viernes, 29 de mayo de 2020

SOBRE LA POESÍA PURA

        
                       
He encontrado este trabajo sobre poesía pura en interné y es mi deseo, dado que me parece muy bueno por su sencillez expositiva y su justeza, tomarlo para mi blog, donde he subido artículos preocupados por el estilo poético. Confío en que la autora admita mi decisión.

DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA LITERATURA  UNIVERSAL  2º BACHILLERATO

Profesora:  Laura Martínez Hernández  

LA POESÍA PURA

En los primeros años del siglo XX se puede hablar de la existencia de una corriente “postsimbolista” llamada poesía pura. Se trata de una corriente poética que presta más atención a la forma que a los sentimientos y que elabora una poesía en la que se propone la introspección y la reflexión acerca del poder del lenguaje.

 Su rasgo más característico es la utilización de un lenguaje ajeno a la lógica, lo que posibilita que los poemas puedan presentar un significado ambiguo y múltiple. Por ello, el lector debe dejarse llevar por la sugestión que le despiertan las palabras y las imágenes empleadas por el poeta. De ahí que se pueda hablar de una poesía hermética, que busca la expresión de lo esencial, lo trascendente y lo metafísico. 

La poesía pura se puede considerara como una continuación y una evolución de los movimientos vanguardistas anteriores, con los que comparte, por ejemplo, el rechazo del Modernismo y el gusto por la metáfora. Lo que ocurrió fue que, después de los excesos cometidos por algunos vanguardistas, se hizo necesaria una “depuración” que llevara al equilibrio y a devolver a la poesía el lirismo del que se la había despojado. Por eso, se considera que es necesario eliminar de la poesía todo lo que no sea lírico, incluyendo una contención de las emociones y los sentimientos. 

En la poesía pura se huye de las palabras rebuscadas, exóticas o preciosistas y se despoja al lenguaje de la ornamentación retórica. No obstante, se usa con frecuencia la metáfora. Al mismo tiempo, se tiende a simplificar al máximo las conexiones gramaticales y los nexos sintácticos, para dotar al poema de una mayor concentración y una mayor rapidez. Se concede, igualmente, una gran importancia a la adjetivación. Se vuelven a utilizar estrofas clásicas como el soneto, la décima, la silva y la octava. Principales representantes de la poesía pura:
 Francia: Paul Valéry (1871-1945) es considerado como uno de los mayores representantes de la poesía pura, con la publicación de El cementerio marino (1920), un extenso poema escrito en versos elegantes y de estilo clásico. Para Valéry, el trabajo del poeta es similar al del orfebre, pues busca la perfección formal despojando a su obra de todo lo accesorio y retórico.

 Inglaterra: El irlandés William Butler Yeats (1865-1939) escribe una poesía que gira en torno a dos motivos centrales. En un primer momento, lucha por la defensa de la identidad nacional y la independencia de Irlanda frente a Inglaterra. Muestra un gran interés por las leyendas y el folclore de su tierra, como ocurre en El viento entre las cañas (1899). Posteriormente, ya en su madurez, su poesía se centra en las preocupaciones espirituales y en los misterios psíquicos y sobrenaturales. Buen ejemplo de ello es La torre (1928), en donde recoge sus preocupaciones intelectuales y místicas y su nostalgia del pasado.

 Norteamérica: T. S. Eliot (1888-1965), fue un aristócrata norteamericano, ensayista, poeta y dramaturgo, que obtuvo la nacionalidad inglesa. En su obra poética La tierra baldía (1922), ofrece un panorama desolador de la Europa posterior a la primera guerra mundial y reflexiona sobre el destino del ser humano.

 Tras su conversión al catolicismo, ofrece una visión menos pesimista sobre la civilización en libros como Cuatro cuartetos (1944).

 Portugal: El portugués Fernando Pessoa (1888-1935) fue poeta solitario y retraído, que recurrió a varios heterónimos (otros «yoes» diferentes a él, con vida, personalidad y obra propias) para expresar sus diferentes creaciones líricas y sus sentimientos. Incluso llegó a inventar la biografía de esos heterónimos. En prosa escribió su famoso Libro del desasosiego, mezcla de diario, ensayo y prosa poética. Su obra poética fue recogida, después de su muerte, en varios libros, como el titulado Poesía de Fernando Pessoa (1942).

 Grecia: Konstantinos Kaváfis (1863-1933) escribió tan sólo unos ciento cincuenta poemas que no publicó en libro, sino que los repartía en hojas sueltas entre sus conocidos. Atraído por el pasado, canta a personajes de la historia y la leyenda clásicas, como a los héroes de la Ilíada, como ejemplo de la fugacidad de la vida y el amor.


 España: La desnudez sentimental de la poesía pura tiene en España a un auténtico maestro, Juan Ramón Jiménez, que marcará los primeros pasos de los poetas del 27. Así, la aparición en 1916 del poemario en verso libre de Juan Ramón Jiménez Diario de un poeta recién casado marcará un hito en la superación del Modernismo y el inicio del canon de la poesía pura. Y otro tanto cabe decir a propósito de su libro Eternidades (1916-1917) y de su Segunda antolojía poética (1922), en donde habla de la “poesía desnuda”.

Entre los poetas de la llamada Generación del 27 que cultivaron, aunque de manera esporádica, la poesía pura, hemos de citar el caso de Pedro Salinas (1891-1951), uno de los máximos representantes de la poesía pura, quien prescinde de lo superfluo y lo anecdótico, para mostrar la realidad íntima de las cosas, la pura esencia. Así lo podemos apreciar en sus primeras obras Presagios (1924), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931) y en poesía conceptual, esenciada, de la trilogía amorosa La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1936-1939). Junto a Pedro Salinas, destacamos los casos de Jorge Guillén (1893-1984) y su obra Cántico (1928); Dámaso Alonso (1898-1990), con sus obras Poemas puros. Poemillas de la ciudad (1921) y El viento y el verso (1925); Luis Cernuda (1902-1963), con Perfil del aire (1927) y Vicente Aleixandre (1898-1984), con Ámbito (1928). El cultivo de la poesía pura comenzó a decaer hacia 1930. Las convulsiones histórico-sociales que azotaron el mundo a partir de la crisis de 1929 (los fascismos, la preparación de la Segunda Guerra Mundial, la crisis económica que hace tambalearse al capitalismo, etc.) llevaron a una rehumanización del arte que, en el terreno de las vanguardias, tuvo su base en el Surrealismo. 

La irrupción de la poesía surrealista implicará un viraje en la concepción del quehacer poético que comienza por rechazar el concepto de poesía pura. Con la entrada de la década de los 30, que en España vivirá la Segunda República y la Guerra Civil, se empezará a hablar de lo que Neruda califica, en su revista “Caballo verde para la poesía”, como poesía impura, una poesía manchada de sudor, lágrimas y humanidad.

Así lo veremos en poetas como García Lorca a partir de Poeta en Nueva York, en Cernuda, Alberti, Emilio Prados o Vicente Aleixandre, cuyo poemario La destrucción o el amor (1935) marca un hito en el surrealismo español. Y pronto, con la amenaza y la llegada de la Guerra Civil, muchos de los poetas del 27 convierten su poesía impura en poesía comprometida, un compromiso que llevará a muchos al exilio.

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