DESTINO INTRANSFERIBLE
Cada uno
se va yendo en el mismo tren, aunque de forma individual. A cada uno ese tren
lo deja en su destino, destino que nunca se repite. ¿Qué paisajes veremos a la
bajada al andén? Cuando ya hemos ascendido a ese tren no nos queda más que
pensar en cómo será ese paisaje que nos abra sus brazos, pasada la frontera de
esta vida.
EL MURO DEL ESCRITOR, ENTRE LAS LUCES, ENERO
2021
ARDUO DILEMA
Quiero llenar el hueco de tu ausencia visible
llenándome los ojos de todo lo que amamos juntos y me acompaña, sucedáneo de
ti, sombra de aquélla que en mis brazos supo cómo era el color de la pasión
furtiva con ganzúa de besos, tenaza de cintura, cestillo de ciruelas su boca
balbuciente, pecera delirante su extática mirada en que el amor ardía con brasa
inextinguible, piernas que resguardaban una impaciente ardilla y me abrían las
puertas de un fortín, antes inexpugnable...
Veo el rostro del mundo ajado como viejo
palimpsesto, desgarrado por uñas de injusticias y hambres, ensuciado por manos
sangrientas de las guerras, querencia de traidores terremotos, nidal donde los
sueños se apretujan para que el desengaño, buitre cruel, después los picotee.
Veo a pensadores mudos subiendo a su atalaya desde
la que interrogan al oráculo del oscuro infinito.
¿Qué hay después de que el río de la vida desguace
nuestros huesos al borde de sus negros estuarios?
Un silencio de abismo expectante e incoloro es toda
la respuesta.
De pronto, un manantial de besos, abrazos y
palabras unen a una mujer y un hombre tal como a una gavilla de trigo que
a la larga con júbilo y locura se ha de desparramar llenando de promesas esta
tierra, hoy huérfana de dioses, apaleada siempre, y siempre resurgida.
LETRAS CON ARTE, AQUELLA NOCHE,
SEPTIEMBRE
2019
PELIGROS DEMORA DEL OTOÑO
En los años de mi juventud, el
otoño se anunciaba por su lenta invasión de nubes, como
una tropa que asediaba una ciudad por los aledaños
periféricos.
El parsimonioso carruaje de las
nubes no se iba si no dejaba caer como una limosna a la
ciudad y a los campos un tímido chorro de monedas
transparentes y líquidas, como si la tierra abriera su
garganta dejando escapar un agradecimiento, imperceptible
para los ciudadanos.
Pero, ahora, la tierra, o sea la
ciudad y el campo,
ponían cara de miedo por esa
demora que sellaba un peligro en los embalses, en las calles
sucias y en las amarilleces campesinas, y mostraban su enfado
con este otoño que se empecinaba en seguir tomando
sorbos de sol en la playa remojando su desnudez en las
olas.
Este otoño no es más que un
verano holgazán que no se quiere ir.
LETRAS CON ARTE, OTOÑO E INVIERNO,
2017
¿O
AZAR DE ÁTOMOS O ALMA INMORTAL?
¿Se es hijo del azar o estamos controlados por
poderes demiúrgicos desconocidos para nosotros?
Demócrito,
para quien todo es configuración de átomos o Pitágoras, para quien
somos almas espirituales metidas en un cuerpo…
Los siglos no han logrado desatar el nudo del
misterio para unos o del enigma para otros.
A nosotros nos queda nada más que elegir o el Carpe diem o el Memento mori.
MUNDO
ESCRITURA, POR UNA SONRISA,
ENERO, 2020
MAR,
CONFIDENTE Y TESTIGO
Es
la vela del barco, cabellera de lona, y el barco es como buey que arando va las
aguas; atrás dejó las rocas, espolones del mar, muñones que han mordido
colmillos de oleajes, la montante, que es bíceps muscular del océano, disfruta
de la siesta, que es la quieta bonanza, la marejada olvida —disputa de
maretas—, recua de las marolas que ríe con la espuma. Soñolienta la paz. Regazo
de conchuelas es la playa tendida, la arena metal mate, y entre la celosía que
es este resalsero en que el agua salpica con sus múltiples hebras, la rúbrica
estoy viendo de tu barco en el agua, cómo te alejas tú, gaviotas de adioses te
simulan pañuelos rizando despedida, dejándome una historia que tirita sin ti.
Barco de los antiguos con su bosque de palos y la espesa maraña de la
cabuyería, ¿hay marinero en cofa, águila que olfatea la lontananza, pozo donde
se ahoga el nauta del crepúsculo, náufrago diezmado por las brisas, látigos con
olor a salitre en las fustas? Tu adiós es catafalco que pones a la tarde cuando
se ha rodeado de un coro de penumbras, y me llegan los pecios del desastre del
día que como pez agónico solloza en los cantiles y su rezongo escribe epitafio
con algas. Me voy al hospital de las embarcaciones, que es la dársena, y dejo
las dunas de la playa, arrugas de la arena donde escribí tu nombre, que
patearán los vientos como potros del aire. Quedarán cabrilleos, garabatos de
espumas intentando escribir, susurrar al oído de esta gran soledad, catedral
del silencio, la historia que trenzaron besos, palabras, manos, llenando mis
tinteros de nostalgia insaciable, y queda en la memoria, faro de los recuerdos,
este otro mar de dentro donde tu nombre es siempre clamor de la marea, pleamar
de campanas libro secreto en donde saboreo renglones en los que tú apareces,
isla de mi querencia, retiro de mis días cansados que te llaman y faro del
recuerdo para mi mar confuso.
LETRAS CON ARTE, ANTOLOGÍA DE RELATOS "DE TESTIGO EL MAR", 2019
AQUELLA NOCHE DE LA DESPEDIDA
Sólo la metáfora puede dar una suerte
de eternidad al estilo.
Marcel Proust
Al
verte en lejanía, la belleza me sirve de consuelo imaginario lo mismo que a un
poeta primerizo, y veo con la estela de tu adiós que el mar todo es un bajel
para acunarte, cabellera de lona es el velamen de veleros que arando van las
aguas, bueyes en ondulantes sementeras, barbechos los inquietos oleajes cuando
el repunte es bíceps de este mar que rompe cuarzos en las rocas mudas y en los
andenes de los litorales deja su tren acuático de olas y tu ausencia, penumbra
en desamparo.
Gaviotas
en séquitos rodean la pleamar, efímera montaña igual que lapislázuli carroza,
lascas de vidrio luego en los cantiles, sílabas de tu nombre que pronuncio en
el viento de un sueño desoído.
Ella
se va, mas tú me quedas, mar, inmensa amada, mar, ¿cómo abrazarte? Tú tampoco
eres buena, mar, tú matas con tus brazos de elástico oleaje, con tu boca voraz
de dinosaurio cuando te tragas buques y marinos con música infernal de
tempestades.
Hoy
no puedo quererte como cuando te di hospitalidad en un poemas y tú me sonreías
como un niño, con tus dientes de espuma y manos de algas en un verano idílico
en que fuiste la vidriera de agónicos ocasos, amiga que me hablaba con tus
brisas y en el ánfora viva de su cuerpo volcabas flores líquidas tu ola, y la
felicidad aquel estío habitaba en su boca y en la mía.
Hoy
no te amo, mar, porque en tus pliegues de marolas me traes los sollozos, los
gritos, la memoria acuchillada por tsunamis y pecios de naufragios.
Hoy no te quiero, mar, como no sea que te
arrepientas y a mis pies te eches, pidiéndome perdón por tus desastres,
pidiéndome caricias en tus lomos de animal que ya entienda de
ternuras, mientras ella es el único madero que tengo aún al zozobrarme la
memoria y, a pesar de su hiel de despedida, su barco es torre azul oscuro del
horizonte. y por ella es diván de gigantescas nubes cárdenas tu desmedida lontananza.
LETRAS CON ARTE SUCEDIÓ EN VERANO,
JUNIO, 2019
LOS HUECOS DE LAS AUSENCIAS
Echo
una mirada pero tengo que recogerla como una paloma mensajera que vuelve al
nido.
Después
de un cierto tiempo ausente, volví a mi barrio. Ya mi barrio no era lo que fue
cuando yo era niño. Entonces la alegría inconsciente era una danza en mis ojos
con las idas y venidas de sus gentes. Ahora que vuelvo, las cosas son
distintas. Hay mucha gente que falta, que se ha mudado al más allá dejando los
agujeros de su ausencia en este pañuelo de recuerdos que yo conservaba en el
arca de mi memoria.
LETRAS COMO ESPADAS,
MICRONARRATIVA, NOVIEMBRE 2018
PRESENCIA DEL OTOÑO
El otoño es un ladrón de
claridades cuando los atardeceres llegan antes y los bancos de la plaza se van
quedando desiertos, sin niños que la alegren con sus voces ni jóvenes parejas
que paseen llevando en sus ojos las primicias de su amor.
Pero lo peor es que el
otoño se enfurece viéndose solo y es látigo de los parques con sus vientos
grises expoliando los árboles, y luego se convierte en llave que abre las
puertas del cielo a las lluvias y esta pequeña ciudad se transforma en su casa
de tristeza, como si advirtiese que detrás de él viene su hijo el invierno con
sus miradas frías y sus barbas de nieve.
El otoño deja desiertas
esas meridianas playas que fueron nuestro ocio con aguas que rompían en las
rocas sus diamantes verdes o bien llegaban con sus olas hasta la arena como si
se echara en un regazo para descansar de tanta travesía.
Cuando pasamos por la
carretera, vemos con nostalgia a lo lejos la playa que en verano fue nuestra
anfitriona y nos obsequiaba con largos días y cintas de brisas que agradecía
nuestra piel.
Pero, como el tiempo es
cíclico, después de su vástago invernal vendrá la adolescente primavera con un
canasto de flores en la cadera. Sí, retornará ella, Flora, la primavera propiciando
fiestas frondosas en los jardines y acompañada de un coro de enamorados.
CONCURSO LITERARIO EN
ESPAÑOL, OCTUBRE, OTOÑO, (2018)
LA TRISTEZA
Uno puede arrancar la tristeza de su alma pero la que
supone, con una dolorosa evidencia, en la de los seres queridos y conocidos, no
la puede ni siquiera extiràr como una mala hierba de una maceta. La tristeza propia se echa a un lado de la
conciencia, se mete en un rincón como un trasto viejo, incluso se enmascara con
una preocupación fugitiva.
La de esa gente sigue creciendo y uno no puede hacer
nada más que decirle a la tristeza propia que se vaya para que cuando hablemos
con la tristeza de esos otros no se nos note sino todo lo contrario: que seamos
capaces de consolarla con la ayuda de un aliento o un favor. Ése es el deber de
las almas nobles. El deber que también se puede llamar sacrificio. Sacrificio
que es la más alta prueba de amor.
LETRAS CON ARTE, VIVENCIAS,
ENERO 2019
Playa, cuadro de María Jesús Rodríguez Barberá (Tertulia Río Arillo)
MUELLE PESQUERO
La mañana de julio, como una herida en la madrugada, se
fue abriendo.
Su sangre sin parar se hizo blanca y amarilla de luz
como para darle alegría al muelle pesquero. En las cajas los peces saltaban
como cuchillos.
Los pescadores se tenían bien ganado café y rebanada
en el bar del muelle. Los paseantes se agolpaban pero no imaginaban cuánto
esfuerzo había costado aquello que relucía ante sus ojos. Sólo las barcas lo
sabían mas ellas no podían contarlo.
MUNDO
ESCRITURA MINIRRELATOS la LUPA,
OCTUBRE 2018
LA PRUEBA DE LA SOLEDAD
Él
sabía que todos estamos condenados a la soledad de nuestra conciencia. Se
podría ser muy feliz con los demás, pero luego estaba la soledad, donde somos
lo que somos. Entonces comenzaba la guerra consigo mismo, campo de batalla que
acabaría con muertos de hipocresías y esperanzas puestas en las palmaditas en
la espalda y frases alentadoras. Y es que quien ha conquistado ese espacio
íntimo se ha conquistado aceptando lo que es sin que medie el falso pudor, sin
el que no es posible la sociedad.
LETRAS COMO ESPADAS, IV CERTAMEN DE MICRORRELATOS
“MELGAR” (2018)
JUNTO AL MAR CONSOLÁNDOLO CUANDO SE HAN IDO LOS
BAÑISTAS
Sé, mar, que a solas vives en tu invierno de estaño
recordando los brillos de felices estíos con gente que habitaron tu agua
hospitalaria, con ecos que anidaron amantes en tus brisas.
Aquella algarabía de niños hoy te alivia la herida
de una ausencia que el invierno te enluta, los meses atezados de calor aún
calientan tu corazón de padre, Poseidón amoroso celando en tus entrañas nudos
de protozoos, que es pasado del hombre, pues salimos de ti, y la sal del sudor
nos recuerda tu origen.
Pero hay hombres, hay fábricas, hay barcos asesinos
vertiendo venenos en tu boca, que a las orillas trae caracolas y algas,
manchadas de coraje por la devastación.
Hay humanos ingratos que ni siquiera intuyen que un
día fuimos piel de agua, leve escama, branquia resplandeciente, ojos que
lamentaron dejar de ver corales y visitar madréporas.
La soledad te echa su manto de silencio sobre tu
lábil, móvil epidermis verdosa, y, a veces, te atenaza con sus manos grisáceas
de gigante de hastío, paquidermo de tedio que recorre tu arena como guardián
ceñudo de un frío territorio, de un dominio en que lloran tus olas, añorantes
de esos cuerpos que luego olvidaron tu risa como astillas de agua garlopadas
por vientos, esquirlas oceánicas como besos de brisas.
Pero yo estoy aquí, mar, para consolarte, colorear
tu albergue de fragor enojado, con versos como alientos que apuntalan el techo
de un planeta en peligro.
TU CONCURSO LITERARIO CUENTO BREVE “JUNTO AL MAR”
Agosto (2018)
AGOSTO IMPERECEDERO
Agosto es una noria que me
trae recuerdos de cuando el jardín de los años jóvenes. Pero ahora no brillan
desde lejos los ojos inmortales del
amor, ni siquiera la torre de los primeros poemas con su trovador puliendo
palabras, sino aquel atrio del primer trabajo que fue el manantial del agua de
la que hoy bebo y me mantiene en el cauce de los años. Agosto, bendición hecha
con mano del agradecimiento y arcaduz
que me trae el agua más vivificante. Agosto o la luz que no se apaga en mi memoria.
II Concurso
Literario de Microrrelatos "Luces de agosto" (2018)
MAR POÉTICO VERSUS
MAR PELIGROSO
Salinas de San Fernando-Cádiz-
Siempre me
dio miedo el mar, pero el mar sobre cuyos lomos, a modo de espaldas de
atlante, me llevaba en un barco a Canarias. Una lámina de escalofrío se me
pegaba a la piel. Sin embargo, ya en tierra, y acercándome a la playa en
momentos de asuetos, lo veía como un regazo de oleajes al que venían las olas
exhaustas; un andén en el que se detenían vagones de agua y espuma, estación
final de conchas y sargazos, temas para un pequeño relato. Una cosa, claro,
impensable en altamar.
CONCURSOS
LITERARIOS EN ESPAÑOL, MICRONARRATIVA TARDES DE VERANO (2018)
All
these micro stories have been published in volumes where winners and selected.
FOGATA TO LIVE
The night warms with the stars that populate the infinite. The planets that
revolve around those stars also get hot.
The lamps clear the nocturnal darkness of the house and the street. I remember
the oil lamps that illuminated the darkness when the light was absent and they
humbly did not give us their limited light until the electric light returned. after
the unexpected blackout. The day is also a bonfire that are turning and
spreading the embers of the aurora in clarity.
But all those lights are no more than metaphors of the fire that must always
remain lit in the heart of those who live and see how there are souls who are
dying of cold and need to sit around the bonfire of the people who give
generosity, the same I feel this winter afternoon of life by your side and I
warm up your words in which the tenderness puts layers of love to make a
beautiful canvas for the cozy gallery of good memories.
LETTERS WITH ART MICRORRELATO STORIES IN THE LIGHT OF A FOGATA 2018
WALL THAT SAVES
There is a wall that love can not jump. We think drunken dreams of enthusiasm,
but all that does not serve as a ladder to climb the crest of the wall to fall
on the other side. Desires lend a scale that breaks in the middle of the
yearning ascent.
But it will be better that way. You, your husband and your children sailing
through the calm sea of your
house. And I follow your course
from the coast wishing that your life arrives at the happy port that you
deserve for having rejected my perverse don Juan.
THE WRITER OF THE WRITER, MICRORRELATO (2018)
RISING WAVES
Looking for you on the beach I go furrowing waves, the waves like brackish
furrows that I hoe with the invincible yoke of the heart that one day you said
that it was yours and you leave now, when you embark your soul towards distant
ports, and from the cover of the memory you greet to the one who stays here on
the beach who plows with all his courage this impossible field that will never
give me but fruits of foam, sargass of empty hopes, broken illusions like
wrecks that arrive from the high seas, handkerchief your greeting in the form
of a seagull, and I will sail the winds that come to tell me that I will never
be able to pronounce the name that was my talisman during work hours and that
in the afternoon, when we saw each other, I hung on your lips the same as a
strawberry that you savored as a kiss, and now on this beach mime furrowing the
memory of other better days, riding hard winds that repeat your goodbye.
