viernes, 21 de febrero de 2025

ANTOLOGÍA POÉTICA (1962-2022)M O LO QUE VA DE AYER A HOY

 








Sinopsis

 

Con este verso de Luis de Góngora el autor recoge sesenta años de quehacer poético en el que se suceden muestras de su larga trayectoria en el verso desde las formas clásicas hasta estructuras versales más abiertas. Recuperando viejas revistas, unas olvidadas y otras en el recuerdo de  autores y autoras, así como poemas extraídos de libros editados, el autor ha tenido a bien reunirlos en esta página para gozo de la memoria. 






                 ANTOLOGÍA POÉTICA (1962-2022)

                                                O

                       LO QUE VA DE AY E R  A  H O Y      

          

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                             JUAN RAFAEL MENA          

                                                                

                                                  Tertulia Río Arillo


 

 


 

 

 

 

PORTADA:

EDITA: TERTULIA RÍO ARILLO

IMPRIME: ARTES GRÁFICAS FRANCIA 2

(SAN FERNANDO  -CÁDIZ-)

DEPÓSITO LEGAL: CA 85-2025

I.S.B.N.:

 

Queda expresamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografía y el tratamiento informático.

 

 

 

 

 


 


 

      TRES SONETOS DEDICADOS AL PUENTE DE ZUAZO

 

 

 I: LOS PESCADORES DE BAJURA



Al soplo de los céfiros primeros,

observadores de la aurora sana;

entonando la copla cotidiana

alegremente llegan los barqueros.



Se descubren sus músculos remeros

para zarpar hacia la costa hermana;

brilla en sus ojos la virtuosa gana

y alejan optimistas sus pesqueros.



Mas, a la noche, cuando el manto oscuro

te cubra ilimitado, incompasivo,

¿quién te acompañará, tristes instantes?



Los rumbos atalaya desde el muro,

porque acordando tu recuerdo vivo

¡volverán con nostalgia tus amantes!





 

 

 

 

II: FANTASÍA PARA UN PUENTE ZUAZO POÉTICO

 



Quiero verte en la aurora purpurina

cuando tu sol entre corales brilla

y surge de la póntica buhardilla

lanzando espuma tu graciosa ondina.



Entonces labraré tu perla fina

sentado a la frescura de tu orilla

grabándole una breve maravilla

que dejaré en tu nítida salina.



Quiero verte. Después, cuando me vaya,

cuando esté lejos de tu verde playa,

tal vez recuerdes a tu amante hombre;



me llamarás incluso con el viento

al ver la perla que en ti busca asiento,

¡aquella perla en que grabé mi nombre!






 

 

 

 

 

III: A LOS HÉROES QUE MURIERON DEFENDIENDO

EL PUENTE ZUAZO



En la nocturna soledad silente,

surgidos de las aguas dilatadas

y rasgando las sombras enlutadas

los muertos suben a su largo puente.



Los viejos héroes con el alma ardiente

son éstos, cuyas ansias desbordadas

se exaltan por sus carnes devoradas

con el objeto de adornar el puente.



Para la lenta aurora de colores,

dormidos ya los héroes en su seno,

su memoria han estado preparando,



que luego brilla grávida de honores

con sol formada y de laureles lleno:

¡el insigne blasón de San Fernando!

 

 

           De  ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,

 septiembre, 1962

         

 

         

         

       EL CANTO DEL ESPOSO

 

       Dedicado a Pepita Carrión

       y Emilio Delgado, pintor, en su boda

                                 

    Tus blancas manos me dan ovillado

el hilo oculto de todas las cosas.

                     Eduardo Marquina


I

En aquel luminoso norte de mis anhelos
te estoy mirando alegre, segura, amanecida.
En el lugar más blanco del alba, tu presencia
se funde con el tiempo: el alba eres tú misma.

Afición de paloma que agitas tu blancura
de hogar y la difundes alrededor del día;
tus alas me circundan con el precioso empeño
de darle forma alguna a la acción de mi dicha.

Tu próxima apariencia de generoso trigo
se levanta innovando mi asistencia de brisa,
y mi mano, furtiva labradora de sueños,
te ciñe, te acompasa tu profesión de espiga.

Tu aliento se levanta como una simple alondra
y con cuyo alborozo mi silencio disipa.
Se posa en mis proyectos, en mi insomnio, en mis manos,
y traza en mis palabras señuelos de caricia.

 

Vienes con el matiz preciso para hacerte
el motivo máss noble de mi mano de artista.
Mi alma será el lienzo donde haré reflejarte
con una intimidad más profunda y más viva.

Pondrás en mi ternura tu posesión de rosa,
tu interior primavera con cuya fe te afirmas.
Y una lluvia profusa de libres claridades
pondrás en mi esperanza, apoyo de tu vida.


I I


Yo sé que por mis ojos siempre miran tus ojos,
y por mi mano cálida se desliza tu mano.
Tu sonrisa gozosa es melliza a la mía
y el trazo de tu gesto me recuerda mis pasos.

Nos une como un nudo los haces del deseo
de palabras si halladas, ademanes más claros
que suplantan las frases cuando nuestras miradas,
sin dejar de ser ojos, se prolongan en brazos.

Sí; ojos graves que atienden la expresión de mi búsqueda.
y hasta mí se proyectan serenísimos, tácitos.
Tus miradas me dicen que he crecido en tu alma
desde donde me siento, si más hondo, más alto.

En mi sed te prolongas: eres sed infinita;
y a mí mismo regresas con el agua en los labios.
Pero mientras que tardas en venir, la distancia
de un latir con nostalgia de tu amor se ha poblado.

 

Creces como mis horas de soledad. Extiendo
tu recuerdo por donde la emoción le da un canto.
Con palabras, imágenes nos fundimos y juntos
en la misma esperanza nuestro sueño labramos.

Y es inútil la sombra despeñada, indolente,
que quisiera caer sobre nosotros. Algo
más fuerte que el poder oscuro del olvido
nos empuja y enseña a tenernos, a amarnos.


I I I



Ya la noche nos cubre con su negro silencio.
Mi voz, mis ojos, todo mi ser te busca. Pido
tu reflejo en mi calma donde vuelvo a encontrarme
alegremente tuyo, amoroso, tranquilo.

Fuera de nuestras manos cuanto existe enmudece.
Se estrechan nuestras voces con un tono benigno.
Hemos vuelto a mirarnos como un día en que nada
fue tan hermoso como nuestro encuentro imprevisto.

Sin embargo, es apenas un recuerdo, mas abre
la luminosidad de este instante distinto,
porque somos dos vidas, dos senderos que eligen
ya no ser paralelos sino un solo camino.

    Con dirección a un verso con casta consonancia

    van nuestros corazones con el amor por signo.

    Cerramos un silencio donde cabe el pasado

    y la sonrisa luego del porvenir abrimos.

 

Queda, pues, perfilado, cuando se aleja el sueño
y entre espacios de aurora se ensancha nuestro sitio,
con nuestra indisoluble persistencia de esposos
un árbol que proclama su amanecer activo.

El árbol que seremos cuando la luz traspase
la adolescente gracia de su ramaje umbrío,
y desde las raíces, subiendo por las ramas,
se desborde la savia que anuncia a nuestro hijo.

    EDICIÓN PERSONAL, noviembre de 1965


 

LA NOCHE TE HA TRAÍDO HASTA MI PENSAMIENTO…

 

 

     La noche te ha traído hasta mi pensamiento.

Como inasible lluvia de finísimas frondas

     caer te siento sobre mis manos apagadas,

mis manos que ya adquieren la forma del deseo.

     Con un mágico gesto te construyo en mi sueño.

Embrujada la noche, tropieza, se resbala,

     como un barco en zozobra la habitación revuelve.

 

      Cuando despierto sé que la madrugada

fue benigna conmigo,

      pues rocíos de estrellas cayeron en mi sueño

 como agua en impluvio

      y tanteo la cama

 y solo estoy en lenta duermevela.

      Pero sé que tú estás ya dentro de mi vida.

 

De  ISLA,  BOLETÍN DE LA SOCIEDAD  DE FOMENTO,

abril, 1966

 

 

 LOS  OJOS NUEVOS. SEGUIR EL CAMINO.

¿CUÁL ES EL CAMINO?

 

                               

Ya he aceptado el hombre que me ha dado

 la circunstancia, barca que navega

por un mar encrespado algunas veces

y amenaza Dios sabe qué naufragio.

Ya habita ésta, mi voz, que se levanta

y posesión el gesto de mi mano.

Ya se asoma a mis ojos, las ventanas

que dan al mundo.  En él cómo contemplan

mis ojos la miseria que corroe

el corazón de esa manzana vieja.

Pero esa triste fruta solamente

puede regenerarse con la luz

que deje resbalar por su corteza:

luz viva procedente de unos ojos

que prometan ser nuevos. Su mirada

es idénticam al alba. Qué robusta

derrama su azulenca plenitud

aun por los corazones más indignos.

Oh. luz nueva de nuevos ojos, brilla,

sé dueña de tu noble claridad

y eleva sobre ti, sobre tu anhelo,

un sentido de búsqueda más fuerte

que este cansancio de sentirse vivo.

 

De  HEREDADA SOLEDAD, 1967

 

 

ERES LA CLARIDAD DEL MEDIODIA…

 

 

Eres la claridad del mediodía,

fuente de donde surjo y donde emano.

Mi curso está en el cuenco de tu mano

y mi curso lo tengo en tu alegría.

 

Este río se crece en la agonía

se sentirse más largo, más cercano

a su anhelado término montano

quie culmina tu esbelta geografía.

 

Mujer, cómo atravieso la campiña

verde de tu esperanza mañanera

donde con ansia mi aluvión revuelvo.

 

Para que mi rumor hondo te ciña

desembocando busco la manera

de ver cómo en tu vida me resuelvo.

 

De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,

mayo, 1967

 

 

 

 ALUCINACIÓN O PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES

 PRUDENTES

 

Han llamado a la puerta. Yo presiento

que eres Tú el que llamaste. No podría

ser otro el que supiese que aquí siento

la inquietud de que alguien llamaría.

 

 Abro la puerta.  ¡Si es tan sólo el viento

lo que se oye!… Me alucinaría

este esperanzador presentimiento

de que alguna visita yo tendría.

 

Te has ido, pero sé que Tú has llamado.

Dejo la entrada de mi alma abierta

por si vuelves, me encuentres preparado.

 

Tengo tu noble astucia descubierta:

sé que llamaste por que así has probado

si yo estaba velando tras la puerta.

 

De TORRE TAVIRA, octubre, 1967


 

TESTIMONIO

 

 

Yo creo tener fe,

y es porque cada día

voy viendo que mi hombre

se da perfectamente

cuenta de que camina.

 

Y yo mismo prolongo

la sed de ese mañana

cuando apenas lo he visto

lejano o inalcanzable.

Yo creo que la fe

es la superación

constante de ese hombre

que ocupa nuestra vida.

 

 

                De VERDE YERBA, ANTOLOGÍA HISPANOAMERICANA

 DE POESÍA,              EL PAN

 

 

Cada migaja encierra un momento del día

donde se multiplica su bondad trascendente.

Cada migaja ablanda su experiencia amorosa

y minimiza con maternal tolerancia

la historia cotiodiana de su dura conquista.

Las horas moldearon su crujiente contorno

e imprimieron en él su aspereza de tacto.

El tiempo, inexorable, se hace lento cruzando

la rústica hendidura de sus parciales líneas

y le  lame ambicioso su morenez ardiente.

