EL CENTRO OBRERO
por Quintín Dobarganes Merodio
El
día 19 del presente mes de octubre, cumple una larga trayectoria de 117 años la
Sociedad Benéfica e Instructiva de Previsión Social «CENTRO OBRERO DE SAN
FERNANDO», creada por el ingeniero del Ayuntamiento Juan Carbó y Urez. A esta
importantísima entidad local (de la que tengo la satisfacción de ser Socio de
Honor) le dediqué un trabajo con motivo de su primer centenario y decía entre
otras cosas:
«Ese hombre singular, que, en la reunión verificada por la clase obrera de la Isla el 19 de octubre de 1884, sentó los fundamentos de esta popular sociedad, llevó a la práctica aquella famosa expresión de Juan Stuart Mill, primer ministro de Jorge III de Inglaterra y eminente botánico:
«Ese hombre singular, que, en la reunión verificada por la clase obrera de la Isla el 19 de octubre de 1884, sentó los fundamentos de esta popular sociedad, llevó a la práctica aquella famosa expresión de Juan Stuart Mill, primer ministro de Jorge III de Inglaterra y eminente botánico:
«EL HOMBRE COLOCA CON
SU ESFUERZO Y SACRIFICIO UN GRANO EN EL SUELO, Y LAS FUERZAS NATURALES DE LA
VEGETACIÓN PRODUCEN, SUCESIVAMENTE, UNA RAÍZ, UN TRONCO, HOJAS, FLORES Y
FRUTOS».
-Las flores del Centro Obrero de San Fernando, son esas distinciones que jalonan su vida y que representan un orgullo para la ciudad de San Fernando: Medalla de oro de una Exposición Marítima Nacional; Medalla al Mérito en el Trabajo; Placa al Mérito Cultural, y la distinción, también, como entidad colaboradora de la importante Academia Caballero de Madrid, con la autorización del Ministerio de Educación y Ciencia.
-Los frutos de la centenaria sociedad, a la vista de todos están: los de contribuir, cada vez con más auge e impulso, al progreso moral y material de la población, en una proyección social, cultural y humana de un alcance y unas proporciones que, en mayor o menor medida, repercuten en toda la sociedad isleña.
Y esas flores y esos frutos que -como reconoció Stuart Mill- son el compendio más bello y prometedor, han sido posible por la existencia de hombres excepcionales que sembraron, primero, la semilla, y después la han cultivado con esmero, delicadeza, cariño y sentido de responsabilidad. Todos los que han regido, y rigen, el Centro Obrero de San Fernando, merecen el agradecimiento de cuantos se hallan vinculados a la Isla por razones de nacimiento y residencia, o por estrecha relación con los intereses de esta ciudad marinera, carmelitana y heroica, que, en momentos trascendentales de la historia de España, fue la salvaguarda del territorio nacional en esa entrañable encrucijada de salinas y esteros, bordeada por el caño de Sancti Petri, con el Puente Zuazo como invulnerable centinela contra el francés invasor. Y todo ello complementado con la blancura de sus antiguas azoteas almenadas y el encanto de ese cielo azul de esperanza, tan felizmente cantados, en sus inolvidables pregones, por el poeta y escritor isleño Francisco Montero Galvache».
-Las flores del Centro Obrero de San Fernando, son esas distinciones que jalonan su vida y que representan un orgullo para la ciudad de San Fernando: Medalla de oro de una Exposición Marítima Nacional; Medalla al Mérito en el Trabajo; Placa al Mérito Cultural, y la distinción, también, como entidad colaboradora de la importante Academia Caballero de Madrid, con la autorización del Ministerio de Educación y Ciencia.
-Los frutos de la centenaria sociedad, a la vista de todos están: los de contribuir, cada vez con más auge e impulso, al progreso moral y material de la población, en una proyección social, cultural y humana de un alcance y unas proporciones que, en mayor o menor medida, repercuten en toda la sociedad isleña.
Y esas flores y esos frutos que -como reconoció Stuart Mill- son el compendio más bello y prometedor, han sido posible por la existencia de hombres excepcionales que sembraron, primero, la semilla, y después la han cultivado con esmero, delicadeza, cariño y sentido de responsabilidad. Todos los que han regido, y rigen, el Centro Obrero de San Fernando, merecen el agradecimiento de cuantos se hallan vinculados a la Isla por razones de nacimiento y residencia, o por estrecha relación con los intereses de esta ciudad marinera, carmelitana y heroica, que, en momentos trascendentales de la historia de España, fue la salvaguarda del territorio nacional en esa entrañable encrucijada de salinas y esteros, bordeada por el caño de Sancti Petri, con el Puente Zuazo como invulnerable centinela contra el francés invasor. Y todo ello complementado con la blancura de sus antiguas azoteas almenadas y el encanto de ese cielo azul de esperanza, tan felizmente cantados, en sus inolvidables pregones, por el poeta y escritor isleño Francisco Montero Galvache».
En el desarrollo y proyección de las variadas actividades del Centro, han intervenido, como directores de estudios, los ilustres marinos, que ya gozan de la Bienaventuranza, José Albarrán Pardo, Faustino Ruiz González, José Fernández Cantalejo, Salvador Vázquez Durán, José Espín Peña y Antonio Campos Almendros.
¡La Isla puede sentirse orgullosa de esta Sociedad centenaria, que tantos tesoros acumula!
Tomado de ARENA Y CAL, revista literaria cultural divulgativa, octubre de 2001
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