martes, 17 de julio de 2018

EL AUTO SACRAMENTAL






Sabemos que el auto sacramental es un género dramático típico de la España Imperial. Deriva de las formas del teatro litúrgico y sacro de la Edad Media. Resumiendo la definición, podemos decir que el auto sacramental es una obra dramática, en un acto, de sentido alegórico, y referente al misterio de la Eucaristía. Se representó en las fiestas del Corpus Christi y fue una forma de la expresión católica de la fe, frente a las innovaciones de la reforma luterana.

Es, por tanto, a partir de esta época cuando tiene una presencia viva entre los creyentes de la catolicidad. Dejando atrás múltiples pormenores, continúo diciendo que fue Carlos III quien decretó su prohibición allá por el 1765, época en la que los autos arrastraban una vida lánguida y decadente.
A pesar de que la exaltación de la Eucaristía era el tema central, otros motivos enriquecieron también la nómina de los autos -Sagrada Cena, vida de santos, episodios del Antiguo Testamento, parábolas evangélicas, sucesos históricos, incluso asuntos sacados de la mitología.
Era la alegoría el principal recurso con el que se conseguía abundantes personificaciones, además de la plasticidad y los elementos escénicos complementarios; de este modo el pueblo llano y en escenario montado ex profeso, al aire libre y en pleno día, captaba las abstracciones, las ideas puras que aquellos juegos alegóricos encarnaban -el Eterno, el Hombre, la Fe, la Gracia, la Esperanza, el Pecado, la Virtud, el Vicio, la Culpa, etc.-; así pues, este medio didáctico de hacer comprender las esencias religiosas cobraba una fuerza considerable.

Pero vayamos a lo que motiva este artículo. La celebración de la Eucaristía era con estas representaciones una apoteosis que calaba en la sociedad y por esta misma exaltación el sacramento se hacía más presente, se imponía como cumbre de la vida cristiana, afirmando a su vez el dogma de la Transustanciación, puesto en peligro por aquellos días con la efervescencia luterana en Europa y en puntos clandestinos del imperio que regentaban los Austrias. Los románticos reivindicaron la importancia y la belleza del auto sacramental, y en nuestros días es particularmente estimado, incluso se utiliza su estructura teatral para representar otros problemas de carácter laico y relacionados con la problemática del mundo actual.
Pero el verdadero auto sacramental, como lo dice su denominación, habrá que buscarlo siempre en las postrimerías del siglo de oro, y concretamente, en Calderón de la Barca. Gran actualidad la del auto, porque encierra verdades que no pasarán de moda, ya que afectan a la vida humana mientras que ésta sea lo que hoy es. Oigámosle: "No olvides que es comedia nuestra vida /y teatro de farsa el mundo todo/, y que todos en él somos farsantes/; acuérdate, que Dios, de esta comedia/ de argumento tan grande y tan difuso/ es autor que la hizo y la compuso".
Quizá no estemos de acuerdo con que Dios sea el que manipula como quiere a los personajes; eso sería un determinismo teológico peligroso para quien así lo creyese, ya que Dios sería responsable de los males que acontecen en la tierra. Sin embargo, los temas de que tratan los Autos siguen siendo de ahora, si personificásemos las ideas que mueven al hombre, aunque actualmente otras ideas contemporáneas como la Angustia, que pusieron de moda los existencialistas, la Incertidumbre, la Frivolidad, el Agnoticismo, la Prisa, el Consumo, también el Miedo (al terrorismo), etc., puedan convivir con las ideas vivientes de Calderón.



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