sábado, 6 de febrero de 2021

GENIO Y TALENTO

 

 
Se suele equivocar esta calificación a la hora de elogiar y clasificar la obra de un autor. Aquí me voy a ceñir a la literatura. De manera provisional considero que genio es el que crea y talento es el que sigue los pasos del genio y amplía quizá o bien ahonda en el legado o parte del legado de un maestro único en su estilo, cuyo registro de expresión es original. ¿Pero existe un creador ex nihilo que le deba su obra de manera exclusiva a su fuente creadora o bien esa obra, como si fuera un río, arrastra en sus propias aguas otras de afluentes que ha ido encontrando a su paso por entre riscos y arroyos de lecturas y sabias asimilaciones?

 

No es mi deseo destacar nombres de genios y epígonos que vemos con frecuencia en nuestra literatura; ello podría provocar enfados en lectores eruditos que ya tengan la clasificación ultimada. Además, para tal despliegue de nombres, tendríamos que empezar en la literatura latina en nuestro caso. Por  ahora se me ocurre pensar en los poetas gongorinos, los becquerianos y los garcíalorquistas como talentos trenzando los cabos geniales de las cuerdas del buque del jefe de fila.

 

En la literatura contemporánea sería para nosotros más fácil de objetivar. Prefiero que sea el lector el que por su cuenta y lectura deduzca ese límite que separa al genio que crea del talento que sigue sus huellas como por un camino en que no se puede ser tampoco un criado servil de un señor que va dejando tras de sí en su caminar frutos maravillosos que saca de su canasto de creaciones.

 

No obstante a mi reticencia para el cotejo de tales diferencias, tal vez algún día amplíe, a modo de ejemplo, este artículo con los nombres correspondientes a las dos categorías de autores. Pero queda en pie ese prurito de diferenciación, que equivale a no confundir ambos accidentes geográficos en el mapa de la escritura.

 

 


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