miércoles, 30 de julio de 2025

MIGUEL CRUZ GIRÁLDEZ : LECTURA DE VIEJO PALIMPSESTO ANDALUSÍ

 






Querido compañero y amigo:

Acabadas ya las tareas del final de curso en el Instituto y en la Universidad (que en esta segunda se prolongan más con tribunales, TFG y TFM), e iniciado mi permiso veraniego (los funcionarios no tenemos vacaciones, sino permiso), he podido leer tranquilamente y con verdadera fruición tu espléndido libro Viejo palimpsesto andalusí. Me ha encantado: tienes una sensibilidad especial para entrar en mundos poéticos culturalistas y exóticos. Ya pude comprobarlo en tu anterior El jardín de Narciso, con la referencia a la poesía clásica como base. Y lo reafirmo ahora al leer este nuevo poemario. Los autores andalusíes (o arábigoandaluces) están aquí perfectamente asumidos, en un ejercicio magistral de intertextualidad. Los estudios de D. Emilio García Gómez pusieron esta rica poesía en valor para el mundo occidental, y García Lorca la recreó líricamente en su Diván del Tamarit. Pero tú vas un paso más allá al convertirla en sustancia misma y soporte de tu propia creación. Los títulos tan extenso y expresivos, y sobre todo el desarrollo de los poemas, en impecables alejandrinos o endecasílabos blancos, configuran un libro bien trabado y magistralmente escrito, por lo que no me queda sino felicitarte por este nuevo logro. 

Enhorabuena, pues, y a seguir escribiendo y publicando. Un afectuoso abrazo,
Miguel Cruz Giráldez


MIGUEL CRUZ GIRÁLDEZ (Sevilla, 1956) es Doctor en Filología, Sección de Filología Hispánica, (1983) y Licenciado en Filosofía y Letras División de Filología, Sección de Filología Hispánica (1978) por la Universidad de Sevilla. Catedrático de Instituto y profesor universitario, ha desarrollado una amplia y dilatada carrera docente e investigadora.

 

 BEN-AL-HADDAD (m. 1007), VISIR DE ALMERÍA,

         DISERTA SOBRE EL AMOR

 

 

Antes de perseguirte por las anchas alcobas

en las que los esclavos quemaban alhucema

en altos pebeteros, íbamos a los baños,

en los que distraíamos las sedientas pupilas

en los finos mosaicos para que las pasiones

duraran, abrevaran, de momento, su sed

en la imaginación, en el álgebra oscura

del deseo mirando el cenit de los techos

con alfarjes de rico y pulcro artesonado,

mientras que las esclavas con blandos elixires

la piel nos halagaban y ponían alfombras

en las losas pobladas de jofainas, toallas,

babuchas, borceguíes, jubones, albornoces;

de detrás del tabique nos llegaba amoroso

el acento, el suspiro del laúd que tañía

el garrido poeta, en tanto que en la sierra

otros con alcotanes y sacres sobre alcándaras

a la caza se entregan; nosotros preparamos

rodeados de ajuares necesarios la cena

previa a la otra caza para la que se ocluyen

ajimeces de alféizares, y queda en lejanía

la bulla de la aldea y de los arrabales.

 

Así, con este juego de demoras, miradas,

anhelos y respiros profundos como aljibes,

te recito casidas buscándote entre tules

de un color carmesí tan lleno de alborozo,

que es para mí una hazaña, que es para mí una algara

con tambor y añafil de victoria en la hombría,

pues que ya he predispuesto tu sexo a la batalla,

en la mano el alfanje, con almófar de brío,

me lanzo a la conquista de tu alcázar de hembra.

 

 

 De    VIEJO PALIMPSESTO ANDALUSÍ  (2024)




 

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