jueves, 11 de diciembre de 2025

PROUST Y PROSA, por FRANCISCO UMBRAL

 

PROUST Y PROSA

  • 1997-11-22
  • EL MUNDO

 

«Sólo la metáfora hace perdurable un estilo», escribió Marcel Proust, que tanto meditaría siempre sobre la escritura. No se trata, pues, de la metáfora como adorno (que así lo entienden todavía algunos recios realistas), sino de la sorpresa constante de una imagen, una sinestesia, una semejanza, a lo largo de un texto, preferentemente narrativo, que es el que mejor acoge el dibujo y la imagen. Marcel Proust, que puso las bases teóricas de la novela del siglo XX, y luego o al mismo tiempo las llevó a la práctica, nunca nos da una persona, un paisaje, una situación, un color o sabor, un sonido, sin su correspondencia metafórica, sin su imagen clónica, digamos, pero clónica a un nivel puramente lírico (a veces humorístico o descriptivo). Azorín escribió que «escribir con metáforas es hacer trampa», pero esto sólo certifica y documenta sobre la incapacidad de Azorín para crear una sola imagen metafórica. Se estaba defendiendo. Lo cierto es que la prosa llana con el tiempo se queda pálida, y la prosa enjoyada, de una belleza gratuita y bisutera, se pudre pronto por su ociosidad. La metáfora es la acuñación poética de una cosa real y directa, el encofrado que puede resumir un párrafo. La metáfora de Baudelaire es sintética y la de Proust es analítica, como conviene al prosista y al poeta respectivamente. Pero la metáfora lograda, a nivel simbolista o surrealista, que ambos siguen vigentes, así como la metáfora barroca, es la dimensión platónica de lo metaforizado, que ya nunca perderá gracia, eficacia, sorpresa, durée.

Descripción: https://www.fundacionfranciscoumbral.es/images/firma.png

EL MUNDO El País arte

 

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