sábado, 11 de abril de 2015

ARTÍCULOS LITERARIOS: UNA FRASE DE OSCAR WILDE O DIFERENCIA ENTRE POESÍA TEMÁTICA Y POESÍA METAPOÉTICA



                                 

 Escribir hoy poesía no es un oficio fácil; menos aún si se trata de querer escribir una poesía «original». Muchos poetas jóvenes que se inician en el arte de la escritura “bella” y se emocionan con el lenguaje que emplean, parece que descubren los mediterráneos de la creación cuando adjetivan o crean imágenes y metáforas, pero, en verdad, no hacen otra cosa que imitar a modelos más o menos cercanos, como afluentes de influencia que les llegan de sus germinales lecturas al río de su desordenado interés movido por la prisa de su entusiasmo.


Eso ocurre cuando se desea a toda marcha ser original, pero cuando la poesía que leemos está motivada por la necesidad de “confesión” sentimental desde la gárgola del intimismo, entonces la incomodidad que sentimos leyendo el poema en cuestión adopta obligatoriamente una actitud de cuestionamiento. Acordémonos de Homo Sum: “En arte no es suficiente la sinceridad” (Austral, Frases).


El autor de este artículo renunció a muchos poemas que tenían como finalidad el tema, la necesidad romántica de dar rienda suelta al río de los efervescencias subjetivas. La lectura de En nuestro tiempo de Eugenio Montale y de El arte como artificio de Víktor Shklovski me dio la clave de una rigurosa selección en la que primaba sobre los sentimientos la exigencia de depurar el lenguaje poético y no utilizarlo como un  instrumental ya oxidado donde no hay un reflejo de originalidad en las imágenes. ¿Cómo agradecer al pasado la herencia recibida sin aumentar unos quilates de creatividad? Al menos que quede el intento.


Muchos poetas —ellos y ellas— siguen escribiendo sobre el calco de la poesía ya consumada y falta de frescura; es la poesía que viene por los conductos de la lecturas asimiladas; es, en suma, la poesía que se amanera, que sirve al autor de desahogo o distracción, pero que tiene fortuna en los certámenes y en la crítica, premiada y enaltecida por quienes tampoco tienen exigencias en la envergadura creadora. Sin embargo, hemos de reconocer la poesía que está escrita dignamente, a pesar de su roce con el lastre o su poco afán de creatividad: cada uno y cada una hace lo que puede. El autor de estas líneas también ha escrito poesía lastrada y lo comprende, pero ¡todos quisiéramos ser geniales!


Hemos de tener en cuenta la frase de Aristóteles cuando exhorta a no caer en el tópico: “Dar cuerpo a la esencia de las cosas, no copiar su apariencia”. O bien, cuando Oscar Wilde dice: “El placer superior en literatura es realizar lo que no existe”. Qué alegría para un poeta crear imágenes nuevas y también, si ello no le es posible, no permitir que su lenguaje pueda llevar la firma de cualquier poeta del pasado cercano, por lo que tenga de impersonal.

Podría acordarse de lo que dijo Picasso: “Yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera”.
                           
                            
              Oscar Wilde



Un poeta que no tenga inquietud por combinar de manera original –sin caer en el anacronismo de la imagen visionaria- los elementos de la oración gramatical con aquella frase de Plutarco:”La pintura es una poesía muda y la poesía es una pintura parlante”, está, pues, abusando del pasado, y somos malos herederos que no aumentamos en nada el caudal poético para futuras generaciones. El tema nos hace serviles a una gramática falta de flexiones imaginarias.

Acabemos este trabajo con lo que dijo Juan Carlos Duque Franco:La primera condición de la poesía es que sea sorprendente”.



Este artículo, como todos los que figuran en este blog, pueden leerse también en la web Arena y Cal. También han sido editados en varios cuadernos de artículos literarios.


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