LA POESÍA DE SERVANDO CAMÚÑEZ
EN SU LIBRO
Versos pasados de moda
Editor José García Gutiérrez, 1915
Cádiz
Servando Camúñez
Echeverría nació en Cádiz, en 1854, pero vivió, ejerciendo como médico, en San
Fernando, donde falleció en 1936. Salvador Clavijo dice en su Historia de la
ciudad de San Fernando que amó profundamente a Andalucía y también se vinculó a
temas patrióticos e hispanoamericanos. En su poesía, además de esas fuentes de
inspiración, aparecen otras motivaciones de carácter filantrópico y siempre una
tendencia social que lo asocia con la temática general del realismo
decimonónico. Publicó un solo volumen de versos titulado Versos pasados de
moda, en 1915, editado por el editor José García Gutiérrez, de Cádiz, con un
número de páginas de 289. Y, en efecto, Camúñez siguiendo la directriz de la poesía que lee en su juventud, se siente muy próximo a Núñez de Arce, Campoamor y Zorrilla, así como a Espronceda. Pero en Camúñez los rasgos realistas se acentúan, tal vez por su experiencia profesional. Los pobres, los necesitados, la inocencia infantil, el pájaro ciego, la cultura del suelo, como el trigo y el trabajo, todo ello quedaba, como dice Clavijo, ennoblecido por su capacidad de emocionarse y emocionar al lector.
El poeta gaditano está lejos de la poesía declamatoria de la época. La suya tiene un lenguaje necesario dentro del registro poético de la segunda mitad del siglo XIX. Cuando canta a la Patria, a América y a Andalucía lo hace sin énfasis, pues no pretende una exaltación hueca y oficial. Títulos de poemas suyos nos dan una idea de que fue un poeta de su tiempo por lo que tuvo de ciudadano sensible, además, incardinado por ello en la sinceridad: “La madre”, “Don Quijote”, “El trabajo”, “La humildad”, “La Patria”. “El Descubrimiento”, “La vejez”, entre otros poemas son sintomáticos de que debió de ser un hombre amante de la cultura y poroso a los males de la Humanidad, así como un amigo incondicional del progreso.
Círculo de artes y oficios, 1905
Refiere Clavijo que fue, ya en los últimos años de su vida, conservador de la Biblioteca Pública Lobo y ordenador del Archivo, en su calidad de Cronista de la Ciudad adoptiva. Nos hallamos en 1929. Se cuenta también como publicaciones suyas unas llamadas “cartas españolas” (tal vez recordando lo de las “Cartas marruecas” de Cadalso) editadas en “Los Lunes” y “La Correspondencia”, que dirigió, así como escribió unas zarzuelas que se perdieron, por lo visto.
Como dije antes, el poeta afincado en la Isla siguió el rumbo del realismo, pero lo hizo con toda franqueza, y manifestó su entusiasmo escribiendo versos que aún nos quieren contagiar, dentro, como se ha dicho ya, de un estilo propio de su contexto realista por su vibración: “¡Redención!, con amor puede lograrse /. ¡Igualdad!, con amor a nadie espanta /. ¡Libertad!, con amor debe enseñarse /. ¡Fraternidad con el amor encanta!”. Son versos que corresponden al poema ”El gran Burgués”, premiado con la Flor natural en Sevilla en 1903, precisamente en años en que el modernismo está en todo su apogeo y Juan Ramón Jiménez edita Arias tristes y Ramón Pérez de Ayala La paz del sendero.
En esta estrofa, espécimen del poema citado, están los presupuestos temáticos de su poesía que, como ya indiqué anteriormente, pueden resumirse en el amor al progreso, la simpatía por el humanitarismo social, la libertad de los pueblos y la promoción de los valores del hombre. En nuestra época Camúñez hubiese sido un destacado poeta de la Generación de los años 50 en su más definida expresión social. Ahora bien, Camúñez, por el año de su nacimiento, podría haber sido un precursor del movimiento modernista, como lo fueron Manuel Reina (1856-1905), Salvador Rueda (1857-1933) y Ricardo Gil (1858-1908). Pero nuestro poeta no viajaría por Madrid ni por París, es de suponer, y ese aislamiento de los poetas de entonces en sus provincias nos da una explicación de esa falta de reciclaje literario en sus obras.
