lunes, 7 de septiembre de 2020

LA SOLEDAD DEL HÉROE


LA SOLEDAD DEL HÉROE
de  RAMÓN LUQUE SÁNCHEZ

Reseña: Juan Rafael Mena 

Poemario compuesto por treinta y cinco poemas. Lleva en su frontispicio una cita de Claudio Rodríguez, un prólogo de José Antonio Hernández Guerrero y una dedicatoria por parte del autor a sus padres, esposa e hijas.


Antes de hablar sobre este libro hemos de recordar otro del autor al que se hizo la reseña en su día y que marca en su trayectoria poética un tramo a tener en cuenta como es Remansos en el tiempo, un conjunto de poemas que reúne dos condiciones para ser considerado recomendable para su lectura: contenido valioso por sus vivencias humanas y su lenguaje que no se resigna a repetir el pasado desde el punto de vista de su registro, en el que quedamos sorprendidos por sus recursos expresivos.



En este nuevo poemario, la actitud del poeta es bien distinta, se observa un cambio estilístico y su preocupación es radicalmente temática. Los poemas se vuelven más intimistas y se envuelven en un aire neorromántico. ¿Qué se quiere decir con esto? Que los sentimientos están a flor de página y son ellos los que determinan el lenguaje, el registro poético que campea a lo largo de los poemas como si todos ellos coadyuvaran a formar un mensaje de la experiencia de cada día; así pues, la madre, la soledad, concierto callejero, cuando la vida aprieta, sed, pesadilla, palabras por la paz, nunca saben los hijos, el hijo del tallero…, son títulos que dan una idea somera de que el poeta quiere comunicarnos experiencias propias, inmediatas, que balbucen en su intimidad un necesario cauce de salida para sus vivencias más profundas. La presencia del hogar como punto de partida de una historia que se prolonga en la vida diaria, con la añadidura de la esposa y las hijas es como un recorrido por los años hasta llegar a la cumbre de la propia biografía, como bien dice el profesor José Antonio Hernández Guerrero en las palabras prologales: "Versos que descubren la verdad secreta de nuestras vidas compartidas”. Este libro no se orienta hacia la búsqueda de una expresividad que pueda sorprender al lector , como en el otro libro aludido, sino que responde a la emoción de hallazgos más experienciales que estilísticos. Ahora bien, estas vidas compartidas no anulan la soledad del poeta, que es historiador intimista de cuanto le rodea; mientras que para el hombre común vivir es pasar los días sin llenarlos de trascendencia, para el solitario que recoge la red de su vivir cotidiano, la pesca es siempre abundante y también compleja en sus matices.


Como unos seis sonetos, un poema en verso de arte menor y los más en versos blancos con unas separaciones de palabras dentro del verso, técnica muy de las vanguardias, este poemario fluye como un río de poesía que podríamos considerar dentro de la generación de la llamada experiencia, que floreció a partir de los años ochenta, como una réplica a la poesía desmarcada de los sentimientos propia de los Postnovísimos. Precisamente esa es la médula de esta poesía que nos ofrece Ramón Luque en esta nueva entrega, de la que se expone el siguiente poema como representativo del poemario y cuyo contenido es tan lírico como épico, si por épico entendemos también un canto al sentir universal en el reverso del individualismo subjetivo:



Cada día

cada día la vida pide un muerto
como el mar pide un barco y los cielos su nube
cada día rezamos un rosario
y pedimos limosna a un mendigo
o arrojamos a un dios de sus misterios
cada día una mano recoge nuestras lágrimas
para luego arrojarlas al fuego de la ira
chisporrotea el viento por tanta calentura
cada día perdemos un cuaderno
y más tarde escribimos con el dedo en el aire
cada día matamos cada día morimos
cada día marchamos hacia ninguna parte
cada día la luz nos regala un milagro
el desierto una cruz y la noche un enigma
cada día caemos cada día creemos
que este mundo es el otro que en silencio 