 

El fuego que ha cocido su forzada victoria

participa en su grave simbolismo. Le aporta

un calor suficiente que hace denso su empeño:

garantiza su urgente finalidad y en ella

santifica, consuma su oblación generosa.

 

El olor que desprende le da forma al deseo

de desmigar su tierno y noble cuerpo. Así

se siente mejor hecho, más sazonado y propio

y se sabe, además, común y necesario.

 

De VERDE YERBA, ANTOLOGÍA HISPANOAMERICANA

DE POESÍA, 1968

                SONETO EPISTOLAR A LA VIRGEN DEL CARMEN

 DE LA ISLA DE SAN FERNANDO (CÁDIZ)

 

 

Destinatario: el místico Carmelo.

Nombre: La Virgen, Madre o la Señora.

Tiempo: cualquier momento es buena hora.

Población: en Espíritu o en el Cielo.

 

Esta oración que parte desde el suelo

y por su poca fe se me demora,

sabe que ha de llegar cuando la aurora

del día de María rompa el vuelo.

 

Entonces qué temblor y qué latido

tendrá la Salve en esta boca enana

cuando inicie el fervor su recorrido.


Cierro la carta ya porque cercana

tengo el alba y, por tanto, me despido:

hasta verte ascendiendo en la mañana.

 

De DIARIO DE CÁDIZ,  julio, 1969


 

  OTOÑO TRAS LA VENTANA

 

                    A Germán Caos Roldán

 

Apareces qué lento en la neblina,

muchacho adusto, otoño adolescente.

Tu mirada es opaca e indiferente

sobre los panoramas se avecina.

 

Vienes con nubarrones y camina

tu pie indeciso cautelosamente

y pasa entre las lluvias por tu frente

una inconclusa imagen setembrina.

 

De tus manos resbalan unas hojas

escuálidas en cuyas nerviaciones

sabes guardar tus pálidas congojas;

 

y asomado, de cerca, a los cristales,

pareces, cuanto más triste te pones,

un niño pobre y sucio de arrabales.

 

De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,

agosto, 1969

 

 

          

        EL MEJOR RECUERDO

 

 

Vienes desde el lugar de mi existencia

más apacible, menos duradero.

Tu entusiasta afición de vïajero

se cumple: he reclamado tu asitencia.

 

Vestido de feliz reminiscencia

resaltas, elegante pasajero,

de todos los recuerdos que yo espero

lleguen a la estación de mi conciencia.

 

Al doblar las esquinas de mis sienes

los sensibles vecinos de mi pecho

por la emoción se sienten absorbidos.

 

Y entras en mi silencio porque vienes

a tributrme tu mejor provecho,

que al instante reciben mis sentidos.

 

De BAHÍA, PLIEGOS POÉTICOS DEL CAMPO

DE GIBRALTAR,  agosto, 1969

 

 

 

  ROMANCE  ESPERANDO

 

 

¿A quién esperas, a quién

atalayando la calle?

Oh, madre, ¿qué a quién espero?

Verdad que no espero a nadie.

Entonces ¿por qué inpaciente,

como quien espera a alguien,

clavas la ansiosa mirada

en el fondo de la calle?

Costumbre, madre, costumbre,

pero yo no espero a nadie.

Hijo. ¿costumbre, costumbre?

Dime quién es ese alguien

que te clavado en la esquina

con una ansiedad tan grande.

Qué pena, madre, que pena

que en la vida haya contrastes.

Qué pena esperar sabiendo

que a veces se esperan en balde.

Dime, hijo, ¿quién a tus ojos

es la reina de la calle?

¡No, madre, si yo no espero…

Verdad que no espero a nadie!             

              De   ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,

              diciembre, 1970


        ELEGÍA DEL SUR

 

                        I

 

No quiero recordar aquellos días,

los de larga paciencia y voz oculta,

detrás de mí, de aquel muchacho ingenuo

que se ganaba el pan vendiendo frutas

y le daba las gracias a diario

al generoso dios de la verdura.

Inevitablemente se me viene

a la memoria. Con la luz difusa

del tiempo que se apaga en los sucesos

sencillos, estoy viendo cómo busca

algo más en la vida que el despliegue

del rato entre las cosas diminutas.

 

De la pleamar aquella que subía

por su pecho, me queda ahora la espuma

nada más. La blancura purifica

el corazón tan grávida de música.

Pero me basta. Es más: me considero

indigno de su herencia, aquella lucha

que sostuvo por mí, por este hombre

que quizá no encendió su luz futura

como debió. como tal vez no pueda

encender entre muros de penumbras

en este día, sombra evocatoria,

en que el vivir es realidad desnuda,

sin aquel traje de esperanza nueva

tan hecho a la medida de su furia

juvenil, aquel cuerpo de optimismo

que fue desmoronándose en la pugna.

 

La lonja sabe mucho de sus días

hilvanados por hilos de preguntas

hermosas a la vida, aves de asombro

que esparcieron su vida por la anchura

del mundo de su entorno: la araucaria,

las salinas, el pueblo, el sol, la abulia

del verano subiendo al mediodía

las calles empedradas, la convulsa

voz caliente del viento de levante

en las esquinas polvorientas, turbias.

Arriba, la ventana y sus macetas

de geranios, detrás el cuarto, absurda

habitación para alojar un sueño

que crece cada día, que se adjunta

el bajo cielo azul y los esteros

y el corazón también que ama y estudia

el primer año de bachillerato

sin escuchar las íntimas excusas

que la razón expone cuando ya

el vivir se acompleja y dificulta.

 

 

 

 

Y, al final, ¿para qué? La vida era

seguir viviendo, no pensar en muchas

cosas sino aceptar lo cotidiano

como una sed de proseguir la ruta

de cada día hasta llegar al hombre

que vive escasamente y se acostumbra

a no ser quien quería y que recuerda

a aquel que se ganaba con las frutas

el pan, mientras guardaba sus poemas

en el secreto de su voz oculta.

 

                      I I

 

Igual que el toro sale al ruedo, vamos

a la arena caliente de la vida.

Vivir, como si fuera una embestida,

y con ella en el ciego mundo entramos;

 

y nos llueven después los bellos ramos

de banderillas, sigue la corrida,

la furia a la muleta sometida.

Con media espada nos desmoronamos.

 

Después viene el arrastre del olvido.

Las mulillas del tiempo nos alejan

al matadero desapercibido.

Igual que al toro, igual, igual nos dejan,

y hasta borran las huellas que reflejan

nuestro paso sangriento y removido.

                      I I I

 

De aquella copla me quedó su historia,

su argumento sonoro de tristeza.

Aún recuerdo el latir de su guitarra,

el ebrio corazón de la taberna.

Aquellos hombres de cigarro y vino

con olor de marismas y de espuertas

de caballas. Aquel salado viento

de levante llorando en las macetas.

de claveles. Aquel quejido antiguo,

sollozo y cante de una vida lenta.

Aquellos días, repetidos, agrios,

que dieron a la copla nervio y vena.

Y de la copla me quedó su historia

y el niño que la oyó y que me la cuenta.

 

                        I V

 

Ella vivía

con la imagen del niño todavía.

Y el niño se hizo hombre.

y siguió siendo niño por su nombre.

Para ella, no obstante,

el hombre estaba oculto con el niño delante.

—Ay, mi niño—decía.

Y el niño era tan hombre que ni serlo quería.

y el niño creció tanto,

que conoció el misterio y el secreto del llanto.

Murió el niño —el hombre digo.

Y ella guardó el recuerdo de aquel niño consigo.

Así ella vivía

con la imagen del niño todavía.

 

De  SUPLEMENTO ANTOLÓGICO TORRE TAVIRA, 1971

 


 

                    POEMA   V

 

 

Ahí viene el ciego con su sombra a cuestas,

con su mundo incoloro y desmayado

y la apretada soledad oscura

rompiendo el muro vecinal del tacto.

Ahí viene el ciego en medio de la gente.

como una isla, el ser más solitario,

Regresa de vender su lotería,

el pan que ha ido moldeándose en sus labios

y que no ha visto, pero que ha sentido.

cocer en la tristeza de sus párpados.

 

Ved al ciego que viene y no nos dice

cómo está el día, si está bueno o malo

que para él el mundo es siempre el mismo,

que es recia madrugada todo  el año.

Ahí el ciego, toca las paredes,

luego la acera, su bastón en mano,

con un mundo de sombras para él solo,

con un mundo que nadie ha penetrado.

 

              De TIERRA ESCONDIDA, 1972

 

 

 

 

 

            POEMA  V I I I

 

 

Sale enero a tomar el sol. La calle

por donde antes pasara al mediodía

llorando, se ha secado. Suenan gritos

de niños como piedras que cayeran

dentro de un pozo. Ladra un perro y cruza

un sol enfermo por las azoteas.

Abajo, como siempre,  el cierro donde

hilvana su nostalgia la soltera

(“el pretendiente aquel que era bajito

pero amable, Dios sabe a quién corteja…”).

Cotidiana, invernal fuga del tiempo

en la pasividad de la alhucema.

Las cinco de la tarde. Se levanta

un vientecillo sobre las almenas

donde lloran las sábanas con sordos

rumores el blancor de su pureza.

Desde las azoteas se ve el pueblo

tendido en la quietud de la marea,

que le da un verde abrazo y la clausura,

geografía celosa y centinela

¿de qué? ¿De sus salinas,  sus esteros,

su puente,  sus acacias,  sus palmeras,

su paraíso de dormido tiempo,

retira luminoso de la tierra?

 

De TIERRA ESCONDIDA, 1972

                 POEMA IV

 

 

Cubro la soledad, rompo el instante

anaranjado de la tarde. Aspiro

esta perfume de abandono. Ausencia

de rumores ociosos, de ruidos.

 

Soy un hombre total aquí. La vida

se concreta en mi ser: un individuo,

alguien por quien la tarde arriba incendia

las cúpulas sombrías de los pinos.

Voy solo, pero más solo que nunca

dialogando en lo íntimo conmigo

Me desprendo de viejas resonancias

urbanas, de pesares, del oficio.

 

La pureza del yo por un instante

toma semblanza tersa de jacinto.

Sube un olor de mínima grandeza

y humildad diminuta.  Algo imprevisto

que había en mí me envuelve y me transforma.

Me renueva, me va dejando limpio.

Me sé más puro, más pequeño y grande

al mismo tiempo porque soy más digno

de hablar con la presencia de lo hermoso

que me sale a lo largo del camino.

 

 

He perdonado todo. Mi pasado

se me cayó a las aguas del olvido

y mi presente con color de cielo

de atardecer, se me parece a un niño.

 

Aquí en la paz de este lugar soy otro,

aunque por fuera siga siendo el mismo.

 

De  CLARIDAD RETENIDA, 1972


              CONTRA- POEMA

 

                          A Antonio Hernández

 

     Será mejor así.

                                Eludiré palabras

    que no vengan al caso, que no sean necesarias

    para que el hombre siga su costumbre

    tremenda e ineludible de luchar y acabarse.

 

   Voy a seleccionar vocablos.

   ¿Os gustan estos:

   Vida, incertidumbre, miedo, batalla

                                                      sin héroe,

  indiferencia, soledad, rutina

                                                   y muerte?

 

 Ya he prescindido

 de todas las palabras que os venían

 molestando durante tantos años.

                                                    He roto

 pentagramas  de versos musicales

 Haced de ese poema renegado

 un fósil para la vitrina

 de la burla y, por pura paradoja,

 un testamento de ceniza, olvido,

 una apagada huella,

 el rastro de que hubo un hombre

 de alegría y tristeza lo mismo que vosotros,

 como vosotros buscador de algo

 que no satisficieron las palabras.

