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DIARIO DE
CÁDIZ
De la Sal y del Carmen
La Velada, la Feria y Fiestas del Carmen, de la Sal que fue cambiando de
ubicación y, cuando la conocí, se celebraba en el Parque Almirante Laulhé. Se
ornaba el Ayuntamiento y las calles colindantes de real al parque.
En el atrio del Ayuntamiento, además de la coronación de la reina y las
damas, se celebraban los juegos florales del Carmen y de la Sal, en los que se
entregaba la flor natural que premiase al mejor poema presentado a concurso, y
un mantenedor y pregonero de esa gesta literario festiva exaltaba el evento.
Todavía recuerdo el pregón de Francisco Montero Galvache, para muchos el mejor
pregonero con diferencia de La Isla, glosando nuestra sal, y el gentío que se
citaba en la plaza del Rey para asistir a su desarrollo lírico. También se
celebraron los juegos florales en el Cine Alameda, y los pregonaron Pepe
Cervera Pery, José González Barba y Emilio de la Cruz Hermosilla, director que
fue de este Diario de Cádiz.
Se inauguraban, en los salones del colegio de la Salle y en los del hotel
Salymar, el Salón Nacional de Pintura y el de Fotografía, éste con su Cañailla
de Oro como premio muy reputado en España. En la prensa escrita aparecían
poemas, ditirambos, loas, oraciones a la Virgen del Carmen, a la Sal… Poetas
como José Carretero Troya, Concha Carriedo, Gitanilla del Carmelo, Gaspar
Fernández de León, Antonio Ramírez Conesa, Francisco Gutiérrez Agabo, Felipe
García Cantalejo, Diego Berraquero Miril, José Carretero Troya, Antonio del Río
Collado, Francisco Montes Aguilera, fundador de la Academia de San Romualdo,
Martínez Gay, Manuel V. de la Corte, Gabriel González Camoyano, trovador de la
virgen del Carmen por antonomasia, Juan José García Sánchez, Germán Caos o
Eduardo de Ory, por citar los olvidos en el tiempo. Y Concha Pérez Baturone,
escritora isleña y primera mujer académica de la Isla, quien cantaba a “la
virgen morena, trasunto fiel de una mujer de esta tierra, hija del típico
barrio de las Callejuelas, cuyo encanto inspiró al artista que la plasmó en tan
sacra escultura…” Precisamente existe hoy en día un grupo serio de mujeres por
WhatsApp, “Las Callejoleras” presididas por Fali Benítez y Mari Herrera, que
son las que se ocupan de todo lo concerniente para honrar a su Virgen.
Pintores de entonces, además del egregio y reputado pintor José Martínez,
Pepiño, Manuel Hernández Homedes y Ángel Cousillas, fueron D. Francisco Prieto,
Esteban Arriaga, Rosario Pérez Tierno, Carmen Laffón, Manuel Aragón Ortega,
Francisco Cruceira, Juan Jaén Vigo, que llenaban el panorama cromático de La
Isla aquella. La exaltación de la Virgen tanto en pintura o líricamente,
consagró como el más devoto del Carmen fue D. Gabriel González Camoyano, “En
esa maravilla del retablo barroco del Convento. ¡Cómo reluce y brilla el célico
portento de su cara salada y morenilla!” Ha pasado a la posteridad y Juan
Rafael Mena, el poeta por antonomasia de la Isla, canta a la Virgen así:
“Virgen del hábito pardo/y de la capa de nardo”/que cantara don Gabriel,/ ¿qué
más le voy a decir/queriéndola definir/que no lo dijera él?” Esta estrofilla de
Montes Aguilera, fundador de nuestra Academia, vuelve en el tiempo: Te he
visto, Virgen del Carmen, /En la frescura del mar,/ En momento alucinante/ De
mi torpe navegar... Velada, Feria, Fiestas…Carmen, cantada y venerada siempre:
“Oh Virgen morena, de los pescadores, que ganan luchando con sangre y sudores
el pan de sus hijos…”.
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