo garabato de espuma
mi corazón se va remolque tu recuerdo
el barco que te lleva rumbo la indiferencia
cremallera de agua la travesía en fuga
todo el mar es tu cómplice todo el adiós las brisas
la plëamar el bíceps músculo de oleajes
yo subido a la duna desencanto empinándose
pañuelo mi mirada la distancia la estira
regazo es esta playa para dormir la pena
acunada congoja por vaivén de escancana
se desguaza una historia en dársena de luto
se desnuda un idilio de pétalos de besos
se cae la emoción como un vaina seca
ni el plenilunio erige un palacio en la luna
las rocas ya no tienen cabelleras de algas
los sargazos raíces de la mar se amotinan
la tristeza prepara sus mansiones de otoño
las borrascas rellenan de tormentas sus ubres
la costa ya es palestra de riñas de aguaceros
los vientos se colocan su armadura estridente
huesos del litoral rompientes farallones
cruzan lanzas de vidrio las bélicas marolas
rey de esta soledad corona tu abandono
mi heráldica no luce nada más que tu ausencia
mi reino ha derribado los lindes de sus sueños
un maretazo astilla su loza en los cantiles
plañidera la ola traduciendo orfandades
vacío que me legas puente la lejanía
clamor de estos mis ojos donde reina habitabas
un telar de suspiros donde días hilábamos
encintando mañanas de más horas de asueto.
Revista Arena y Cal, número 243
Revista Azahar 5 diciembvre 2016
viernes, 7 de junio de 2024
LAS METÁFORAS DE JUAN RAFAEL ,MENA
Las metáforas de Juan Rafael Mena nos alumbran las infinitas
potencialidades de su lenguaje poético
José Antonio Hernández Guerrero
El análisis
de las metáforas literarias creadas por Juan Rafael Mena pone de manifiesto la
originalidad, la polivalencia y la fuerza sorpresiva que definen la potencia de
su lenguaje poético que es extraordinariamente luminoso, estimulante y
complejo. Este procedimiento, como es sabido, ha sido usado prolijamente y
estudiado minuciosamente desde Aristóteles[1]
hasta nuestros días en sus aspectos lingüísticos, filosóficos y psicológicos[2]. Paul
Ricoeur, por ejemplo, explica en su obra La
métaphore vive, Paris, Le Seuil, 1975, cómo la metáfora “se presenta como
una estrategia del discurso que, preservando y desarrollando la potencia
creadora del lenguaje, preserva y desarrolla el poder heurístico -“búsqueda de
soluciones comunicativas”- desplegado por la ficción” (p. 9).
Una lectura detenida de las composiciones de este poeta isleño nos muestra
cómo, debido a sus singulares valores estéticos y a su intensa fuerza
expresiva, las metáforas son unos procedimientos literarios que definen su
peculiar estilo, son unos recursos artísticos que crean su polivalencia
expresiva en todas sus variadas composiciones y unas atractivas invitaciones
para que los lectores las interpretemos a partir de nuestras personales
experiencias estéticas, para que identifiquemos su originalidad -en todas ellas
reconocemos su peculiar voz-, para que valoremos su polivalencia
-característica fundamental de sus textos-, y, para que, en la medida de lo
posible, conozcamos las claves de la reiterada sorpresa que sus versos nos
deparan. Sí; todas ellas son acertijos cuya solución el mismo autor nos
desvela:
Hostal de
aves y brisas,
jungla de
espesas olas,
dragón de estruendo
y vidrio,
ondeante
bramido...
Es el
océano.
En mis comentarios tengo muy en cuenta que este recurso se explica,
inicialmente, en el ámbito estético del ornatus
cuyo objetivo principal es el adecuado exorno del discurso de acuerdo con los
diversos parámetros fijados por la virtud del decoro, un valor que, como indica
Lausberg, depende de las modalidades estilísticas del género elocutivo en el
que se elabora cada texto (1980, Manual
de retórica literaria: fundamentos de una ciencia de la literatura, Madrid,
Gredos, y 1983 Elementos de Retórica
Literaria, Madrid, Gredos: 538-540). Recuerdo que el término ornatus posee en latín dos significados
complementarios -adorno y guarnición- y que, en
He de advertir, sin embargo, que Juan Mena concibe la metáfora no como un
elemento meramente decorativo sino como un factor intensamente persuasivo y,
por eso, pretende y logra convertirla en expresión del hombre completo, de su
ámbito secreto, de las experiencias que aún no han sido nombradas y que nos
parecen inefables. En esta obra nos ofrece una ristra de imágenes nuevas o
renovadas que, además de signos literarios, son expresiones virtuales de los
diferentes contenidos humanos.
Parto del supuesto de que Juan Mena no sólo es un poeta “observador” de la
naturaleza sino que, además, es un poeta “creador” de mundos a partir de sus
propias vivencias, a partir de una concepción idealista del arte capaz de
descubrir la unidad de una realidad exterior que, aparentemente caótica en sus
relaciones, está sometida a cambios continuos y sujeta a normas versátiles. No
es extraño, por lo tanto, que sus metáforas cumplan, entre otras funciones, la
de descubrir, en la conciencia de los lectores, la unidad de la naturaleza
humanizada que hace posible las relaciones analógicas.
