Sinopsis
Con este verso de Luis de Góngora el autor recoge sesenta años de quehacer poético en el que se suceden muestras de su larga trayectoria en el verso desde las formas clásicas hasta estructuras versales más abiertas. Recuperando viejas revistas, unas olvidadas y otras en el recuerdo de autores y autoras, así como poemas extraídos de libros editados, el autor ha tenido a bien reunirlos en esta página para gozo de la memoria.
ANTOLOGÍA POÉTICA (1962-2022)
O
LO
QUE VA DE AY E R A H O Y
JUAN RAFAEL MENA
Tertulia Río Arillo
PORTADA:
EDITA: TERTULIA RÍO
ARILLO
IMPRIME: ARTES GRÁFICAS
FRANCIA 2
(SAN FERNANDO -CÁDIZ-)
DEPÓSITO LEGAL: CA 85-2025
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TRES SONETOS DEDICADOS AL PUENTE DE ZUAZO
I: LOS PESCADORES DE BAJURA
Al soplo de
los céfiros primeros,
observadores
de la aurora sana;
entonando la
copla cotidiana
alegremente
llegan los barqueros.
Se descubren
sus músculos remeros
para zarpar
hacia la costa hermana;
brilla en
sus ojos la virtuosa gana
y alejan
optimistas sus pesqueros.
Mas, a la
noche, cuando el manto oscuro
te cubra
ilimitado, incompasivo,
¿quién te
acompañará, tristes instantes?
Los rumbos
atalaya desde el muro,
porque
acordando tu recuerdo vivo
¡volverán
con nostalgia tus amantes!
II: FANTASÍA
PARA UN PUENTE ZUAZO POÉTICO
Quiero verte
en la aurora purpurina
cuando tu
sol entre corales brilla
y surge de
la póntica buhardilla
lanzando
espuma tu graciosa ondina.
Entonces
labraré tu perla fina
sentado a la
frescura de tu orilla
grabándole
una breve maravilla
que dejaré
en tu nítida salina.
Quiero
verte. Después, cuando me vaya,
cuando esté
lejos de tu verde playa,
tal vez
recuerdes a tu amante hombre;
me llamarás
incluso con el viento
al ver la
perla que en ti busca asiento,
¡aquella
perla en que grabé mi nombre!
III: A LOS
HÉROES QUE MURIERON DEFENDIENDO
EL PUENTE
ZUAZO
En la
nocturna soledad silente,
surgidos de
las aguas dilatadas
y rasgando
las sombras enlutadas
los muertos
suben a su largo puente.
Los viejos
héroes con el alma ardiente
son éstos,
cuyas ansias desbordadas
se exaltan
por sus carnes devoradas
con el
objeto de adornar el puente.
Para la
lenta aurora de colores,
dormidos ya
los héroes en su seno,
su memoria
han estado preparando,
que luego
brilla grávida de honores
con sol
formada y de laureles lleno:
¡el insigne
blasón de San Fernando!
De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,
septiembre, 1962
EL CANTO DEL ESPOSO
Dedicado a Pepita Carrión
y
Emilio Delgado, pintor, en su boda
Tus blancas manos me dan ovillado
el
hilo oculto de todas las cosas.
Eduardo Marquina
I
En aquel luminoso norte de mis anhelos
te estoy mirando alegre, segura, amanecida.
En el lugar más blanco del alba, tu presencia
se funde con el tiempo: el alba eres tú misma.
Afición
de paloma que agitas tu blancura
de hogar y la difundes alrededor del día;
tus alas me circundan con el precioso empeño
de darle forma alguna a la acción de mi dicha.
Tu
próxima apariencia de generoso trigo
se levanta innovando mi asistencia de brisa,
y mi mano, furtiva labradora de sueños,
te ciñe, te acompasa tu profesión de espiga.
Tu
aliento se levanta como una simple alondra
y con cuyo alborozo mi silencio disipa.
Se posa en mis proyectos, en mi insomnio, en mis manos,
y traza en mis palabras señuelos de caricia.
Vienes
con el matiz preciso para hacerte
el motivo máss noble de mi mano de artista.
Mi alma será el lienzo donde haré reflejarte
con una intimidad más profunda y más viva.
Pondrás en mi ternura tu posesión
de rosa,
tu interior primavera con cuya fe te afirmas.
Y una lluvia profusa de libres claridades
pondrás en mi esperanza, apoyo de tu vida.
I I
Yo sé que por mis ojos siempre miran tus ojos,
y por mi mano cálida se desliza tu mano.
Tu sonrisa gozosa es melliza a la mía
y el trazo de tu gesto me recuerda mis pasos.
Nos une como un nudo los haces del
deseo
de palabras si halladas, ademanes más claros
que suplantan las frases cuando nuestras miradas,
sin dejar de ser ojos, se prolongan en brazos.
Sí; ojos graves que atienden la
expresión de mi búsqueda.
y hasta mí se proyectan serenísimos, tácitos.
Tus miradas me dicen que he crecido en tu alma
desde donde me siento, si más hondo, más alto.
En mi sed te prolongas: eres sed
infinita;
y a mí mismo regresas con el agua en los labios.
Pero mientras que tardas en venir, la distancia
de un latir con nostalgia de tu amor se ha poblado.
Creces como mis horas de soledad.
Extiendo
tu recuerdo por donde la emoción le da un canto.
Con palabras, imágenes nos fundimos y juntos
en la misma esperanza nuestro sueño labramos.
Y es inútil la sombra despeñada,
indolente,
que quisiera caer sobre nosotros. Algo
más fuerte que el poder oscuro del olvido
nos empuja y enseña a tenernos, a amarnos.
I I I
Ya la noche nos cubre con su negro silencio.
Mi voz, mis ojos, todo mi ser te busca. Pido
tu reflejo en mi calma donde vuelvo a encontrarme
alegremente tuyo, amoroso, tranquilo.
Fuera de nuestras manos cuanto
existe enmudece.
Se estrechan nuestras voces con un tono benigno.
Hemos vuelto a mirarnos como un día en que nada
fue tan hermoso como nuestro encuentro imprevisto.
Sin embargo, es apenas un recuerdo,
mas abre
la luminosidad de este instante distinto,
porque somos dos vidas, dos senderos que eligen
ya no ser paralelos sino un solo camino.
Con
dirección a un verso con casta consonancia
van
nuestros corazones con el amor por signo.
Cerramos
un silencio donde cabe el pasado
y la
sonrisa luego del porvenir abrimos.
Queda, pues, perfilado, cuando se
aleja el sueño
y entre espacios de aurora se ensancha nuestro sitio,
con nuestra indisoluble persistencia de esposos
un árbol que proclama su amanecer activo.
El árbol que seremos cuando la luz
traspase
la adolescente gracia de su ramaje umbrío,
y desde las raíces, subiendo por las ramas,
se desborde la savia que anuncia a nuestro hijo.
EDICIÓN PERSONAL, noviembre de 1965
LA NOCHE TE HA TRAÍDO HASTA MI
PENSAMIENTO…
La noche te ha traído hasta mi pensamiento.
Como inasible lluvia de finísimas
frondas
caer te siento sobre mis manos apagadas,
mis manos que ya adquieren la forma
del deseo.
Con un mágico gesto te construyo en mi sueño.
Embrujada la noche, tropieza, se
resbala,
como un barco en zozobra la habitación revuelve.
Cuando despierto sé que la madrugada
fue benigna conmigo,
pues rocíos de estrellas cayeron en mi
sueño
como agua en impluvio
y tanteo la cama
y solo estoy en lenta duermevela.
Pero sé que tú estás ya dentro de mi
vida.
De
ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,
abril, 1966
¿CUÁL
ES EL CAMINO?
Ya
he aceptado el hombre que me ha dado
la circunstancia, barca que navega
por
un mar encrespado algunas veces
y
amenaza Dios sabe qué naufragio.
Ya
habita ésta, mi voz, que se levanta
y
posesión el gesto de mi mano.
Ya
se asoma a mis ojos, las ventanas
que
dan al mundo. En él cómo contemplan
mis
ojos la miseria que corroe
el
corazón de esa manzana vieja.
Pero
esa triste fruta solamente
puede
regenerarse con la luz
que
deje resbalar por su corteza:
luz
viva procedente de unos ojos
que
prometan ser nuevos. Su mirada
es
idénticam al alba. Qué robusta
derrama
su azulenca plenitud
aun
por los corazones más indignos.
Oh. luz nueva de nuevos ojos, brilla,
sé dueña de tu noble claridad
y eleva sobre ti, sobre tu anhelo,
un sentido de búsqueda más fuerte
que este cansancio de sentirse vivo.
De HEREDADA SOLEDAD, 1967
ERES LA CLARIDAD DEL MEDIODIA…
Eres la claridad del mediodía,
fuente de donde surjo y donde emano.
Mi curso está en el cuenco de tu mano
y mi curso lo tengo en tu alegría.
Este río se crece en la agonía
se sentirse más largo, más cercano
a su anhelado término montano
quie culmina tu esbelta geografía.
Mujer, cómo atravieso la campiña
verde de tu esperanza mañanera
donde con ansia mi aluvión revuelvo.
Para que mi rumor hondo te ciña
desembocando busco la manera
de ver cómo en tu vida me resuelvo.
De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE
FOMENTO,
mayo, 1967
ALUCINACIÓN O PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES
PRUDENTES
Han llamado a la puerta. Yo
presiento
que eres Tú el que llamaste. No
podría
ser otro el que supiese que aquí
siento
la inquietud de que alguien
llamaría.
Abro la puerta. ¡Si es tan sólo el viento
lo que se oye!… Me alucinaría
este esperanzador presentimiento
de que alguna visita yo tendría.
Te has ido, pero sé que Tú has
llamado.
Dejo la entrada de mi alma abierta
por si vuelves, me encuentres
preparado.
Tengo tu noble astucia descubierta:
sé que llamaste por que así has
probado
si yo estaba velando tras la
puerta.
De TORRE TAVIRA, octubre, 1967
TESTIMONIO
Yo creo tener fe,
y es porque cada día
voy viendo que mi hombre
se da perfectamente
cuenta de que camina.
Y yo mismo prolongo
la sed de ese mañana
cuando apenas lo he visto
lejano o inalcanzable.
Yo creo que la fe
es la superación
constante de ese hombre
que ocupa nuestra vida.
De VERDE YERBA, ANTOLOGÍA
HISPANOAMERICANA
DE POESÍA, EL PAN
Cada migaja encierra un momento del
día
donde se multiplica su bondad
trascendente.
Cada migaja ablanda su experiencia
amorosa
y minimiza con maternal tolerancia
la historia cotiodiana de su dura
conquista.
Las horas moldearon su crujiente
contorno
e imprimieron en él su aspereza de
tacto.
El tiempo, inexorable, se hace
lento cruzando
la rústica hendidura de sus
parciales líneas
y le lame ambicioso su morenez ardiente.
El fuego que ha cocido su forzada
victoria
participa en su grave simbolismo.
Le aporta
un calor suficiente que hace denso
su empeño:
garantiza su urgente finalidad y en
ella
santifica, consuma su oblación
generosa.
