Nació en la Isla de San Fernando
-Cádiz-.Ha sido profesor agregado de Lengua y Literatura españolas de
instituto. Considera que gran parte de su obra poética ha sido hasta poco
tiempo deudora de la
Segunda Generación de Postguerra, del influjo del Grupo Cántico
y, en ocasiones, de las inquietudes innovadoras de los Novísimos, así como de
los poetas preocupados por la renovación del lenguaje poético en la década de
los sesenta.
La intención que le lleva en esta muestra es la de oponer dos épocas bien diferenciadas de su quehacer en el verso. Actualmente elabora una densa poética en la que expone las razones por las que toma la decisión de analizar el espíritu y la presencia de la poesía como comunicación y artificio más allá de la meramente lúdica o intimista desde una experiencia anecdótica y a la búsqueda de un lenguaje en el que se sienta enteramente satisfecha la función poética por encima de la poesía social, del neobarroquismo, del clasicismo, del minimalismo, del neovanguardismo y de la poesía de la nueva experiencia. Unir tema y palabra pero con intención de superar todo lastre, como quería el formalismo de Vixtor Shklovski.
1ª Época
ELLA VIVÍA...
Ella vivía
con la imagen del niño todavía.
Y el niño se hizo hombre
y
siguió siendo niño por su nombre.
Para ella, no obstante,
el
hombre estaba oculto con el niño delante.
Ay mi niño —decía—.
Y
el niño era tan hombre que ni serlo quería.
El
niño creció tanto
que
conoció el misterio y el secreto del llanto.
Murió el niño —el hombre digo—
y
ella guardó el recuerdo de aquel niño consigo.
Así ella vivía
con
la imagen del niño todavía.
De Elegía
del Sur (1971)
ZAFIROS PARA
INCRUSTACIONES EN LA
PULSERA DE AZAHRA
EL VINO
Cuando los
llevaban al lagar te prendaste de los racimos
y me dijiste que eran como zarcillos de esmeraldas
labradas.
Pero mira
ahora la copa donde han quedado convertido
en un resplandeciente brazalete de oro.
VIENDO
LLENARSE UNA COPA DE CHAMPÁN
Una mujer de cabellera rubia
se ahoga y en la desesperación
se tira del collar, lo rompe y desperdiga sus innumerables perlas
blancas.
LA AURORA
En el
insomnio casi desesperado es como una amante arisca y
desdeñosa a la que persigo por entre las sombras de
las habitaciones. Pero, sabiéndome desconcertado y deseoso, aparece en un
quicio, y la vislumbro por la delgada blancura de su camisón y el azoramiento
de su rostro.
LAS ROSAS ROJAS
Estoy por
decir que las rosas rojas han tomado de los aljibes su permanente frescura, por
sustentáculos los tallos ondulantes de las doncellas, y para el color la sangre
que ha corrido por las calles de al-Andalus.
DONDE SE ENFURECE EL MAR
Bajo el atardecer nuboso las olas me parecen
manadas
dispersas de toros que braman, se precipitan y se astillan las cornamentas en
las rocas, como si huyeran de la vara que aguija encolerizado el mayoral del
viento.
De Zafiros
para incrustaciones en la pulsera de Azahra (1975)
También en Nostalgia
y presencia de Medina Azahara (1980)
ROMANCE DEL
MUCHACHO QUE ESPERABA
—¿A quién
esperas, a quién,
atalayando la
calle?
—Madre, ¿que a
quién espero?
Verdad que no
espero a nadie.
-—Entonces, ¿por
qué impaciente,
como quien espera
a alguien,
clavas la ansiosa
mirada
en el fondo de la
calle?
—Costumbre,
madre, costumbre;
pero yo no espero
a nadie.
—Hijo, costumbre,
costumbre...
Dime quién es ese
alguien
que te ha
plantado en la esquina
con una ansiedad
tan grande.
-—Qué pena,
madre, qué pena
que en la vida
haya contrastes...
Qué pena esperar
sabiendo
que, a veces, se
espera en balde.
—Dime, hijo,
¿quién a tus ojos
es la reina de la
calle?
—No, madre, que
yo no espero.
¡Verdad que no
espero a nadie!
De Cancionero memorial (1961-1981)
DE PRONTO NOS
HICIERON
LÚCIDOS Y
CRUELES...
De pronto nos hicieron
lúcidos
y crueles.
Antes,
cuando teníamos
miradas
todavía
inocentes,
palabras
ingenuas,
demasiado
ingenuas,
flotábamos
en
el humo, ingrávidos,
intemporales,
tontos,
emotivos,
mirando
con
ojos gratuitos
la
vida, los sucesos
de
la historia importante
y
la historia diaria.