Cuando se publica su libro de poemas en 1915 el modernismo ya está superado, en palabras de Manuel Machado. Lo que va de 1880 a 1910, se da como periodo para ese movimiento. Sin embargo, en su libro de versos podemos apreciar cualidades que nos garantizan que podría haber sido un buen poeta modernista, y no se olvide que por su cronología de vida abarcaba en primer lugar, la poesía realista, aunque un poco retardataria; en segundo lugar hubiese sido, como los poetas mencionados, un adelantado del modernismo; en tercer lugar podría integrarse en la fila de los poetas novecentistas -como León Felipe- y en cuarto lugar Camúñez podría asimilar las novedades de los poetas de la Generación del 27, incluso con sus quiebros vanguardistas, si se lo hubiese propuesto.
Dado que la musa de Camúñez era más bien abstracta y observadora, podríamos decir que su poesía generalmente levanta el vuelo y se ocupa poco de los tipismos y pintoresquismos en los que sí fue generosa la musa del isleño Gabriel González Camoyano (1893-1967), que fue amigo del médico y poeta, y que lo sustituyó en la dirección de la mencionada Biblioteca.
Dos años después, en 1917, Juan Ramón Jiménez publica su Diario de un poeta recién casado, que sirve de arranque a la nueva poesía del poeta onubense y da una nueva orientación a la poesía española. Un año antes, en un cabaret de Zurich, Hugo Ball y Tristán Tzara proclaman el dadaísmo, tan irrespetuoso con toda la poesía academicista del siglo XIX.
A modo de conclusión, la poesía de Servando Camúñez se inscribe, como hemos dicho, en un contexto de poesía realista un tanto retrospectiva, debido, tal vez, a su aislamiento literario, pero con calidad en sus poemas como para vaticinarle logros satisfactorios si se hubiese puesto en línea de otras generaciones siguientes a la suya. Cuando hablamos de su carácter retrospectivo en ella se debe, más que a cuando la escribe, que a cuando la publica en ese volumen, independientemente de que años atrás lo hiciera en diarios y revistas.
Como muestra antológica exponemos este poema que se refiere a la celebración del primer centenario de la derrota francesa frente a Cádiz y la Isla de León. El metro empleado -decasílabos de 5+5- fue utilizado durante todo el siglo XIX tanto por poetas románticos, como realistas y modernistas.
Calle Real, detalle, 1910
HIMNO DEL CENTENARIO
¡Cádiz, despierta! ¡Cádiz, levanta
a las alturas tu pensamiento!
En tu recinto, cual arca santa
puso la Patria su sentimiento,
sus esperanzas y sus dolores,
sus dignidades y su energía.
¡Cádiz augusta! Hoy es el día
de hacer coronas de egregias flores
para tus hijos, los luchadores
que enaltecieron tu nombradía.
Hoy hace un siglo que el mundo entero
vio sorprendido tu resistencia
ante el coloso que traicionero
quiso quitarnos la independencia.
Hoy hace un siglo, ¡Cádiz hermosa!,
que ante tus muros y tus cañones,
llena de rabia la poderosa
dominadora de cien naciones,
vio disiparse sus ilusiones
con tu respuesta maravillosa.
¡Cádiz, despierta! ¡Cádiz, levanta
a las alturas tu pensamiento!
Como la antorcha que se agiganta
a los embates del raudo viento
es la aureola de tus lealtades,
de tus honores, de tus firmezas,
de tus excelsas serenidades,
de tus bravuras, de tus realezas,
gloria y asombro de las edades.
************************************
GABRIEL GONZÁLEZ CAMOYANO
Gabriel González Camoyano (1893-1967) nació y falleció
en San Fernando (Cádiz). Escribiente de Marina y profesor en la Politecnia, colegio del
que fue fundador. Colaboró en varios diarios y revistas de poesía. La Real Academia San
Romualdo de San Fernando editó con motivo del centenario de su nacimiento una
muestra de su poesía, tal como una Antología. Verso y prosa. Por
su año de nacimiento, González Camoyano debería estar vinculado a la Generación del 27, pero
su aislamiento lo retuvo en una poesía entre el realismo decimonónico y la musa
popular andaluza.
MEDITACIÓN EN EL PRÓLOGO DE LAS NOVELAS EJEMPLARES
Este que véis aquí de cabellos castaños,
rostro aguileño y frente bien desembarazada,
de alegres ojos y nariz proporcionada,
y de barba argentina, que fue de oro otros años...
Este que envejecieron los muchos desengaños,
de estatura no corta ni tampoco elevada,
con la espalda por muchos sinsabores cargada
y los pies no ligeros, es, por propios y extraños
llamado don Miguel de Cervantes Saavedra.
Fue soldado en Lepanto y en Argel fue cautivo.
Le atrapó la desdicha como a un árbol la yedra.
Sufrió prisión injusta. No gozó lenitivo...
Y como fruto egregio de tanta desventura
dio al mundo "El Caballero de la Triste Figura".