El olor que desprende le da forma
al deseo
de desmigar su tierno y noble
cuerpo. Así
se siente mejor hecho, más sazonado
y propio
y se sabe, además, común y
necesario.
De VERDE YERBA, ANTOLOGÍA HISPANOAMERICANA
DE POESÍA, 1968
SONETO EPISTOLAR A LA VIRGEN
DEL CARMEN
DE LA ISLA DE SAN FERNANDO (CÁDIZ)
Destinatario: el místico Carmelo.
Nombre: La Virgen, Madre o la
Señora.
Tiempo: cualquier momento es buena
hora.
Población: en Espíritu o en el
Cielo.
Esta oración que parte desde el
suelo
y por su poca fe se me demora,
sabe que ha de llegar cuando la
aurora
del día de María rompa el vuelo.
Entonces qué temblor y qué latido
tendrá la Salve en esta boca enana
cuando inicie el fervor su
recorrido.
Cierro la carta ya porque cercana
tengo el alba y, por tanto, me
despido:
hasta verte ascendiendo en la
mañana.
De DIARIO DE CÁDIZ, julio, 1969
OTOÑO TRAS LA VENTANA
A Germán Caos Roldán
Apareces qué lento en la neblina,
muchacho adusto, otoño adolescente.
Tu mirada es opaca e indiferente
sobre los panoramas se avecina.
Vienes con nubarrones y camina
tu pie indeciso cautelosamente
y pasa entre las lluvias por tu
frente
una inconclusa imagen setembrina.
De tus manos resbalan unas hojas
escuálidas en cuyas nerviaciones
sabes guardar tus pálidas congojas;
y asomado, de cerca, a los
cristales,
pareces, cuanto más triste te
pones,
un niño pobre y sucio de arrabales.
De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE
FOMENTO,
agosto, 1969
EL MEJOR RECUERDO
Vienes desde el lugar de mi
existencia
más apacible, menos duradero.
Tu entusiasta afición de vïajero
se cumple: he reclamado tu asitencia.
Vestido de feliz reminiscencia
resaltas, elegante pasajero,
de todos los recuerdos que yo
espero
lleguen a la estación de mi
conciencia.
Al doblar las esquinas de mis
sienes
los sensibles vecinos de mi pecho
por la emoción se sienten absorbidos.
Y entras en mi silencio porque
vienes
a tributrme tu mejor provecho,
que al instante reciben mis
sentidos.
De BAHÍA, PLIEGOS POÉTICOS DEL
CAMPO
DE GIBRALTAR, agosto, 1969
ROMANCE ESPERANDO
¿A
quién esperas, a quién
atalayando
la calle?
Oh,
madre, ¿qué a quién espero?
Verdad
que no espero a nadie.
Entonces
¿por qué inpaciente,
como
quien espera a alguien,
clavas
la ansiosa mirada
en
el fondo de la calle?
Costumbre,
madre, costumbre,
pero
yo no espero a nadie.
Hijo.
¿costumbre, costumbre?
Dime
quién es ese alguien
que
te clavado en la esquina
con
una ansiedad tan grande.
Qué
pena, madre, que pena
que
en la vida haya contrastes.
Qué
pena esperar sabiendo
que
a veces se esperan en balde.
Dime,
hijo, ¿quién a tus ojos
es
la reina de la calle?
¡No,
madre, si yo no espero…
Verdad que no espero a nadie!
De ISLA, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE FOMENTO,
diciembre, 1970
ELEGÍA DEL SUR
I
No quiero recordar aquellos días,
los de larga paciencia y voz oculta,
detrás de mí, de aquel muchacho ingenuo
que se ganaba el pan vendiendo frutas
y le daba las gracias a diario
al generoso dios de la verdura.
Inevitablemente se me viene
a la memoria. Con la luz difusa
del tiempo que se apaga en los sucesos
sencillos, estoy viendo cómo busca
algo más en la vida que el despliegue
del rato entre las cosas diminutas.
De la pleamar aquella que subía
por su pecho, me queda ahora la espuma
nada más. La blancura purifica
el corazón tan grávida de música.
Pero me basta. Es más: me considero
indigno de su herencia, aquella lucha
que sostuvo por mí, por este hombre
que quizá no encendió su luz futura
como debió. como tal vez no pueda
encender entre muros de penumbras
en este día, sombra evocatoria,
en que el vivir es realidad desnuda,
sin aquel traje de esperanza nueva
tan hecho a la medida de su furia
juvenil, aquel cuerpo de optimismo
que fue desmoronándose en la pugna.
La lonja sabe mucho de sus días
hilvanados por hilos de preguntas
hermosas a la vida, aves de asombro
que esparcieron su vida por la anchura
del mundo de su entorno: la araucaria,
las salinas, el pueblo, el sol, la abulia
del verano subiendo al mediodía
las calles empedradas, la convulsa
voz caliente del viento de levante
en las esquinas polvorientas, turbias.
Arriba, la ventana y sus macetas
de geranios, detrás el cuarto, absurda
habitación para alojar un sueño
que crece cada día, que se adjunta
el bajo cielo azul y los esteros
y el corazón también que ama y estudia
el primer año de bachillerato
sin escuchar las íntimas excusas
que la razón expone cuando ya
el vivir se acompleja y dificulta.
Y, al final, ¿para qué? La vida era
seguir viviendo, no pensar en muchas
cosas sino aceptar lo cotidiano
como una sed de proseguir la ruta
de cada día hasta llegar al hombre
que vive escasamente y se acostumbra
a no ser quien quería y que recuerda
a aquel que se ganaba con las frutas
el pan, mientras guardaba sus poemas
en el secreto de su voz oculta.
I I
Igual que el toro sale al ruedo, vamos
a la arena caliente de la vida.
Vivir, como si fuera una embestida,
y con ella en el ciego mundo entramos;
y nos llueven después los bellos ramos
de banderillas, sigue la corrida,
la furia a la muleta sometida.
Con media espada nos desmoronamos.
Después viene el arrastre del olvido.
Las mulillas del tiempo nos alejan
al matadero desapercibido.
Igual que al toro, igual, igual nos dejan,
y hasta borran las huellas que reflejan
nuestro paso sangriento y removido.
I
I I
De aquella copla me quedó su historia,
su argumento sonoro de tristeza.
Aún recuerdo el latir de su guitarra,
el ebrio corazón de la taberna.
Aquellos hombres de cigarro y vino
con olor de marismas y de espuertas
de caballas. Aquel salado viento
de levante llorando en las macetas.
de claveles. Aquel quejido antiguo,
sollozo y cante de una vida lenta.
Aquellos días, repetidos, agrios,
que dieron a la copla nervio y vena.
Y de la copla me quedó su historia
y
el niño que la oyó y que me la cuenta.
I V
Ella vivía
con la imagen del niño todavía.
Y el niño se hizo hombre.
y siguió siendo niño por su nombre.
Para ella, no obstante,
el hombre estaba oculto con el niño delante.
—Ay, mi niño—decía.
Y el niño era tan hombre que ni serlo quería.
y el niño creció tanto,
que conoció el misterio y el secreto del llanto.
Murió el niño —el hombre digo.
Y ella guardó el recuerdo de aquel niño consigo.
Así ella vivía
con la imagen del niño todavía.
De SUPLEMENTO
ANTOLÓGICO TORRE TAVIRA, 1971
POEMA V
Ahí viene el ciego con su sombra a cuestas,
con su mundo incoloro y desmayado
y la apretada soledad oscura
rompiendo el muro vecinal del tacto.
Ahí viene el ciego en medio de la gente.
como una isla, el ser más solitario,
Regresa de vender su lotería,
el pan que ha ido moldeándose en sus labios
y que no ha visto, pero que ha sentido.
cocer en la tristeza de sus párpados.
Ved al ciego que viene y no nos dice
cómo está el día, si está bueno o malo
que para él el mundo es siempre el mismo,
que es recia madrugada todo el año.
Ahí el ciego, toca las paredes,
luego la acera, su bastón en mano,
con un mundo de sombras para él solo,
con un mundo que nadie ha penetrado.
De TIERRA ESCONDIDA, 1972
POEMA V
I I I
Sale enero a tomar el sol. La calle
por donde antes pasara al mediodía
llorando, se ha secado. Suenan gritos
de niños como piedras que cayeran
dentro de un pozo. Ladra un perro y cruza
un sol enfermo por las azoteas.
Abajo, como siempre,
el cierro donde
hilvana su nostalgia la soltera
(“el pretendiente aquel que era bajito
pero amable, Dios sabe a quién corteja…”).
Cotidiana, invernal fuga del tiempo
en la pasividad de la alhucema.
Las cinco de la tarde. Se levanta
un vientecillo sobre las almenas
donde lloran las sábanas con sordos
rumores el blancor de su pureza.
Desde las azoteas se ve el pueblo
tendido en la quietud de la marea,
que le da un verde abrazo y la clausura,
geografía celosa y centinela
¿de qué? ¿De sus salinas, sus esteros,
su puente,
sus acacias, sus palmeras,
su paraíso de dormido tiempo,
retira luminoso de la tierra?
De TIERRA ESCONDIDA, 1972
POEMA IV
Cubro la soledad, rompo el instante
anaranjado de la tarde. Aspiro
esta perfume de abandono. Ausencia
de rumores ociosos, de ruidos.
Soy un hombre total aquí. La vida
se concreta en mi ser: un individuo,
alguien por quien la tarde arriba incendia
las cúpulas sombrías de los pinos.
Voy solo, pero más solo que nunca
dialogando en lo íntimo conmigo
Me desprendo de viejas resonancias
urbanas, de pesares, del oficio.
La pureza del yo por un instante
toma semblanza tersa de jacinto.
Sube un olor de mínima grandeza
y humildad diminuta. Algo imprevisto
que había en mí me envuelve y me transforma.
Me renueva, me va dejando limpio.
Me sé más puro, más pequeño y grande
al mismo tiempo porque soy más digno
de hablar con la presencia de lo hermoso
que me sale a lo largo del camino.
He perdonado todo. Mi pasado
se me cayó a las aguas del olvido
y mi presente con color de cielo
de atardecer, se me parece a un niño.
Aquí en la paz de este lugar soy otro,
aunque por fuera siga siendo el mismo.
De CLARIDAD
RETENIDA, 1972
CONTRA- POEMA
A Antonio Hernández
Será mejor así.
Eludiré
palabras
que no vengan al caso, que no sean
necesarias
para
que el hombre siga su costumbre
tremenda e ineludible de luchar y acabarse.
Voy a seleccionar vocablos.
¿Os gustan estos:
Vida, incertidumbre, miedo, batalla
sin héroe,
indiferencia,
soledad, rutina
y muerte?
Ya he prescindido
de todas las palabras que os venían
molestando durante tantos años.
He roto
pentagramas de versos musicales
Haced de ese poema renegado
un fósil para la vitrina
de la burla y, por pura paradoja,
un testamento de ceniza, olvido,
una apagada huella,
el rastro de que hubo un hombre
de alegría y tristeza lo mismo que vosotros,
como vosotros buscador de algo
que no satisficieron las palabras.
De
BAHÍA, PLIEGOS POÉTICOS DEL CAMPO
DE
GIBRALTAR, abril, 1973
DOS
NOSTALGIAS MUERTAS DE OTRO TIEMPO
PRIMERA
Pude
decirle al oído
y
en un instante: Te quiero.
