Cuentos sin
límites de edad
Poemas
(Recopilatorio)
Abuelatecuenta
Amazon, Julio 2017
Mercedes del Pilar
Gil Sánchez
Empieza la autora
dedicando el libro a sus nietos Ana María y Pablo, a los que considera como su
inspiración.
Van sucediéndose
después los 16 poemas
que van ilustrados
con dibujos que carácter infantil, con un toque de ingenuidad, para expresar el
espíritu de los contenidos.
Sin embargo, en la
contraportada se dice: “Mis cuentos gozan del beneplácito de grandes y pequeños
de todas las edades, mi afán es que resulten fáciles de leer y de comprender”.
Sus títulos con amables, desde el primero “¡Comeremos en el jardín!” hasta el
último titulado “¡Gracias!”.
Se completa con una
página final en la que constan las publicaciones que ha hecho la autora en
Kindle: 9 libros de cuentos en total.
No es fácil
escribir para niños. Se necesita cierta dosis de sencillez en el alma para
crear textos que puedan llegar a la atención infantil: “Abuela ¿qué son los
cuentos?/Los cuentos no son historias…/Son principalmente ensueños, /Los
cuentos son enseñanzas,/ para los niños pequeños./Los cuentos son alegría…/ son
parte de vida y sueño./Los cuentos, son fantasías,/ que viven los pensamientos,
/los cuentos nos enseñaron,/a reconocer pasiones,/ a sentir los sentimientos,/
a saber lo que es el frío,/a palpar qué son los miedos,/ a soltar nuevos
suspiros,/ a querer y dar aliento./
Nuestros primeros
amores/nos lo mostraron los cuentos”.
Dice el profesor
José Antonio Hernández Guerrero de esta publicación:“En este libro
Mercedes nos muestra cómo escribe y, también, nos explica cómo es porque
ella escribe como es. Por eso habla -nos habla- en un tono confidencial,
íntimo, amigable y, sobre todo, esperanzado…”
Por otra parte, el
mismo profesor siente en su lectura la evocación de Juan Ramón
Gimes y de Gloria Fuertes y creo que es un acierto esa evocación.
Una observación que
no se ha de olvidar es que no todo el que escribe tiene sensibilidad para
llegar a los niños y a los mayores a la vez.
En este libro, la
autora, utilizando el metro corto, va hilvanando unos textos que llegan a los
lectores con toda la sencillez necesaria para gustar: “¿Por favor, dime,
mamá,/si es redonda la tierra?/ ¡Vísteme de luna/de brillante estrella!/
¡Vísteme, mama…/quiero ser la luna!”.
Con este título nos
dice la autora que no sólo los niños pueden soñar sino también los mayores, y
que la fantasía nunca ha de ser arrinconada en el trastero de nuestra
conciencia.
Qué preciosa reseña. Muchísimas gracias por llenar mi día con la alegría de tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo enorme rodeado de infinitas "GRACIAS"