De
pronto,
un aluvión de hechos,
una lluvia interior
de
sorpresas y espanto
nos
hizo fríos, solos, evasivos;
pisamos
tierra
insegura, lodo
de
realidad dudosa
y
colectiva. Cada
uno
tuvo que hacerse salvo
así
mismo.
Lúcidos
a la fuerza,
competentes,
absurdos,
pero
con argumentos
irrefutables
hemos
tenido
que olvidar,
que
olvidarnos incluso
de
nosotros, seguir,
propagar
una sombra
que
a veces no coincide
con
nuestros propios cuerpos.
De Palabras de más (1977)
PRISIONERO ME SIENTO, PRISIONERO...
Prisionero me siento, prisionero
de
tu paso elegante, de tu paso,
y
acaso me resisto un poco, acaso
no
quiero declararme a ti, no quiero.
Espero
a ver si me convenzo, espero
que
este repaso de mi amor, repaso
que
escaso en dudas voy haciendo, escaso,
más
entero me haga, más entero
Preso me siento de tu vida, preso,
que
piensa mucho y demasiado y piensa
su
cadena de amor, bella cadena;
y eso es mi vida: contemplarte, y eso,
inmensa cárcel de mi amor, inmensa
es la pena que cumplo en ti, mi pena.
TU MANO ESTA, ALHELÍ, SOBRE LA MÍA...
Tu
mano está, alhelí, sobre la mía.
Tu
mano, animalito de ternura.
Tu
mano, que calienta, que perdura.
Tu
mano, lazo de tu cercanía.
Déjala,
que es suave compañía.
Déjala,
que es la puerta más segura.
Déjala,
que es mi cálida espesura.
Déjala,
que es compás de mi armonía.
Tu
mano es mi más clara trayectoria.
Déjala
y no me quites su sosiego.
Tu mano, cuenco ardiente de mi
historia.
Déjala,
que mantenga siempre el fuego.
Tu
mano, donde entierro mi memoria.
Déjala. Te lo pido como un ciego.
LE
HAS QUITADO A LA VIDA SU
AMENAZA...
Le
has quitado a la vida su amenaza.
Su
miedo indefinido es ya rutina.
Antes
había, oscura, una amenaza.
Una
sentencia como guillotina.
Estás
libre y tu mente se solaza.
Mira
el mar, el estero, la salina.
Mira
el mundo jugándose su baza
de
alegría y dolor en cada esquina.
Una
paz como nunca te acompasa.
Tu
sangre, más madura, más tranquila.
El
Tiempo, rudo e inexorable, arrasa.
La
memoria el placer y el pesar hila.
Mas
sé noble aunque todo muere y pasa,
y
sonríe al morir que te aniquila.
CUERPO,
ANFITRIÓN DE MIS INTERROGANTES...
Cuerpo,
anfitrión de mis interrogantes.
Cuerpo,
débil pescante de un viaje.
Cuerpo,
cubil de queja y regolaje.
Cuerpo,
barco de años navegantes.
A
veces, con mis pasos vacilantes
me
pregunto qué hago en tu hospedaje.
A
veces, garabato de un mensaje,
me
estremecen tus signos inquietantes.
¿Vivo
dentro de un cuerpo o sólo soy
este
mi cuerpo en un aquí y un hoy
que
se clava preguntas abismales?
¿Llegaré
a estar un día convencido
si
es prisión de un espíritu caído
o
si es azar de átomos mortales?
De El río que no
vuelve ni
se para (2000)
POEMA XXVI
Los
inconmensurables dominios del silencio
desde
la alta azotea, si se mira a los cielos,
estremecen.
Cavernas son de sombras los fondos
siderales
con rápidas e inconcretas pupilas.
Todos
mis semejantes del entorno se aúnan
en
los días de fiestas para engordar el goce
y
no indagan arriba, a la bóveda negra
que
mira de soslayo a este planeta antiguo,
errante
en sus ajadas preguntas sin respuestas.
Entre
tantos y tantos hermanos planetarios
lanzados
al vacío como un puñado lúdico
de
arroces incontables, confusa polvareda,
¿nos
mirarán también desde los otros mundos
habitantes
que observan desde sus inquietudes
y
pondrán a su incógnita un anhelo de amor
porque
se sienten solos como estamos nosotros
—huérfanos
de certezas, tiritantes de amparo—
y
animan una mínima esperanza en la ruta
que
recorren los siglos circulares?
La
gente sigue enfrente devorando deleites
porque
se sienten vivos sin interrogaciones
que
perturben la frágil burbuja de la risa.