Pero
me contuve. O caso
me
dio vergüenza de ello.
Sentí
un temblor, como un pájaro
que
me volara en el pecho
y
era mi respiración
un
hondo poxo secreto.
Vi
que después de esperarla
se
alejaba de mi intento,
tantas
veces malogrado
de
salir hacia su encuentro.
Aquella
última vez
parecía
un tren el tiempo
que
se escapaba veloz
de
mi mano y mi deseo.
Ella,
nubecilla blanca,
iba
con aire sereno
dándole
al paso un compás
sospechosamente
lento.
Pero
no pude decirle
nada.
Me faltó el resuello
y
me quedó para siempre
un
vago remordiminto.
SEGUNDA
Por
esta puerta, recuerdo,
pasaba.
No se me olvida,
llena
del oro fragante
de
las tardes septembrinas.
En
la falda de estampados
dibujo
la luz ponía
un
parpadeo y un guiño
de
rendición amarilla.
El
aire, húmeda pluma,
se
me adelanta y suspira
con
una blandura dócil
hasta
su mueca escondida.
Y
yo, pálido y callado
centinela
de la esquina,
la
estoy viendo cómo deja
caer
el agua más limpia
de
su reír en las cuencas
dolientes
de mi desidia.
Y
recuerdo que me dije
para
mí mismo y con ira
más
de una vez cuando ella
pasaba
lenta y tranquila.
—Yo
no sé lo que me pasa
ni
qué temblor me domina
mientras
ella va pasando
y
mordiéndose la risa.
De
BAHÍA, PLIEGO POÉTICOS DEL CAMPO
DE
GIBRALTAR, agosto. 1974
ZAFIROS PARA INCRUSTACIONES EN LA
PULSERA
DE AZAHRA
LA NOCHE
La dinamita roja del atardecer ha abierto un
hondo y ancho pozo en el horizonte. El día, tiznado minero, se sumerge en él
con la lámpara Davy del crepúsculo y cava sin parar hasta que arranca chispas
al cuarzo de las primeras estrellas.
MIRANDO LLENARSE UNA COPA DE CHAMPÁN
Una mujer de cabellera rubia se
ahoga y en la desesperación se tiras del collar, lo rompe y hace saltar sus
numerosas perlas blancas.
EL HUEVO MIENTRAS SE FRÍE
La calzada resbaladiza del aceite
ha provocado un irritante accidente de caída en el huevo: la yema, como una
maestra azorada, ha enrojecido de vergüenza porque le silbaban los bulliciosos
discípulos de la clara circundante.
EL PAN
En la abundancia pagana del cocido
el pan introduce su apostolado sencillo para hacer más blanda y asimilable la
digestión. Así pues, para constatar su misión digestiva, después del almuerzo,
su cuerpo es desmenuzado como la piel de un mártir fervoroso.
DONDE
SE ROMPE EL MAR
Bajo el atardecer nuboso las olas
me parecen manadas dispeorsas de toros que braman, se astillan las
cornamentas y se precipitan en las rocas como si huyeran de la vara que
aguija encolerizado el mayoral del viento.
EL VINO
Cuando las llevaban al lagar estuviste
por decir que las rosas rojas han tomado de los aljibes sus penetrantes
frescuras, te prendaste de los racimos y me dijiste que eran como zarcillos de
esmeraldas labradas. Pero ahora mira la copa donde han quedado convertidos en
un resplandeciente brazalete de oro.
G LAS
ROSAS ROJAS
Estoy por decir que las rosas rojas
han tomado de los aljibes su penetrante frescura, por sustentáculo, los talles
delgados y oscilantes de las doncellas y para el color la sangre que ha corrido
por las calles de al Andalus.
De TARAYAL, núm. 13, 1975
VIENES
A MI MEMORIA Y TE SITÚAS…
Vienes a mi memoria y te sitúas
en uno de los años de tu lucha
aquella entre membrillos y naranjas,
con tu
camisa a cuadros, tu bufanda
arrinconando a enero bajo el cuello,
de
aquella lonja, madre de la astucia
y de la picardía del sustento,
escuela de ocio, chanza y aguardiente,
noticiero de chismes populares
y guiñol de las broma y tu drama.
Mas, como
siempre, olvidas las fatigas
de tu
esfuerzo, tus brazos como mástiles
donde estaban
erguidas, temblorosas
las inseguras
jarcias de futuro
velamen
desplegado de tu casa,
arboladura de
tu pan diario
y proa contra
mares de miserias,
siempre el
ancla del ánimo elevada.
Te quedan,
sin embargo, mariposas
de luz, de
días claros, medallones
de sol,
músicas dóbiles de lluvia
tras los
cristales de la puerta, sombras
de gentes que
se fueron, leves roces
de versos
principiantes, la alegría
como un trozo
de barca que se salva
del naufragio
de un tiempo irreparable.
De CAL,
REVISTA DE POESÍA, 1976
SI
YO SUPIERA…
Si yo supiera
que una palabra basta,
que una palabra puede
todavía pararnos
en la calle,
detenernos delante
del hombre,
aislarnos en la casa
o comentarla como
se desmigaja el pan…
Si yo supiera
que la palabra puede
desenterrar el júbilo
que nos trajo en otro tiempo
si la palabra fuera
por lo menos igual
que un lázaro escondido
en las gargantas,
si yo pudiera abrirle
las tortuosas, difíciles
calles de los oídos,
endulzarla
para que ofrezca un poco
de resistencia, pero
qué hago si hay mañanas
que ni yo mismo sé
dónde la puse, o la perdí
la noche antes,
se me cayó gastada,
consumida colilla
de la promesa ¿a quién?,
cuando ya no me sirve
ni como una ganzúa, ni
siquiera como un látigo
para exigirme.
Pero
si yo pudiera un día
recomponer pedazo a pedazo
otra vez la palabra…
De PALABRAS DE MÁS, 1977
EN EL SUBTERRÁNEO DE LOS CIEGOS…
En el
subterráneo de los ciegos, en el hoyo donde
gime el enfermo desahuci,ado,
entre los
tejidos de la carne que punza el garfio
del dolor,
deslizándome
por la lengua de la alegría
en el mar cuando
se muda de
piel en la playa, desgarrado, bronco,
bronco;
en el
conmovido corazón de la música,
salvando
las
distancias que hay entre la fe
y la incredulidad,
recomponiendo
los hilos rotos de la marona
de la esperanza,
subiendo al
mástil de la idea novísima
y combatida,
arrastrando
la barca desfondada de otra idea
retrógaday superada,
estoy siempre
germinando como la crisálida
de un tiempo nuevo,
pariente de
la estrella, tengo alas y soy súbdito
del barro, pero tributo a la
codicia
de todo cuanto pide vida,
me acabo en cada moribundo y
vuelvo a nacer
en cada niño,
tengo nombre
y me pierdo en las sombras
de las muchedumbres, poseo
el corazón
de más secretas historias exquisitas,
pero también me uno a cada hilo
de la trama
de la
gente.
A veces
pienso si mi vida tiene sentido a solas;
sin embargo,
incluso en ese instante mi soledad es como
un hondo
valle
que
reproduce el eco de la resonancia del mundo.
De SÍSIFO,
1977
EL HABITANTE DEL VERANO
Multiplicado estoy como la arena
en esparcidas ascuas estivales,
ardo en cada mirar incandescente
de las pupilas cálidas de julio,
habito en cabelleras, brazos, senos,
gestos y corazones de muchachas
converso con los jóvenes, me agita
el dinamismo de sus alborotos,
cual desasida espora entre la espuma
beso el metal radiante de la orilla;
soy eco de la risa de los niños,
desbarato sus juegos, los rehago
como la paciencia intemporal del ocio;
pueblo la holgada madurez del padre,
la apacibilidad de las esposas;
disfruto en cada breve refrigerio,
flameo en el plumaje de la siesta,
con la lengua marítima del aire
narro insólitas fábulas marinas,
doy cadencia al fragor del oleajes,
ordeno su exaltada pedrería,
atempero su fiebre llameante
y suavizo los peplos de la brisa;
asomado a los ebrios ventanales
de mis sentidos el sosiego
y en mi atezada piel ha establecido
su inviolable palacio la inocencia.
Me voy por las terrazas, me extravío
por el bosque caliente de las voces
la espesura de las fisonomías.
Vibro radial. En mi latencia asumo
esta innúmera acción. La vid del día
está enverada en mi naturaleza.
Cumplido estoy.
La tierra se embriaga
con las uvas moradas del ocaso.
De QUEDA LA TIERRA, 1978
HOMENAJE A JULIO MARISCAL
Que
un colibrí de júbilo te suba
por
el árbol ya en sombra de tus huesos.
Que
te anime el olor de los cantuesos
y
te dé nervios la matalaúva.
Que
baile el duende de una vieja cuba
con
un coro de sátiros obesos.
Que
todas las doncellas te den besos
a
trozos disputándose tu aljuba.
Que
la cal de Morón te reverbere,
que
te devuelva el río tu inocencia
y
te vistan el alma de azucenas.
Que
buen cante te den por miserere
y
una guitarra toque en penitencia,
no
por tus culpas sino por tus penas.
De,
LA INFORMACIÓN DEL LUNES (CÁDIZ)
mayo,
1978
RICARDO MOLINA SE ENCUENTRA DE NUEVO
CON LA POESÍA
Un mirlo blanco, un tránsito de
nubes
rozan los fríos pórticos del aire,
hiende el atardecer su última nave
en el agua rojiza del poniente,
flota el silencio en la mitad del
río,
sugiere tierna pátina de historia
el puente, la ciudad o una muralla.
Medina Azahara duerme en el
recuerdo,
resplandecen los pasos de esta hora,
llegan con ellos sueños y señales,
arden latidos de un renacimiento
que llena olvidos, calles y
abandonos,
se levantan los días regresados,
se acercan y te piden un anillo
para que te desposes con la vida
como ayer, como cuando la cantabas,
y era ese canto, novio de bellezas,
tu identidad con todo lo creado.
''
De
REVISTA GAVIOTA DE POESÍA, 1979
EL MAR PONE UN ANILLO DE MÚSICA A TU
CUERPO
(ANDANTE SEGURO)
El mar pone un
anillo de música a tu cuerpo.
¿Sabes? Eres la estatua del día en
miniatura.
Tiene tu cuerpo el
brillo del comienzo del mundo
porque te hicieron ánfora para la
primavera.
Te miro y mis mejores
palabras enmudecen
y hasta me faltan ojos que descifren
tu cuerpo.
Te hace un coro de olas
el mar y te moldea,
venus carnal, con manos viriles de
salitre.
Te quiere desposar
y te alhaja de espumas,
pero eres mía ahora, y él, tan
grande y sinfónico,
que me llena de orgullo
y le dejo que en broma
ciña con un anillo de música tu
cuerpo.
De FIEBRE DE VERANO.