 

De BAHÍA, PLIEGOS POÉTICOS DEL CAMPO

DE GIBRALTAR, abril, 1973


 

DOS NOSTALGIAS MUERTAS DE OTRO TIEMPO

 

           PRIMERA

 

Pude decirle al oído

y en un instante: Te quiero.

Pero me contuve. O caso

me dio vergüenza de ello.

Sentí un temblor, como un pájaro

que me volara en el pecho

y era mi respiración

un hondo poxo secreto.

Vi que después de esperarla

se alejaba de mi intento,

tantas veces malogrado

de salir hacia su encuentro.

 

Aquella última vez

parecía un tren el tiempo

que se escapaba veloz

de mi mano y mi deseo.

Ella, nubecilla blanca,

iba con aire sereno

dándole al paso un compás

sospechosamente lento.

 

 

Pero no pude decirle

nada. Me faltó el resuello

y me quedó para siempre

un vago remordiminto.

 

           SEGUNDA

 

Por esta puerta, recuerdo,

pasaba. No se me olvida,

llena del oro fragante

de las tardes septembrinas.

En la falda de estampados

dibujo la luz ponía

un parpadeo y un guiño

de rendición amarilla.

El aire, húmeda pluma,

se me adelanta y suspira

con una blandura dócil

hasta su mueca escondida.

 

Y yo, pálido y callado

centinela de la esquina,

la estoy viendo cómo deja

caer el  agua más limpia

de su reír en las cuencas

dolientes de mi desidia.

Y recuerdo que me dije

para mí mismo y con ira

más de una vez cuando ella

pasaba lenta y tranquila.

 

—Yo no sé lo que me pasa

ni qué temblor me domina

mientras ella va pasando

y mordiéndose la risa.

 

De BAHÍA, PLIEGO POÉTICOS DEL CAMPO

DE GIBRALTAR, agosto. 1974

 


 

ZAFIROS PARA INCRUSTACIONES EN LA PULSERA

DE AZAHRA

                                       LA NOCHE

 

 La dinamita roja del atardecer ha abierto un hondo y ancho pozo en el horizonte. El día, tiznado minero, se sumerge en él con la lámpara Davy del crepúsculo y cava sin parar hasta que arranca chispas al cuarzo de las primeras estrellas.

                  

      MIRANDO LLENARSE UNA COPA DE CHAMPÁN

 

Una mujer de cabellera rubia se ahoga y en la desesperación se tiras del collar, lo rompe y hace saltar sus numerosas perlas blancas.

 

                    EL HUEVO MIENTRAS SE FRÍE

 

La calzada resbaladiza del aceite ha provocado un irritante accidente de caída en el huevo: la yema, como una maestra azorada, ha enrojecido de vergüenza porque le silbaban los bulliciosos discípulos de la clara circundante.  

 

                            

                            

                                      EL PAN

 

En la abundancia pagana del cocido el pan introduce su apostolado sencillo para hacer más blanda y asimilable la digestión. Así pues, para constatar su misión digestiva, después del almuerzo, su cuerpo es desmenuzado como la piel de un mártir fervoroso.

 

              DONDE SE ROMPE EL MAR

 

Bajo el atardecer nuboso las olas me parecen manadas dispeorsas de toros que braman, se astillan las cornamentas  y se precipitan  en las rocas como si huyeran de la vara que aguija encolerizado el mayoral del viento.

 

                                EL VINO

 

Cuando las llevaban al lagar estuviste por decir que las rosas rojas han tomado de los aljibes sus penetrantes frescuras, te prendaste de los racimos y me dijiste que eran como zarcillos de esmeraldas labradas. Pero ahora mira la copa donde han quedado convertidos en un resplandeciente brazalete de oro.

                   

                    

 

                        

                          G   LAS ROSAS ROJAS

 

Estoy por decir que las rosas rojas han tomado de los aljibes su penetrante frescura, por sustentáculo, los talles delgados y oscilantes de las doncellas y para el color la sangre que ha corrido por las calles de al Andalus.

 

       De TARAYAL, núm. 13, 1975


 

     VIENES A MI MEMORIA Y TE SITÚAS…

 

 

Vienes a mi memoria y te sitúas

en uno de los años de tu lucha

aquella entre membrillos y naranjas,

      con tu camisa a cuadros, tu bufanda

      arrinconando a enero bajo el cuello,

      de aquella lonja, madre de la astucia

y de la picardía del sustento,

escuela de ocio, chanza y aguardiente,

noticiero de chismes populares

y guiñol de las broma y tu drama.

 

 Mas, como siempre, olvidas las fatigas

 de tu esfuerzo, tus brazos como mástiles

 donde estaban erguidas, temblorosas

 las inseguras jarcias de futuro

 velamen desplegado de tu casa,

 arboladura de tu pan diario

 y proa contra mares de miserias,

 siempre el ancla del ánimo elevada.

 

 Te quedan, sin embargo, mariposas

 de luz, de días claros, medallones

 de sol, músicas dóbiles de lluvia

 tras los cristales de la puerta, sombras

 de gentes que se fueron, leves roces

 de versos principiantes, la alegría

 como un trozo de barca que se salva

 del naufragio de un tiempo irreparable.

 

       De CAL, REVISTA DE POESÍA, 1976


 

           SI YO SUPIERA…

 

 

Si yo supiera

que una palabra basta,

que una palabra puede

todavía pararnos

en la calle,

detenernos delante

del hombre,

aislarnos en la casa

o comentarla como

se desmigaja el pan…

 

Si yo supiera

que la palabra puede

desenterrar el júbilo

que nos trajo en otro tiempo

si la palabra fuera

por lo menos igual

que un lázaro escondido

en las gargantas,

si yo pudiera abrirle

las tortuosas, difíciles

calles de los oídos,

endulzarla

para que ofrezca un poco

de resistencia, pero

qué hago si hay mañanas

que ni yo mismo sé

dónde la puse, o la perdí

la noche antes,

se me cayó gastada,

consumida colilla

de la promesa ¿a quién?,

cuando ya no me sirve

ni como una ganzúa, ni

siquiera como un látigo

para exigirme. 

                           Pero

si yo pudiera un día

recomponer pedazo a pedazo

otra vez la palabra…

 

De PALABRAS DE MÁS, 1977

 

 

 

 

EN EL SUBTERRÁNEO DE LOS CIEGOS…

 

 

   En el subterráneo de los ciegos, en el hoyo donde

gime el enfermo desahuci,ado,

  entre los tejidos de la carne que punza el garfio

del dolor,

  deslizándome por la lengua de la alegría

en el mar cuando

  se muda de piel en la playa, desgarrado, bronco,

bronco;

  en el conmovido corazón de la música,

salvando

  las distancias que hay entre la fe

y la incredulidad,

  recomponiendo los hilos rotos de la marona

de la esperanza,

  subiendo al mástil de la idea novísima

y combatida,

  arrastrando la barca desfondada de otra idea

               retrógaday superada,

 estoy siempre germinando como la crisálida

               de un tiempo nuevo,

  pariente de la estrella, tengo alas y soy súbdito

              del barro, pero tributo a la codicia

de todo cuanto pide vida,

              me acabo en cada moribundo y vuelvo a nacer

en cada niño,

  tengo nombre y me pierdo en las sombras

de las muchedumbres, poseo

  el corazón de más secretas historias exquisitas,

               pero también me uno a cada hilo de la trama

    de la gente.

  A veces pienso si mi vida tiene sentido a solas;

  sin embargo,

    incluso en ese instante mi soledad es como

  un hondo valle

    que reproduce el eco de la resonancia del mundo.

 

    De SÍSIFO, 1977


 

  EL HABITANTE DEL VERANO

 

 

Multiplicado estoy como la arena

en esparcidas ascuas estivales,

ardo en cada mirar incandescente

de las pupilas cálidas de julio,

habito en cabelleras, brazos, senos,

gestos y corazones de muchachas

converso con los jóvenes, me agita

el dinamismo de sus alborotos,

cual desasida espora entre la espuma

beso el metal radiante de la orilla;

soy eco de la risa de los niños,

desbarato sus juegos, los rehago

como la paciencia intemporal del ocio;

pueblo la holgada madurez del padre,

la apacibilidad de las esposas;

disfruto en cada breve refrigerio,

flameo en el plumaje de la siesta,

con la lengua marítima del aire

narro insólitas fábulas marinas,

doy cadencia al fragor del oleajes,

ordeno su exaltada pedrería,

atempero su fiebre llameante

y suavizo los peplos de la brisa;

asomado a los ebrios ventanales

de mis sentidos el sosiego

y en mi atezada piel ha establecido

su inviolable palacio la inocencia.

 

Me voy por las terrazas, me extravío

por el bosque caliente de las voces

la espesura de las fisonomías.

Vibro radial. En mi latencia asumo

esta innúmera acción. La vid del día

está enverada en mi naturaleza.

Cumplido estoy.  La tierra se embriaga

con las uvas moradas del ocaso.

 

De QUEDA LA TIERRA, 1978

      


 

             HOMENAJE A JULIO MARISCAL

 

 

Que un colibrí de júbilo te suba

por el árbol ya en sombra de tus huesos.

Que te anime el olor de los cantuesos

y te dé nervios la matalaúva.

 

Que baile el duende de una vieja cuba

con un coro de sátiros obesos.

Que todas las doncellas te den besos

a trozos disputándose tu aljuba.

 

Que la cal de Morón te reverbere,

que te devuelva el río tu inocencia

y te vistan el alma de azucenas.

 

Que buen cante te den por miserere

y una guitarra toque en penitencia,

no por tus culpas sino por tus penas.

 

De, LA INFORMACIÓN DEL LUNES (CÁDIZ)

mayo, 1978

 

 

 

 


   RICARDO MOLINA SE ENCUENTRA DE NUEVO

CON LA POESÍA

 

 

Un mirlo blanco, un tránsito de nubes

rozan los fríos pórticos del aire,

hiende el atardecer su última nave

en el agua rojiza del poniente,

flota el silencio en la mitad del río,

sugiere tierna pátina de historia

el puente, la ciudad o una muralla.

Medina Azahara duerme en el recuerdo,

resplandecen los pasos de esta hora,

llegan con ellos sueños y señales,

arden latidos de un renacimiento

que llena olvidos, calles y abandonos,

se levantan los días regresados,

se acercan y te piden un anillo

para que te desposes con la vida

como ayer, como cuando la cantabas,

y era ese canto, novio de bellezas,

tu identidad con todo lo creado.

''

De REVISTA GAVIOTA DE POESÍA, 1979


 

EL MAR PONE UN ANILLO DE MÚSICA A TU CUERPO

 

(ANDANTE SEGURO)

 

 

 

     El mar pone un anillo de música a tu cuerpo.

 

¿Sabes? Eres la estatua del día en miniatura.

 

   Tiene tu cuerpo el brillo del comienzo del mundo

 

porque te hicieron ánfora para la primavera.

 

   Te miro y mis mejores palabras enmudecen

 

y hasta me faltan ojos que descifren tu cuerpo.

 

   Te hace un coro de olas el mar y te moldea,

 

venus carnal, con manos viriles de salitre.

 

   Te quiere desposar y te alhaja de espumas,

 

pero eres mía ahora, y él, tan grande y sinfónico,

 

   que me llena de orgullo y le dejo que en broma

 

ciña con un anillo de música tu cuerpo.

