Parece que esta dicotomía despierta un
recuerdo de la sensibilidad romántica, que, como sabemos, valoraba, incluso
exaltaba el sentimiento como santo y seña de la verdadera poesía, frente a la
poesía de resabio neoclásico que aún persistía y siguió persistiendo en los poetas
retrospectivos del siglo XIX. El caso es que la literatura española e
hispanoamericana se plagaron de lunas iluminando los sepulcros, suicidios,
amores volcánicos, noches reflexivas y otras intempestivas…; así como en muchos
poetas modernistas nos encontramos con cisnes, princesas, lagos, pagodas,
kimonos, el color azul, héroes mitológicos y literarios y otros atractivos
exóticos que puso de moda el gran nicaragüense Rubén Darío.
Está claro que la diferencia entre esos
poetas y los de ahora que siguen el dictado de los concursos y las revistas
mandarinas es que aquéllos escribían con dominio del ritmo y figuras literarias
y éstos de ahora ignoran ritmos y figuras. Toda una traición o bien una patada
a la tradición literaria, a la disciplina que requiere el ejercicio de escribir,
y todo con gran éxito en la noche en que todos los gatos son pardos. Algo así
como una tropa rasa que le vuelve la espalda y se rebela contra los oficiales.
Esa tentación irresistible para muchos da como
resultado un discurso poético “obligado”, si bien con tópicos que no son
trasnochados, por cierto, pero sí llegan a ser leídos como impersonales, y lo
peor es su negativa a dejarse impregnar de los valores humanos.
De esta “orden tácita” surge la
explosión del relato negro. Hace treinta años a pocos o a casi nadie en España
se le ocurría enviar a los certámenes relatos de ese subgénero. Incluso ni
siquiera se convocaban. Sin embargo, de un tiempo acá ha proliferado el hecho,
llegando también a tentar a la poesía. Que no se me diga que esto nos es
literatura de encargo que obliga al poeta a retorcer su manantial, si lo tiene,
a favor del cauce prefabricado del estímulo más o menos oficializado por la
crítica literaria.
Ocurre también con los poemas situados
en lugares más o menos resaltados por el cine, así como personajes de relieve
del mundo contemporáneo. ¡En cuantos poemas encontramos Venecía, Florencia, París,
Nueva York, Marilyn Monroe, Bogart, el
Che Guevara, los Hermanos Marx!... Esto por poner breves ejemplos.
Cosa parecida sucede con el verso
libre. Escribir con verso clásico para algunos poetas, los que saben hacerlo,
es un pecado poético, ya que eso “no se lleva”. No hablemos de los que no saben
y hoy entran y salen del Parnaso, ya que las vallas de su jardín han sido
violadas y rotas. El verso libre se inició como un anhelo de libertad en la
escritura, pero se olvidó que se trataba de la emancipación de las imágenes
bajo el impulso automático del espíritu de las vanguardias
Cuando surge un poeta que escribe con
“el corazón” sobre los grandes temas de siempre: la vida, el amor y la muerte,
así como los misterios del más allá, es arrinconado o desatendido pues se
impone la mayoría con temas “exigidos” en el foro de la actualidad, aun a
sabiendas los concurrentes de este foro de que son temas manidos, cartón piedra
de una mímesis apadrinada por poetas y revistas de gran poder decisorio.
Pero se ha de animar a los poetas
sinceros, que son los de siempre. Los que rejuvenecen a la poesía lánguida de
los escribidores impostados que la envenenan con una escritura en la que ni
siquiera hay un viso de la función poética. Decía Antonio Machado aquello de
“¿Soy clásico o romántico?”. Sea lo que se sea, hay que ser auténtico y
defender que la poesía es la de siempre pero con lenguaje renovado, como decía
nada menos que Goethe. Es una opinión nada más. Como dice el refrán, que cada
uno haga de su capa un sayo, pero he de defender la profesión de la Lengua y la Literatura con la
siguiente tesis: Todas las artes y todas las profesiones necesitan un
aprendizaje, pero parece que la escritura poética puede prescindir de todas las
reglas y, además, queda mucho más bonita, por lo que se ve.
AFTER THE TRANSITION
After the Transition - as we know, the transition from dictatorship to democracy, and they are not topical words here - poetry was also moved by this transition from one regime to another.
Until then and, although poems of young poets who took their name of the Most New to the title of the work, appeared in 1970, began to appear in vogue, Nine newest Spanish poets, by Josep María Castellet still traces of realism Critic of the fifties and sixties and the social poetry of the forties, I would say almost indelible, in the poets who were already in their thirties. A movement that could have concomitance with the French May 68.
The desire for freedom influenced the poet's perspective. You no longer looked at life or poetic matter with those conformist or transcendent eyes that resigned with the realistic and naked formula of "To bread, bread and wine, wine." The language took on proportions that touched the orb of the magical, although it was branded as a neo-modernist, it was, therefore, from the endearing to the strange. Taking out the poetry of the phrases made and pulling it out of a sleepy cradle where I lay stunned by great existential concerns, was a purpose that encouraged many poets to choose to free it from corsetation and conventional phraseology.
Now, through this door of freedom voices have been cast that have taken advantage of those verses of Antonio Machado: "Neither hard marble nor eternal, / or music or painting, / but word in time." Word in time that builds a poetry, as indicated by its etymology, a verbal building with unitary elements — that is not why classicism at all costs — that differentiates it from charming and cozy prose also, like its great milk brother, the poem .
De Poesía, filón de la palabra
OFRENDA
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i a
d e l o s v i v o s
LIMOSNA RUMOROSA
Y TRANSPARENTE
Pide una com pa sión de a g u a
y s i e s t a
c eg adora la
puerta el m e d i o d í a
la l
e n g u a j
a d e a n
t e
del verano
boca más
seca de
la h o r a l e n
t a
limosna rumorosa y transparente
red o nda gratitud es su gar g a nta
y la tarde con b r i s a s lo
c e l eb r a
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