1980
POEMA TESTAMENTARIO PARA DAR ALIENTO A UN
NIÑO
Romperán la guirnalda, las frondas emotivas,
la
secular corona de las paternidades,
el arco poderoso, florido de proezas
silenciosas
y
mínimas de las generaciones;
la cadena del tiempo, eslabones de óxido de
dolor
y
penumbras de los renunciamientos:
desaparecerán los cantos maternales que
dieron
a
la casa sus ecos milenarios,
helechos afectivos cubriendo la molicie
sagrada
que
fundaron venerados ancestros,
oh santos pebeteros de palabras unánimes,
atril
incandescente de ejemplos memorables;
borrarán esas huellas de esfuerzo que
encendieron
los
claros ascendientes
y el remanso de esperas y fructificaciones
que
fue ayer la familia,
desbordado será por sucios aluviones de
ejarbes
de
locuras, cachones de infortunios;
el niño estará solo como nunca indefenso
frente
al viento y al rayo,
frente a las ignominias de ocasionales
padres,
frente
a la cobardía
felizmente explicadas con razones impunes.
¿No habrá nadie que ponga su mano defensora
como
escudo
inviolable
de su rota inocencia, de su candor frustrado
por
las garras
de un mundo por todas las violencias
hostigado y ceñido
su
cuello por la cuerda insufrible del hambre?
¿No habrá un hombre por ámbitos de pájaros,
de flores,
de
juguetes, y risas, alamedas y gritos, deteniendo las horas,
haciéndolas más dulces, más blandas y
amorosas en torno
de
los niños?
Hijo mío que creces a la sombra de un sueño
y atraviesas
caminos
de lechosos guijarros,
mecido por vaivenes de fatigas paternas y
desvelos mayores,
perseverancia
y lucha.
¿qué mundo es el que espera mañana tu saludo
de obrero
o
de poeta,
de varón decidido, heredero al azar de un
pasado imborrable
que
asumirás seguro?
Yo, hijo mío, no tengo nada más que la flor
marchita
de un cansancio, sacrificio sin horas
y el fuego, el fuego amigo luchador y
difícil
de
una enorme esperanza.
De
ERYTHIA, TERTULIAS LITERARIAS, 1981
REGRESO DE RAFAEL ALBERTI AL MAR DE
SU INFANCIA
Se entristece la crin de la larga
escancana,
polvareda de tiza que emblanquece las rocas.
Agoniza el reflujo igual que una sirena
que esconde en los bajíos su cabellera de algas.
Mar o piedra engastada en la pulsera
que es la bahía, llora con su flauta de brisas
la ausencia de su amante, manirroto de pájaros,
dispensador de azules, violinista del aire,
poeta cuyos versos apostaron un día
contra el fiero amargor del salitre el retorno,
la vuelta del hijo pródigo de la belleza.
Pero, mientras que tarda, las olas van trenzando
historias y leyendas de naufragios y amores,
cantan los mareajes, se emborrachan las brújulas,
retumba en la escollera gaditana su nombre,
su deuda de nostalgia florece de corales
y gime en Sancti Petri, o llora en la Puntilla
el luto de un otoño ceñido de neblinas;
de Cádiz a Tarifa enhebran los levantes
las tardes, las mañanas que encendieron su nombre,
que mecieron sus labios al calor de un poema.
El mar no se conforma con la vieja promesa
de su llegada y rompe compuertas y palangres,
ya embravece y destroza cantiles y navazos,
desbarata con mano de gigante de agua
caladeros y jábegas, aparejos y velas.
Desde fauces marinas profundas y abisales
surgen oscuros búfalos de oleajes y espejos.
Maretas y marolas anuncian el
prodigio,
la llegada del padre, del hermano, del novio
que prometió de lejos, con anillos de música,
desposar a la blanca bahía, a la doncella
que dormita en su urna: claro mar de mañana.
La arena ya florece de huellas, de reflejos,
y levanta su tirso de claridad el día.
Alberti, el patriarca de olas como borregos,
el pastor de mastines, los fogosos cachones
que olfatean rompientes y ladran en las playas,
aquí está y ha clavado su bandera de gozo
a la orilla de un cofre donde fulge la historia,
en la quilla de un buque, capitán del asombro:
¡vámonos mar adentro de la alucinación!
De ZUBIA, Córdoba, 1982
POR EL CIENO DE UN MUELLE PESQUERO
Con la cerviz ya hundida y castigada
por el peso de soles y de brumas,
ofreces todavía a las espumas
el honor de tu vértebra empinada.
Que estuvo tu bodega abarrotada
de peces, lo recuerdas y te abrumas;
pero, a pesar, de que hedor te inhumas,
resistes, sin embargo, la bajada.
Ni el colmillo del agua compañera,
ni el verdín que a tu proa la adornara
perdonan a tu sucia calavera;
igual que el pescador que te embarcara
hoy su vejez lo abate y desampara
y se muere, mirándote, a tu vera.
De
POETAS ANDALUCES, ALJAMBRE, ALBOX (1983)
CANCIÓN
DE CUNA
Hija mía, que vienes
a un mundo contrahecho,
al recodo más sucio
que tiene el universo,
al fondo miserable
de un hondo pozo ciego,
yo te he traído a ti
como a mí me trajeron.
Aprende como yo
a buscar en el cieno
con coraje y fatiga
una azucena, un verso.
Que ese será el hallazgo
en que apoyes tu aliento,
la más fiel alegría
de todos tus contentos
que te acompañará
en tu postrer destierro,
y esa será la herencia
y todo el testamento
que dejarás un día
a tu hijo, con riesgo
de decirle lo mismo
que yo te estoy diciendo:
—“Hija mía, que vienes
a un mundo contrahecho…”.
De POESÍA ANDALUZA (ALMERÍA), 1985
ENRÉDENME LAS NIEBLAS FUNERALES…
Enrédenme las nieblas funerales
que es esa cabellera removida.
Piérdame la galaxia estremecida
que son tus altos ojos zodiacales.
Caliéntenme tus pechos candeales
con su sangre nupcial y desprendida.
Enciéndame tu vientre de parida
con su calor de cuevas maternales.
Todo es ahora como un prado manso,
todo es égloga en que me maravillo
y una arcadia ideal de escapatoria.
Todo se irá: tu cuerpo y tu remanso.
Todo: el fruto y su júbilo amarillo
y quedará el vacío y la memoria.
De CRUEL,
AMADA VIDA. 1986
LA LÁGRIMA DE RUTEBEUF
"No sé por dónde comenzar, tan
abundante
tengo la materia para hablar de mi pobreza...".
RUTEBEUF: Dicho
de la pobreza de Rutebeuf
Heraldo y pregonera de mi llanto,
lágrima mía, escarcha de tristeza,
moneda mía única, oxidada
que saco del hondón de mi penuria,
del fondo de un bolsillo de mi pena.
Cuando llueves fluvial por mi mejilla
le pido a Dios que seas manso arroyo,
pequeña urna del sol, vidrioso estuche
donde va un historial desposeído
que disimula un triste contrabando
y se guarda el lamento tras los dientes,
reja y prisión de gritos y verdades.
Lágrima mía, débil patrimonio,
riqueza personal e intransferible,
agua de un manadero de vergüenza,
un vergonzoso y clandestino río,
diminuta tormenta que me azota
en mi islote de yermo y soledades,
enamorada esposa, fiel amigo.
Sirve de estrella a reyes y poetas
e indícales que nada hay tan privado,
tan sincero quizás, tan perdurable
como tú, lenta lágrima elocuente,
desnuda identidad, frágil sustancia
que en la piel pone rúbrica nerviosa
y apresurada de lo más humano.
De UN RESPLANDOR ANTIGUO ENCIENDE HOY
MI MEMORIA.
1988
EL DON DE LA PALABRA
Amo el silencio, a veces, pero es sordo y
anónimo,
cadáver
de distancias, nos sumerge en su abismo,
nos
convierte en la isla
donde
duerme el demente,
un
abstracto arrecife
contra
olas del tiempo; oigo también
un ronco zangarreo
en
las tardes del viento que corteja
palmeras centenarias,
pero
me cansa el eco monocorde
y plomizo de su largo
monólogo apretado de ancianos.
Me duele en ese instante el hueco donde
tuve
una voz como un pámpano
con sus uvas sonoras que caían al lago
del
fondo de mi oído desde donde elevaban
sus ecos su espiral hasta que el hueco es
vena,
manadero
de nombres que fluyen y que empapan
de
sonidos mis sienes,
desfilan por la lengua como una catarata.
Cuando
pronuncio el mar me sabe a caracola,
cuando menciono
madre,
esposa, hijo, hermana suena a beso,
a apretones de fibras amorosas,
cuando
pronuncio amigo tañe el brindis su canto.
Palabra, aéreo cofre de donde surge el humo mágico
que
alucina los ojos del poeta, rumores
memorables, hogueras
diminutas,
encendidas por siempre
detrás
de nuestro olvido,
suaves
aldabones de ocultada ternura
para avivar la puerta de nuestra propia
sangre,
vibraciones
redondas, sonante invernadero
donde
los seres ponen toda su confianza,
donde
la vida tiene un espejo con música
en el caleidoscopio de un poema.
De LIBRO DE DONES Y DE ENCANTAMIENTOS. 1989
PÓRTICO
Hay un niño que mira un cielo claro
igual que un mar azul de leve estío.
y bajo el corredor de un patio umbrío
en la imaginación busca su amparo.
Enciende un mundo. Conmovido y raro
va al caño, a la compuerta, a su bajío.
Ama el levante y su zumbel bravío,
la sapina, el estero en desamparo.
Huertas y Parque. Atardecer y aurora
le dan su luz en el mercado. Ignora
que todo cuando vive y ve ya es canto,
ya es verso con gentil caligrafía,
pero lo mira del revés un día
y todo aquello ahora le da espanto.
De
LAS SEÑAS PERDIDAS. 1992
JAULA XXXV
Detrás de
una mirada hay un fusil
y un
cuchillo en el gesto de un saludo.
Tras de un
silencio, un anatema mudo,
y tras de
una sonrisa, un proyectil.
Mil
desengalos nos llevamos mil
disgustos
nos aprietan bien su nudo.
Pero la
ingenuidad es un escudo
que aliena y
hace al hombre más pueril.
Olvidamos
con las compensaciones
y reanudamos
nuestras relaciones
ilusionados
una y otra vez.
Cuchillos,
proyectiles y anatemas
no nos
destruyen las estratagemos
de nuestra
necesaria estupidez.
De CÁMARA OCULTA, 1993
JAULA XXXIX
No te escondas debajo del Misterio
ni nunca lo utilices como escudo,
ni revistas tu pánico desnudo
con el destello de su magisterio.
No lo sometas a tu cautiverio
y ni le cortes su colmillo agudo.
Que te duela su filo puntiagudo
y no admitas consuelo ni cauterio.
No lo tutees ni le pongas nombre.
Tendrás que respetarlo siempre. Deja
que esté en su altura incognoscible y suyo.
El Misterio es misterio y tú eres hombre.
Él está libre y tú tras de su reja.
Resígnate a pensarlo, que no es tuyo.
De CÁMARA OCULTA, 1993
DE
LEJOS SE VE EL MAR…
De
lejos se ve el mar
taciturno
y pesado
igual
que un paquidermo
que
moviera sus lomos
dificultosamente.
Encerrado
en su cárcel
de
atormentada música,
se
mueve el mar, retuércese
lo
mismo que un gigante
cautivo
entre columnas
barrocas.