 

 

              De FIEBRE DE VERANO. 1980


 

   POEMA TESTAMENTARIO PARA DAR ALIENTO A UN NIÑO

 

 

   Romperán la guirnalda, las frondas emotivas,

la secular corona de las paternidades,

   el arco poderoso, florido de proezas silenciosas

y mínimas de las generaciones;

   la cadena del tiempo, eslabones de óxido de dolor

y penumbras de los renunciamientos:

   desaparecerán los cantos maternales que dieron

a la casa sus ecos milenarios,

   helechos afectivos cubriendo la molicie sagrada

que fundaron venerados ancestros,

   oh santos pebeteros de palabras unánimes,

atril incandescente de ejemplos memorables;

   borrarán esas huellas de esfuerzo que encendieron

los claros ascendientes

    y el remanso de esperas y fructificaciones

que fue ayer la familia,

   desbordado será por sucios aluviones de ejarbes

de locuras, cachones de infortunios;

    el niño estará solo como nunca indefenso frente

 al viento y al rayo,

    frente a las ignominias de ocasionales padres,

frente a la cobardía

    felizmente explicadas con razones impunes.

    ¿No habrá nadie que ponga su mano defensora

como escudo

    inviolable de su rota inocencia, de su candor frustrado

por las garras

    de un mundo por todas las violencias hostigado y ceñido

su cuello por la cuerda insufrible del hambre?

   ¿No habrá un hombre por ámbitos de pájaros, de flores,

de juguetes, y risas, alamedas y gritos, deteniendo las horas,

    haciéndolas más dulces, más blandas y amorosas en torno

de los niños?

    Hijo mío que creces a la sombra de un sueño y atraviesas

caminos de lechosos guijarros,

    mecido por vaivenes de fatigas paternas y desvelos mayores,

perseverancia y lucha.

  ¿qué mundo es el que espera mañana tu saludo de obrero

o de poeta,

   de varón decidido, heredero al azar de un pasado imborrable

que asumirás seguro?

 

   Yo, hijo mío, no tengo nada más que la flor marchita

 de un cansancio, sacrificio sin horas

    y el fuego, el fuego amigo luchador y difícil

de una enorme esperanza.

                                  

De ERYTHIA, TERTULIAS LITERARIAS, 1981

 

 

REGRESO DE RAFAEL ALBERTI AL MAR DE SU INFANCIA  

 

Se entristece la crin de la larga escancana,
polvareda de tiza que emblanquece las rocas.

Agoniza el reflujo igual que una sirena
que esconde en los bajíos su cabellera de algas.


Mar o piedra engastada en la pulsera
que es la bahía, llora con su flauta de brisas
la ausencia de su amante, manirroto de pájaros,
dispensador de azules, violinista del aire,
poeta cuyos versos apostaron un día
contra el fiero amargor del salitre el retorno,
la vuelta del hijo pródigo de la belleza.

Pero, mientras que tarda, las olas van trenzando
historias y leyendas de naufragios y amores,
cantan los mareajes, se emborrachan las brújulas,
retumba en la escollera gaditana su nombre,
su deuda de nostalgia florece de corales
y gime en Sancti Petri, o llora en la Puntilla
el luto de un otoño ceñido de neblinas;
de Cádiz a Tarifa enhebran los levantes
las tardes, las mañanas que encendieron su nombre,
que mecieron sus labios al calor de un poema.
El mar no se conforma con la vieja promesa
de su llegada y rompe compuertas y palangres,
ya embravece y destroza cantiles y navazos,
desbarata con mano de gigante de agua
caladeros y jábegas, aparejos y velas.
Desde fauces marinas profundas y abisales
surgen oscuros búfalos de oleajes y espejos.

Maretas y marolas anuncian el prodigio,
la llegada del padre, del hermano, del novio
que prometió de lejos, con anillos de música,
desposar a la blanca bahía, a la doncella
que dormita en su urna: claro mar de mañana.

La arena ya florece de huellas, de reflejos,
y levanta su tirso de claridad el día.

Alberti, el patriarca de olas como borregos,
el pastor de mastines, los fogosos cachones
que olfatean rompientes y ladran en las playas,
aquí está y ha clavado su bandera de gozo
a la orilla de un cofre donde fulge la historia,
en la quilla de un buque, capitán del asombro:
¡vámonos mar adentro de la alucinación!

De ZUBIA, Córdoba, 1982


POR EL CIENO DE UN MUELLE PESQUERO

 

 

 

Con la cerviz ya hundida y castigada

por el peso de soles y de brumas,

ofreces todavía a las espumas

el honor de tu vértebra empinada.

 

Que estuvo tu bodega abarrotada

de peces, lo recuerdas y te abrumas;

pero, a pesar, de que hedor te inhumas,

resistes, sin embargo, la bajada.

 

Ni el colmillo del agua compañera,

ni el verdín que a tu proa la adornara

perdonan a tu sucia calavera;

 

igual que el pescador que te embarcara

hoy su vejez lo abate y desampara

y se muere, mirándote, a tu vera.

 

De POETAS ANDALUCES, ALJAMBRE, ALBOX (1983)


 

CANCIÓN DE CUNA

 

 

Hija mía, que vienes

a un mundo contrahecho,

al recodo más sucio

que tiene el universo,

al fondo miserable

de un hondo pozo ciego,

yo te he traído a ti

como a mí me trajeron.

 

              Aprende como yo

a buscar en el cieno

con coraje y fatiga

una azucena, un verso.

 

Que ese será el hallazgo

en que apoyes tu aliento,

la más fiel alegría

de todos tus contentos

que te acompañará

en tu postrer destierro,

y esa será la herencia

y todo el testamento

que dejarás un día

a tu hijo, con riesgo

de decirle lo mismo

que yo te estoy diciendo:

—“Hija mía, que vienes

a un mundo contrahecho…”.

 

De POESÍA ANDALUZA (ALMERÍA), 1985

 


 

ENRÉDENME LAS NIEBLAS FUNERALES…

 

 

Enrédenme las nieblas funerales

que es esa cabellera removida.

Piérdame la galaxia estremecida

que son tus altos ojos zodiacales.

 

Caliéntenme tus pechos candeales

con su sangre nupcial y desprendida.

Enciéndame tu vientre de parida

con su calor de cuevas maternales.

 

Todo es ahora como un prado manso,

todo es égloga en que me maravillo

y una arcadia ideal de escapatoria.

 

Todo se irá: tu cuerpo y tu remanso.

Todo: el fruto y su júbilo amarillo

y quedará el vacío y la memoria.

 

De  CRUEL, AMADA VIDA. 1986

 

 

 

     LA LÁGRIMA DE RUTEBEUF



"No sé por dónde comenzar, tan abundante
tengo la materia para hablar de mi pobreza...".

RUTEBEUF: Dicho de la pobreza de Rutebeuf


 

Heraldo y pregonera de mi llanto,
lágrima mía, escarcha de tristeza,
moneda mía única, oxidada
que saco del hondón de mi penuria,
del fondo de un bolsillo de mi pena.

Cuando llueves fluvial por mi mejilla
le pido a Dios que seas manso arroyo,
pequeña urna del sol, vidrioso estuche
donde va un historial desposeído
que disimula un triste contrabando
y se guarda el lamento tras los dientes,
reja y prisión de gritos y verdades.

Lágrima mía, débil patrimonio,
riqueza personal e intransferible,
agua de un manadero de vergüenza,
un vergonzoso y clandestino río,
diminuta tormenta que me azota
en mi islote de yermo y soledades,
enamorada esposa, fiel amigo.

Sirve de estrella a reyes y poetas
e indícales que nada hay tan privado,
tan sincero quizás, tan perdurable
como tú, lenta lágrima elocuente,
desnuda identidad, frágil sustancia
que en la piel pone rúbrica nerviosa
y apresurada de lo más humano.

De UN RESPLANDOR ANTIGUO ENCIENDE HOY

 MI MEMORIA. 1988


 

                EL DON DE LA PALABRA

 

 

     Amo el silencio, a veces, pero es sordo y anónimo,

cadáver de distancias, nos sumerge en su abismo,

     nos convierte en la isla

donde duerme el demente,

     un abstracto arrecife

contra olas del tiempo; oigo también

     un ronco zangarreo

en las tardes del viento que corteja

     palmeras centenarias,

pero me cansa el eco monocorde

     y plomizo de su largo

monólogo  apretado de ancianos.

                    

     Me duele en ese instante el hueco donde

tuve una voz como un pámpano

    con sus uvas sonoras que caían al lago

del fondo de mi oído desde donde elevaban

    sus ecos su espiral hasta que el hueco es vena,

manadero

    de nombres que fluyen y que empapan

de sonidos mis sienes,

    desfilan por la lengua como una catarata.

Cuando pronuncio el mar me sabe a caracola,             

     cuando menciono

madre, esposa, hijo, hermana suena a beso,

     a apretones de fibras amorosas,

cuando pronuncio amigo tañe el brindis su canto.

 

    Palabra, aéreo cofre de donde surge el humo mágico

que alucina los ojos del poeta, rumores

   memorables, hogueras

diminutas, encendidas por siempre

   detrás de nuestro olvido,

suaves aldabones de ocultada ternura

    para avivar la puerta de nuestra propia sangre,

vibraciones redondas, sonante invernadero

    donde los seres ponen toda su confianza,

donde la vida tiene un espejo con música

    en el caleidoscopio de un poema.

 

 De LIBRO DE DONES Y DE ENCANTAMIENTOS. 1989


 

PÓRTICO

 

 

Hay un niño que mira un cielo claro

igual que un mar azul de leve estío.

y bajo el corredor de un patio umbrío

en la imaginación busca su amparo.

 

Enciende un mundo. Conmovido y raro

va al caño, a la compuerta, a su bajío.

Ama el levante y su zumbel bravío,

la sapina, el estero en desamparo.

 

Huertas y Parque. Atardecer y aurora

le dan su luz en el mercado. Ignora

que todo cuando vive y ve ya es canto,

 

ya es verso con gentil caligrafía,

pero lo mira del revés un día

y todo aquello ahora le da espanto.

 

             De  LAS SEÑAS PERDIDAS.  1992

 


 

               JAULA XXXV

 

 

Detrás de una mirada hay un fusil

y un cuchillo en el gesto de un saludo.

Tras de un silencio, un anatema mudo,

y tras de una sonrisa, un proyectil.

 

Mil desengalos nos llevamos mil

disgustos nos aprietan bien su nudo.

Pero la ingenuidad es un escudo

que aliena y hace al hombre más pueril.

 

Olvidamos con las compensaciones

y reanudamos nuestras relaciones

ilusionados una y otra vez.

 

Cuchillos, proyectiles y anatemas

no nos destruyen las estratagemos

de nuestra necesaria estupidez.

 

         De CÁMARA OCULTA, 1993

 

 

 

                          JAULA XXXIX

 

 

No te escondas debajo del Misterio

ni nunca lo utilices como escudo,

ni revistas tu pánico desnudo

con el destello de su magisterio.

 

No lo sometas a tu cautiverio

y ni le cortes su colmillo agudo.

Que te duela su filo puntiagudo

y no admitas consuelo ni cauterio.

 

No lo tutees ni le pongas nombre.

Tendrás que respetarlo siempre. Deja

que esté en su altura incognoscible y suyo.

 

El Misterio es misterio y tú eres hombre.

Él está libre y tú tras de su reja.

Resígnate a pensarlo, que no es tuyo.

 

             De  CÁMARA OCULTA, 1993


 

DE LEJOS SE VE EL MAR…

 

 

De lejos se ve el mar

taciturno y pesado

igual que un paquidermo

que moviera sus lomos

dificultosamente.

Encerrado en su cárcel

de atormentada música,

se mueve el mar,  retuércese

lo mismo que un gigante

cautivo entre columnas

barrocas.