 soñamos




Recibo de su autor, Ramón Luque Sánchez, una segunda edición aumentada de La soledad del héroe. En ella se incluyen poemas nuevos, con lo cual aumenta el índice sin que por ello el poemario sufra alteraciones temáticas ya que el eje del libro sigue siendo ese sentimiento de creador solitario que viene desde la primera edición.
Lo que sucede es que esos poemas añadidos jalonan muevas vivencias que enriquecen la obra y le dan más unidad si cabe. Por ejemplo, en esta edición a la que nos referimos, tenemos el poema “Amigos”, en el que el poeta echa una ojeada al pasado y rememora la educación de los años en que todavía estaba vigente un sistema educativo de posguerra, con sus carencias y sentimiento de culpa.”El alma es un cuaderno”, donde escriben la ilusión y el desengaño.. “Cuando se muere un niño” al alma hiere al filo de un fracaso. “Miro mis libros”, todos me contradicen y todos me conmueven.
“Las estatuas nos hablan”, no ponen nunca freno a sus palabras.  “El día de un azul que hiere el cielo” son de un blancor de tibia almohada/los árboles se cubren de azulejos. ”Recuerdo” era mi padre que murió muy joven. “Silencio”, rumor de alas/el resplandor de la vida/ilumina la  mirada.”Clausura”, un hábito monjil cubre tu cuerpo.”Soliloquio de un paseante solitario”, tan sólo me acompaña mi destino. “El vuelo de los jóvenes”, se ponen unas las de Ícaro.
“La muerte de la ballena”, revestida de bosque desfoliado.”Deliciosa ninfa”, me ofreces un poema en tu mirada. “Parece que soy tonto”, me pongo a medir versos o idear un poema.”A los poetas”, navegantes del mar de las palabra. “Detesto”, la envidia como único alimento. “Esqueleto de madera”, a menudo los árboles /son víctimas ingenuas/de la mirada humana. “El burro del poeta”, no era de carne y hueso/era de sueños. “Pueblos”, todos los pueblos huelen a nobleza y a hierba.

En esta nueva edición ampliada, la poesía de Ramón Luque sigue en esa tendencia del poema que se confía al contenido, al significado como poesía que es de la nueva  experiencia; quiero decir que no busca galanuras barrocas sino que se dirige a un destinatario amplio que procesa inmediatamente el mensaje que el poeta intenta transmitir.
Es una poesía donde palpita la existencia, la madurez del individuo que ama la vida a pesar de sus dificultades, como dice en el poema antológico “Cada día”: …creemos/ que este mundo es el otro que en silencio soñamos.
En cuando al ritmo, hemos de señalar que se trata de un verso perfectamente medido en varias modalidades: endecasílabos, heptasílabos, alejandrinos, todos ellos blancos, o sea sin rima y en algunos casos fragmentados por propia voluntad, con deje vanguardista, sin que por ello pierdan la cadencia ni musicalidad. Confesaba el cantautor Paco Luque, que puso música a varios de los poemas, durante la presentación del libro, que en cada poema hay escondida una canción.
Creo que ha sido un acierto la publicación de esta segunda edición de La soledad el héroe con nuevos poemas, en la que el alma del poeta recapitula los afluentes del recuerdo y de su actitud positiva ante las incidencias del  día como un río con meandros de lucidez y con un curso seguro de su recorrido. Río solitario que burla heroicamente los altibajos y los escollos de la existencia.  
en el presente poema vamos a observar reunidos los valores que hemos citado de forma fragmentaria .a lo largo de nuestra breve reseña. 
  
El burro del poeta

el burro del poeta
no era de carne y hueso       era de sueños
con dos grandes carbones por mirada
siempre encendidos       siempre tan brillantes
                    que iluminaban las almas
el burro del poeta era pequeño
era caricia para chicos y grandes
que jugaban con él a ser felices
              en un prado de luces y esmeraldas
estaba su esqueleto hecho de versos
                       de acero y de cristal        muy delicado
pero tan fuerte y lírico que toda la poesía
en sus lomos alegre cabalgaba
y era tan bueno
que la luna lunera lo vestía
con un trozo de nube plateada
su trote era la risa
               y acariciarlo era
                        saber de la ternura y la esperanza

   En ese texto podemos ver cómo abundan las imágenes, de manera que son pocos los versos que carecen de ellas. La  disposición de esos versos incide en la técnica surrealista, si bien ésta sólo se refiere a la distribución versal, ya que —insistimos— el poema  está dentro de una concepción tradicional pero trasladada a un plano de plena lucidez en la función poética del lenguaje:  “con dos grandes carbones por mirada”, “en un prado de luces y esmeraldas”, “su esqueleto  hecho de versos, de acero y de cristal”,” toda la poesía en sus lomos alegre cabalgaba”, “su trote era la risa”, por poner unos ejemplos.
   También hay que señalar la carga de humanidad en todo el poema (mejor dicho: en todo el poemario), así como un toque de modernidad con los versos fragmentados, que nunca pierden su ritmo métrico de endecasílabos y heptasílabos. Este poema me parece que representa bien esos valores literarios aludidos.



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