También
el
mar es un amante
encadenado.
Arrastra
su
cadena de olas
por
la orilla, nos muestra
sus
talones sangrientos
en
el atardecer;
o,
enojado, murmura,
da
rodeos o llama
a
las murallas pétreas
de
la ciudad, se agita
y
levanta sus manos
como
sarmientos de agua,
pone
en los labios ásperos
del
viento su ruidosa
tristeza
de salitre
y
caracolas.
Monótono
y cansado,
inabarcable
y solo,
eterno
y sin historia,
asfixiado
entre nubes
poderosas
y extrañas,
se
ve el mar a lo lejos.
De LOS VIEJOS PALIMPSESTO DEL OLVIDO,
1994
LA LLAMADA
DE LA MUSA
Ese muchacho –altiva pelambrera,
cigarro y pantalón americano,
pañuelo azul al cuello, mano a mano
al mus, vino, aceituna zapatera,
en el güichi, compaña calavera,
asedio con piropo de escribano,
tertulio del bribón y el hortelano
en la lonja ruidosa y verdulera-,
que ríe ajeno del azar oscuro
siente un día en su incierto claroscuro
la voz que lo deslumbra y maravilla;
la musa, desde dentro, lo aconseja,
él güichi,
amigos y muchacha deja
para embarcar su alma en la cuartilla.
De
BAZA PERDIDA, 1995
REVELACIÓN
Dame
ya, mi destino, lo que en tu mano guardas,
que
al que al joven al que empujas con imapciencia espera.
¿Qué
te importa otorgarme lo que te di al nacer,
aunque
ayer no sabía ni sé aún hoy qué fue aquello?
Sin
mí nunca podrías obligarme a seguirte
porque
fui quien te hizo destino para un hombre.
Así
que si dependo de tu suerte ignorada,
tú
de mí te formaste. Ahora voy yo cumpliéndote.
Pero
mi invocación es tan vana y ficticia,
que
me da un largo tiempo para pensar de nuevo.
No
hace falta. Mi suerte, mi destino soy yo
haciéndolo
a lo largo de toda mi existencia.
De
MEMORIAL PARA EL VIENTO DE LEVANTE, 1998
EMPIEZA
LA DESTRUCCIÓN DE BÉCQUER
O
CENTELLEA EL PODER DEL ENSUEÑO
Garabatea
el dedo de la lluvia
en
los duros cristales
(un
tropel de bisontes en las nubes
ha
sido la tormenta).
Entre
vaivenes, entre zarandeos
el
coche traquetea.
Hundido
en el gabán el cuello exhibe
un
collar de aua fría.
Nombela
se adormece. Él, silencioso,
devana
la madeja
del
ocio con los ojos. Le distraen
aceras
salpicadas
de
la cristalería luminiosa
de
la noche hecha añicos
Mendigos
que en los sucios soportales
están
arracimados
surten
en su memoria enredaderas
anidando
en ruinas
de
capiteles y de rosetones,
de
claustros, de sillares,
de
escalinatas y de balaustradas,
de
pedazos de estatuas.
Ve
en los harapos y en los arambeles
azules
campanillas
y
en los zapatos agujereados
tronchadas
azucenas
festoneando
el pie de los balcones
donde
surge la amada
que
tras del abanico balancea
dulcemente
el equívoco.
No
sabe que su cuerpo es un seguro
anfitrión
de la muerte
y
sueña que es su débil esqueleto
como
un alto castillo
o
que la sangre sube por sus venas
como
un frío guerrero.
Trastoca
el enfriamiento de sus sienes
en
corona de hierro
que
un dios le obsequia y que es arenga de oro
a
un pueblo su estornudo.
Nunca
despertará. Con fausto y brilla
grana
y alza su sueño.
Los
que luego sostengan su agonía
serán
súbditos fieles
de
un reino que él gobierna a la deriva
con
su gesto de enfermo
y
un monumento hará para los siglos
de
su lecho mortuorio.
De
LOS ESPEJOS PREFERIDOS, 1999
PARA
LA TUMBA DEL POETA (ESPAÑOL) DESCONOCIDO
Lengua de ira fue la tuya, hermano
en mi lengua gloriosa y castellana,
que ibas de la ilusión a la desgana
en un mísero islote provinciano.
Tus versos se quedaron en tu mano
apretada de frío una mañana.
Te aclamó nada más que la campana
del cementerio, y luego fue el gusano
el único lector de tu poesía.
No tuviste otro aplauso que el azote
de la lluvia en la lápida sombría
del nicho, y si el olvido fue tu islote,
tu nombre con el réquiem de estrambote,
es para todos hoy tu antología.
De LOS
ESPEJOS PREFERIDOS, 1999
LOS ANALES
Lo
mismo que una gran camaronera
el
sol echa el palangre con sus hebras de trigo.
San
Fernando, su cielo es como una montera
del
Puente al río Arillo, la Vía y la Vaera.
Brilla
el Observatorio, sabio y mudo testigo.
La
gente nace, vive y sufre y se divierte,
ama
y odia y serpea como arroyo su historia.
Como
un pájaro, a migas, se la lleva la muerte
y
a contraolvido vive en lucha la memoria.
De
ERYTHIA O VERSOS DE CIRCUNSTANCIAS
ELEGIDAS,
2000
EL ÁTOMO DIVINO
Dice el viejo Demócrito, y repite Epicuro,
que todo en este mundo tejido está con átomos;
son el cuerpo y el alma de las cosas las briznas
de materia, matriz del parto de los seres,
minúsculas hilazas que forman los tapices
de cuanto vive y muere en el orbe sellado
por el lacre luctuoso de las limitaciones.
¿No sobrevivirá algún átomo nuestro
después que los del cuerpo se diluyan fugaces
migajas del olvido, continicios oscuros,
residuos de la vida, volátiles adioses,
silencios que navegan por su mar de vacíos;
y ese superviviente traspasará fronteras
de enigmas hasta entrar en un reino de albricias,
libertad desatada de mentales grilletes,
un aldabón que toca la puerta de un quién sabe,
fulgor autoconsciente que llamea evidencias
en las que el pensamiento, ya puro, será súbdito
del Átomo Divino, permanente y triunfal
del tiempo y el espacio, entusiasta vasallo
de un Señor que lo adentra en su feudo gozoso
del Amor, la Belleza y la Sabiduría
océano infinito que es la Eterna Conciencia?
Amemos y creamos, y trepemos la escarpa
resbaladiza siempre de dudas que nos punza
la muralla de átomos que nos alce a lo eterno.
De ERYTHEIA O VERSOS DE CIRCUNSTANCIAS ELEGIDAS (2000)
MÍSTICO EN TINIEBLAS
I
¿Quién eres tú, confuso entre la
bruma?
¿Yavé o Luzbel? ¿Qué habrá tras de
ese velo?
No sé si será gozo o desconsuelo.
Un socavón de mar o la alta espuma.
Alba u ocaso. Entre los brillos
dudo.
Altamar. Bajamar. Creo o recelo.
Yo no sé si en el cielo o en el
suelo.
¿Sigo hablando o mejor me quedo
mudo?
Dime, Yavé o Luzbel, quién eres.
Habla,
responde, no me dejes en el filo
de esta interrogación que te
conjura.
Mira, depende de esta pobre tabla
de salvación en la que busco asilo.
¡Define ya tu identidad oscura!
I I
Unas
fuerzas me tiran hacia arriba.
Otras
fuerzas me tiran hacia abajo.
Me
ponen unas y otras cabizbajo
entre
desilusión y expectativa.
Las
dos hincan su ley, que es exclusiva.
Las
dos queman pasión, que es su trabajo.
Las
dos con su poder van a destajo.
Las
dos tienen su réplica y diatriba.
Se
disputan las dos eternamente
este
universo, mísera colonia
que
explotan con dominio sobrehumano.
Pero,
¿qué sabe de esta lid la gente?
Mientras,
siguen su antigua ceremonia
Yavé y Luzbel igual que un mano a
mano.
De TÁNTALO, REVISTA CULTURAL TRIMESTRAL, 2001
ALIANZA
Ciudad,
pacto contigo—fauna abierta de selva
donde
han de devorarrme ajetreos y anécdotas,
miriápodos
de luces, muchedumbre y señales
porque
te necesito y cambio mi moneda
de
individualidad por tu común abrazo.
Ciudad,
ya he profanado mis lentas soledades
y
corté las amarras de mi paz silenciosa.
Ayúdame
a olvidar huertas, marismas, caños
para
ser uno más en esta termitera
(aunque es cierto que el hombre necesita del hombre).
Además, miro el cielo y el cielo es también cielo.
De ÉPICA URBANA, 2003
SENCILLEZ
Feliz el
hombre que recibe el alba
y en su tranquilo corazón la hospeda.
Crece como trigales su mañana
y domina los vientos de la prisa,
encerrándolos dentro de su paz,
una paz que se asienta en su mirada,
y el mundo ve girar como un tiovivo
en torno de su hermosa certidumbre,
su certeza tan simple como el agua.
Una llanura blanca y fresca, el día,
con cuánta luz en el silencio abierta.
Tiende sus manos, acaricia el aire,
alza su vida ardiéndole en las manos.
Tiene bastante con tocar el mundo
así, con sencillez, con la presencia.
Ha despertado para amar y sabe
que el amor a su voz pronto le llega.
Vivir le basta y calma en sus deseos
esa sed que amenaza a los humanos,
y sabe tan precaria la existencia
que la ve como el pájaro que cruza
todas las tardes su ciudad amada.
De ÉPICA URBANA, 2003
POEMA X
Un mundo nuevo es para mí esta tierra
que hoy pisas con temblor de peregrino,
un mundo que te enseña cicatrices
como puta su carne amoratada
desde donde la observas inquietante
con lástima tal vez como se mira
a un enfermo que aguanta solitario
la pertinaz llovizna de sus males.
¿Cómo alegrar al mundo con tu verso
si el mundo no te lee? Tú, poeta,
sé lo que fuiste siempre: acequia, surco
por donde el agua luce transparente,
aliada veleta con el viento
que señala los rumbos a las nubes
y brújula leal para el marino.
Un mundo nuevo descarnado y solo,
caminante en su órbita cansada,
desafiando a todos los enigmas
y burlado por todas las respuestas,
te pide a ti que digas algo ahora
que necesita el verso aunque éste sea
un ingenuo renglón de fantasía.
De EXILIO DESDE DENTRO, 2005
SONETO
X X
De cómo se desalienta el hombre aun a sabiendas
de que lleva
a Dios por dentro.
Es una historia que me
desconcierta.
¿Cómo llevando a Dios aquí conmigo
y, siendo incluso mi mejor amigo,
mi vida a oscuras va sin que Él lo
advierta?
Ante el Mal tiemblo y paso como alerta
y siempre como en frío desabrigo.
¿Cómo Dios, que está en mí, de esto
testigo,
mi alma deja al peligro
descubierta?
Si Él me acompaña en esta larga
prueba,
sé bien que de la mano no me lleva
y siento en mí la soledad del
hombre.
Triste es llevar a Dios tan junto y
dentro,
y que no salga nunca a nuestro
encuentro
por mucho que lo llame por su
nombre.
