Artículo tomado en
parte de Internet y reelaborado
por el autor de este blog
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El
lenguaje poético destruye la referencia espontánea del lenguaje ordinario, y en
virtud de la distancia que toma con respecto a la realidad natural (mediante
una suspensión de referencia o “epojé”, dicho en términos fenomenológicos),
abre nuevas dimensiones de la realidad. Se anula una referencia descriptiva en
beneficio de una referencia metafórica.
El arte, también para Ricoeur, no es únicamente
sentimiento. Mejor dicho, hay que entender por sentimiento algo muy distinto a
lo que entendemos habitualmente: es una manera específica de encontrarse en el
mundo, de orientarse en él, de comprenderlo e interpretarlo.
Lo propio, según Ortega, del arte no
es “narrarnos
las cosas, sino presentárnoslas como ejecutándose”
(OC, VI, 256).
Por eso, gracias al trabajo de la
imaginación, la metáfora nos desliga de la experiencia cotidiana, pues se trata
de es ficción y conlleva una “suspensión” o ruptura de la realidad que vivimos
de manera ordinaria. El lenguaje poético ofrece modos de ser, sentir, y pensar
que la visión común oblitera y olvida. El
arte busca lo insólito, lo que rompe la costumbre, por eso es incómodo. La
poesía no es, ni puede ser, una ocupación habitual (OC, VI, 249).
Antecedente:
Dar cuerpo a la esencia secreta de las
cosas, no el copiar
su apariencia.
su apariencia.
ARISTÓTELES
En consecuencia, como norma:
Cada verso, una
metáfora o una sinestesia, con toque onírico y con predominio de la
esticomitia, con un quiebro sintáctico a veces. Es una exigencia de la función
poética. Lo demás, puede llevarnos al
lastre. No importa: hay poemas bien escritos que incluyen lastres y son
maravillosos. Cada uno/a puede escribir loue quiera pero sin que se falte a la
dignidad literria.
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