                     También

el mar es un amante

encadenado.       

                     Arrastra

su cadena de olas

por la orilla, nos muestra

sus talones sangrientos

en el atardecer;

o, enojado, murmura,

da rodeos o llama

a las murallas pétreas

de la ciudad, se agita

y levanta sus manos

como sarmientos de agua,

pone en los labios ásperos

del viento su ruidosa

tristeza de salitre

y caracolas.

 

Monótono y cansado,

inabarcable y solo,

eterno y sin historia,

asfixiado entre nubes

poderosas y extrañas,

se ve el mar a lo lejos.

 

        De LOS VIEJOS PALIMPSESTO DEL OLVIDO, 1994

 


 

  LA LLAMADA DE LA MUSA

 

 

Ese muchacho –altiva pelambrera,

cigarro y pantalón americano,

pañuelo azul al cuello, mano a mano

al mus, vino, aceituna zapatera,

 

en el güichi, compaña calavera,

asedio con piropo de escribano,

tertulio del bribón y el hortelano

en la lonja ruidosa y verdulera-,

 

que ríe ajeno del azar oscuro

siente un día en su incierto claroscuro

la voz que lo deslumbra y maravilla;

 

la musa, desde dentro, lo aconseja,

él  güichi, amigos y muchacha deja

para embarcar su alma en la cuartilla. 

 

De  BAZA PERDIDA, 1995

 

 

 

 

 

                           REVELACIÓN

 

 

Dame ya, mi destino, lo que en tu mano guardas,

que al que al joven al que empujas con imapciencia espera.

¿Qué te importa otorgarme lo que te di al nacer,

aunque ayer no sabía ni sé aún hoy qué fue aquello?

Sin mí nunca podrías obligarme a seguirte

porque fui quien te hizo destino para un hombre.

Así que si dependo de tu suerte ignorada,

tú de mí te formaste. Ahora voy yo cumpliéndote.

Pero mi invocación es tan vana y ficticia,

que me da un largo tiempo para pensar de nuevo.

No hace falta. Mi suerte, mi destino soy yo

haciéndolo a lo largo de toda mi existencia.

 

De MEMORIAL PARA EL VIENTO DE LEVANTE, 1998


 

                EMPIEZA LA DESTRUCCIÓN DE BÉCQUER

O CENTELLEA EL PODER DEL ENSUEÑO

 

Garabatea el dedo de la lluvia

en los duros cristales

(un tropel de bisontes en las nubes

ha sido la tormenta).

Entre vaivenes, entre zarandeos

el coche traquetea.

Hundido en el gabán el cuello exhibe

un collar de aua fría.

Nombela se adormece. Él, silencioso,

devana la madeja

del ocio con los ojos. Le distraen

aceras salpicadas

de la cristalería luminiosa

de la noche hecha añicos

Mendigos que en los sucios soportales

están arracimados

surten en su memoria enredaderas

anidando en ruinas

de capiteles y de rosetones,

de claustros, de sillares,

de escalinatas y de balaustradas,

de pedazos de estatuas.

Ve en los harapos y en los arambeles

azules campanillas

y en los zapatos agujereados

tronchadas azucenas

festoneando el pie de los balcones

donde surge la amada

que tras del abanico balancea

dulcemente el equívoco.

No sabe que su cuerpo es un seguro

anfitrión de la muerte

y sueña que es su débil esqueleto

como un alto castillo

o que la sangre sube por sus venas

como un frío guerrero.

Trastoca el enfriamiento de sus sienes

en corona de hierro

que un dios le obsequia y que es arenga de oro

a un pueblo su estornudo.

 

Nunca despertará. Con fausto y brilla

grana y alza su sueño.

Los que luego sostengan su agonía

serán súbditos fieles

de un reino que él gobierna a la deriva

con su gesto de enfermo

y un monumento hará para los siglos

de su lecho mortuorio.

 

De LOS ESPEJOS PREFERIDOS, 1999

PARA LA TUMBA DEL POETA (ESPAÑOL) DESCONOCIDO

 

 

Lengua de ira fue la tuya, hermano

en mi lengua gloriosa y castellana,

que ibas de la ilusión a la desgana

en un mísero islote provinciano.

 

Tus versos se quedaron en tu mano

apretada de frío una mañana.

Te aclamó nada más que la campana

del cementerio, y luego fue el gusano

 

el único lector de tu poesía.

No tuviste otro aplauso que el azote

de la lluvia en la lápida sombría

 

del nicho, y si el olvido fue tu islote,

tu nombre con el réquiem de estrambote,

es para todos hoy tu antología.

 

  De LOS ESPEJOS PREFERIDOS, 1999


 

                                   LOS ANALES

 

 

 

Lo mismo que una gran camaronera

el sol echa el palangre con sus hebras de trigo.

San Fernando, su cielo es como una montera

del Puente al río Arillo, la Vía y la Vaera.

Brilla el Observatorio, sabio y mudo testigo.

 

La gente nace, vive y sufre y se divierte,

ama y odia y serpea como arroyo su historia.

Como un pájaro, a migas, se la lleva la muerte

y a contraolvido vive en lucha la memoria.

 

De ERYTHIA O VERSOS DE CIRCUNSTANCIAS

ELEGIDAS, 2000


 

            EL ÁTOMO DIVINO

 

 

Dice el viejo Demócrito, y repite Epicuro,
que todo en este mundo tejido está con átomos;
son el cuerpo y el alma de las cosas las briznas
de materia, matriz del parto de los seres,
minúsculas hilazas que forman los tapices
de cuanto vive y muere en el orbe sellado
por el lacre luctuoso de las limitaciones.

¿No sobrevivirá algún átomo nuestro
después que los del cuerpo se diluyan fugaces
migajas del olvido, continicios oscuros,
residuos de la vida, volátiles adioses,
silencios que navegan por su mar de vacíos;
y ese superviviente traspasará fronteras
de enigmas hasta entrar en un reino de albricias,
libertad desatada de mentales grilletes,
un aldabón que toca la puerta de un quién sabe,
fulgor autoconsciente que llamea evidencias
en las que el pensamiento, ya puro, será súbdito
del Átomo Divino, permanente y triunfal
del tiempo y el espacio, entusiasta vasallo
de un Señor que lo adentra en su feudo gozoso
del Amor, la Belleza y la Sabiduría
océano infinito que es la Eterna Conciencia?

Amemos y creamos, y trepemos la escarpa
resbaladiza siempre de dudas que nos punza
la muralla de átomos que nos alce a lo eterno.

De ERYTHEIA O VERSOS DE CIRCUNSTANCIAS ELEGIDAS (2000)

         MÍSTICO EN TINIEBLAS 

                               I

 

¿Quién eres tú, confuso entre la bruma?

¿Yavé o Luzbel? ¿Qué habrá tras de ese velo?

No sé si será gozo o desconsuelo.

Un socavón de mar o la alta espuma.

 

Alba u ocaso. Entre los brillos dudo.

Altamar. Bajamar. Creo o recelo.

Yo no sé si en el cielo o en el suelo.

¿Sigo hablando o mejor me quedo mudo?

 

Dime, Yavé o Luzbel, quién eres. Habla,

responde, no me dejes en el filo

de esta interrogación que te conjura.

 

Mira, depende de esta pobre tabla

de salvación en la que busco asilo.

¡Define ya tu identidad oscura!

 

                    I  I

 

 

Unas fuerzas me tiran hacia arriba.

Otras fuerzas me tiran hacia abajo.

Me ponen unas y otras cabizbajo

entre desilusión y expectativa.

 

Las dos hincan su ley, que es exclusiva.

Las dos queman pasión, que es su trabajo.

Las dos con su poder van a destajo.

Las dos tienen su réplica y diatriba.

 

Se disputan las dos eternamente

este universo, mísera colonia

que explotan con dominio sobrehumano.

 

Pero, ¿qué sabe de esta lid la gente?

Mientras, siguen su antigua ceremonia

Yavé y Luzbel igual que un mano a mano.

 

De TÁNTALO, REVISTA CULTURAL TRIMESTRAL, 2001


 

                         ALIANZA

 

 

Ciudad, pacto contigo—fauna abierta de selva

donde han de devorarrme ajetreos y anécdotas,

miriápodos de luces, muchedumbre y señales

porque te necesito y cambio mi moneda

de individualidad por tu común abrazo.

 

Ciudad, ya he profanado mis lentas soledades

y corté las amarras de mi paz silenciosa.

Ayúdame a olvidar huertas, marismas, caños

para ser uno más en esta termitera

(aunque es cierto que el hombre necesita del hombre).

Además, miro el cielo y el cielo es también cielo.

                           

De ÉPICA URBANA, 2003


                           SENCILLEZ

 

 

 Feliz el hombre que recibe el alba
y en su tranquilo corazón la hospeda.
Crece como trigales su mañana
y domina los vientos de la prisa,
encerrándolos dentro de su paz,
una paz que se asienta en su mirada,
y el mundo ve girar como un tiovivo
en torno de su hermosa certidumbre,
su certeza tan simple como el agua.

Una llanura blanca y fresca, el día,
con cuánta luz en el silencio abierta.
Tiende sus manos, acaricia el aire,
alza su vida ardiéndole en las manos.
Tiene bastante con tocar el mundo
así, con sencillez, con la presencia.
Ha despertado para amar y sabe
que el amor a su voz pronto le llega.
Vivir le basta y calma en sus deseos
esa sed que amenaza a los humanos,
y sabe tan precaria la existencia
que la ve como el pájaro que cruza
todas las tardes su ciudad amada.

De ÉPICA URBANA, 2003



 

                    POEMA X

 

 

Un mundo nuevo es para mí esta tierra

que hoy pisas con temblor de peregrino,

un mundo que te enseña cicatrices

como puta su carne amoratada

desde donde la observas inquietante

con lástima tal vez como se mira

a un enfermo que aguanta solitario

la pertinaz llovizna de sus males.

¿Cómo alegrar al mundo con tu verso

si el mundo no te lee? Tú, poeta,

sé lo que fuiste siempre: acequia, surco

por donde el agua luce transparente,

aliada veleta con el viento

que señala los rumbos a las nubes

y brújula leal para el marino.

Un mundo nuevo descarnado y solo,

caminante en su órbita cansada,

desafiando a todos los enigmas

y burlado por todas las respuestas,

te pide a ti que digas algo ahora

que necesita el verso aunque éste sea

un ingenuo renglón de fantasía.

 

De EXILIO DESDE DENTRO, 2005

               SONETO   X X

 

  De cómo se desalienta el hombre aun a sabiendas

de que lleva a Dios por dentro.

 

 

     Es una historia que me desconcierta.

¿Cómo llevando a Dios aquí conmigo

y, siendo incluso mi mejor amigo,

mi vida a oscuras va sin que Él lo advierta?

 

     Ante el Mal tiemblo y paso como alerta

y siempre como en frío desabrigo.

¿Cómo Dios, que está en mí, de esto testigo,

mi alma deja al peligro descubierta?

 

Si Él me acompaña en esta larga prueba,

sé bien que de la mano no me lleva

y siento en mí la soledad del hombre.

 

Triste es llevar a Dios tan junto y dentro,

y que no salga nunca a nuestro encuentro

por mucho que lo llame por su nombre.

    

     De VELO RASGADO, 2006

 

 

 

SONETO PREGUNTANDO A UN CIPRÉS...


 

Grave ciprés, veleta funeraria,
¿es un sarcasmo tu señal al cielo?
Silencioso ciprés, ¿eres consuelo
y símbolo tal vez de la plegaria?
 