De VELO RASGADO, 2006
SONETO PREGUNTANDO A UN CIPRÉS...
Grave ciprés, veleta funeraria,
¿es un sarcasmo tu señal al cielo?
Silencioso ciprés, ¿eres consuelo
y símbolo tal vez de la plegaria?
Capa de luto, torre visionaria
de una esperanza para el desconsuelo,
¿es ironía tu luctuoso duelo
de muda plañidera imaginaria?
¿Qué hay arriba o detrás de tu espesura?
¿Se queda en ti el espíritu enredado
o vuela a las mansiones de la altura?
¿Qué a morir haya sido yo enviado
y no sepa en qué muerte ni en qué estado
luego he de verme tras la sepultura?
De VELO RASGADO, 2006
SONETO DEL CUERPO ASTRAL
Anduve por la playa solitaria
y vi a mi doble andando por la espuma.
Anduve por la arena, oí en la bruma,
y lejos, una brisa campanaria.
Anduve por la orilla imaginaria
y me sentía nube que se ahúma.
Anduve como el día que se esfuma
y se ve ya agonía luminaria.
Era la tarde como red sombría
con el color de la melancolía
y echada sobre el mudo litoral.
Pero entre niebla y luces estoy cierto
de que aquel paseante era yo, muerto,
aunque en un cuerpo evanescente, astral.
De VELO RASGADO, 2006
16 de julio de 1936:
FEDERICO GARCÍA LORCA DECIDE
BAJAR A GRANADA
¿por qué no
vas a América
otra vez a
mirar aquellos rascacielos
de Nueva
York, cruzar puentes de Brooklyn,
ver vomitar
los Metros cuerpos humanos
[como
sabandijas,
ver de
Manhattan, como en lontananza
de un mar de
humo, mástiles dudosos de edificios,
oír negros
de Harlem y el jazz por las callejas
donde la sangre
gime maltratada,
donde los
niños blancos acarician
la barba
florecida de Walt Whitman
y quedan
todavía por las calles
[restos de los suicidas
de después
de aquel crash del 29?
Huertos y
calles de Fuentevaqueros
lo llaman con sus joyas forestales
y con voces
que llegan de la infancia;
[le dicen
al oído
con un
confidencial y conocido deje,
mientras que
va bajando en tren a Andalucía,
que el sol
del Sur le embriagará con vino
morado del
crepúsculo, a esa indecisa hora
juanramoniana
y ya tan conocida
en que suena
en un Carmen granadino el arroyo
lento y
claro de Falla, y ancestrales se trenzan
los quejidos
de un cante de gitanos
[cerca del Albaicín…
¿Para qué
bajas, Federico?
¿A buscar a la luna limpia del Sur, melliza de la
nieve
de la Sierra
Nevada, acaso,
la luna
traicionera que en la noche agosteña
habrá de
iluminar el sendero tortuoso
del camión
que te lleva al último paseo de tu vida
en compañía
del maestro cojo
y de los dos
banderilleros?
Ay, ¿quién os diría un mes, diez días antes
que los
cuatro destinos se sentaban
en la mesa a
jugar el tute eterno,
yuxtapuestos
los cuerpos bajo tierra
y unidos por
las cuerdas sangrientas de la muerte?
Esa luna que
enseña, Federico,
su polisón
de nardos en el cielo de julio,
más
despejado cuanto más abajo,
será, de
todos los amados elementos
que en tus
cálidos versos diste asilo,
la única tal
vez que te acompañe
cual una plañidera lejana y silenciosa
pero fiel en Víznar, que tú vieras
tantas veces
como pieza del puzle de tus alrededores recogidos
con amor en tu Libro de poemas;
Víznar, a
diez minutos de Granada
[¡tu querida
Granada!-,
ay, Federico
se prepara ya
[a hacer de su
barranco
tu por
siempre ignorada sepultura.
De LÁMPARAS VOTIVAS, 2007
DÍSTICOS
El tiempo es un tiovivo: en cada vuelta
muertos arroja fuera y sube a vivos.
Tus años, jornaleros son del
tiempo,
que sacan los jornales cana a cana.
Los años a una playa nos arriban
en que somos naufragio de recuerdos.
El pasado es el tiempo contraído.
El futuro es el tiempo dilatado.
El presente es la duda irresoluta:
no es ya pasado ni es aún futuro.
A la alegría damos hospedaje.
Toda la casa es chica para ella.
La alegría es un huésped transitorio.
¡Quién la pudiera hacer nuestra inquilina!
Alegría y dolor se van turnando,
dueños de este redil de nuestras vidas.
Poca felicidad: boca del hambre.
Mucha felicidad: eructa el tedio.
El espejo en que ríen las pasiones
es de un cristal tan frágil como alegre.
Sirenas las pasiones, nos sonríen.
Si las miras de cerca, son dragones
Hidra el dinero, tiene muchas manos,
pero nunca ha tenido corazón.
Rico quisiera ser, pero no puedo.
Es mucho más sencillo ser feliz.
El pasado nos llama: es la nostalgia.
El futuro nos llama: es la ilusión.
De COMO EN LOS OLEAJES SUCESIVOS. 2008
YUGO SOBRE OLEAJES…
Yugo sobre oleajes,
arador de las olas,
paquidermo del agua,
cabellera de lona,
ciudadela flotante,
arboleda desnuda,
tobogán de las brisas,
rinoceronte de agua,
yunque de las tormentas...
Es el barco.
Alabarda salobre,
ariete contra el viento,
mentón contra las olas,
reto a la lontananza...
Es la proa.
De
RENUEVOS EN LA RAMA, 2008
PLIEGOS DE AGUA
En jirones
de agua
la mar
como posesa
grita y se
despedaza.
La mar siempre está sola.
Con bonanza, apacible;
con tempestades, loca.
Mordiscos da la mar
a rudos farallones,
corvas del litoral.
Cabrilleos del agua,
escritura de espuma,
ilegible la página.
Cabelleras del mar,
en las altas roquedas
se ponen a secar.
Son bíceps de la mar
la montante, temible
cuando sube a pleamar.
Un
avieso oleaje
el rebaño de agua
sin redil que lo guarde.
Marejada irascible
el rebaño de olas
sin pastor que las guíe.
Talones
litorales
las rocas de la playa,
al ocaso, sangrantes.
Como yugos
de arar
los barcos van hendiendo
barbechos de la mar.
Son los
buques gigantes
paquidermos de océanos
en su selva ondulante.
De lona, cabellera
es la vela del barco
y la brisa la peina.
Caracolas y conchas,
orejas de la playa
confidentes de olas.
Combate entre las olas,
la ruda tempestad,
viento y agua la tropa.
Clamores de
naufragio,
tan bella como ajena
la mar a tanto llanto.
Tiene
siesta la mar
en la quieta bonanza,
hamaca la pleamar.
de tanta lontananza
el marinero a solas.
La proa es un ariete:
rinoceronte mudo,
contra el agua arremete.
El viento de levante,
un tropel de bisontes,
cornea a todas partes.
Cobijo de
la mar
la dársena: los barcos
vienen a descansar.
El ocaso en la tarde
finge barco a deriva
ardiéndole el velamen.
Escoltas de las olas,
undoso el carruaje,
chillonas las gaviotas.
De
PLIEGOS DE AGUA, 2008
EL CALOR DE TU NOMBRE
Tu nombre es
mi mejor acompañante,
tu voz es quien calienta mis caminos,
tu recuerdo me arropa el desamparo,
pues lo que hemos vivido es mi alimento
y pasaporte para cuando sea,
yo, tanteando una pared de sombras,
un transeúnte más del otro mundo.
Todo lo perderé: bienes, poemas,
sueños de cuando estaba ufano y vivo,
incluso un sitio en la común memoria
de los que aquí se queden todavía.
Mas tu nombre ha de ser mi lazarillo
por las oscuridades de lo ignoto;
como Beatriz al Dante, ha de mostrarme,
por fin, el paraíso.
De POEMAS PARA UN MINUTO II (PremioS de
Poesía amatoria,
gozosa y erótica
HIPÁLAGE), 2008
Desocupas tu cuerpo de consumo
dejándolo al olvido de un andén
de los muchos silencios de la vida,
tú, que hiciste un mercado de tus ojos,
feria con los racimos de tus senos,
del pubis la diana de apetitos
y de tu cama, yunta de trabajo,
un breve paraíso de alquiler.
Llevabas como un terco palimpsesto
el recuerdo sangrándote de infancia
violada en un rincón de turbulencia
por manos como garfios endulzados
bajo un señuelo, fronda del engaño.
Asumiste con férula de sino
el pasado tal como una divisa
en el cuello mortal de tu memoria,
y enarbolaste a un viento de infortunio
la sonrisa con miel profesional
y palabras marcadas por el uso
con disimulo de un rumor de penas,
el abrazo de elástica costumbre,
la exhibición artera de un tesoro
que iba expoliando el azadón del tiempo,
modesta fonda de aire provinciano
para viajeros de pasión con prisa,
peregrinos por rutas de su hastío,
tratantes de manidas circunstancias,
sedientos de algún ocio pasajero
que abrevan en tus aguas de miseria
un sorbo de volátiles respiros
que escupen luego, ahítos de desidia
(menos yo, que dejé sobre tu tedio,
además del billete, unas palabras
que te dieron calor por un instante,
que tú quisiste retener con ruegos
en el mudo pretil de tu mirada).
El humo del tabaco fue aureola
a tu heroísmo de engarzar clientes,
y la copa, el fervor del incensario,
mientras pensabas en tu hijo, puente
para salvar los ríos del suicidio,
heroína en desvanes de epopeya,
mártir de un santoral sin bendiciones.
carne para el festejo de un momento
desahuciada de un techo de esperanza...
Hoy, que no vives en tu cuerpo y yerras
por cielos de una ausencia indiferente,
dejas la huella de un revés que sólo
se entiende entre los pliegues no estudiados
todavía de Vidas ejemplares.
De PROVISTO DE PALABRAS, 2009
ROMANCE
Esteros, adonde vienen
las aguas como a una escuela
a encasillarse obedientes
en sus aulas tan pequeñas.
La mar sometida entonces,
sin furia de las mareas,
sin las roncas tempestades,
sin buques que la navegan,
sin los marineros muertos,
sin naufragios ni tristezas,
sin la calma del estío
cuando es espejo de estrellas...
Es la mar a la que el hombre
ha hecho ahora prisionera
y trae peces que sacan
para una feliz despesca.
Es, en fin, la mar sumisa
que pasa por las compuertas
como una niña que acude
al primer día de escuela.
De POEMAS SACADOS
DEL CUARTO TRASTERO, 2009
SONETO DE
Y la vida no es buena, ni noble, ni sagrada.
F.
G. L.
Yo sé que
estoy por un azar aquí,
pues me
parió la tierra irresponsable.
Vivir —sabéis— no es un oficio
amable,
ni un don
como se dice por ahí.
Hay que
echar mano de ilusiones y
olvidar lo
crüel e inexplicable.
Pero el dolor es siempre
insobornable
y el gozo,
fugitivo y baladí.
Nada
endulza el sabor de la experiencia.
En su balance, amarga es la
existencia
y un ¿para
qué? le pone broche y cierra.