Este que véis aquí de cabellos castaños,
rostro aguileño y frente bien desembarazada,
de alegres ojos y nariz proporcionada,
y de barba argentina, que fue de oro otros años...
Este que envejecieron los muchos desengaños,
de estatura no corta ni tampoco elevada,
con la espalda por muchos sinsabores cargada
y los pies no ligeros, es, por propios y extraños
llamado don Miguel de Cervantes Saavedra.
Fue soldado en Lepanto y en Argel fue cautivo.
Le atrapó la desdicha como a un árbol la yedra.
Sufrió prisión injusta. No gozó lenitivo...
Y como fruto egregio de tanta desventura
dio al mundo "El Caballero de la Triste Figura".
julio 1920
La Politecnia, a la derecha, colegio que dirigió González Camoyano.
Años cuarenta
**********************************
Narciso Cayetano Ojeda
Capitanía General, hacia principios del siglo XX
POEMA SIN TÍTULO
Plaza de la Iglesia, 1914
LA VOZ
Todo era bello en la gentil Aurora
su frente sonrosada, blanco el cuello,
en sus pupilas divinal destello,
en su rostro la grana seductora,
en su boca sonrisa encantadora,
brillantez o negrura en su cabello
y en su cuerpo y andar el noble sello
y de la fina hermosura que enamora.
Necios amantes, cual falderos perros,
la seguían sin tregua ni descanso
o corrían, como locos por los cerros.
del remanso. ,. Mas, ¡negro desengaño!
huyeron con platillos y cencerros,
de Aurora al escuchar la voz de ganso.
Narciso Cayetano y Ojeda.
I9I4 .Agosto
Revista IRIS
*****************************
Título: COMO MANDA EL USO
Años cuarenta
**********************************
A UNA
BELDAD
(Becqueriana)
Volverán
los rigores del invierno
al mundo
con sus sombras a enlutar,
a cubrirse
otra vez de blanca nieve
las áridas
montañas volverán.
Mas las
horas tranquilas que a tu lado
contemplaban
tu rostro con afán,
mirándose
en las niñas de tus ojos,
¡esas no volverán!
Volverán a
caer las mustias hojas
al impulso
feroz del huracán,
volverá los espacios el relámpago
con su
siniestra luz a iluminar.
Mas las
noches aquellas en que el alma
Se
extasiaba mirando tu beldad
y latía de
amor mi amante pecho,
¡esas no volverán!
H.Amezúa Anoro
De la revista “Vida moderna”,
Septiembre 1929
Narciso Cayetano Ojeda
Capitanía General, hacia principios del siglo XX
POEMA SIN TÍTULO
Cual vanos edificios
que al viento desafían,
sin el menor cimiento,
sin el menor sostén;
son las obras humanos
sin providencia y guía,
sin el apoyo excelso
de la fecunda fé.
jgué sabe de sí mismo
el ser que Dios creó?
de rara solución;
el presente, preñado
de mil contrariedades,
y tu destino, arcano
que miras con horror.
La tierra que sus plantas
hollara confiado,
los mares poderosos
que se atrevió a surcar;
jqué son sino misterios,
qué son sino las pruebas
que todo es un secreto
para el hombre mortal?
Hoy labras dulce nido,
que amante lo destinas
para el hogar querido
de tu feliz mujer;
y al más ligero impulso
del aquilón furioso,
ruinas, llanto y luto,
fué tu ilusión de ayer.
Si pobres y desnudos
nacemos los mortales,
y ciegos a este mundo
venimos al nacer;
si tiernos nos valemos
de próvidos cuidados,
si el llanto es nuestro
verbo,
y débil nuestro pié:
Los vastos luminares
que largos derroteros
describen tan constantes
por el espacio azul;
zno son altas cuestiones
que ignoran los humanos?
jNo dicen que es muy pobre
de la ciencia la luz?
Los padres y los hijos;
la calma seductora;
los días bendecidos,
de amor y de placer;
la amistad más estrecha;
Ios caros intereses;
verás hechos pavesas,
verás desparecer.
jA qué, loca soberbio?
j A qué, tan necio orgullo?
jA qué, engreida ciencia,
de abstracto galardón?
jEn dónde está la fuerza
del hombre vanidoso?
jEn dónde está el dominio
que tanto imaginó?
Si el arte consideras,
conceptos elevados,
magníficas ideas
te logra despertar;
mas iayl si insano aliento
te lleva de la mano,
si buscas en el cieno
belleza natural.
Cual vanos edificios
que al viento desafían,
sin el menor cimiento,
sin el menor sostén;
son las obras humanas
sin providencia y guía,
sin el apoyo excelso
de la fecunda fé.
Mirad de nuestro cuerpo
el grande mecanismo;
buscad de la materia
la ignota formación;
la vida es un arcano,
el alma es un problema...
De tu misma existencia
ignoras tanto el giro,
que tu ayer es problema
Narciso Cayetano y Ojeda.
Como
de H. Amezúa Anoro, no tenemos noticia de este poeta que hemos
encontrado en la revista isleña "Vida moderna", fechada en septiembre de
1929. Sin embargo, de Amezúa hemos hallado su nobre en una página de un
Diario oficial de la provincia de Madrid, fechado en septiembre de
1897. La influencia becqueriana tiene plena vigencia en esa fecha.
Plaza de la Iglesia, 1914
DE la revista “IRIS”
LA VOZ
Todo era bello en la gentil Aurora
su frente sonrosada, blanco el cuello,
en sus pupilas divinal destello,
en su rostro la grana seductora,
en su boca sonrisa encantadora,
brillantez o negrura en su cabello
y en su cuerpo y andar el noble sello
y de la fina hermosura que enamora.
Necios amantes, cual falderos perros,
la seguían sin tregua ni descanso
o corrían, como locos por los cerros.
del remanso. ,. Mas, ¡negro desengaño!
huyeron con platillos y cencerros,
de Aurora al escuchar la voz de ganso.
Narciso Cayetano y Ojeda.
I9I4 .Agosto
Revista IRIS
UN POEMA, UN POETA
Título: COMO MANDA EL USO
Es una
estancia noble, perfumada;
con ricos muebles que el imperio impuso,
los tapices de Persia y alfombrada
cual manda el dueño, como manda el uso.
Una mesa de cedro es recipiente
de una lámpara antigua de Lucena
cuya roja pantalla impertinente,
torna en color de sangre aquella escena.
A favor de la luz que reverbera,
una dama, más bella que un ensueño
con curvas incitantes de hechicera
escribe a prisa con nervioso ceño.
Tan abstraída está que no percibe
el cauteloso paso del anciano
de noble porte, pues la dama escribe
sin dar reposo a su preciosa mano.
Silencioso aquel hombre, no respira
del pecho los latidos conteniendo:
se acerca aún más, y con espanto mira
lo que aquella sirera (sic) está escribiendo.
¡Adúltera!, le dice. Ella espantada,
quiere erguirse, romper la prueba escrita;
es inútil: un arma despiadada
puso fin a la adúltera maldita.
Márchase el hombre sin que nadie intente
cortar su paso o remediar su pena;
y allá quedó la luz irreverente
dando color de sangre a una azucena.
Sangre y luz se mezclaron de tal suerte
que unidos van para fingir la glosa
de dar a un cuerpo herido por la muerte
los colores bermejos de una rosa.
Era una estancia noble del imperio
con ricos muebles que el imperio impuso,
donde quedó enterrado un adulterio
cual manda el dueño, como impone el uso.
José Domínguez Bridoux
con ricos muebles que el imperio impuso,
los tapices de Persia y alfombrada
cual manda el dueño, como manda el uso.
Una mesa de cedro es recipiente
de una lámpara antigua de Lucena
cuya roja pantalla impertinente,
torna en color de sangre aquella escena.
A favor de la luz que reverbera,
una dama, más bella que un ensueño
con curvas incitantes de hechicera
escribe a prisa con nervioso ceño.
Tan abstraída está que no percibe
el cauteloso paso del anciano
de noble porte, pues la dama escribe
sin dar reposo a su preciosa mano.
Silencioso aquel hombre, no respira
del pecho los latidos conteniendo:
se acerca aún más, y con espanto mira
lo que aquella sirera (sic) está escribiendo.
¡Adúltera!, le dice. Ella espantada,
quiere erguirse, romper la prueba escrita;
es inútil: un arma despiadada
puso fin a la adúltera maldita.
Márchase el hombre sin que nadie intente
cortar su paso o remediar su pena;
y allá quedó la luz irreverente
dando color de sangre a una azucena.
Sangre y luz se mezclaron de tal suerte
que unidos van para fingir la glosa
de dar a un cuerpo herido por la muerte
los colores bermejos de una rosa.
Era una estancia noble del imperio
con ricos muebles que el imperio impuso,
donde quedó enterrado un adulterio
cual manda el dueño, como impone el uso.
José Domínguez Bridoux
El doctor Juan
García-Cubillana, compañero de la
Academia de San Romualdo de San Fernando -Cádiz- y amigo, me
mostró en una revista con nombre “San Fernando Artístico”, publicada
probablemente en 1923, este poema de un autor desconocido hoy en nuestra
ciudad.
