DIARIO DE CÁDIZ.
María de los Ángeles Amaya Lanceta.
19 de
julio de 2020
"Cuando alguien salía con amor
a la literatura, a la pintura, te decían "Vete a Madrid, que aquí no haces
nada". Por eso Vete a Madrid es el título escogido por el escritor Juan Rafael Mena para su nueva
novela que, ambientada en La Isla de los años 50 y 60, cuenta la evolución
de un niño con inquietudes literarias hasta los 21 años, la mayoría de edad en
aquella época. Su presentación estaba prevista para el mes de marzo pero se
suspendió. Pero ya puede adquirirse en librería Bozano en San Fernando.
Cántigo es el protagonista de esta
historia que refleja la experiencia y las sensaciones del autor a través
del encuentro con personas de distinta condición social y cultural que van
provocando su progreso y la evolución de su vocación literaria. "A veces
el personaje habla, cuando reflexiona o medita, pero es un narrador quien lleva
adelante la historia", detalla el escritor, que plantea una saga de hasta
seis libros, este incluido, sobre su despertar y desarrollo literario, la
terminación de sus estudios y la consecución de sus propósitos en las letras.
En Vete a Madrid Juan Mena
retrata –sin intenciones históricas– una ciudad de fuertes influencias
militares y eclesiásticas, "muy de clases", donde estaba muy marcado
la división de clase religiosa, militar y civil. Clasista en definitiva. En ese
contexto, las inquietudes artísticas no tenían cabida y "las
personas que me influyen, los profesores con los que coincidí, me lo dicen en
la novela", comenta.
"La ciudad ha sido La Isla de
Capitanía, de Los Eucaliptos... y está La Isla del Carmen, donde yo viví y que
está en el plano situacional de la novela, con sus gentes y sus
costumbres", comenta el autor. Sobre él, proyecta un plano superior, el
cultural, por el contacto con personas con más bagaje de este índole, que le
van suponiendo un progreso. No serán las únicas personas que le influyen porque
tiene relación también con otro tipo, "gente de cada día", que no
tienen vinculación con ese ambiente cultural. Son amistades y personajes
heterogéneos, que no pertenecen a la misma posición social, unos intelectuales,
religiosos o no, amigos o profesores. "Yo estoy entre unos y otros",
reconoce sobre esa lucha por resguardar "mis sensibilidades de jovencito,
mi fe ingenua frente a la artillería que supone saber cosas que uno no sabía, y
que estos señores me filtran en las conversaciones que tienen entre sí y en las
que soy partícipe".
Esa fe, advierte, se ve afectada, "zarandeada
por nuevos conocimientos". "Ese es el drama: uno se va haciendo,
pasa de adolescente a adulto y ese tránsito está jalonado por experiencias que
se van acumulando y modificando mi visión genuina y la emoción ingenua que
tenía al principio del mundo que me rodeaba, de la fe, de la cultura",
asume Juan.
Lector de tebeos de aventuras en su
niñez, el escritor descubre una revista femenina con una poesía de autores
consagrados en las páginas centrales que captó su atención y le llevó a
escribir poesía. "Nadie me enseñó. Algunos amigos me dejaban libros para
leer y formarme y conseguí progresar, conseguir mi propósito y publicar los
primeros poemas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario