lunes, 16 de julio de 2018

MICRORRELATOS EDITADOS

  
 
 

       BELLEZA PARA UNA  DESPEDIDA

El horizonte es un campanario cuyo badajo es el sol y las campanadas los oleajes.

La tarde es como una catedral a punto de derrumbarse en las aguas, que abren sus gargantas azules para engullirla. Luego  aparecerá el catafalco de la noche  hecho de sombras en el tanatorio de la pleamar nocturna.

Querido amigo, me comunicas que te han dado unos meses de vida y yo mo puedo hacer nada más que aprender de ti y entrenarme  para irme dejando huérfano de miradas y afectos todo lo que amé.

LETRAS COMO ESPADA, Tiempo nuevo, junio 2021

 

 

La grandeza del mar…

La grandeza del mar se desvanece a los pies de la roca, deshilachado el regio manto de narcisos de su oleaje. El mar golpea a la roca con un ramo de azahares, irónico y efímero el desposorio. En los desposorios del mar, éste le pone a la roca el velo nupcial de la espuma. No dejes que nada te derribe. Goza el aire que te acaricia y el atardecer que te anuncia que un día te irás...

  

CREATIVIDAD, RECORDANDO APRENDÍ, MICRORRELATOS, MARZO, 2021



 
 EL MAR ES COMO LA VIDA

 

Vendaval, cruce de lanzas de agua en la palestra inestable y verde oscura del mar. Gigantescos carruajes de nubes dantescas cruzan los cielos camino del precipicio del horizonte y la playa solitaria se consuela soñando con los turistas que en la ciudad sueñan también con el mar hospitalario del verano. Moneda es el mar con sus dos caras. Oh, mar, ¿por qué te parece a los humanos?

EL MURO DEL ESCRITOR, microrrelatos, “De tu Valentín”, febrero 2021




      Metáfora cruel

El dolor es un garfio que llevamos oculto, brazo manco que llora su vacío en la nada, y que aborda, pirata en el propio silencio, el barco del rencor del día de su pérdida.

 

Quiero llenar el hueco de tu ausencia visible llenándome los ojos de todo lo que amamos juntos y me acompaña, sucedáneo de ti, sombra de aquélla que en mis brazos supo cómo era el color de la pasión furtiva con ganzúa de besos, tenaza de cintura, cestillo de ciruelas su boca balbuciente, pecera delirante su extática mirada en que el amor ardía con brasa inextinguible, piernas que resguardaban una impaciente ardilla y me abrían las puertas de un fortín, antes inexpugnable...

Veo el rostro del mundo ajado como viejo palimpsesto, desgarrado por uñas de injusticias y hambres, ensuciado por manos sangrientas de las guerras, querencia de traidores terremotos, nidal donde los sueños se apretujan para que el desengaño, buitre cruel, después los picotee.

Veo a pensadores mudos subiendo a su atalaya desde la que interrogan al oráculo del oscuro infinito

¿Qué hay después de que el río de la vida desguace nuestros huesos al borde de sus negros estuarios?

Un silencio de abismo expectante es toda la respuesta.

De pronto, un manantial de besos, abrazos y palabras  unen a una mujer y un hombre tal como a una gavilla de trigo que a la larga con júbilo y locura se ha de desparramar llenando de promesas esta tierra, hoy huérfana de dioses, apaleada siempre, y siempre resurgida.

Creatividad, “amando se entiende la gente” , micronarrativa, febrero 2021

 
EL MAR ES COMO LA VIDA

 

Vendaval, cruce de lanzas de agua en 

la palestra inestable y verde oscura 

del mar. Gigantescos carruajes de 

nubes dantescas cruzan los cielos 

camino del precipicio del horizonte y 

la playa solitaria se consuela soñando 

con los turistas que en la ciudad 

sueñan también con el mar 

hospitalario del verano. Moneda es el 

mar con sus dos caras. Oh mar, ¿por 

qué te parece a los humanos?

EL MURO DEL ESCRITOR, microrrelatos, “De tu 

Valentín”, febrero 2021

 

PALINGENESIA

No te duelas, oh mar porque aquel fruto de tu vientre, este hombre que ha ultrajado el vergel que le diste en la puericia de la tierra, en las puertas de la aurora, hoy venga a ti sangrándose la culpa.

Como si un viento lonas azotara y bosque de los palos navegantes, así tu soplo de salitre y agua nos desnude de tráficos agudos de miedos, tantos musgos trepadores por el muro en ruinas de los sueños de la gente que anhela paz y ocio.

EL MURO DEL ESCRITOR, AÑO NUEVO, MICRORRELATO, VIDA NUEVA, ENERO  2021


REGRESO A UNA CIUDAD CON LA PALABRA



Un hombre nuevo a la ciudad regrese, que lleve el resplandor de la palabra a los hombres con hambre de concordia, aunque en ella tropiece de nuevo con cifras, laberintos de problema con la tralla del reloj y el ajetreo.



Todo ha quedado limpio como está el alba cuando sale del palio de la lluvia, como una tranquila orilla cuando la acaricia la lengua maternal de la marea.



MUNDO ESCRITURA. VII Concurso

de Minicuentos "Por una sonrisa un cielo"

 

 

               

          REGENERACIÓN DEL ALMA POR EL MAR

                           

 

Como a un andén se vuelve por nostalgia, vuelvo a ti, mar, como otras veces vine a que tú con tu mano de escancana me borrases la áspera memoria del ciudadano, número y mordaz, remo a sueldo de la supervivencia —talador, albañil, químico, alcalde...— porque el dinero es pala con la que inunda la técnica la boca ancha del hambre y lo corrupto nos sonríe y guiña adornada de timbres poderosos y todo en la ciudad es pies de prisas o el interés los árboles socava con su palanca  alzando esos dinosaurios de cemento. Como a muchos  cómo me pesa la memoria, vengo a que la tritures tú con un maretazo, para que tú contra la roca rompas su cargamento de melancolía, la disperse en los látigos de espuma y la envuelva en calimas del olvido. Lejos de aquel redil de los anuncios de la ciudad, su gran escaparate con la tecnocracia y los guiños del consumo, de los telediarios más siniestros, del pánico climático y la droga con su cara macabra en las afueras, alfoz del pastoreo de la muerte, prólogo de un umbral de cementerio, hijo pródigo, vuelvo a casa, mar, halle en ti un albergue, noviazgo para la imaginación, con los besos más frescos y salobres vidrieras inestables y ondeantes, los verdes miradores instantáneos la aldaba de cachones en la arena como puerta de mar enjalbegada, restos de vegetales submarinos, en las orillas, huesos del océano los sargazos y líquenes la piel. Hijo descarriado tuyo, a ti vengo, mar, como se vuelve al regazo de una madre, pidiéndole perdón por tanta ausencia.

 

 

CREATIVIDAD. VI Concurso literario de cuento breve "El color del invierno", ENERO 2021

 

 

ANALOGÍA DE MAR Y VIDA

 

 

 

Me acerqué a la playa y vi la orilla como un andén adonde venían las olas, ahítas de ondulaciones oceánicas, a morir como sobre un regazo de madre, lejanas ya del pebetero grana del ocaso. Allí se desfloraban las espumas como vírgenes destinadas al sacrificio venusino. Almohadas las dunas de arena donde descansaban, por fin, los oleajes. Lejos, las rocas como huesos del litoral, como mentones de la orilla, rompientes de escancanas y también solaces circulares del cabrilleo. Todavía en el mar, la palestra de las olas, aquel combate de lanzas de agua, a veces con dragón de ventarrones; pero en la playa seguían los mordiscos del agua a un farallón y a la vez tejía el agua un lienzo instantáneo de espumas. Allá, en la bahía se cobijaba la marea, algo así como una retaguardia de las olas, quién sabe si asilo de esas mismas mareas o desguace de ellas; por eso, a ese rincón sosegado se le llama dársena.

Todos buscaremos también una dársena de eternidad para que descanse en ella la nave de nuestra vida, cañoneada por circunstancias en la alta mar de nuestros sufrimientos.

 

Creatividad. VI Concurso literario de cuento breve "El color del invierno", enero, 2021

 

 

        INQUILINO DE LO IGNORADO
 
 

Ya has roto las amarras con el tiempo y te bebes el licor en que ahogas todo lo que viviste.

 

    Limpia, tal como un cielo, cristalera llovida, de la conciencia tiras su carcaj de recuerdos.

 

   ¿Qué harás ahora, nimbo de extrañeza en que flotas, timón de nueva vida para la que no tienes aún bitácora y brújula, armas de travesía, dejado atrás el puerto de todas tus historias, desguazado el adiós que le diste a los tuyos?

 

 

    Esto es la eternidad, un valle de preguntas, el raudo parpadeo de las perplejidades. ¿Incógnitas, enigmas?

   

    Un viandante pareces en este más allá por el que vas buscando no sabes si el amor, cofa avistando un gozo; acaso la belleza, gasa de una utopía; quizá el conocimiento, adarve de vigilia frente a los horizontes, puerta de interrogantes para la que no tienes más aldaba que la esperanza.

 

 

     Tanta perpetuidad te aturde y te convida a que tejas paciente en tu telar de ideas lo que en tu cofre íntimo con un celo de avaro celaste con escrúpulo de pureza y suspiro para un después, que es éste, andén definitivo de tu viaje a tanta soledad concluyente y compartida sólo con lo ignorado.

 

    Inicias otra vida, eres larva de otra existencia, la víspera de una aurora para la que ya palpas la puerta de no sabes qué misterio aún en ciernes.

TU CONCURSO LITERARIO, HISTORIAS DE AMOR, 2020

 

            DESTINO INTRANSFERIBLE

 

 

     Cada uno se va yendo en el mismo tren, aunque de forma individual. A cada uno ese tren lo deja en su destino, destino que nunca se repite. ¿Qué paisajes veremos a la bajada al andén? Cuando ya hemos ascendido a ese tren no nos queda más que pensar en cómo será ese paisaje que nos abra sus brazos, pasada la frontera de esta vida.

    EL MURO DEL ESCRITOR, ENTRE LAS LUCES, ENERO 2021


ARDUO DILEMA
 

Quiero llenar el hueco de tu ausencia visible llenándome los ojos de todo lo que amamos juntos y me acompaña, sucedáneo de ti, sombra de aquélla que en mis brazos supo cómo era el color de la pasión furtiva con ganzúa de besos, tenaza de cintura, cestillo de ciruelas su boca balbuciente, pecera delirante su extática mirada en que el amor ardía con brasa inextinguible, piernas que resguardaban una impaciente ardilla y me abrían las puertas de un fortín, antes inexpugnable...
Veo el rostro del mundo ajado como viejo palimpsesto, desgarrado por uñas de injusticias y hambres, ensuciado por manos sangrientas de las guerras, querencia de traidores terremotos, nidal donde los sueños se apretujan para que el desengaño, buitre cruel, después los picotee.
Veo a pensadores mudos subiendo a su atalaya desde la que interrogan al oráculo del oscuro infinito.

¿Qué hay después de que el río de la vida desguace nuestros huesos al borde de sus negros estuarios?

Un silencio de abismo expectante e incoloro es toda la respuesta.
De pronto, un manantial de besos, abrazos y palabras  unen a una mujer y un hombre tal como a una gavilla de trigo que a la larga con júbilo y locura se ha de desparramar llenando de promesas esta tierra, hoy huérfana de dioses, apaleada siempre, y siempre resurgida.

 
LETRAS CON  ARTE, AQUELLA NOCHE,
SEPTIEMBRE 2019


 
 




PELIGROS DEMORA DEL OTOÑO



En los años de mi juventud, el otoño se anunciaba por su lenta invasión de nubes, como una tropa que asediaba una ciudad por los aledaños periféricos.

El parsimonioso carruaje de las nubes no se iba si no dejaba caer como una limosna a la ciudad y a los campos un tímido chorro de monedas transparentes y líquidas, como si la tierra abriera su garganta dejando escapar un agradecimiento, imperceptible para los ciudadanos.


Pero, ahora, la tierra, o sea la ciudad y el campo,
ponían cara de miedo por esa demora que sellaba un peligro en los embalses, en las calles sucias y en las amarilleces campesinas, y mostraban su enfado con este otoño que se empecinaba en seguir tomando sorbos de sol en la playa  remojando su desnudez en las olas.


Este otoño no es más que un verano holgazán que no se quiere ir.


LETRAS CON ARTE, OTOÑO E INVIERNO, 2017





¿O AZAR DE ÁTOMOS O ALMA INMORTAL?


¿Se es hijo del azar o estamos controlados por poderes demiúrgicos desconocidos para nosotros? 
Demócrito, para quien todo es configuración de átomos o  Pitágoras,  para quien somos almas espirituales metidas en un cuerpo…
Los siglos no han logrado desatar el nudo del misterio para unos o del enigma para otros.
A nosotros nos queda nada más que elegir o  el Carpe diem o el Memento mori.  
  
MUNDO ESCRITURA, POR UNA SONRISA,  
ENERO, 2020


MAR, CONFIDENTE Y TESTIGO


Es la vela del barco, cabellera de lona, y el barco es como buey que arando va las aguas; atrás dejó las rocas, espolones del mar, muñones que han mordido colmillos de oleajes, la montante, que es bíceps muscular del océano, disfruta de la siesta, que es la quieta bonanza, la marejada olvida —disputa de maretas—, recua de las marolas que ríe con la espuma. Soñolienta la paz. Regazo de conchuelas es la playa tendida, la arena metal mate, y entre la celosía que es este resalsero en que el agua salpica con sus múltiples hebras, la rúbrica estoy viendo de tu barco en el agua, cómo te alejas tú, gaviotas de adioses te simulan pañuelos rizando despedida, dejándome una historia que tirita sin ti. Barco de los antiguos con su bosque de palos y la espesa maraña de la cabuyería, ¿hay marinero en cofa, águila que olfatea la lontananza, pozo donde se ahoga el nauta del crepúsculo, náufrago diezmado por las brisas, látigos con olor a salitre en las fustas? Tu adiós es catafalco que pones a la tarde cuando se ha rodeado de un coro de penumbras, y me llegan los pecios del desastre del día que como pez agónico solloza en los cantiles y su rezongo escribe epitafio con algas. Me voy al hospital de las embarcaciones, que es la dársena, y dejo las dunas de la playa, arrugas de la arena donde escribí tu nombre, que patearán los vientos como potros del aire. Quedarán cabrilleos, garabatos de espumas intentando escribir, susurrar al oído de esta gran soledad, catedral del silencio, la historia que trenzaron besos, palabras, manos, llenando mis tinteros de nostalgia insaciable, y queda en la memoria, faro de los recuerdos, este otro mar de dentro donde tu nombre es siempre clamor de la marea, pleamar de campanas libro secreto en donde saboreo renglones en los que tú apareces, isla de mi querencia, retiro de mis días cansados que te llaman y faro del recuerdo para mi mar confuso.

LETRAS CON ARTE,  ANTOLOGÍA DE RELATOS  "DE TESTIGO EL MAR", 2019

AQUELLA NOCHE DE LA DESPEDIDA
  Sólo la metáfora puede dar una suerte
de eternidad al estilo.
                                      Marcel Proust

Al verte en lejanía, la belleza me sirve de consuelo imaginario lo mismo que a un poeta primerizo, y veo con la estela de tu adiós que el mar todo es un bajel para acunarte, cabellera de lona es el velamen de veleros que arando van las aguas, bueyes en ondulantes sementeras, barbechos los inquietos oleajes cuando el repunte es bíceps de este mar que rompe cuarzos en las rocas mudas y en los andenes de los litorales deja su tren acuático de olas y tu ausencia, penumbra en desamparo. 

Gaviotas en séquitos rodean la pleamar, efímera montaña igual que lapislázuli carroza, lascas de vidrio luego en los cantiles, sílabas de tu nombre que pronuncio en el viento de un sueño desoído. 


Ella se va, mas tú me quedas, mar, inmensa amada, mar, ¿cómo abrazarte? Tú tampoco eres buena, mar, tú matas con tus brazos de elástico oleaje, con tu boca voraz de dinosaurio cuando te tragas buques y marinos con música infernal de tempestades.
Hoy no puedo quererte como cuando te di hospitalidad en un poemas y tú me sonreías como un niño, con tus dientes de espuma y manos de algas en un verano idílico en que fuiste la vidriera de agónicos ocasos, amiga que me hablaba con tus brisas y en el ánfora viva de su cuerpo volcabas flores líquidas tu ola, y la felicidad aquel estío habitaba en su boca y en la mía. 

Hoy no te amo, mar, porque en tus pliegues de marolas me traes los sollozos, los gritos, la memoria acuchillada por tsunamis y pecios de naufragios. 

    Hoy no te quiero, mar, como no sea que te arrepientas y a mis pies te eches, pidiéndome perdón por tus desastres, pidiéndome caricias en tus lomos de animal que ya entienda de ternuras, mientras ella es el único madero que tengo aún al zozobrarme la memoria y, a pesar de su hiel de despedida, su barco es torre azul oscuro del horizonte. y por ella es diván de gigantescas nubes cárdenas tu desmedida lontananza.


 LETRAS CON ARTE SUCEDIÓ EN VERANO, 
                 JUNIO, 2019


 LOS HUECOS DE LAS AUSENCIAS

Echo una mirada pero tengo que recogerla como una paloma mensajera que vuelve al nido.
Después de un cierto tiempo ausente, volví a mi barrio. Ya mi barrio no era lo que fue cuando yo era niño. Entonces la alegría inconsciente era una danza en mis ojos con las idas y venidas de sus gentes. Ahora que vuelvo, las cosas son distintas. Hay mucha gente que falta, que se ha mudado al más allá dejando los agujeros de su ausencia en este pañuelo de recuerdos que yo conservaba en el arca de mi memoria.  

LETRAS COMO ESPADAS, MICRONARRATIVA, NOVIEMBRE 2018






                            PRESENCIA DEL OTOÑO

El otoño es un ladrón de claridades cuando los atardeceres llegan antes y los bancos de la plaza se van quedando desiertos, sin niños que la alegren con sus voces ni jóvenes parejas que paseen llevando en sus ojos las primicias de su amor.

Pero lo peor es que el otoño se enfurece viéndose solo y es látigo de los parques con sus vientos grises expoliando los árboles, y luego se convierte en llave que abre las puertas del cielo a las lluvias y esta pequeña ciudad se transforma en su casa de tristeza, como si advirtiese que detrás de él viene su hijo el invierno con sus miradas frías y sus barbas de nieve.

El otoño deja desiertas esas meridianas playas que fueron nuestro ocio con aguas que rompían en las rocas sus diamantes verdes o bien llegaban con sus olas hasta la arena como si se echara en un regazo para descansar de tanta travesía.

Cuando pasamos por la carretera, vemos con nostalgia a lo lejos la playa que en verano fue nuestra anfitriona y nos obsequiaba con largos días y cintas de brisas que agradecía nuestra piel.

Pero, como el tiempo es cíclico, después de su vástago invernal vendrá la adolescente primavera con un canasto de flores en la cadera. Sí, retornará ella, Flora, la primavera propiciando fiestas frondosas en los jardines y acompañada de un coro de enamorados.

 CONCURSO LITERARIO EN ESPAÑOL, OCTUBRE, OTOÑO, (2018)



                           


LA TRISTEZA


Uno puede arrancar la tristeza de su alma pero la que supone, con una dolorosa evidencia, en la de los seres queridos y conocidos, no la puede ni siquiera extiràr como una mala hierba de una maceta.  La tristeza propia se echa a un lado de la conciencia, se mete en un rincón como un trasto viejo, incluso se enmascara con una preocupación fugitiva.

La de esa gente sigue creciendo y uno no puede hacer nada más que decirle a la tristeza propia que se vaya para que cuando hablemos con la tristeza de esos otros no se nos note sino todo lo contrario: que seamos capaces de consolarla con la ayuda de un aliento o un favor. Ése es el deber de las almas nobles. El deber que también se puede llamar sacrificio. Sacrificio que es la más alta prueba de amor.



LETRAS CON ARTE, VIVENCIAS, ENERO 2019 






Playa, cuadro de María Jesús Rodríguez Barberá (Tertulia Río Arillo)






MUELLE PESQUERO

La mañana de julio, como una herida en la madrugada, se fue abriendo.
Su sangre sin parar se hizo blanca y amarilla de luz como para darle alegría al muelle pesquero. En las cajas los peces saltaban como cuchillos.

Los pescadores se tenían bien ganado café y rebanada en el bar del muelle. Los paseantes se agolpaban pero no imaginaban cuánto esfuerzo había costado aquello que relucía ante sus ojos. Sólo las barcas lo sabían mas ellas no podían contarlo.

MUNDO ESCRITURA MINIRRELATOS la LUPA, OCTUBRE 2018 


 


LA PRUEBA DE LA SOLEDAD

Él sabía que todos estamos condenados a la soledad de nuestra conciencia. Se podría ser muy feliz con los demás, pero luego estaba la soledad, donde somos lo que somos. Entonces comenzaba la guerra consigo mismo, campo de batalla que acabaría con muertos de hipocresías y esperanzas puestas en las palmaditas en la espalda y frases alentadoras. Y es que quien ha conquistado ese espacio íntimo se ha conquistado aceptando lo que es sin que medie el falso pudor, sin el que no es posible la sociedad.


LETRAS COMO ESPADAS, IV CERTAMEN DE MICRORRELATOS “MELGAR” (2018)

JUNTO AL MAR CONSOLÁNDOLO CUANDO SE HAN IDO LOS BAÑISTAS

Sé, mar, que a solas vives en tu invierno de estaño recordando los brillos de felices estíos con gente que habitaron tu agua hospitalaria, con ecos que anidaron amantes en tus brisas.
Aquella algarabía de niños hoy te alivia la herida de una ausencia que el invierno te enluta, los meses atezados de calor aún calientan tu corazón de padre, Poseidón amoroso celando en tus entrañas nudos de protozoos, que es pasado del hombre, pues salimos de ti, y la sal del sudor nos recuerda tu origen.

Pero hay hombres, hay fábricas, hay barcos asesinos vertiendo venenos en tu boca, que a las orillas trae caracolas y algas, manchadas de coraje por la devastación.

Hay humanos ingratos que ni siquiera intuyen que un día fuimos piel de agua, leve escama, branquia resplandeciente, ojos que lamentaron dejar de ver corales y visitar madréporas.
La soledad te echa su manto de silencio sobre tu lábil, móvil epidermis verdosa, y, a veces, te atenaza con sus manos grisáceas de gigante de hastío, paquidermo de tedio que recorre tu arena como guardián ceñudo de un frío territorio, de un dominio en que lloran tus olas, añorantes de esos cuerpos que luego olvidaron tu risa como astillas de agua garlopadas por vientos, esquirlas oceánicas como besos de brisas.
Pero yo estoy aquí, mar, para consolarte, colorear tu albergue de fragor enojado, con versos como alientos que apuntalan el techo de un planeta en peligro.

TU CONCURSO LITERARIO CUENTO BREVE “JUNTO AL MAR” Agosto (2018)


AGOSTO IMPERECEDERO

Agosto es una noria que me trae recuerdos de cuando el jardín de los años jóvenes. Pero ahora no brillan desde lejos los ojos inmortales  del amor, ni siquiera la torre de los primeros poemas con su trovador puliendo palabras, sino aquel atrio del primer trabajo que fue el manantial del agua de la que hoy bebo y me mantiene en el cauce de los años. Agosto, bendición hecha con mano del agradecimiento  y arcaduz que me trae el agua más vivificante. Agosto o la luz que no se apaga en mi memoria.
II Concurso Literario de Microrrelatos "Luces de agosto" (2018)


MAR POÉTICO VERSUS MAR PELIGROSO




Salinas de San Fernando-Cádiz- 

 Siempre me dio miedo el mar, pero el mar sobre cuyos lomos, a modo de espaldas de atlante, me llevaba en un barco a Canarias. Una lámina de escalofrío se me pegaba a la piel. Sin embargo, ya en tierra, y acercándome a la playa en momentos de asuetos, lo veía como un regazo de oleajes al que venían las olas exhaustas; un andén en el que se detenían vagones de agua y espuma, estación final de conchas y sargazos, temas para un pequeño relato. Una cosa, claro, impensable en altamar.

CONCURSOS LITERARIOS EN ESPAÑOL, MICRONARRATIVA TARDES DE VERANO (2018)


All these micro stories have been published in volumes where winners and selected.


FOGATA TO LIVE


The night warms with the stars that populate the infinite. The planets that revolve around those stars also get hot.
The lamps clear the nocturnal darkness of the house and the street. I remember the oil lamps that illuminated the darkness when the light was absent and they humbly did not give us their limited light until the electric light returned. after the unexpected blackout. The day is also a bonfire that are turning and spreading the embers of the aurora in clarity.


But all those lights are no more than metaphors of the fire that must always remain lit in the heart of those who live and see how there are souls who are dying of cold and need to sit around the bonfire of the people who give generosity, the same I feel this winter afternoon of life by your side and I warm up your words in which the tenderness puts layers of love to make a beautiful canvas for the cozy gallery of good memories.


LETTERS WITH ART MICRORRELATO STORIES IN THE LIGHT OF A FOGATA 2018



WALL THAT SAVES


There is a wall that love can not jump. We think drunken dreams of enthusiasm, but all that does not serve as a ladder to climb the crest of the wall to fall on the other side. Desires lend a scale that breaks in the middle of the yearning ascent.


But it will be better that way. You, your husband and your children sailing through the calm sea of
​​your house. And I follow your course from the coast wishing that your life arrives at the happy port that you deserve for having rejected my perverse don Juan.


THE WRITER OF THE WRITER, MICRORRELATO (2018)


RISING WAVES


Looking for you on the beach I go furrowing waves, the waves like brackish furrows that I hoe with the invincible yoke of the heart that one day you said that it was yours and you leave now, when you embark your soul towards distant ports, and from the cover of the memory you greet to the one who stays here on the beach who plows with all his courage this impossible field that will never give me but fruits of foam, sargass of empty hopes, broken illusions like wrecks that arrive from the high seas, handkerchief your greeting in the form of a seagull, and I will sail the winds that come to tell me that I will never be able to pronounce the name that was my talisman during work hours and that in the afternoon, when we saw each other, I hung on your lips the same as a strawberry that you savored as a kiss, and now on this beach mime furrowing the memory of other better days, riding hard winds that repeat your goodbye.




  GRAFFITI IN MEMORY



   From that birthday, I searched through the odds of the experience and saw it: groped album from which emerged a rough secretary who made up the face and the cross of life:

                



    But I enter him as the one who accesses a cave looking for himself scratching in old palimpsests of anecdotes and yellowed stories folded by time ... Ah, there is the young man that I was, bunch of joy his phrases of then and his branches of optimism those projects ..

EXPERIENCE, MY UNBEATABLE MIRROR





 As the experience has a hard skin, like an animal put to the test by life, there are still the tattoos of beloved names, moments of youthful boils and books that offer me their cup of joy. Arqueta of the only treasure I have, and in a corner is the pearl of the first kiss, the first poem, the first illusions ...

 Selected and collected in More stories to smile


(II prize Algazara of micro-stories (2009)


  SEMBRA GEMELA



My eyes chase you like falconer eyes that jump from the alcandara of my floating amazement. When I arrive at your port, I stand before your eyes in which my discreet ship has been shipwrecked.


I have fallen into a circle of living words that intertwine phonemes with lullabies.


If I could tie you with sleepless looks and pamper you in my arms with the softness of spikes, you would give me your keys, stubborn citadel!

From now on my shadow chases you to become twin of yours.








 



Todos estos microrrelatos han sido editados en volúmenes donde figuran ganadores y seleccionados.




FOGATA PARA VIVIR

La noche se calienta con las estrellas que pueblan el infinito. Los planetas que giran en  torno a esas estrellas también se calientan.
Las lámparas despejan las oscuridades nocturnas de  la casa y de la calle. Yo recuerdo los quinqués que alumbraban como una limosna de luz la oscuridad cuando se ausentaba la luz y ellos humildemente no nos daban su limitada luz hasta que no retornaba la luz eléctrica. después del imprevisto apagón. El día es también una hoguera que van convirtiendo y extendiendo en claridad las brasas de la aurora.

Pero todas esas luces no son más que metáforas de la hoguera que debe permanecer siempre encendida en el corazón de quien vive y ve cómo hay almas que se mueren de frío y necesitan sentarse en torno a la hoguera de la gente que regala generosidad, lo mismo que yo me siento esta tarde de invierno de la vida a tu lado y me calientan tus palabras en las que la ternura pone hilvanes de amor para confeccionar un lienzo bello destinado a la galería acogedora de los buenos recuerdos.

LETRAS CON ARTE MICRORRELATO HISTORIAS A LA LUZ DE UNA FOGATA  2018






MURO QUE SALVA

Hay un muro que el amor no puede saltar. Ideamos sueños ebrios de entusiasmo, pero todo eso no sirve de escalera para subir a la cresta del muro para caer en la otra parte. Los deseos prestan una escala que se rompe a la mitad del ascenso anhelante.

Pero será mejor así. Tú, tu marido y tus hijos navegando por el mar sereno de tu casa. Y yo sigo desde la costa tu rumbo deseando que tu vida llegue al puerto feliz que te mereces por haber rechazado mis envites perversos de don Juan.

EL MURO DEL ESCRITOR, MICRORRELATO (2018) 











SURCANDO OLAS



Buscándote en la playa yo voy surcando olas, las olas como surcos salobres que yo aro con la yunta invencible del corazón que un día dijiste que fue tuyo y abandonas ahora, cuando embarcas tu alma rumbo a lejanos puertos, y desde la cubierta del recuerdo saludas al que se queda aquí en la playa que ara con todo su coraje este campo imposible que nunca me dará sino frutos de espuma, sargazos de esperanzas vacías, ilusiones rotas como los pecios que de altamar me llegan, pañuelo tu saludo en forma de gaviota, y surcaré los vientos que vengan a decirme que nunca más podré pronunciar ese nombre que fue mi talismán en horas de trabajo y que a la tarde, al vernos, yo colgaba en tus labios lo mismo que una fresa que tú saboreabas como un beso, y ahora en esta playa mimo surcando la memoria de otros días mejores, surcando vientos duros que repiten tu adiós.



          GRAFFITI EN LA MEMORIA


      A partir de aquel cumpleaños, rebusqué en los cachivaches de la experiencia y la vi: álbum manoseado de donde surgía una áspera secretaria que maquilló la cara y cruz de la vida: 
                 


     EXPERIENCIA, ESPEJO INEVITABLE MÍO


    Pero entro en él como el que accede a una cueva buscándose a sí mismo rascando en viejos palimpsestos de anécdotas e historias amarillentas plegadas por el tiempo... Ah, ahí está el jovencito que fui, racimo de alegría sus frases de entonces y sus pámpanos de optimismo aquellos proyectos… 

    Como la experiencia tiene una piel dura, como animal puesto a prueba por la vida, aún están los tatuajes de nombres de amadas, ratos de ebulliciones juveniles y libros  que me ofrecen su copa de gozo. Arqueta del único tesoro que tengo, y en un rinconcito está la perla del primer beso, del primer poema, de las primeras ilusiones…
 Seleccionado y recogido en Más cuentos para sonreír 

(II premio Algazara de microrrelatos (2009)

 

SOMBRA GEMELA




Mis ojos te persiguen como ojos cetreros que saltan de la alcándara de mi asombro flotante. Cuando llego a tu puerto, me paro ante tus ojos en los que ha naufragado mi navío discreto.



He caído en un círculo de palabras vivientes que entretejen fonemas con afanes de arrullos.



¡Si yo pudiera atarte con miradas insomnes y mimarte en mis brazos con blandura de espigas, me darías tus llaves, ciudadela obstinada!



De ahora en adelante te persiga mi sombra para hacerse gemela de la tuya.







UNA HISTORIA DE AMOR  EN  EL  DESAMOR


    La noche se hizo isla con un fragor de tormenta en medio del océano del vecindario, tal como si las cómplices sombras conjurasen todas las claridades que enturbiaran las mentes y al desnudo se quedaran las disputas más duras. Él, después que patease un día las arras y sucedieran desaires y palizas al beso, me amarraba las manos con torva soga de amenazas, yo alimentaba con aceite de paciencia el pabilo de la resignación esperando que la tregua sonriera un día.

    Pero no fue así, pues esa noche horadó con los dardos del insulto y la espada excitada de la violencia el inseguro sueño de los niños, ajenos a que hervían en el aire palabras como paridas por un trueno. Fue aquel el último capítulo de la desavenencia, el andén solitario de un viaje ya sin rumbo, la arritmia de una pesadilla que se rompe y se diezma en alucinaciones, o el caballo de ira que se pierde sin las bridas. Fuimos dos cuerpos que se desatan de una misma gavilla, dos espacios con sus límites para incendiar la guerra. Forcejeamos. Pude revolver su revólver hacia el muro de furia que era, volcán, su pecho contra mí, y el disparo fue estampido en la cueva silenciosa de las horas nocturnas, o relámpago el instante que mordió el nudo, deshaciéndolo, de  dos vidas.
Cayó como la muralla que agrietan los arietes de una ofensiva desesperada. A partir de entonces, me sentí igual que ciudadela que ya abre las puertas al vencido enemigo que cae exhausto al pie de las banderas triunfantes, sellada la contienda con el lacre sangriento de una victoria sin fanfarria.
    Los niños se asomaron y el llanto trepidó con terror en sus ojos, sus almas estaban como mordidas de alacranes, se encorvaron como arbustos que aquel viento de aquella demencial circunstancia apaleó doblándolos a ras de la inclemencia, tijeras para el recuerdo recortando la escena, púa que nunca ha dejado de pinchar con los años lo que fue la estampida de la espantada memoria.
Desde entonces no puedo olvidarme del mapa fugaz de una tragedia sin lindes en el tiempo, goteo irreparable de una pena ilegible porque tantas lágrimas enturbiaron los ojos de la noche, que también fue la noche paridora del alba de una nueva vida, semilla de otro amor en los surcos de la esperanza.  


    EL MAR QUE GUARDA Y MECE TU  RECUERDO


     Sangre nutricia y acre tienes, mar, en verano, tú, vientre de las especies, tú que eres ubre bronca de nubes...
     Cuando con ella estuve yo a lomos de tus olas, tú, mar, remota madre que fuiste de todo lo viviente como lengua inmensa de agua lamiendo los litorales, aldabón en las rocas, arañazos de agua con recias uñas de salitre, nos diste tu hospedaje, mansión de aves y vientos, y ella me sonreía olvidando aquel terrible alacrán de su pecho, una hidra bajo su piel, orgía de tentáculos que le agujereaban los sueños destronados ya; y tú, mar, con tu llanto bajo de los cantiles, ¿llorabas porque era, seguro,  aquel el último verano en que ella, cautiva en su islote interior de pena, dejaba que pusieses en sus pies los grilletes de tus espumas y tus algas, escorada la tarde como  en espera de entrar en su dique de sombras, muy cercana la noche en sus carruajes de estrellas?

     Pero ahora, el otoño, un ladrón de claridades, látigo de los parques, verdugo de las hojas, expoliador de los árboles, frío féretro de la luz, encerrando prematuramente a las tardes en su espesor de sombras, hace de este contorno una casa de la tristeza, mansión abandonada por los gozos del estío a la que enlutan pronto las adustas penumbras; y yo, a solas estoy, conciencia fragmentada, reúno pedazos de un ayer que rompió la desgracia con sus manazas de garfio, con su pétreo pico de buitre, cizalla de presencias la muerte, va cortando con su hoja de lágrimas las sombras amadas de los que estaban vivos.

     Llave que abre las lluvias, el otoño, me ha atado al poste de una impotencia, mástil de evocaciones de cuando los estíos eran predios solares, feudos vacacionales con sus holganzas viajeras, y juntos nos bañábamos en esos amplios resplandores.

   Sé, mar, que tú eres túmulo de sombras en el otoño, o estampida de olas si es un dragón la tormenta... Retornará, sí,  el verano con sus pies encendidos, bocanadas del ardor, con sus hoces de fuego, y yo, como si fuese con ella, seré huésped de nuevo en tu palacio de rumor malaquita. Y triunfará el recuerdo aunque venga enlutado. 
                                

                 ESE CUERPO 

      ¿No es como una casa con deterioro, como gusano en las pasiones humanas que nos animan a vivir, como una flaqueza que no tiene bastón en que apoyarse, un poder que está deshabitado y hueco? ¿No es eso la enfermedad cuando nos clava su garfio escondido entre los pliegues de nuestra carne precaria?
      Oh guerra secreta que nos hace la dolencia de nuestro andamio de huesos y pellejos por el que subimos a la vida y nos asomamos por esos faros del cuerpo que son los ojos. Hijo mío, no dejes que tu carne se sienta avergonzada porque esconde lágrimas de ayes amordazados por el orgullo de que hay que ser fuerte. Llora, porque esa guerra silenciosa que nos hace desde su frente ese ejército de dolores, te pedirá armisticio, y es que el esfuerzo y la paciencia hilan el futuro de los seres humanos.


                 PELIGROSA DEMORA DEL OTOÑO


    En los años de mi juventud, el otoño se anunciaba por su lenta invasión de nubes, como una tropa que asediaba una ciudad por los aledaños periféricos. 
El parsimonioso carruaje de las nubes no se iba si no dejaba caer como una limosna a la ciudad y a los campos un tímido chorro de monedas transparentes y líquidas, como si la tierra abriera su garganta dejando escapar un agradecimiento, imperceptible para los ciudadanos.
Pero, ahora, la tierra, o sea la ciudad y el campo, ponían cara de miedo por esa demora que sellaba un peligro en los embalses, en  las calles sucias y en las amarilleces campesinas y mostraban su enfado con este otoño que se empecinaba en seguir tomando sorbos de sol en la playa y remojando su desnudez en las olas.
Este otoño no es más que un verano holgazán que no se quiere ir. 

Aparecidos en volúmenes recientes de LETRAS CON ARTE, 2017-2018


                AQUEL VERANO




Aquel verano tuvo una tarde con una cripta de ocaso en el pinar como si entre las ramas guardase lámparas de un violáceo enfermo a punto de quebrarse con el súbito estrépito de la brisa.



La playa abajo, vista como desde un farallón, expandía sus olas como anillas rondando, tal si fuesen abrazos de agua de una mar que agonizara en las soledades que se apropiaban del litoral a esas horas de epílogo vespertino.



Tú, a mi lado, insinuándome que te besara el alhelí tímido que ardía en tus mejillas. Dos palabras te dije tan cálidas y dulces que suspirar te hicieron como si fueras una adolescente. Me pareció que recibías un beso por vez primera en tu vida, temblorosa tu mirada como una gacela asustadiza detrás de la espesura, quiero decir: de tus pestañas.



Le quise poner riendas a las emociones que surgían como chispazos invisibles, pero el caballo de mi corazón galopó ya sin bridas por la arena, que el ocaso comenzaba a enfriar con pasos luctuosos.



De pronto, como si detrás de una duna con zarzas apareciera una sombra  gesticulante, vi acercarse a un hombre… ¡Era tu esposo, aspa loca de furia que te reclamaba!  ¿Para qué recordar aquella escena, para qué recordar aquel verano?



 Seleccionado y editado en volumen de Letras con arte (2018)






EL SANTO



El santo estaba soltero y vivía solo. No era hombre de acuciante apetito sexual, pero sí consciente de que tenía un compromiso biológico con su organismo humano, en concreto con su sexualidad de hombre; en suma una deuda fisiológica que debería saldar.

Con no poca timidez iba esporádicamente a un prostíbulo. Cuando entraba, veía en el saloncito un tresillo con tres o cuatro mujeres  de ropa abreviada y cómodo anclaje en él, como en espera de  aliviadora elección por parte de un generoso cliente, no importaba si apasionado o calculador. Titubeó. Carraspeó. Meneó la cabeza y con inusual encogimiento de hombros como queriéndose exonerar de no se podía adivinar qué, dejó con un imperceptible temblorcillo de dedos unos billetes sobre la mesita en torno a la cual estaban sentadas ellas.

Musitó un susurro que sonaba a pedir perdón y salió hacia la calle por una casapuerta que le parecía un callejón solitario y frío. Era lo que hacía siempre.

Cualquiera de las mujeres que se arrellanaban en sus mullidos asientos aguardando turno para oficiar el culto a Venus, diría que era tonto o quizás impotente, pero la más vieja de las prostitutas pensaba y se decía para sus adentros que era un santo… 

Un santo que fingía tener hambre de sexo y les dejaba unos billetes para que esa tarde desierta de clientela las congregadas, invocando con el deseo el favor de un buen azar venéreo, pudieran comer y por unas horas dejaran de ser unas tristes putas, como rezaba el título de una famosa novela de García Márquez y, además de tristes, pobres.

 Editado en El Muro del Escritor (2018)




FOTO EN PAPEL MATE

Yo vivo en una isla donde hubo araucarias y esteros y salinas y casas con sus cierros. De niño yo cruzaba por sus calles, llevaba la mirada prendiéndola en sus gentes, sus verdes alamedas. Las huertas y los huertos que alegría le daban dejaron como huérfanos de ellos a mis ojos, las niñas que jugaban al tocadé, a la comba, no han sido por sus hijas sustituidas hoy. Los niños que jugábamos en las viejas plazuelas, hoy hombres, no tenemos hijos que sustituyan a aquellos, los que fuimos —sin los ordenadores, sin tabletes ni móviles— el gozo de mayores, los abuelos, abuelas que en nosotros veían los que los relevaban de sus juegos de antaño.
 Yo vivo en una isla que en nada se parece a aquella de mi infancia y de mis años jóvenes cuando con los piropos delicados y agraces a las adolescentes asediar empezábamos.
 Consuelo es la memoria que nos guiña de lejos y nos dice “Cualquiera tiempo mejor que ahora” que los años nos hacen rehenes de rutinas y ya, ya no es posible desandar el camino.
 El ayer es la única moneda que nos queda para comprar un trozo de pan de la nostalgia.  

Letras con Arte, Historias breves (2016)






CONSOLACIÓN POR LA BELLEZA DE UN TRISTE ADIÒS


Al verte en la lejanía, la belleza me sirve un poco de consuelo imaginario igual que a un poeta primerizo, y con la estela de tu adiós veo que el mar todo es un bajel para acunarte, cabellera de lona es el velamen de veleros que arando van las aguas, bueyes en ondulantes sementeras, barbechos los oleajes inquietos cuando es bíceps el repunte de este mar que rompe cuarzos en las rocas mudas y en los andenes de los litorales deja su tren acuático de olas y tu ausencia, mi penumbra en desamparo.

Letras como espadas, Reloj de sol, Microrrelatos (2018)










What do you want to do ?
New mail
What do you want to do ?
New mail
What do you want to do ?
New mail

No hay comentarios:

Publicar un comentario