¿Qué
les importa a ellos si son átomos sólo,
aglomerados
átomos ensartados en hilos
de
emociones fugaces porque intuyen acaso
que
danzan en las manos casuales y precarias
de
una fatalidad que los ha vomitado
como
lavas humanas de un volcán impasible,
en
un cosmos que ignora su principio y su fin?
De Exilio
desde dentro (2002)
La
poesía, ayudada por su eficacísima colaboradora la metáfora, colorea conceptos
y sentimientos visualizándolos con un aire de inocencia y fragilidad sin hablar
directamente del asunto sino dando rodeos sugerentes y entrecruzando lo
concreto con lo abstracto como un tapiz imposible, pero maravilloso.
Sin
embargo, reconociendo el papel de la metáfora y el símil en la poesía, no
podemos eludir la importancia del poema que se confía a la palabra sin chaleco
antibalas del ornato y se lanza con el pecho desnudo a la palestra del ingenio
literario. Bendita variedad de registros.
2 ª Época
CAYADO PARA LA ESPERANZA
Ha llegado al zaguán de tu
silencio
mi ruego aldabonazo a tu
ternura
golpea con su lágrima
mordida
con la boca de hiel que fue
mi orgullo
irredento mendigo de tu voz
este mi gesto es báculo de
un sueño
tu palabra es madero que me
aúpa
del naufragio de todos los
olvidos
en el confuso mar de
circunstancias
rudo vaivén de un mundo
como el nuestro
en que la tempestad es su
costumbre.
Vorágine es el tiempo,
silenciosa,
que nos arrastra al fondo
de su embudo.
ÚLTIMO REPLIEGUE DE LA SOLEDAD
La sombra me devana los secretos
de mí mismo, recónditos y astutos,
como insectos que temen su desahucio
en el envés de mi conciencia.
Ruge,
tormenta por pudor amordazada,
mi vergüenza debajo de mi piel
lacerada por horas que desuellan
mi orgullo, tentetieso de mi miedo.
Creí que en la bodega de mi ayer
no había suciedad, barco mi euforia
por aguas de la vida, y me sorprendo
sangrando por el otro que yo era
que vivió de un residuo adolescente,
reliquia de gastadas alegrías,
y ahora la soledad me desentierra,
fría sepulturera de mi exilio,
de debajo de olvidos voluntarios
esqueletos de mis ingratitudes,
y es tanto mi terror a revelarme
lo que debo al amor y no he pagado,
que desde ahora orzando voy la vida
rompiendo los espejos del que he
sido,
confiando en que el buen azar
maquille
esta zona de rostro que me queda,
donde inocencia mi coraje amaga.
De El doble de la palabra (2003)
CUANDO
LOS SUEÑOS VAN DE EXCURSIÓN
Cicatrices de
tierra tiene el campo,
vadeos ciñen el
repunte verde
y en mitad,
amarilla la pleamar
del trigo,
candeales sus promesas.
Al fondo, un
precipicio de silencio,
límite del
redondo panorama,
horizonte,
calima sus confines.
Un Robinson de
isla campesina
bracea en mí,
madero es ya mi ocio,
y levanto ese
mástil de mi brazo,
barco mi amor
con rumbo a tu llamada,
cabotaje en las
costas de tus hombros,
tu voz
desovillada es mi periplo,
singladura es el
istmo de tu cuello,
faro que me
avizora tu sonrisa.
Me vuelvo por
heridas de la greda
a mi casa,
desván en donde arrojo
los trastos
fracasados de mis sueños.
BELLEZA MALHERIDA
EN LA
MEMORIA
A Emilio Pérez Delgado
Te llevaste a la espalda un carcaj de recuerdos,
dardos que a la diana sentimental arrojas
con trofeos de mudos suspiros desvelados.
Iba de polizón tu tierra en la maleta
callando como un siervo sus carencias tullidas,
desierta la liturgia del trabajo
sobre un altar de espera disecada,
vacías las promesas de un maná para el sur.
Socavón se te ha hecho la distancia, agujero
en que caben las noches oliendo a remembranzas,
madrugadas que yerran por silencios insomnes,
y el corazón desmonta su tinglado emigrante
del agradecimiento al regazo anfitrión,
desvistiéndose de sus circunstancias
para quedar desnudo como un otoño airado.