Él sabe bien cómo, desde las explicaciones que nos ofrece Giambattista Vico
en sus Principios de una Ciencia Nueva
(1847), la metáfora no es un simple adorno, ni una mera hinchazón del lenguaje,
ni esa joya deslumbrante que suponían los retóricos latinos, sino el modo más
claro y más eficaz que tenemos los seres humanos para expresar nuestro mundo
subjetivo. Él está convencido de que la principal función del lenguaje humano no
es definir los abstractos principios de
De aquí deriva la notable importancia que en la obra de Juan Mena posee su
imaginación para unir realidades disociadas en apariencias. Recordemos que
Federico García Lorca afirmaba que la metáfora es hija directa de la
imaginación. Frente a la concepción de la tópica mimética del poeta como
“observador de mundo”, en Juan Mena predomina la idea de “creador de mundo”,
una concepción ya presente en la poética romántica. El lenguaje literario de
Mena enmarca espacialmente sus aspiraciones vitales y sus anhelos éticos
creando un espacio metaforizado, simbólico, aunque a veces mantenga las mismas
denotaciones realistas.
Desde esta nueva perspectiva, el ser humano es para Mena una conciencia
capaz de dar unidad a la naturaleza discontinua, dinámica y caótica. Fíjense
-queridos amigos- cómo cuando dibuja la dimensión social del ser humano, la
sitúa en interacción continuada con los otros hombres y, también, en conexión
con los objetos culturales y naturales, logrando así que las experiencias
reales resulten enriquecedoras, plurales y, a veces, disgregadoras. Y es que él
percibe la naturaleza de una forma diversa y discontinua, y el conocimiento
solamente adquiere unidad a través de la conciencia subjetiva: el sujeto ha de
conferir, una y otra vez, unidad a un mundo natural y humano que se le ofrece
en formas discretas, es decir, discontinuas.
En la elaboración de estas metáforas Juan Mena sigue dos sendas opuestas:
la de la humanización de la naturaleza, y la de la naturalización del organismo
humano. Nos explica, por ejemplo, cómo
el mar es un cuerpo materno, un organismo fecundo que está dotado de “sangre”,
de “vientre”, de “ubre” o de “lengua”:
Sangre
nutricia y acre,
vientre de
las especies,
madre de
vegetales,
ubre bronca
de nubes,
lengua
inmensa de agua,
aldabón en
las rocas,
llanto bajo
cantiles,
pecera
delirante,
carpa de
agua...
Es el mar.
Los montes poseen las formas y las
funciones de los órganos corporales humanos como la musculatura de los brazos o
los rasgos fisonómicos de los rostros humanos:
Bíceps de la
tierra,
mentones
contra el viento,
exabruptos
de piedra,
muñones del
campo...
Son los
montes.
El organismo humano, por el contrario, adopta las formas y las funciones de
objetos materiales como, por ejemplo, la boca es un pretil como el que poseen
los puentes, las terrazas o los
balcones, un brocal como los pozos, un zurrón, un carcaj, la caja que se
empleaba para llevar flechas o esa bolsa que sirve para meter y llevar objetos.
Pretil de la palabra,
surtidor de la voz,
carcaj de pensamientos,
atril de los discursos,
brocal de la palabra,
arco de los fonemas,
zurrón del pensamiento,
facistol del discurso,
ballesta de palabras,
atril de la voz,
aduana del juicio,
aljaba de las frases,
ujier del pensamiento,
atrio de reflexiones,
sello del compromiso,
adarve de vocablos,
arcón de los secretos,
llave del pensamiento...
Es la boca.
Los ojos son
faros, cofas de buques, ventanas de edificios o pizarras de las escuelas.
Faros para la vida,
cofa del pensamiento,
mudos mensajeros,
cangilones del llanto,
timoneles del cuerpo,
bitácoras visuales,
ventanas del espía,
adarves vigilantes,
alféizares del alma,
pizarra enigmática,
pozos de tus secretos,
mares desconocidos...
Son tus ojos.
En este libro Juan Rafael Mena nos muestra cómo la obra de arte alcanza
autonomía frente a la naturaleza y nos demuestra cómo la obra literaria no sólo
es un modo específico de conocimiento, sino que, además, es un procedimiento
para crear unos mundos nuevos al descubrir analogías no evidentes y al
expresarlas de manera transparente. Mediante sus metáforas, Juan Mena, además
de ampliar los significados de las palabras, logra enlazar sus mundos
imaginados con el de la realidad empírica, inventa nuevos universos y nos
ofrece amplias posibilidades para que ensanchemos y profundicemos en el
conocimiento del mundo real. La estética simbólica de Juan Mena concibe la
literatura como la revelación, en las formas simbólicas del lenguaje, de las
infinitas potencialidades oscuramente presentidas por el hombre y alumbradas
por el poeta. La poesía es para este poeta isleño la revelación de la vida
personal del individuo y es que, efectivamente, todo arte proporciona un
conocimiento de la vida interior, contrapuesto al conocimiento de la vida
exterior ofrecido por la ciencia.
[1] Los textos aristotélicos ponen en relación
la metáfora con varios conceptos y términos, que se expresan en
[2] Para G. B. Vico la metáfora fue la forma
primitiva del lenguaje: el discurso figurado fue anterior al racional e implica
una visión animista de la naturaleza; el hombre todo lo veía desde su centro y
con sus propias formas, luego fue racionalizando la expresión y fue
configurando un lenguaje racional