GRAFFITI IN MEMORY
From that birthday, I searched through the odds of the experience
and saw it: groped album from which emerged a rough secretary who made up the
face and the cross of life:
But I enter him as the one who accesses a cave looking
for himself scratching in old palimpsests of anecdotes and yellowed stories
folded by time ... Ah, there is the young man that I was, bunch of joy his
phrases of then and his branches of optimism those projects ..
EXPERIENCE, MY UNBEATABLE MIRROR
As the experience has a hard skin, like an animal put to
the test by life, there are still the tattoos of beloved names, moments of
youthful boils and books that offer me their cup of joy. Arqueta of the only
treasure I have, and in a corner is the pearl of the first kiss, the first
poem, the first illusions ...
Selected and collected in More stories to smile
(II prize Algazara of micro-stories (2009)
SEMBRA GEMELA
My eyes chase you like falconer eyes that jump from the alcandara of my
floating amazement. When I arrive at your port, I stand before your eyes in
which my discreet ship has been shipwrecked.
I have fallen into a circle of living words that intertwine phonemes with
lullabies.
If I could tie you with sleepless looks and pamper you in my arms with the
softness of spikes, you would give me your keys, stubborn citadel!
From now on my shadow chases you to become twin of yours.
Todos estos microrrelatos han sido editados en volúmenes donde figuran ganadores y seleccionados.
FOGATA PARA VIVIR
La noche se calienta con
las estrellas que pueblan el infinito. Los planetas que giran en torno a esas estrellas también se calientan.
Las lámparas despejan las
oscuridades nocturnas de la casa y de la
calle. Yo recuerdo los quinqués que alumbraban como una limosna de luz la
oscuridad cuando se ausentaba la luz y ellos humildemente no nos daban su limitada
luz hasta que no retornaba la luz eléctrica. después del imprevisto apagón. El
día es también una hoguera que van convirtiendo y extendiendo en claridad las
brasas de la aurora.
Pero todas esas luces no
son más que metáforas de la hoguera que debe permanecer siempre encendida en el
corazón de quien vive y ve cómo hay almas que se mueren de frío y necesitan
sentarse en torno a la hoguera de la gente que regala generosidad, lo mismo que
yo me siento esta tarde de invierno de la vida a tu lado y me calientan tus
palabras en las que la ternura pone hilvanes de amor para confeccionar un
lienzo bello destinado a la galería acogedora de los buenos recuerdos.
LETRAS CON ARTE
MICRORRELATO HISTORIAS A LA LUZ DE UNA FOGATA 2018
MURO
QUE SALVA
Hay
un muro que el amor no puede saltar. Ideamos sueños ebrios de entusiasmo, pero
todo eso no sirve de escalera para subir a la cresta del muro para caer en la
otra parte. Los deseos prestan una escala que se rompe a la mitad del ascenso
anhelante.
Pero
será mejor así. Tú, tu marido y tus hijos navegando por el mar sereno de tu
casa. Y yo sigo desde la costa tu rumbo deseando que tu vida llegue al puerto
feliz que te mereces por haber rechazado mis envites perversos de don Juan.
EL MURO DEL ESCRITOR,
MICRORRELATO (2018)
SURCANDO
OLAS
Buscándote en la playa yo voy surcando olas,
las olas como surcos salobres que yo aro con la yunta invencible del corazón
que un día dijiste que fue tuyo y abandonas ahora, cuando embarcas tu alma
rumbo a lejanos puertos, y desde la cubierta del recuerdo saludas al que se
queda aquí en la playa que ara con todo su coraje este campo imposible que
nunca me dará sino frutos de espuma, sargazos de esperanzas vacías, ilusiones
rotas como los pecios que de altamar me llegan, pañuelo tu saludo en forma de
gaviota, y surcaré los vientos que vengan a decirme que nunca más podré
pronunciar ese nombre que fue mi talismán en horas de trabajo y que a la tarde,
al vernos, yo colgaba en tus labios lo mismo que una fresa que tú saboreabas
como un beso, y ahora en esta playa mimo surcando la memoria de otros días
mejores, surcando vientos duros que repiten tu adiós.
GRAFFITI EN LA MEMORIA
A partir
de aquel cumpleaños, rebusqué en los cachivaches de la experiencia y la vi:
álbum manoseado de donde surgía una áspera secretaria que maquilló la cara y
cruz de la vida:
EXPERIENCIA, ESPEJO INEVITABLE MÍO
Pero entro en él como el que accede a
una cueva buscándose a sí mismo rascando en viejos palimpsestos de anécdotas e
historias amarillentas plegadas por el tiempo... Ah, ahí está el jovencito que
fui, racimo de alegría sus frases de entonces y sus pámpanos de optimismo
aquellos proyectos…
Como la experiencia tiene una
piel dura, como animal puesto a prueba por la vida, aún están los tatuajes de
nombres de amadas, ratos de ebulliciones juveniles y libros que me ofrecen su copa de gozo. Arqueta del único tesoro que tengo, y en
un rinconcito está la perla del primer beso, del primer poema, de las primeras
ilusiones…
Seleccionado y recogido en Más
cuentos para sonreír
(II premio Algazara de
microrrelatos (2009)
SOMBRA GEMELA
Mis ojos te persiguen
como ojos cetreros que saltan de la alcándara de mi asombro flotante. Cuando
llego a tu puerto, me paro ante tus ojos en los que ha naufragado mi navío discreto.
He caído en un círculo de
palabras vivientes que entretejen fonemas con afanes de arrullos.
¡Si yo pudiera atarte con
miradas insomnes y mimarte en mis brazos con blandura de espigas, me darías tus
llaves, ciudadela obstinada!
De ahora en adelante te
persiga mi sombra para hacerse gemela de la tuya.
UNA HISTORIA DE AMOR EN
EL DESAMOR
La noche
se hizo isla con un fragor de tormenta en medio del océano del vecindario, tal
como si las cómplices sombras conjurasen todas las claridades que enturbiaran
las mentes y al desnudo se quedaran las disputas más duras. Él, después que
patease un día las arras y sucedieran desaires y palizas al beso, me amarraba
las manos con torva soga de amenazas, yo alimentaba con aceite de paciencia el
pabilo de la resignación esperando que la tregua sonriera un día.
Pero no fue así, pues esa noche horadó con
los dardos del insulto y la espada excitada de la violencia el inseguro sueño
de los niños, ajenos a que hervían en el aire palabras como paridas por un
trueno. Fue aquel el último capítulo de la desavenencia, el andén solitario de
un viaje ya sin rumbo, la arritmia de una pesadilla que se rompe y se diezma en
alucinaciones, o el caballo de ira que se pierde sin las bridas. Fuimos dos
cuerpos que se desatan de una misma gavilla, dos espacios con sus límites para incendiar
la guerra. Forcejeamos. Pude revolver su revólver hacia el muro de furia que
era, volcán, su pecho contra mí, y el disparo fue estampido en la cueva
silenciosa de las horas nocturnas, o relámpago el instante que mordió el nudo,
deshaciéndolo, de dos vidas.
Cayó como la muralla que agrietan los arietes de una
ofensiva desesperada. A partir de entonces, me sentí igual que ciudadela que ya
abre las puertas al vencido enemigo que cae exhausto al pie de las banderas
triunfantes, sellada la contienda con el lacre sangriento de una victoria sin
fanfarria.
Los niños
se asomaron y el llanto trepidó con terror en sus ojos, sus almas estaban como
mordidas de alacranes, se encorvaron como arbustos que aquel viento de aquella
demencial circunstancia apaleó doblándolos a ras de la inclemencia, tijeras
para el recuerdo recortando la escena, púa que nunca ha dejado de pinchar con
los años lo que fue la estampida de la espantada memoria.
Desde entonces no puedo olvidarme del mapa fugaz de
una tragedia sin lindes en el tiempo, goteo irreparable de una pena ilegible
porque tantas lágrimas enturbiaron los ojos de la noche, que también fue la
noche paridora del alba de una nueva vida, semilla de otro amor en los surcos
de la esperanza.
EL MAR QUE GUARDA Y MECE TU RECUERDO
Sangre nutricia y acre tienes, mar, en
verano, tú, vientre de las especies, tú que eres ubre bronca de nubes...