Entonces, tantas piedras de glorioso apellido,
las vides, los olivos y la sal, camaradas
de un tapiz recortable, se te echan al cuello
de la añoranza, y lloras, andaluz, en tu isla
de exiliado converso a otro cielo, a otra lengua
en que a diario oficias tu costumbre de ausente,
en que a diario sueñas removiendo el desván
de tu adentro, en que guardas tus ayeres más vivos,
sin poderte quitar el grillete que llevas,
preso de la hermosura que indefensa dejaste,
reo de la belleza que llora en la memoria.
(Homenaje a la FIESTA LITERARIA DE LA
BELLEZA ANDALUZA celebrada en el Ateneo de
Sevilla, 2007)
PLURIMAR
Hostal
de aves y brisas,
jungla
de espesas olas,
dragón
de estruendo y vidrio,
ondeante
bramido...
Es
el mar.
Hospital
de los barcos,
desguace
de mareas,
retiro
de las aguas,
domesticado
océano...
Es
la dársena.
Límite
de los ojos,
balcón
de la distancia,
precipicio
del mar,
cinta
de la calima...
Es
la lontananza.
Rúbrica de la popa,
garabato
de espuma,
crencha
de cabrilleo,
cremallera
de agua...
Es
la estela del barco.
Regazo
del olaje,
andén
de las maretas,
despliegue
de la espuma,
duna,
almena de arena...
Es
la playa.
Embarazo
del mar,
preñez
del oleaje,
acuario
hasta los bordes,
cosecha
de montantes...
Es
la creciente.
Carruaje
de sombras,
socavón
insaciable,
garganta
de infinito,
chispas
de pedernal...
Es
la noche.
De El doble de la palabra (2003)
FUGA V *
Allí está la bahía, cobijo de otro mar,
que no eres tú. Más allá, la ensenada,
hospital
donde curan a las embarcaciones
las heridas que el tiempo le tatúa con
sus garras de días sucesivos.
El
puerto, sucio albergue de los buques, donde descansan de sus travesías,
mamuts de acero en estertor de olas. Pero
aquí, tú, mar, eres
salvaje
amante que a los vientos lanzas tu vítrea cabellera de salsero,
tus voces coreadas por garcetas, tus
reclamos de púdicos pinares
como
sombras afables, sonrientes,
para que los idilios fugaces deshojen
corolas amorosas mientras los cantos
de la bajamar arrullan —o sollozan—
bajo de los cantiles.
Te quieres olvidar de tus roncos desastres
y te ofreces, bargueño de vidrio salitroso,
para
guardar estrellas, siderales diálogos, para que el sol se quede cautivo en tus
azogues.
Tú, mar, eres el hijo del océano y un
amante celoso de quienes te desean
entregando
sus cuerpos a tus brazos de olas y ríes con la espuma poniéndoles ajorcas
de cabrilleos en los pies a todas las
jóvenes que pisan lo mismo que gacelas
tus
brillantes gredales cuando están en la orilla
como si tú quisieras retenerlas para ti,
posesión vitalicia de sus besos,
ánforas
que se tiran en las dunas, que son arrugas de esa tierra tuya.
Tú, mar, bien sabes que me sé tus señas
aquí, donde, versátil,
deshilachas
tus peplos opalinos, como la vida que entreteje el tiempo
en su telar de fechas disecadas, como el
amor que canta, como el amor
que
odia. como el amor que olvida, y te agradece que tus olas borren
las señales que escriben efímeros amantes
en tu arena, metal
alucinado
de brillos indomables. Ciudad, recuerdos, rastros, palideces,
como heredad del devenir oscuro dejo a
tus plantas de aguas igual que los vestidos,
y
limpio quedo como adolescente recién nacido de su propio asombro,
que se asoma a tus cálidas vidrieras y
descubre la vida…
¿Pero
otra vez la vida que ha olvidado? Extraña mar que llamas con voces
de nostalgia a tus amantes y después abres
zanjas de adioses que acuchillan
con
belleza tus lascas de agua fiera;
eres tan cara y cruz como la vida, temblor
de la sorpresa impredecible
y
aniquilando huellas en la arena, me ayudas, mar, a emborronar recuerdos,
y la inquietud de tu pelaje acuoso me
dice que la felicidad es inestable.
Oh, mar, oh, mar cuánta crueldad se
cierne sobre la desvalida historia humana
como
lluvia que vuelca en la cabeza los lacrimales de los viejos llantos,
patrimonio de las generaciones que han
visto en tus radiantes resalseros
cómo
el agua, que es génesis de vida, se rompe como líquidos acuarios y tus
múltiples
ojos son guiños veraniegos, pecera que delira
iridiscente en esta orilla
de
abalorios policromos, mas también te descubro la zozobra
que en el piélago pierde a tantos
navegantes, y cuando duerme
en
paz la confianza, también tú te apareces, oh mar apetecida —como dijo el
poeta—.
vestida de furtivo maremoto, dragón
inmenso cuya boca
se
abre para engullir ciudades, para tragarse humanos que en el envés
de tu traición gozaban con tu acuático y
onírico paraíso ondulante,
con
la inocencia azul de tus vaivenes, de tu cristalería de espejismos inquietos.