Capa de luto, torre visionaria
de una esperanza para el desconsuelo,
¿es ironía tu luctuoso duelo
de muda plañidera imaginaria?
 
¿Qué hay arriba o detrás de tu espesura?
¿Se queda en ti el espíritu enredado
o vuela a las mansiones de la altura?
 
¿Qué a morir haya sido yo enviado
y no sepa en qué muerte ni en qué estado
luego he de verme tras la sepultura?

De VELO RASGADO, 2006


 

      SONETO DEL CUERPO ASTRAL



Anduve por la playa solitaria
y vi a mi doble andando por la espuma.
Anduve por la arena, oí en la bruma,
y lejos, una brisa campanaria.
 

Anduve por la orilla imaginaria
y me sentía nube que se ahúma.
Anduve como el día que se esfuma
y se ve ya agonía luminaria.
 
Era la tarde como red sombría
con el color de la melancolía
y echada sobre el mudo litoral.
 
Pero entre niebla y luces estoy cierto
de que aquel paseante era yo, muerto,
aunque en un cuerpo evanescente, astral.

De VELO RASGADO,  2006

 

 

 


               16 de julio de 1936:

 

      FEDERICO GARCÍA LORCA DECIDE

      BAJAR  A  GRANADA

 

 

      Si decides bajar al claro Sur,

¿por qué no vas a América

otra vez a mirar aquellos rascacielos

de Nueva York, cruzar puentes de Brooklyn,

ver vomitar los Metros cuerpos humanos

                                         [como sabandijas,

ver de Manhattan, como en lontananza

de un mar de humo, mástiles dudosos de edificios,

oír negros de Harlem y el jazz por las callejas

donde la sangre gime maltratada,

donde los niños blancos acarician

la barba florecida de Walt Whitman

y quedan todavía por las calles

                  [restos de los suicidas

de después de aquel crash del 29?

 

 

Huertos y calles de Fuentevaqueros

lo llaman con sus joyas forestales

y con voces que llegan de la infancia;

                                      [le dicen al oído

con un confidencial y conocido deje,

mientras que va bajando en tren a Andalucía,

que el sol del Sur le embriagará con vino

morado del crepúsculo, a esa indecisa hora

juanramoniana y ya tan conocida

en que suena en un Carmen granadino el arroyo

lento y claro de Falla, y ancestrales se trenzan

los quejidos de un cante de gitanos

                                           [cerca del Albaicín…

¿Para qué bajas, Federico?

¿A buscar a la luna limpia del Sur, melliza de la nieve

de la Sierra Nevada, acaso,

la luna traicionera que en la noche agosteña

habrá de iluminar el sendero tortuoso

del camión que te lleva al último paseo de tu vida

en compañía del maestro cojo

y de los dos banderilleros? 

Ay, ¿quién os diría un mes, diez días antes

que los cuatro destinos se sentaban

en la mesa a jugar el tute eterno,

yuxtapuestos los cuerpos bajo tierra

y unidos por las cuerdas sangrientas de la muerte?

Esa luna que enseña, Federico,

su polisón de nardos en el cielo de julio,

más despejado cuanto más abajo,

será, de todos los amados elementos

que en tus cálidos versos diste asilo,

la única tal vez que te acompañe

cual una plañidera lejana y silenciosa

pero fiel  en Víznar, que tú vieras tantas veces

como pieza del puzle de tus alrededores recogidos

con amor en tu Libro de poemas;

Víznar, a diez minutos de Granada

                                  [¡tu querida Granada!-,

ay, Federico se prepara ya

                              [a hacer de su barranco

tu por siempre ignorada sepultura.

     

De  LÁMPARAS VOTIVAS, 2007

                 

                  DÍSTICOS

 

 

 

 

El tiempo es un tiovivo: en cada vuelta

muertos arroja fuera y sube a vivos.

 

       Tus años, jornaleros son del tiempo,

que sacan los jornales cana a cana.

 

Los años a una playa nos arriban

en que somos naufragio de recuerdos.

 

El pasado es el tiempo contraído.

El futuro es el tiempo dilatado.

 

El presente es la duda irresoluta:

no es ya pasado ni es aún futuro.

 

A la alegría damos hospedaje.

Toda la casa es chica para ella.

 

La alegría es un huésped transitorio.

¡Quién la pudiera hacer nuestra inquilina!

 

Alegría y dolor se van turnando,

dueños de este redil de nuestras vidas.

 

Poca felicidad: boca del hambre.

Mucha felicidad: eructa el tedio.

 

El espejo en que ríen las pasiones

es de un cristal tan frágil como alegre.

 

Sirenas las pasiones, nos sonríen.

Si las miras de cerca, son dragones

 

Hidra el dinero, tiene muchas manos,

pero nunca ha tenido corazón.

 

Rico quisiera ser, pero no puedo.

Es mucho más sencillo ser feliz.

 

El pasado nos llama: es la nostalgia.

El futuro nos llama: es la ilusión.

 

    De COMO EN LOS OLEAJES SUCESIVOS. 2008

        YUGO SOBRE OLEAJES…

 

 

 Yugo sobre oleajes,

 arador de las olas,

paquidermo del agua,

cabellera de lona,

ciudadela flotante,

arboleda desnuda,

tobogán de las brisas,

rinoceronte de agua,

yunque de las tormentas...

Es el barco.

 

Alabarda salobre,

ariete contra el viento,

mentón contra las olas,

reto a la lontananza...

Es la proa.

 

De RENUEVOS EN LA RAMA, 2008


 

                        PLIEGOS DE AGUA

 

 

                          En jirones de agua

la mar como posesa

grita y se despedaza.

 

La mar siempre está sola.

Con bonanza, apacible;

con tempestades, loca.

 

Mordiscos da la mar

a rudos farallones,

corvas del litoral.

 

Cabrilleos del agua,

escritura de espuma,

ilegible la página.

 

Cabelleras del mar,

en las altas roquedas

se ponen a secar.

 

Son bíceps de la mar

la montante, temible

cuando sube a pleamar.

 

                          Un avieso oleaje

el rebaño de agua

sin redil que lo guarde.

 

Marejada irascible

el rebaño de olas

sin pastor que las guíe.

                          Talones litorales

las rocas de la playa,

al ocaso, sangrantes.

 

                          Como yugos de arar

los barcos van hendiendo

barbechos de la mar.

 

                          Son los buques gigantes

paquidermos de océanos

en su selva ondulante.

 

De lona, cabellera

es la vela del barco

y la brisa la peina.

 

                          Caracolas y conchas,

orejas de la playa

confidentes de olas.

 

Combate entre las olas,

la ruda tempestad,

viento y agua la tropa.

 

                         Clamores de naufragio,

tan bella como ajena

la mar a tanto llanto.

 

                          Tiene siesta la mar

en la quieta bonanza,

hamaca la pleamar.

 

 

 Águila era en su cofa

de tanta lontananza

el marinero a solas.

 

La proa es un ariete:

rinoceronte mudo,

contra el agua arremete.

 

El viento de levante,

un tropel de bisontes,

cornea a todas partes.

 

                          Cobijo de la mar

la dársena: los barcos

vienen a descansar.

 

El ocaso en la tarde

finge barco a deriva

ardiéndole el velamen.

 

Escoltas de las olas,

undoso el carruaje,

chillonas las gaviotas.

 

De  PLIEGOS DE AGUA, 2008

             


 

                           EL CALOR DE TU NOMBRE

 

 

Tu nombre es mi mejor acompañante,
tu voz es quien calienta mis caminos,
tu recuerdo me arropa el desamparo,
pues lo que hemos vivido es mi alimento
y pasaporte para cuando sea,
yo, tanteando una pared de sombras,
un transeúnte más del otro mundo.

Todo lo perderé: bienes, poemas,
sueños de cuando estaba ufano y vivo,
incluso un sitio en la común memoria
de los que aquí se queden todavía.

Mas tu nombre ha de ser mi lazarillo
por las oscuridades de lo ignoto;
como Beatriz al Dante, ha de mostrarme,
por fin, el paraíso.

De  POEMAS PARA UN MINUTO II (PremioS de Poesía amatoria,

                            gozosa y erótica HIPÁLAGE), 2008



 

 

 ORACIÓN NO FÚNEBRE ANTE UN CUERPO DESHABITADO

 

 

 

       Desocupas tu cuerpo de consumo

dejándolo al olvido de un andén

de los muchos silencios de la vida,

tú, que hiciste un mercado de tus ojos,

feria con los racimos de tus senos,

del pubis la diana de apetitos

y de tu cama, yunta de trabajo,

un breve paraíso de alquiler.

 

Llevabas como un terco palimpsesto

el recuerdo sangrándote de infancia

violada en un rincón de turbulencia

por manos como garfios endulzados

bajo un señuelo, fronda del engaño.

Asumiste con férula de sino

el pasado tal como una divisa

en el cuello mortal de tu memoria,

y enarbolaste a un viento de infortunio

la sonrisa con miel profesional

y palabras marcadas por el uso

con disimulo de un rumor de penas,

el abrazo de elástica costumbre,

la exhibición artera de un tesoro

que iba expoliando el azadón del tiempo,

modesta fonda de aire provinciano

para viajeros de pasión con prisa,

peregrinos por rutas de su hastío,

tratantes de manidas circunstancias,

sedientos de algún ocio pasajero

que abrevan en tus aguas de miseria

un sorbo de volátiles respiros

que escupen luego, ahítos de desidia

(menos yo, que dejé sobre tu tedio,

además del billete, unas palabras

que te dieron calor por un instante,

que tú quisiste retener con ruegos

en el mudo pretil de tu mirada).

El humo del tabaco fue aureola

a tu heroísmo de engarzar clientes,

y la copa, el fervor del incensario,

mientras pensabas en tu hijo, puente

para salvar los ríos del suicidio,

heroína en desvanes de epopeya,

mártir de un santoral sin bendiciones.

carne para el festejo de un momento

desahuciada de un techo de esperanza...

 

Hoy, que no vives en tu cuerpo y yerras

por cielos de una ausencia indiferente,

dejas la huella de un revés que sólo

se entiende entre los pliegues no estudiados

todavía de Vidas ejemplares.

 

De PROVISTO DE PALABRAS, 2009


      ROMANCE

 

 

Esteros, adonde vienen

las aguas como a una escuela

a encasillarse obedientes

en sus aulas tan pequeñas.

                   La mar sometida entonces,

sin furia de las mareas,

sin las roncas tempestades,

sin buques que la navegan,

sin los marineros muertos,

sin naufragios ni tristezas,

sin la calma del estío

cuando es espejo de estrellas...

                   Es la mar a la que el hombre

ha hecho ahora prisionera

y trae peces que sacan

para una feliz despesca.

                   Es, en fin, la mar sumisa

que pasa por las compuertas

como una niña que acude

al primer día de escuela.

 

                  De POEMAS SACADOS DEL CUARTO TRASTERO, 2009


 

                    SONETO DE LA MALA HORA

 

   

 

         Y la vida no es buena, ni noble, ni sagrada.

 

                                            F. G. L.

                                                                                                            

 

Yo sé que estoy por un azar aquí,

pues me parió la tierra irresponsable.

                 Vivir —sabéis— no es un oficio amable,

ni un don como se dice por ahí.

 

Hay que echar mano de ilusiones y

olvidar lo crüel e inexplicable.

                  Pero el dolor es siempre insobornable

y el gozo, fugitivo y baladí.

 

Nada endulza el sabor de la experiencia.

                 En su balance, amarga es la existencia

y un ¿para qué? le pone broche y cierra.