Cuando con ella estuve yo a lomos de tus
olas, tú, mar, remota madre que fuiste de todo lo viviente como lengua inmensa
de agua lamiendo los litorales, aldabón en las rocas, arañazos de agua con
recias uñas de salitre, nos diste tu hospedaje, mansión de aves y vientos, y
ella me sonreía olvidando aquel terrible alacrán de su pecho, una hidra bajo su
piel, orgía de tentáculos que le agujereaban los sueños destronados ya; y tú,
mar, con tu llanto bajo de los cantiles, ¿llorabas porque era, seguro, aquel el último verano en que ella, cautiva
en su islote interior de pena, dejaba que pusieses en sus pies los grilletes de
tus espumas y tus algas, escorada la tarde como
en espera de entrar en su dique de sombras, muy cercana la noche en sus
carruajes de estrellas?
Pero ahora, el otoño, un ladrón de
claridades, látigo de los parques,
verdugo de las hojas, expoliador de los
árboles, frío féretro de la luz, encerrando
prematuramente a las tardes en su espesor de sombras, hace de este contorno
una casa de la tristeza, mansión abandonada por los gozos del estío a la que
enlutan pronto las adustas penumbras; y yo, a solas estoy, conciencia
fragmentada, reúno pedazos de un ayer que rompió la desgracia con sus manazas
de garfio, con su pétreo pico de buitre, cizalla de presencias la muerte, va
cortando con su hoja de lágrimas las sombras amadas de los que estaban vivos.
Llave que abre las lluvias, el otoño, me
ha atado al poste de una impotencia, mástil de evocaciones de cuando los estíos
eran predios solares, feudos vacacionales con sus holganzas viajeras, y juntos
nos bañábamos en esos amplios resplandores.
Sé,
mar, que tú eres túmulo de sombras en el otoño, o estampida de olas si es un
dragón la tormenta... Retornará, sí, el
verano con sus pies encendidos, bocanadas del ardor, con sus hoces de fuego, y
yo, como si fuese con ella, seré huésped de nuevo en tu palacio de rumor
malaquita. Y triunfará el recuerdo aunque venga enlutado.
ESE CUERPO
¿No
es como una casa con deterioro, como gusano en las pasiones humanas que nos
animan a vivir, como una flaqueza que no tiene bastón en que apoyarse, un poder
que está deshabitado y hueco? ¿No es eso la enfermedad cuando nos clava su
garfio escondido entre los pliegues de nuestra carne precaria?
Oh guerra secreta que nos hace la dolencia de
nuestro andamio de huesos y pellejos por el que subimos a la vida y nos
asomamos por esos faros del cuerpo que son los ojos. Hijo mío, no dejes que tu
carne se sienta avergonzada porque esconde lágrimas de ayes amordazados por el
orgullo de que hay que ser fuerte. Llora, porque esa guerra silenciosa que nos
hace desde su frente ese ejército de dolores, te pedirá armisticio, y es que el
esfuerzo y la paciencia hilan el futuro de los seres humanos.
PELIGROSA DEMORA DEL OTOÑO
En los años de mi juventud, el otoño se
anunciaba por su lenta invasión de nubes, como una tropa que asediaba una
ciudad por los aledaños periféricos.
El
parsimonioso carruaje de las nubes no se iba si no dejaba caer como una limosna
a la ciudad y a los campos un tímido chorro de monedas transparentes y
líquidas, como si la tierra abriera su garganta dejando escapar un
agradecimiento, imperceptible para los ciudadanos.
Pero,
ahora, la tierra, o sea la ciudad y el campo, ponían cara de miedo por esa
demora que sellaba un peligro en los embalses, en las calles sucias y en las amarilleces
campesinas y mostraban su enfado con este otoño que se empecinaba en seguir
tomando sorbos de sol en la playa y remojando su desnudez en las olas.
Este otoño
no es más que un verano holgazán que no se quiere ir.
Aparecidos en volúmenes recientes de LETRAS CON ARTE, 2017-2018
AQUEL VERANO
Aquel verano tuvo una tarde con una cripta de
ocaso en el pinar como si entre las ramas guardase lámparas de un violáceo enfermo
a punto de quebrarse con el súbito estrépito de la brisa.
La playa abajo, vista como desde un farallón,
expandía sus olas como anillas rondando, tal si fuesen abrazos de agua de una
mar que agonizara en las soledades que se apropiaban del litoral a esas horas
de epílogo vespertino.
