R. M. del Valle-Inclán
Como
dice Valle-Inclán, hay que prescindir de todos los elementos secundarios en el
verso y dejar solamente aquellos que son
sustanciales, como los sustantivos, los adjetivos, los adverbios y los
verbos ya que la narración poética no es un discurso.
La
selección que hacemos en este mundo de lo mejor es como una revelación de lo
esencial humano a modo de flashes, como si nos trasmitieran señales de que lo
que espigamos de él es un adelanto de lo que encontraremos en sucesivas
experiencias poéticas. El poeta no debe resignarse a ser un mero escribidor de
las consignas de su época, ni contentarse con que la poesía es “denuncia”,
confesión sentimental, narración de un hecho o evocación culturalista.
Según Jakobson,
el texto poético dispone, pues, de unos recursos genuinos en su índole creadora
que lo hacen distinto al texto narrativo, que cumple un fin literario con una
óptica que en nada tiene que ver con la percepción relampagueante e intuitiva del
poeta. Para diferenciar su escritura de otra dispone de unas figuras que dotan
a su texto de una presencia específica.
La metáfora designa a un nombre con otro
cuya entidad se parece a la comparada. ¿Qué se pretende? ¿Buscar variantes para
no repetir el sustantivo? ¿Conseguir que esas variantes le den un diverso
colorido al nombre real como si fuese un prisma de varias caras? Oigamos a
Unamuno:"La comparación es el instrumento ineludible de la comprensión".
La
sinestesia desfigura la realidad lógica y ayuda a la metáfora a presentar el
lenguaje como un discurso que llama la atención del lector ya que se funden
conceptos y sentidos, lo abstracto con lo concreto. Por lo tanto, la idea es no
escribir convencionalmente. Hay que emplear la gramática retorciéndola,
sacudiéndola de sus funciones lastrantes como de lectores elementales.
El poema se tiene que diferenciar de otros
textos literarios desde el punto de vista de la configuración del escrito. Si
no, ¿para que llamarlo poesía? Recurramos a Jakobson cuando se refiere a las
recurrencias que caracterizan al texto poético.
Incluso el poema en verso libre adopta en
poetas bien dotados una forma parecida al poema tradicional, con más o menos
homogeneidad rítmica, quedando como una variante del texto poético, a
pesar de la ausencia de métrica y su
rigor formal. Es cierto que el verso libre puede ser alcahuete de tiradas de
renglones faltos de ritmo y gracia poética (recuérdese la frase de García Lorca
en su "Poética" editada en la antología de la Poesía española contemporánea, de Gerardo
Diego: “La gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto
de lo que es un poema"), como si quien lo escribiera quisiese innovar librándose
de la preceptiva; pero, en una república de las letras libre, cada uno opta por
los procedimientos que quiera y no seré yo juez de estos aspirantes a recrear
la poesía a su manera, llevados por sus ansias de novedades estilísticas.
SIn embargo, no podemos olvidar lo que dijo el músico
veneciano Antonio Vivaldi en lo referente a la creación artística: “Reformar y
sorprender”.
Este artículo, como todos los que figuran en este blog, pueden leerse también en la web Arena y Cal. También han sido editados en varios cuadernos de artículos literarios.
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