 

Mas, menos mal que tiene fin la historia,

y el Tiempo ha de comerse la memoria...

                               La memoria terrible de la Tierra.

 

                  De VIAJE A LOS SILENCIOS SIN RETORNO, 2010

                  LOS MACHADO Y LA SEMANA SANTA

 

 

      Los hermanos Machado cultivaron el teatro, algunos de cuyos títulos son hartos conocidos por el gran público, como La Lola se va a los Puertos o La Duquesa de Benamejí, entre otros. Antonio y Manuel se querían entrañablemente; juntos estudiaron, juntos estuvieron en París y juntos compartieron alegrías y sinsabores familiares.

 

Sin embargo, los dos tenían unas diferencias ideológicas mantenidas insobornablemente. Sabido es que durante la guerra civil Manuel se inclinó al bando de las derechas y Antonio al de las izquierdas. El uno escribió sonetos en los que exaltaba la tradición y desconfiaba de las revoluciones; el otro se siente atraído por el socialismo mitigado como una solución a los problemas de aquella España de "charanga y pandereta", según su verso. Después de la guerra, Antonio y su madre mueren en el exilio del sur de Francia. Su hermano Manuel morirá en la España de Franco ocho años más tarde.

 

Manuel y Antonio siempre fueron cristianos. Y cristianos fervorosos cada uno a su manera. Manuel, tradicional, sensorial y popular. Antonio, meditabundo, intimista y pragmático a lo protestante; no en vano,  un poema dedicado a Ortega y Gasset, acaba así: "Y que Felipe austero (se refiere a Felipe II, defensor del catolicismo a ultranza),/ al borde de la regia sepultura,/asome a ver la nueva arquitectura/ y bendiga a la prole de Lutero".

Hay un breve, pero profundo poema de Antonio en que expresa su fe en Jesús en unos versos que comienza con "Yo creo en Jesús que dijo..." Ahora bien, esa interioridad de una fe reflexiva con apoyaturas filosóficas a lo Henri Bergon, le llevaba a un claro rechazo de lo semanasantero. Lo podemos ver en el poema en el que retrata a don Guido, un cofrade sevillano: "Gran pagano,/ se hizo hermano/ de una santa cofradía;/ el Jueves Santo salía/ llevando un cirio en la mano/—¡aquel trueno!—,/vestido de nazareno...". De hecho, Antonio critica la semana santa de su época. También lo hizo Eugenio Noel poniendo el dedo en la llaga de la superficialidad, la bullanga, la borrachera y la emulación de los exornos.

    En esos años, y en otros aspectos, también la criticó Cansinos Asséns, y posteriormente Alfonso Grosso en su novela El capirote.

   Pero, para ironía del destino, el poema de Antonio titulado "La saeta", en el que opone al Jesús del madero, el Jesús que anduvo sobre el mar —o sea, el Jesús profundo que iba más allá del culto externo y periódico—, se convirtió en tema musical con J.M. Serrat y luego en marcha cofradiera, y hoy está presente en los desfiles procesionales, casi codeándose con la marcha "Amarguras", santo y seña de la semana santa andaluza.

     Manuel sigue unas pautas muy de devoción en la calle. Su amor al Gran Poder y a la Macarena está recalcado en sus versos con aire luminoso y ecos de alma sevillana. "¡Ay, mi Sevilla, que lo tiene todo,/ cuando Jesús del Gran Poder le ofrece/ la Fe y la Caridad...Tú, la Esperanza!".

     Creo que las referencias sobre el hecho cofradiero andaluz de Antonio y Manuel son complementarias. Si Antonio corrige los excesos humanos de los cofrades y opta por una religiosidad de puertas adentro del alma, Manuel exalta los derechos de los sentidos a alabar una fe pública que está en las raíces del alma colectiva. Lo ideal sería que todos los cofrades tuvieran un compromiso eclesial con la misma fuerza que su devoción artística y un interés por la cultura cristiana como por los detalles de los enseres cofradieros.


             CUARESMA EN LA ISLA DE SAN FERNANDO

 

                                      A José Carlos Fernández Moreno

 

                                                                                     

                                         

              Miércoles de Ceniza: campanadas

de la Iglesia Mayor, graves premisas

de la Cuaresma, que ensordecen risas

del Carnaval, aún frescas y exultadas.

 

Póstulas por el centro y barrïadas.

Las carteles. Las túnicas. Las prisas

dentro del almacén con las precisas

urgencias de las horas ya contadas.

 

Boletines. Conciertos y Quinarios.

Besapiés. Besamanos. Incensarios

prodigando el incienso en la Función.

 

El Pregón. Sones de El Respiradero,*

y un soterrado rezo cofradiero

pidiendo que no caiga un chaparrón.

 

 

*Emisión radiofónica emitida por Radio La Isla

en esos años.

 

San Fernando Información, Cuaresma, 1994

 

 

           De LITERATURA DE LA PASIÓN (2011)

 

              

                        LA MITAD DE LA SATISFACCIÓN

 

 

 

 

   De ajetreos diurnos la noche se desnuda
y las ganas de asueto su boca despereza.
Él de todo el ropaje de la prisa se muda
y respira, ya en calma, un aire de pereza.

Se acerca a la almohada y a su amor la saluda
y con beso y susurro su coqueteo empieza.

Calor buscan los suyos, que lo mueve a que acuda
a ella endulzando el mimo de una delicadeza.

Mas la esposa, rehén del cansancio, está inerme
de unas frases recíprocas y, entretanto, se duerme,
y él con voz de melaza asiente y se va yendo.

De pronto, se detiene y la mira un instante,
y se siente orgulloso de ser esposo amante:
pasados tantos años, y aún la sigue queriendo.

 

                      

               De LO FUGAZ MÁS IMPERECEDERO, 2012

 

 

 

 

 

            OVIDIO SE LAMENTA EN EL DESTIERRO

 

 

Ah, Tibulo y Propercio, me  encendisteis

la pira interna del poema Amores,

con un guiño secreto que se llamó Corina…

Nada tuvo que ver con aquel Ars Amandi

que encendiera las iras de los viejos Catones

(¿acaso Julio César no lo hubiera leído?).

 

Vuelvo a encontrar lo que perdí en la víspera

de la salida ahogada por los nudos de adioses

aunque sangrando aún, goteando tristeza

yunque de adversidades probatorias

del oro aquel de mi poeta joven,

el joven que vivía en sus asombros

cuando encontró el mayor de los tesoros:

la Palabra, la luz irrenunciable.

y, a pesar de que soy una isla rodeada

de un mar de libros y de largos silencios,

no dejaré de ser un campo fértil.

“Un campo fértil, si no es removido de vez

 de en cuando en cuando por un buen arado,

 sólo producirá grama y espinos”.

           

                 De DESIERTO DEL DESTIERRO,  2013


 

           SOL DE TU LEJANÍA

 

 

Casa que se me abre en la memoria.

Tu voz que puso en fiesta a mis sentidos.

Testigos son los muebles sorprendidos.

El beso como prólogo a una historia.

 

Luz que en mi anochecer es palmatoria.

Savia tú en mis recuerdos repetidos.

Resplandores que son como latidos.

Ayer del beso, lumbre evocatoria.

 

La historia, rota, que se recompone.

Lejano sol que nunca se me pone.

Calor me arrima en este ocaso viejo.

 

Luciérnaga en mis noches sin frontera.

Fulgor tú en mi nostalgia de manera

que vivo ya de sólo tu reflejo.

 

De VADEMÉCUM PARA INFELICES, 2013


 

                           COQUETEOS DE LA MUSA

 

 

                       Musa, la de la voz en la penumbra,

la que me exhorta a que el candor le abra,

la que trae el candil de la palabra,

la que con ojos de silencio alumbra;

 

la que mimosa me malacostumbra

y el poema en el éxtasis me labra;

la que el retorno hermoso me apalabra

y con su adiós después me apesadumbra.

 

Pero su ausencia pronto se desploma.

Cuando la evoco, su perfume asoma.

Sonríe y la intención ella se atusa.

 

Viene hasta mí desde el umbral oscuro.

Se quita el peplo hiriendo el claroscuro.

“¡Quédate ahí, no avances más, oh Musa!”

 

                       De VADEMÉCUM PARA INFELICES, 2013

 


 

                CARMEN O MADRE EN LA NOCHE

 

 

                 La soledad asfixia a los mayores

cuando sus cuerpos yerran por la casa

y tropiezan con sombras de recuerdos.

 

 La noche ha sido larga para Carmen,

un viaje por las oscuridades

de las habitaciones, y en la alcoba

el barco fondeado de su amor

sin aquel capitán de su marido

que un día abandonara la cubierta

a instancias de la muerte.

Carmen llora

con lágrimas fugaces que se van

por el hueco interior de la costumbre

sin más consuelo que el quehacer diario

y sin más compañía que su gata.

 

El reloj es de noche negligente

y retiene en sus torpes manecillas

a la marea del amanecer

que tarda mucho en desvelar el alba.

 

Se acuerda de los hijos que están fuera,

pues son rehenes de la emigración,

buscadores de un pan que está amasado

con sudor y con pena del exilio

y el sueño de volver a sus raíces

donde la infancia grita desde lejos

guardando un resto de su paraíso,

pedazos de niñez en plazoletas

y voces como migas para pájaros.

Durante el día Carmen es vasalla

de la radio y le entrega sus oídos,

o a la televisión, mientras espera

el salto del teléfono que pone

un garabato de emoción al pecho

porque rompe el temblor de una llamada.

 

Se cruza con vecinas en la calle

o en la escalera. Tiene tentaciones

de asistir al Hogar del Pensionista

para olvidarse de que está tan sola

como el mar en los días de tormenta.

 

Setenta remos mueven sus dos brazos

por un agua que sabe a desamparo

soñando con el puerto al que le llega

una breve visita de sus hijos,

que le endulza su labio de tristeza

y le ilumina el ojo de su tedio.

 

Y no se queja Carmen, que se dice

que es una madre más, una de muchas

que se asoma al balcón de la distancia

con la imaginación, miel de deseos,

desde donde sus hijos la saludan

diciéndole: “Algún día, sí, algún día,

mamá, regresaremos para siempre”.

Se arroba ante el acuario de ese sueño

de que un día verá luz el retorno,

y aunque ella despierta bruscamente,

no deja que se escape la esperanza.

 

                De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA AUSENCIA, 2014


 

           FINAL DE LA NOCHE DEL ALMA

 

 

                                           En una noche oscura…

 

                                                         San Juan de la Cruz

       

                              Un naufragio del alma es esta vida, mar

en que Dios es limosna de luna como brújula.

No te echará una escala,pero alumbra tu nada.

Soportarás las frías dentelladas de olas,

manteo de oleajes las circunstancias rudas.

Llegarás a su playa, regazo de sosiego,

arena hospitalaria la paz definitiva.

 

             De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA AUSENCIA, 2014


 

              SEPARADA Y CON HIJOS, LEJANOS EMIGRANTES…

 

 

 

 

Separada y con hijos, lejanos emigrantes,

la cancerosa empieza a pisar los cincuenta,

a veces sonriendo, tregua tan compasiva

que la ciencia regala a la carne paciente.

 

Se mira en los retratos que endulzan el pasado,

a donde va a beber dulzuras de nostalgia

(siempre el ayer triunfa sobre el agrio presente

y es rico de recuerdos y de tiempos mejores).

 

Fiel amadora fue de tan ingrato esposo

que la dejó entre pliegues de manidas costumbres

y ella no tiene ahora más amor que el teléfono

por donde entra en su oído un hilo de consuelo,

que agradece una lágrima que los hijos no ven.