Tú, a mi lado, insinuándome que te besara el
alhelí tímido que ardía en tus mejillas. Dos palabras te dije tan cálidas y
dulces que suspirar te hicieron como si fueras una adolescente. Me pareció que
recibías un beso por vez primera en tu vida, temblorosa tu mirada como una
gacela asustadiza detrás de la espesura, quiero decir: de tus pestañas.
Le quise poner riendas a las emociones que
surgían como chispazos invisibles, pero el caballo de mi corazón galopó ya sin
bridas por la arena, que el ocaso comenzaba a enfriar con pasos luctuosos.
De pronto, como si detrás de una duna con zarzas
apareciera una sombra gesticulante, vi acercarse a un hombre… ¡Era tu
esposo, aspa loca de furia que te reclamaba! ¿Para qué recordar aquella
escena, para qué recordar aquel verano?
Seleccionado y editado en volumen de Letras con arte (2018)
EL
SANTO
El santo estaba soltero y
vivía solo. No era hombre de acuciante apetito sexual, pero sí consciente de
que tenía un compromiso biológico con su organismo humano, en concreto con su sexualidad
de hombre; en suma una deuda fisiológica que debería saldar.
Con no poca timidez iba
esporádicamente a un prostíbulo. Cuando entraba, veía en el saloncito un
tresillo con tres o cuatro mujeres de ropa
abreviada y cómodo anclaje en él, como en espera de aliviadora elección por parte de un generoso cliente,
no importaba si apasionado o calculador. Titubeó. Carraspeó. Meneó la cabeza y
con inusual encogimiento de hombros como queriéndose exonerar de no se podía
adivinar qué, dejó con un imperceptible temblorcillo de dedos unos billetes
sobre la mesita en torno a la cual estaban sentadas ellas.
Musitó un susurro que
sonaba a pedir perdón y salió hacia la calle por una casapuerta que le parecía
un callejón solitario y frío. Era lo que hacía siempre.
Cualquiera de las mujeres
que se arrellanaban en sus mullidos asientos aguardando turno para oficiar el
culto a Venus, diría que era tonto o quizás impotente, pero la más vieja de las
prostitutas pensaba y se decía para sus adentros que era un santo…
Un santo que
fingía tener hambre de sexo y les dejaba unos billetes para que esa tarde
desierta de clientela las congregadas, invocando con el deseo el favor de un
buen azar venéreo, pudieran comer y por unas horas dejaran de ser unas tristes
putas, como rezaba el título de una famosa novela de García Márquez y, además de
tristes, pobres.
Editado en El Muro del Escritor (2018)
FOTO EN PAPEL MATE
Yo vivo en una isla donde
hubo araucarias y esteros y salinas y casas con sus cierros. De niño yo cruzaba
por sus calles, llevaba la mirada prendiéndola en sus gentes, sus verdes
alamedas. Las huertas y los huertos que alegría le daban dejaron como huérfanos
de ellos a mis ojos, las niñas que jugaban al tocadé, a la comba, no han sido
por sus hijas sustituidas hoy. Los niños que jugábamos en las viejas plazuelas,
hoy hombres, no tenemos hijos que sustituyan a aquellos, los que fuimos —sin
los ordenadores, sin tabletes ni móviles— el gozo de mayores, los abuelos,
abuelas que en nosotros veían los que los relevaban de sus juegos de antaño.
Yo vivo en una isla
que en nada se parece a aquella de mi infancia y de mis años jóvenes cuando con
los piropos delicados y agraces a las adolescentes asediar empezábamos.
Consuelo es la
memoria que nos guiña de lejos y nos dice “Cualquiera tiempo mejor que ahora”
que los años nos hacen rehenes de rutinas y ya, ya no es posible desandar el
camino.
El ayer es la única
moneda que nos queda para comprar un trozo de pan de la nostalgia.
Letras con Arte, Historias
breves (2016)
CONSOLACIÓN POR LA BELLEZA DE UN TRISTE
ADIÒS
Al verte en la lejanía, la
belleza me sirve un poco de consuelo imaginario igual que a un poeta primerizo,
y con la estela de tu adiós veo que el mar todo es un bajel para acunarte,
cabellera de lona es el velamen de veleros que arando van las aguas, bueyes en
ondulantes sementeras, barbechos los oleajes inquietos cuando es bíceps el
repunte de este mar que rompe cuarzos en las rocas mudas y en los andenes de
los litorales deja su tren acuático de olas y tu ausencia, mi penumbra en
desamparo.
Letras como
espadas, Reloj de sol, Microrrelatos (2018)
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