Mas, menos
mal que tiene fin la historia,
y el
Tiempo ha de comerse la memoria...
La memoria terrible de
De VIAJE A LOS SILENCIOS SIN
RETORNO, 2010
LOS MACHADO Y LA SEMANA SANTA
Los hermanos Machado cultivaron el
teatro, algunos de cuyos títulos son hartos conocidos por el gran público, como
La Lola se va a los Puertos o La Duquesa de Benamejí, entre otros.
Antonio y Manuel se querían entrañablemente; juntos estudiaron, juntos
estuvieron en París y juntos compartieron alegrías y sinsabores familiares.
Sin embargo, los
dos tenían unas diferencias ideológicas mantenidas insobornablemente. Sabido es
que durante la guerra civil Manuel se inclinó al bando de las derechas y Antonio
al de las izquierdas. El uno escribió sonetos en los que exaltaba la tradición
y desconfiaba de las revoluciones; el otro se siente atraído por el socialismo
mitigado como una solución a los problemas de aquella España de "charanga
y pandereta", según su verso. Después de la guerra, Antonio y su madre
mueren en el exilio del sur de Francia. Su hermano Manuel morirá en la España
de Franco ocho años más tarde.
Manuel y Antonio
siempre fueron cristianos. Y cristianos fervorosos cada uno a su manera.
Manuel, tradicional, sensorial y popular. Antonio, meditabundo, intimista y
pragmático a lo protestante; no en vano,
un poema dedicado a Ortega y Gasset, acaba así: "Y que Felipe
austero (se refiere a Felipe II, defensor del catolicismo a ultranza),/ al
borde de la regia sepultura,/asome a ver la nueva arquitectura/ y bendiga a la
prole de Lutero".
Hay un breve,
pero profundo poema de Antonio en que expresa su fe en Jesús en unos versos que
comienza con "Yo creo en Jesús que dijo..." Ahora bien, esa
interioridad de una fe reflexiva con apoyaturas filosóficas a lo Henri Bergon,
le llevaba a un claro rechazo de lo semanasantero. Lo podemos ver en el poema
en el que retrata a don Guido, un cofrade sevillano: "Gran pagano,/ se
hizo hermano/ de una santa cofradía;/ el Jueves Santo salía/ llevando un cirio
en la mano/—¡aquel trueno!—,/vestido de nazareno...". De hecho, Antonio
critica la semana santa de su época. También lo hizo Eugenio Noel poniendo el
dedo en la llaga de la superficialidad, la bullanga, la borrachera y la
emulación de los exornos.
En esos años, y en otros aspectos, también
la criticó Cansinos Asséns, y posteriormente Alfonso Grosso en su novela El
capirote.
Pero, para ironía del destino, el poema de
Antonio titulado "La saeta", en el que opone al Jesús del madero, el
Jesús que anduvo sobre el mar —o sea, el Jesús profundo que iba más allá del
culto externo y periódico—, se convirtió en tema musical con J.M. Serrat y
luego en marcha cofradiera, y hoy está presente en los desfiles procesionales,
casi codeándose con la marcha "Amarguras", santo y seña de la semana
santa andaluza.
Manuel sigue unas pautas muy de devoción
en la calle. Su amor al Gran Poder y a la Macarena está recalcado en sus versos
con aire luminoso y ecos de alma sevillana. "¡Ay, mi Sevilla, que lo tiene
todo,/ cuando Jesús del Gran Poder le ofrece/ la Fe y la Caridad...Tú, la
Esperanza!".
Creo que las referencias sobre el hecho
cofradiero andaluz de Antonio y Manuel son complementarias. Si Antonio corrige
los excesos humanos de los cofrades y opta por una religiosidad de puertas
adentro del alma, Manuel exalta los derechos de los sentidos a alabar una fe
pública que está en las raíces del alma colectiva. Lo ideal sería que todos los
cofrades tuvieran un compromiso eclesial con la misma fuerza que su devoción
artística y un interés por la cultura cristiana como por los detalles de los
enseres cofradieros.
CUARESMA EN
LA ISLA DE SAN FERNANDO
A
José Carlos Fernández Moreno
Miércoles de Ceniza: campanadas
de la
Iglesia Mayor, graves premisas
de la
Cuaresma, que ensordecen risas
del
Carnaval, aún frescas y exultadas.
Póstulas por
el centro y barrïadas.
Las
carteles. Las túnicas. Las prisas
dentro del
almacén con las precisas
urgencias de
las horas ya contadas.
Boletines.
Conciertos y Quinarios.
Besapiés.
Besamanos. Incensarios
prodigando
el incienso en la Función.
El Pregón.
Sones de El Respiradero,*
y un
soterrado rezo cofradiero
pidiendo que
no caiga un chaparrón.
*Emisión
radiofónica emitida por Radio La Isla
en esos
años.
San Fernando Información, Cuaresma, 1994
De
LITERATURA DE LA PASIÓN (2011)
LA MITAD DE
LA SATISFACCIÓN
De ajetreos diurnos la noche se
desnuda
y las ganas de asueto su boca despereza.
Él de todo el ropaje de la prisa se muda
y respira, ya en calma, un aire de pereza.
Se acerca a la almohada y a su amor la saluda
y con beso y susurro su coqueteo empieza.
Calor buscan
los suyos, que lo mueve a que acuda
a ella endulzando el mimo de una delicadeza.
Mas la
esposa, rehén del cansancio, está inerme
de unas frases recíprocas y, entretanto, se duerme,
y él con voz de melaza asiente y se va yendo.
De pronto,
se detiene y la mira un instante,
y se siente orgulloso de ser esposo amante:
pasados tantos años, y aún la sigue queriendo.
De
LO FUGAZ MÁS IMPERECEDERO, 2012
OVIDIO SE LAMENTA EN EL DESTIERRO
Ah, Tibulo y Propercio, me
encendisteis
la pira interna del poema Amores,
con un guiño secreto que se llamó Corina…
Nada tuvo
que ver con aquel Ars Amandi
que
encendiera las iras de los viejos Catones
(¿acaso
Julio César no lo hubiera leído?).
Vuelvo a
encontrar lo que perdí en la víspera
de la salida
ahogada por los nudos de adioses
aunque
sangrando aún, goteando tristeza
yunque de
adversidades probatorias
del oro
aquel de mi poeta joven,
el joven que
vivía en sus asombros
cuando
encontró el mayor de los tesoros:
la Palabra,
la luz irrenunciable.
y, a pesar
de que soy una isla rodeada
de un mar de
libros y de largos silencios,
no dejaré de
ser un campo fértil.
“Un campo fértil, si no es removido de vez
de en cuando en cuando por un buen
arado,
sólo producirá grama y espinos”.
De DESIERTO DEL DESTIERRO, 2013
SOL DE TU LEJANÍA
Casa que se me abre en la
memoria.
Tu voz que puso en fiesta a
mis sentidos.
Testigos son los muebles
sorprendidos.
El beso como prólogo a una
historia.
Luz que en mi anochecer es
palmatoria.
Savia tú en mis
recuerdos repetidos.
Resplandores que son como
latidos.
Ayer del beso, lumbre
evocatoria.
La historia, rota, que se recompone.
Lejano sol que nunca se me
pone.
Calor me arrima en este
ocaso viejo.
Luciérnaga en mis noches sin
frontera.
Fulgor tú en mi
nostalgia de manera
que vivo ya de sólo tu
reflejo.
De VADEMÉCUM PARA INFELICES, 2013
COQUETEOS DE LA MUSA
Musa, la de la voz en la penumbra,
la que me
exhorta a que el candor le abra,
la que trae el
candil de la palabra,
la que con ojos
de silencio alumbra;
la que mimosa me
malacostumbra
y el poema en el
éxtasis me labra;
la que el
retorno hermoso me apalabra
y con su adiós
después me apesadumbra.
Pero su ausencia
pronto se desploma.
Cuando la evoco,
su perfume asoma.
Sonríe y la
intención ella se atusa.
Viene hasta mí
desde el umbral oscuro.
Se quita el
peplo hiriendo el claroscuro.
“¡Quédate ahí,
no avances más, oh Musa!”
De VADEMÉCUM
PARA INFELICES, 2013
CARMEN O MADRE EN LA NOCHE
La soledad asfixia a los mayores
cuando sus cuerpos yerran por la casa
y tropiezan con sombras de recuerdos.
La noche ha
sido larga para Carmen,
un viaje por las oscuridades
de las habitaciones, y en la alcoba
el barco fondeado de su amor
sin aquel capitán de su marido
que un día abandonara la cubierta
a instancias de la muerte.
Carmen llora
con lágrimas fugaces que se van
por el hueco interior de la costumbre
sin más consuelo que el quehacer diario
y sin más compañía que su gata.
El reloj es de noche negligente
y retiene en sus torpes manecillas
a la marea del amanecer
que tarda mucho en desvelar el alba.
Se acuerda de los hijos que están fuera,
pues son rehenes de la emigración,
buscadores de un pan que está amasado
con sudor y con pena del exilio
y el sueño de volver a sus raíces
donde la infancia grita desde lejos
guardando un resto de su paraíso,
pedazos de niñez en plazoletas
y voces como migas para pájaros.
Durante el día Carmen es vasalla
de la radio y le entrega sus oídos,
o a la televisión, mientras espera
el salto del teléfono que pone
un garabato de emoción al pecho
porque rompe el temblor de una llamada.
Se cruza con vecinas en la calle
o en la escalera. Tiene tentaciones
de asistir al Hogar del Pensionista
para olvidarse de que está tan sola
como el mar en los días de tormenta.
Setenta remos mueven sus dos brazos
por un agua que sabe a desamparo
soñando con el puerto al que le llega
una breve visita de sus hijos,
que le endulza su labio de tristeza
y le ilumina el ojo de su tedio.
Y no se queja Carmen, que se dice
que es una madre más, una de muchas
que se asoma al balcón de la distancia
con la imaginación, miel de deseos,
desde donde sus hijos la saludan
diciéndole: “Algún día, sí, algún día,
mamá, regresaremos para siempre”.
Se arroba ante el acuario de ese sueño
de que un día verá luz el retorno,
y aunque ella despierta bruscamente,
no deja que se escape la esperanza.
De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA
AUSENCIA, 2014
FINAL DE LA NOCHE DEL ALMA
En una noche oscura…
San Juan de la Cruz
Un naufragio del alma es esta vida, mar
en que Dios es limosna de luna como brújula.
No te echará una escala,pero alumbra tu nada.
Soportarás las frías dentelladas de olas,
manteo de oleajes las circunstancias rudas.
Llegarás a su playa, regazo de sosiego,
arena hospitalaria la paz definitiva.
De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA AUSENCIA, 2014
SEPARADA Y CON HIJOS, LEJANOS EMIGRANTES…
Separada y con hijos, lejanos emigrantes,
la cancerosa empieza a pisar los cincuenta,
a veces sonriendo, tregua tan compasiva
que la ciencia regala a la carne paciente.
Se mira en los retratos que endulzan el pasado,
a donde va a beber dulzuras de nostalgia
(siempre el ayer triunfa sobre el agrio presente
y es rico de recuerdos y de tiempos mejores).