 

 

                          De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA AUSENCIA, 2014


 

                                                MUJER SOLA

 

 


Cercana a los cincuenta, en la adusta aduana
donde la menopausia me aguarda en su dintel,
soltera y solitaria en mi isla de fotos y rutinas,
me miro en el espejo, molesto confidente,
y veo que no soy la que hace algún tiempo,
los ociosos del bar le clavaban piropos
                               [procaces o atrevidos
en la diana íntima de su hambre callada
de amor, aunque mi andar un reto parecía
desde una exuberancia de jardín femenino.

Más de una vez rozaron por mi oído las alas
sibilinas de obscenas o turbias sugerencias,
y supe en soledades, tal si fuera un destierro,
el dolor de no ser amada como quise,
como se merecía la mujer que yo era:
imagen de los tiempos, sensata y algo esquiva,
pero siempre anhelante de viriles asedios,
soñadora del hombre que me deshojaría
cercándome con frases de emoción y ternura
y abriendo delicado mi expectante amapola.

Pero el príncipe aquel se quedó en su castillo
y no vino a buscar a su dama, acosada
por requiebros equívocos en esquinas arteras…

¡Ojalá por un día me hubiese abandonado
de su mano monótona y senil la cordura
y dejar que pusiera la pasión en mi boca
hambre de desvarío y el sabor instantáneo
de sus mieles fugaces y tener, además
de esa experiencia humana con ribetes de dicha,
vástago y compañía, aunque madre soltera! 


DE POEMAS PREMIADOS, 2014

 


                                   ORACIÓN A LA VIDA  

 

 

               Vida, desnúdate de esos ropajes

que te ponen encima las desgracias.

Déjame ver tu cuerpo como un río

que pasa transparente y jubiloso.

Sé que tú en tus entrañas misteriosas

no eres triste ni absurda ni mendigas

céntimos de esperanzas a los hombres.

Tú, Vida, eres –madre, amante- fuerte,

muro espacioso y alto, fustigado

por lluvias y granizos de los siglos,

                             por sucesos de manos asesinas.

               Tú, Vida, manantial eres de asombros,

pero cegado por palabras hueras,

por fangos de crueles sentimientos,

por espinos de las ingratitudes.

Vida que estás en mí, jamás te caigas,

jamás te agrieten golpes y suspiros,

jamás el aire triste te envenene

ni te arrebate el odio la sonrisa.

Yérguete como cumbre de montaña,

renace como el mundo en cada aurora,

y si el dolor te lanza su bisonte,

resiste con escudo de coraje

y el lúdico alborozo del que lucha

la bandera, a pesar de que amenace

el negro nubarrón de la derrota...

La bandera invencible que tú eres

en la atalaya de tu resistencia.

 

De REHÉN DE LA VIDA, 2015

                  BURLA TRAS EL ENGAÑO

 

 

 

 

Pili, la del trigal por cabellera,

la de la fresca y nívea dentadura,

la de la amable y blanda arquitectura

que mece sobre elástica cadera,

 

parla al cliente en clave zalamera,

lo relaja con miel de donosura;

lo anuda ya en la habitación oscura,

que él convierte en fugaz y grata hoguera.

 

Cuando acaban, él sale satisfecho.

Como que no ha advertido que en el lecho

un travesti era aquella barragana,

 

que, además de postizo aquello, tiene

dientes, caderas, pelo, y no se abstiene

            de decirle, por burla, que es lesbiana

                   

             De EROTHYA O SONETOS DEL AMOR POR DENTRO,  2017


 

               FIESTA EN ULTRATUMBA

 

 

 

 

    Cuando ya, en un montón de cráneos lisos,

vértebras, tibias y húmeros desnudos,

el silencio sonando en sus embudos

y el tiempo libre de sus compromisos,

 

¿añoraremos viejos paraísos,

bravos amores fieles o cornudos,

ágapes de momentos barrigudos

y envites de los años insumisos.

 

    ¿Lamentaremos días que perdimos

de gozar y reír y en los que fuimos

molino de pesar y cataplasmas?

 

¡Ay, que nos quede al menos un consuelo

de que si allí no hubiera infierno y cielo,

         nos abracemos todos los fantasmas!

 

 

                 De EROTHYA O SONETOS DEL AMOR POR DENTRO, 2017


 

                             EL LIBRO

 

 

 

Lector: el libro es ventana

para asomarte a la historia.

Él es también la memoria

que va de ayer a mañana.

Su lecturs nunca es vana

y de la idea es partera.

De ignorancia te libera

y tu soledad divierte.

Puede mejorar tu suerte

y, siempre, amigo, te espera.

 

GANADOR. MUNDO ESCRITURA, PALABRAS Y SILENCIOS, 2017

 

 

            MAR DESAFIANTE

 

 

El mar que como a un ánfora volcaba

en tu cuerpo un filón de pedrería,

me gruñe y lanza con altanería

olas con mala espuma a cual más brava.



 Mal amigo este mar que me contaba

 cuando yo a solas a su andén venía,

 y él era tren de la melancolía,

 historias que a mis pies cabrilleaba.



Después de que yo al mar te presentara,

se enamoró de ti como si fuera

tu cuerpo cala donde él descansara.



Pero, por mucho que te poseyera,

pero, por mucho que ese mar te amara,

¡no te amaría como yo lo hiciera!

 

              De DEL ESPLENDENTE MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR, 2017

         HISTORIA DE AMOR JUNTO AL MAR

 

 

 

Si el mar, oh amor, a ti te prefiriera,

y no al verso que yo le regalara;

si el mar a grupa suya te montara

y en sus brazos de olas te meciera,

 

no por eso yo menos te quisiera

y ni por ello menos te cantara;

no por eso yo menos te ensalzara

y ni mal viese que él te poseyera.

 

¿Qué puedo hacer ante ese mar que brama,

que brilla, que se exalta, que te llama,

que te apadrina, nueva Venus, oh?

 

Pero esa duda no te desespere.

Te quiero tanto como el mar te quiere.

¿No somos uno, al fin, el mar y yo?

 

GANADOR. TU CONCURSO LITERARIO,

JUNTO AL MAR, agosto, 2018

 

 

 ¿RESENTIMIENTO O DESENGAÑO?

            (HOMENAJE A CHARLES BAUDELAIRE)

              ¿Qué es el arte? Prostitución.

                             Charles Baudelaire

 Hoy vengo de academias y ateneos,

de libros, de tertulias, literatos,

conferencias, poemas y relatos,

certámenes, jurados con flirteos.

 

Todo ese mundo es pira de deseos,

fama y dinero con momentos gratos,

revés de nombres para los maltratos

en reuniones con falsos discreteos.

 

¿Dónde gentes hallar que no se insidien.

limpias de corazón que no se envidien

tras de la hipocresía clandestina?

 

Entro en un puticlub donde olvidarme

de artistas y poetas y alegrarme

con sexo, chiste, ordinariez, cocina.

 

LETRAS COMO ESPADA  V Certamen Literario de

                            Sonetos"Charles Baudelaire", septiembre, 2019

 

                    

        LA INCERTIDUMBRE

 

           Dum loquimur, fugerit inuida aetas…

 

                                    Horacio (Odas, I, 11)

 

¿El acaso es lo único que existe,

lo que nos lleva ha siglos de la mano?

¿La certeza final está a trasmano?

¿En vivir y morir todo consiste?

 

Libérate, por eso, de estar triste.

Ir tirando cual otro ser humano.

Sucediéndote sigue cotidiano.

No te pesen los años que perdiste.

 

Entre el pasado y el futuro, un puente.

No mires ni el atrás ni el adelante.

Ni pesar ni ambición, y sé prudente.

 

Ni te obsesione nada interrogante.

Sé uno más de la vida entre la gente

sencilla que gozar sabe el instante.

 

 GANADOR. V CERTAMEN “LLUVIA DE LETRAS”,

 LETRAS COMO ESPADAS, abril,  2019

 


 

           JARDINERO DE OTRA FLOR

   O UNA HISTORIA DE AMOR OCULTO

 

 

Que no puedo decirte que te amo,

lo sé y tu corazón no lo adivina.

Terraza con terraza, oh, mi vecina,

no sabes que tu nombre, mudo, clamo.

 

Nos separa a los dos un breve tramo,

abismo para mí, que me margina.

Mi mirada te busca clandestina

y con ella en lo íntimo te llamo.

 

No sospechan mi esposa y tu marido

que el interés que pongo yo es fingido

en macetas que cuido en la terraza.

 

Ignorarás por siempre que te quiero,

vecino que de torpe jardinero,

para poder mirarte, se disfraza.

 

        GANADOR. TU CONCURSO LITERARIO,

        HISTORIAS DE AMOR, febrero, 2020

 


                     MEMORIA QUE ACOMPAÑA

 

 

Tarde quieta de otoño

en  la ciudad pequeña.

Plazuela recogida

con su alma desierta.

Campanadas pausadas

con recodo de iglesia.

 

Se va hacia el mar la tarde

en caravana lenta

de rojos y amarillos

que esquivan la tristeza

de los ojos sombríos

de una noche a la espera.

 

 Aquí mis veinte años

la esperaban a ella.

No importa donde esté.

Todo aquí la recuerda.

 

Si cierro la mirada,

como si aquí estuviera,

todo está como entonces:

La memoria consuela.

                          De CALAS DONDE MEDITA EL MAR, 2022

   PEQUEÑA ÉPICA DEL AMOR

 

  

                       Me sobrecoge el infinito oscuro,

no me dará la muerte escapatoria,                                                                  

ensordezco el temor por los que amo,                          

tengo un sueldo que el mes devora a ciegas

y la ilusión, con débil voz, me anima.                                  

Me levanto a las claras y confío                                                       

que mi optimismo llegará a la noche.                               

 

Soy uno más de tantos que atraviesan

la tierra, cada vez más insegura,

uno más en el múltiple hormiguero

del gris anonimato de la prisa.

                                                          

Sin embargo, me sé privilegiado                                                    

porque, a pesar de todo, te recuerdo                 

y entonces se me olvida lo sufrido.

 

Llego a casa. Te escribo algunas veces

cosas de ayer, de cuando fuimos novios,

y te emocionas como cuando un día

te supiste, por fin, embarazada.

 

De LA MAR QUE ME DISTE, 2021

 

 

 

       

           PENSAMIENTOS

 

 

 

 

Con harapos de una ilusión rota la esperanza se viste de nuevo.

El fanatismo es el hijo retrasado y loco de la ignorancia.

Felices los errores que no se vuelven a repetir.

       La  conformidad  es la última estación  del  tren de

                   nuestra experiencia.

 

                   Para algunos hombres, el miedo a morir les atenúa

                   el miedo a vivir.

La ignorancia es un túnel del que nunca se sale del todo.

La resignación se aloja en el cuarto trastero de nuestras ambiciones.

Todo llega, y nosotros no somos nada más que sus desgraciados o afortunados receptores.

Todo el dolor del mundo cabe en el corazón por pequeño que sea.

Cuídate de la gente muy silenciosa, aunque se diga que el silencio es una virtud.

La fuerza de la pasión viste de lujo incluso los peores vicios.

 

La ilusión es la máquina que tira de los vagones

del tren de nuestras servidumbres diarias.

 

No temas a los envidiosos: utilízalos como

peldaños para subir a lo más alto de tu talento.

 

Para un mendigo una moneda tapa una lágrima.

 

El aforismo capitanea la prosa y la metáfora la poesía. Lo demás es tropa rasa.

 

 De PALABRA O ESLABÓN DE PENSAMIENTOS,  2022