¿Por qué huir de Sevilla a Portugal*
y no ir a Tudenca con
Cossío*?
Oh recuerdo, no vengas, no
retornes
con tus dedos de espinos a
estrecharme
las sienes que gotean
pensamientos
en los que llora el niño
que se fuera
antes que yo para desgracia
mía,
aunque Manuel Miguel me da
consuelo
en brazos de su madre, que
lo mece
con sabor a cebollas esa
nana;
pero este niño crecerá
tocando
el muro de mi ausencia y mi
vacío.
Yo amaba la república, creía
en ella como labra el
hortelano
la huerta a la que mima
como un sueño…
(“Después de haber cavado
este barbecho,
me tomaré un descanso por
la grama…”)*
Pero la huerta queda lejos,
como
olvido es la república
diezmada
como lo son también Pablo y
Vicente,
que me querían, que me
contagiaron
de la fe en el poder de la
palabra…
(“Alrededor de ti y el
vino, Pablo,
todo es chicharra loca de
frotarse,
de darse a la canción y a
los solsticios…”)*
que traje, juvenil, desde
los huertos
y la panadería: oh qué
tertulia
con los Fenoll y aquel
Ramón Sijé,
a quien quise hasta el
tuétano del verso,
con Poveda, Molina, Carmen
Conde…
¿Y el canónigo Almarcha?
Debo tanto
a aquel cura, que ahora me
emociono
recordando en la isla en
que me puso,
Robinson entre libros y
estupores
de clásicos con voces
redivivas…
(“ Un claro caballero de rocío,
(“ Un claro caballero de rocío,
un pastor, un guerrero de
relente,
eterno es bajo el Tajo…”*)
Se me enredan
en los ojos sedientos de
lecturas
de Miró sus cerezas, sus
paisajes,
que eran los que mis ojos
contemplaban
antes de que mi Madrid me
sedujese.
Luego la guerra como un
rudo río
desgarrando riberas, mi
entusiasmo
a lomos del poema por los
frentes…
(“Moriré como, el pájaro:
cantando,
penetrado de pluma y
entereza…”)*
Pero aquel manantial de mis
impulsos
de pronto amordazó su
valentía
y terremoto se volvió en mi
dentro
al caer Federico como un
árbol
cercenado por rayos
malhechores…
(“Muere un poeta y la
creación se siente
herida y moribunda en las
entrañas…”)*
El Quinto Regimiento de
Milicias
Populares. Mi amor a la
cultura
y a una España, por fin,
regenerada
fue mi guerra, mi frente,
mi fusil…
(“Va conmigo tu pueblo que
es el mío,
cercado por la fiebre
fraticida
de la guerra que ejercen
los tiranos,
abrasadora España, amor,
bravura…”)*
La guerra enmudeció, mas no la herida
abierta y goteante de
rencores.
Confié en Orihuela, y a la
sombra
de sus palmeras, lenguas
clandestinas,
mojadas en saliva vengadora,
me denunciaron y ellas me
pusieron
en los pies torpes alas de
la huida.
Fui dejando en las cárceles
—Sevilla,
Madrid, Palencia, Ocaña—
los jirones
jóvenes de mi vida
maniatada,
en condena al cruel
peregrinaje
de la humedad, del frío y
el ruido
sentenciador y sordo de las
rejas
y este reformatorio en el
que muero…
(“No podrá con la pena mi
persona,
rodeada de penas y de
cardos,
¡cuánto penar para morirse
uno!”)*
Me quedas tú, tan sólo,
Josefina,
en esta hora última en que
me aprieta
la fiebre su tenaza de delirio,
mas antes de que siga, te
recuerdo
aquellas cartas que nos
anudaban
en gozosos y cálidos
renglones…
(“ Aunque bajo la tierra,
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.”)*
De Lámparas votivas (200
NOTAS:
*En Rosal de la Frontera Miguel es capturado por la policía de Salazar, que lo entrega a la policía franquista.
*José María de Cossío, escritor que tomó como
secretario a Miguel.
*Soneto de El rayo que no cesa.
*Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda.
*Égloga dedicada a Garcilaso.
*Poema “Moriré como el pájaro: cantando…” de Viento
del pueblo.
*Elegía primera, de Viento del pueblo.
*Poema “España en ausencia”, no recogido en libro.
*Soneto de El rayo que no cesa.
*Poema “A mi adorada Josefina”, en Poemas no
incluidos en libro.
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