Fiel amadora fue de tan ingrato esposo
que la dejó entre pliegues de manidas costumbres
y ella no tiene ahora más amor que el teléfono
por donde entra en su oído un hilo de consuelo,
que agradece una lágrima que los hijos no ven.
De LA NOCHE ES EL ENSAYO DE UNA AUSENCIA, 2014
MUJER SOLA
Cercana a los cincuenta, en la adusta aduana
donde la menopausia me aguarda en su dintel,
soltera y solitaria en mi isla de fotos y rutinas,
me miro en el espejo, molesto confidente,
y veo que no soy la que hace algún tiempo,
los ociosos del bar le clavaban piropos
[procaces o atrevidos
en la diana íntima de su hambre callada
de amor, aunque mi andar un reto parecía
desde una exuberancia de jardín femenino.
Más de una vez rozaron por mi oído las alas
sibilinas de obscenas o turbias sugerencias,
y supe en soledades, tal si fuera un destierro,
el dolor de no ser amada como quise,
como se merecía la mujer que yo era:
imagen de los tiempos, sensata y algo esquiva,
pero siempre anhelante de viriles asedios,
soñadora del hombre que me deshojaría
cercándome con frases de emoción y ternura
y abriendo delicado mi expectante amapola.
Pero el príncipe aquel se quedó en su castillo
y no vino a buscar a su dama, acosada
por requiebros equívocos en esquinas arteras…
¡Ojalá por un día me hubiese abandonado
de su mano monótona y senil la cordura
y dejar que pusiera la pasión en mi boca
hambre de desvarío y el sabor instantáneo
de sus mieles fugaces y tener, además
de esa experiencia humana con ribetes de dicha,
vástago y compañía, aunque madre soltera!
DE POEMAS PREMIADOS, 2014
ORACIÓN A
Vida, desnúdate de esos ropajes
que te ponen
encima las desgracias.
Déjame ver
tu cuerpo como un río
que pasa
transparente y jubiloso.
Sé que tú en
tus entrañas misteriosas
no eres
triste ni absurda ni mendigas
céntimos de
esperanzas a los hombres.
Tú, Vida,
eres –madre, amante- fuerte,
muro
espacioso y alto, fustigado
por lluvias
y granizos de los siglos,
por sucesos de manos asesinas.
Tú, Vida,
manantial eres de asombros,
pero cegado
por palabras hueras,
por fangos
de crueles sentimientos,
por espinos
de las ingratitudes.
Vida que
estás en mí, jamás te caigas,
jamás te
agrieten golpes y suspiros,
jamás el
aire triste te envenene
ni te
arrebate el odio la sonrisa.
Yérguete
como cumbre de montaña,
renace como
el mundo en cada aurora,
y si el
dolor te lanza su bisonte,
resiste con
escudo de coraje
y el lúdico
alborozo del que lucha
la bandera,
a pesar de que amenace
el negro
nubarrón de la derrota...
La bandera
invencible que tú eres
en la
atalaya de tu resistencia.
De REHÉN DE
LA VIDA, 2015
BURLA
TRAS EL ENGAÑO
Pili, la del
trigal por cabellera,
la de la
fresca y nívea dentadura,
la de la amable y blanda arquitectura
que mece
sobre elástica cadera,
parla al
cliente en clave zalamera,
lo relaja
con miel de donosura;
lo anuda ya
en la habitación oscura,
que él
convierte en fugaz y grata hoguera.
Cuando
acaban, él sale satisfecho.
Como que no
ha advertido que en el lecho
un travesti
era aquella barragana,
que, además
de postizo aquello, tiene
dientes,
caderas, pelo, y no se abstiene
de
decirle, por burla, que es lesbiana
De EROTHYA O SONETOS DEL AMOR POR DENTRO, 2017
FIESTA
EN ULTRATUMBA
Cuando ya, en un montón de cráneos lisos,
vértebras, tibias y húmeros desnudos,
el silencio sonando en sus embudos
y el tiempo libre de sus compromisos,
¿añoraremos viejos paraísos,
bravos amores fieles o cornudos,
ágapes de momentos barrigudos
y envites de los años insumisos.
¿Lamentaremos días que perdimos
de gozar y reír y en los que fuimos
molino de pesar y cataplasmas?
¡Ay, que nos quede al menos un consuelo
de que si allí no hubiera infierno y cielo,
nos abracemos todos los fantasmas!
De EROTHYA O SONETOS DEL AMOR
POR DENTRO, 2017
EL LIBRO
Lector: el libro es ventana
para asomarte a la historia.
Él es también la memoria
que va de ayer a mañana.
Su lecturs nunca es vana
y de la idea es partera.
De ignorancia te libera
y tu soledad divierte.
Puede mejorar tu suerte
y, siempre, amigo, te espera.
GANADOR. MUNDO ESCRITURA, PALABRAS Y SILENCIOS, 2017
El mar que como a un ánfora volcaba
en tu cuerpo un filón de pedrería,
me gruñe y lanza con altanería
olas con mala espuma a cual más
brava.
Mal amigo este mar que me
contaba
cuando yo a solas a su andén
venía,
y él era tren de la
melancolía,
historias que a mis pies
cabrilleaba.
Después de que yo al mar te
presentara,
se enamoró de ti como si fuera
tu cuerpo cala donde él descansara.
Pero, por mucho que te poseyera,
pero, por mucho que ese mar te
amara,
¡no te amaría como yo lo hiciera!
De DEL ESPLENDENTE
MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR, 2017
HISTORIA DE
AMOR JUNTO AL MAR
Si el mar, oh amor, a ti te
prefiriera,
y no al verso que yo le regalara;
si el mar a grupa suya te montara
y en sus brazos de olas te meciera,
no por eso yo menos te quisiera
y ni por ello menos te cantara;
no por eso yo menos te ensalzara
y ni mal viese que él te poseyera.
¿Qué puedo hacer ante ese mar que
brama,
que brilla, que se exalta, que te
llama,
que te apadrina, nueva Venus, oh?
Pero esa duda no te desespere.
Te quiero tanto como el mar te
quiere.
¿No somos uno, al fin, el mar y yo?
GANADOR. TU CONCURSO LITERARIO,
JUNTO AL MAR, agosto, 2018
(HOMENAJE A CHARLES BAUDELAIRE)
¿Qué es el arte? Prostitución.
Charles Baudelaire
Hoy
vengo de academias y ateneos,
de libros,
de tertulias, literatos,
conferencias,
poemas y relatos,
certámenes,
jurados con flirteos.
Todo ese
mundo es pira de deseos,
fama y
dinero con momentos gratos,
revés de
nombres para los maltratos
en reuniones
con falsos discreteos.
¿Dónde
gentes hallar que no se insidien.
limpias de
corazón que no se envidien
tras de la
hipocresía clandestina?
Entro en un
puticlub donde olvidarme
de artistas
y poetas y alegrarme
con sexo,
chiste, ordinariez, cocina.
LETRAS COMO
ESPADA V Certamen
Literario de
Sonetos"Charles Baudelaire",
septiembre, 2019
LA INCERTIDUMBRE
Dum loquimur, fugerit inuida aetas…
Horacio (Odas,
I, 11)
¿El acaso es lo único que existe,
lo que nos lleva ha siglos de la
mano?
¿La certeza final está a trasmano?
¿En vivir y morir todo consiste?
Libérate, por eso, de estar triste.
Ir tirando cual otro ser humano.
Sucediéndote sigue cotidiano.
No te pesen los años que perdiste.
Entre el pasado y el futuro, un
puente.
No mires ni el atrás ni el adelante.
Ni pesar ni ambición, y sé prudente.
Ni te obsesione nada interrogante.
Sé uno más de la vida entre la gente
sencilla que gozar sabe el instante.
GANADOR. V CERTAMEN “LLUVIA DE LETRAS”,
LETRAS COMO ESPADAS, abril, 2019
JARDINERO
DE OTRA FLOR
O UNA
HISTORIA DE AMOR OCULTO
Que no puedo decirte que te amo,
lo sé y tu corazón no lo adivina.
Terraza con terraza, oh, mi vecina,
no sabes que tu nombre, mudo, clamo.
Nos separa a los dos un breve tramo,
abismo para mí, que me margina.
Mi mirada te busca clandestina
y con ella en lo íntimo te llamo.
No sospechan mi esposa y tu marido
que el interés que pongo yo es
fingido
en macetas que cuido en la terraza.
Ignorarás por siempre que te quiero,
vecino que de torpe jardinero,
para poder mirarte, se disfraza.
GANADOR.
TU CONCURSO LITERARIO,
HISTORIAS
DE AMOR, febrero, 2020
MEMORIA
QUE ACOMPAÑA
Tarde quieta de otoño
en la ciudad
pequeña.
Plazuela recogida
con su alma desierta.
Campanadas pausadas
con recodo de iglesia.
Se va hacia el mar la tarde
en caravana lenta
de rojos y amarillos
que esquivan la tristeza
de los ojos sombríos
de una noche a la espera.
Aquí mis
veinte años
la esperaban a ella.
No importa donde esté.
Todo aquí la recuerda.
Si cierro la mirada,
como si aquí estuviera,
todo está como entonces:
La memoria consuela.
De CALAS DONDE MEDITA EL MAR, 2022
PEQUEÑA ÉPICA DEL AMOR
Me sobrecoge el infinito oscuro,
no
me dará la muerte escapatoria,
ensordezco
el temor por los que amo,
tengo
un sueldo que el mes devora a ciegas
y
la ilusión, con débil voz, me anima.
Me
levanto a las claras y confío
que
mi optimismo llegará a la noche.
Soy
uno más de tantos que atraviesan
la
tierra, cada vez más insegura,
uno
más en el múltiple hormiguero
del
gris anonimato de la prisa.
Sin
embargo, me sé privilegiado
porque,
a pesar de todo, te recuerdo
y
entonces se me olvida lo sufrido.
Llego
a casa. Te escribo algunas veces
cosas
de ayer, de cuando fuimos novios,
y
te emocionas como cuando un día
te
supiste, por fin, embarazada.
De LA MAR QUE ME DISTE, 2021
PENSAMIENTOS
Con harapos de una ilusión rota la esperanza se viste
de nuevo.
El fanatismo es el hijo retrasado y loco de la
ignorancia.
Felices
los errores que no se vuelven a repetir.
La
conformidad es la última
estación del tren de
nuestra experiencia.
Para algunos
hombres, el miedo a morir les atenúa
el miedo a vivir.
La
ignorancia es un túnel del que nunca se sale del todo.
La
resignación se aloja en el cuarto trastero de nuestras ambiciones.
Todo
llega, y nosotros no somos nada más que sus desgraciados o afortunados
receptores.
Todo el
dolor del mundo cabe en el corazón por pequeño que sea.
Cuídate
de la gente muy silenciosa, aunque se diga que el silencio es una virtud.
La fuerza
de la pasión viste de lujo incluso los peores vicios.
La ilusión es la máquina que tira de los vagones
del tren de nuestras servidumbres diarias.
No temas a los envidiosos: utilízalos como
peldaños para subir a lo más alto de tu talento.
Para un mendigo una moneda tapa una lágrima.
El aforismo capitanea la prosa y la metáfora la
poesía. Lo demás es tropa rasa.
De PALABRA O
ESLABÓN DE PENSAMIENTOS, 2022