Oh mar, casa de agua, mansión de las
holganzas verdiazules,
estruendo
para olvidos ciudadanos, copa salobre para quien te ama
y revés de la cinta que la tierra me
graba su hiel de anecdotario,
¿puedo
considerarte mi país veraniego, lúdica geografía,
y
una fuga verbal por los sentidos?
De Una fuga verbal por los sentidos,
finalista del Certamen de Poesía Sant Jordi 2007 en la Web de PLOMES POÈTIQUES.
POEMAS PREMIADOS (2007)
DÍSTICOS QUE BALBUCEN DE LA VIDA
Quien
no comprende, oh amor, una mirada,
jamás
comprenderá una confidencia.
Como
la luna soy: ved esta cara.
La
otra es la vergüenza que os oculto.
El
tiempo es el mejor de los poetas:
sabe
poner final a historias malas.
Tiempo,
¿a qué vienes? ¿A decir que debes
marcharte
sin haberte detenido?
La
libertad nos pone a prueba el brío
como
el yunque al metal su brillo arranca.
La verdad es sencilla
como el agua,
pero
hasta tutearla...¡un laberinto!
Te
creo a ti que buscas la verdad,
no
a quien la cela en su cajón altivo.
De todas las verdades sólo
quiero
aquella
que se ríe de las otras.
¿Lágrimas
desatadas son amargas?
Aún
más amargas las que están sujetas.
Lavarme la memoria en la
otra orilla
después
de atravesar puentes de olvido.
Mujer:
Pequeña
es la promesa y la entrega gigante.
VECINOS DE TU NOMBRE
Dragón de agua sañuda en sus fauces
adentro
a grupa de marolas invasión desatada
caudillos oceánicos plutócratas los
buques
de acero los mamuts acuchillando
lomos
embarazada mar es su parto en orillas
bisontes de oleajes corneando
cantiles
lebreles de maretas agonizan con ayes
de escancana al olvido el clamor salitroso
si le vuelvo la cinta ahora a la memoria
polvareda de agua de locos sustantivos
resalsero tu nombre evocación alerta
de conchas removidas por potros de los vientos
ya la hora venida desnudándose el mar
la noche
empieza a tientas su pasión invidente
caído el
firmamento hasta el cegado espejo
de las
aguas luctuosas germinal el poema
el poeta en
su braille de silencio insinúa
pizarra la
inconsútil soledad mimadora
sabiéndose
ya vientre de versos primerizos
parto será
de un gozo consumado el desgarro
del
recuerdo este haz de instantes la locura
de cantar
en un tiempo ¿no es el hombre tan sólo
un número
en el borde de la boca del miedo?
trémulo el
hondo exilio preparando reliquias
de lo que
va granando ese día encintado
de preñados
futuros, semilleros de historias
preámbulo
tejiendo oh tapiz memorable
para cuando
los años sus espaldas arqueen
álbum del
retraído repasando sus páginas
en la paz
ya en redil los años levantiscos
redil donde
respira el sosiego su historia
fonda
súplica el sueño caminante insistente
pero grita
el recuerdo la distancia su idioma
tú con los
aderezos vivacidad de anécdotas
canción en
el pretil de tus labios fresillas
locuaces de
“Te quiero” manantial de “Te amo”
tu
cabellera corto velamen a las auras
que peplos
azulinos desvestían contigo
confidente
del mar vengo a exaltar tus huellas
aún deliran
los rastros transportan las historias
derviches
los contentos planetarias las risas
las horas
no querían desguazar sus minutos
los estíos
amagan parecerse a aquel nuestro
nada puede
robarme la arqueta en que acaricio
joyeles los
momentos destellantes los júbilos
néctar de
ayer degusta la vejez incurable
qué
planicie oleaje las lentas remembranzas,
islas
quietos momentos donde cunden tesoros
Robinson
gratitud con lianas de versos
musa con
taparrabos de palabras precisas
odio a
tantos vocablos manchados de consumo
ay pleamor
embarazo de marea que salva
los días
que tuvieron enveces imborrables
donde tú
reapareces guadiana estupor
olfatear
sentir qué estallido tu nombre
espaldas de
la brisa sus láminas azules
danzadoras
sus sílabas en la lengua del mar
De
El
doble de la palabra (2003)
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