Pero, ¿quién fue José Domínguez Bridoux?
Tecleamos en internet y encontramos la siguiente información:Victorina Bridoux {Manchester, 1835 - Santa Cruz de Tenerife, 1862} Victorina Bridoux y Mazzini de Domínguez nació en Manchester el 9 de abril de 1835. Hija de Carlos Honoré Bridoux y Lefebre, de París, comerciante al por mayor, y de Angela Mazzini, nacida en Cádiz, poetisa hermana del presbítero Antonio Mazzini y prima segunda del general José Mazzini.A los tres años, huérfana de padre, llega a Cádiz con su madre, que se coloca como profesora de inglés, francés e italiano en el colegio de Religiosas Irlandesas de Gibraltar. Allí estudió Victorina hasta los trece años, siempre con salud delicada. Luego volvió a Cádiz, y fue junto a su madre a Sevilla y Santa Cruz.Olvidó la música y los idiomas, en Tenerife dio funciones benéficas de declamación en el teatro de Santa Cruz.Se casó el 15 de enero de 1855 con el capitán graduado de infantería Gregorio Domínguez de Castro. Al fallecer a los 27 años por la fiebre amarilla dejó un libro publicado, tres novelas sin terminar y cuatro hijos entre seis años y ocho meses. Un dato concreto nos dice que nació en 1935 y falleció en 1862. Su último hijo, Leopoldo nació en el mismo 1862. Aventuremos una probable cronología al poeta comprendida entre los años 1860 y 1924, un año después de la aparición del poema en la revista, por poner un ejemplo; pero sin que eso sea ni siquiera aproximado, ya que no sabemos la edad que tendría en el año de su fallecimiento. Pero es cierto que debió de escribir mucho más, puesto que la corrección de sus versos hace suponer una evidente desenvoltura en el quehacer poético.
Tecleamos en internet y encontramos la siguiente información:Victorina Bridoux {Manchester, 1835 - Santa Cruz de Tenerife, 1862} Victorina Bridoux y Mazzini de Domínguez nació en Manchester el 9 de abril de 1835. Hija de Carlos Honoré Bridoux y Lefebre, de París, comerciante al por mayor, y de Angela Mazzini, nacida en Cádiz, poetisa hermana del presbítero Antonio Mazzini y prima segunda del general José Mazzini.A los tres años, huérfana de padre, llega a Cádiz con su madre, que se coloca como profesora de inglés, francés e italiano en el colegio de Religiosas Irlandesas de Gibraltar. Allí estudió Victorina hasta los trece años, siempre con salud delicada. Luego volvió a Cádiz, y fue junto a su madre a Sevilla y Santa Cruz.Olvidó la música y los idiomas, en Tenerife dio funciones benéficas de declamación en el teatro de Santa Cruz.Se casó el 15 de enero de 1855 con el capitán graduado de infantería Gregorio Domínguez de Castro. Al fallecer a los 27 años por la fiebre amarilla dejó un libro publicado, tres novelas sin terminar y cuatro hijos entre seis años y ocho meses. Un dato concreto nos dice que nació en 1935 y falleció en 1862. Su último hijo, Leopoldo nació en el mismo 1862. Aventuremos una probable cronología al poeta comprendida entre los años 1860 y 1924, un año después de la aparición del poema en la revista, por poner un ejemplo; pero sin que eso sea ni siquiera aproximado, ya que no sabemos la edad que tendría en el año de su fallecimiento. Pero es cierto que debió de escribir mucho más, puesto que la corrección de sus versos hace suponer una evidente desenvoltura en el quehacer poético.
Obras de Victoria Bridoux:
Lágrimas y flores. Producciones literarias. Santa Cruz de Tenerife: Salvador
Vidal, 1862. El bálsamo de las penas. Madrid: F. Escámez, 1863. Amparo.
Zaragoza: Casañal y Cª, 1890. El secreto de la hermosura. Zaragoza:
Casañal y Cª, 1890.
Hemos hallado otras fuentes, pero éstas no añaden nada a lo que ya se ha expuesto. Deduzcamos, pues, de lo dicho que si ella falleció a los 27 años, José Domínguez Bridoux, presuntamente su hijo, debió nacer al poco tiempo del matrimonio, o sea, a finales de los cincuenta. Casada con un militar, como hemos visto, quizás residió en la Isla de San Fernando; o bien pudo José, su hijo y autor del poema, ser militar de profesión. En mis conversaciones con el poeta isleño don Gabriel González Camoyano (1893-1967), también vinculado profesionalmente a la Marina, nunca lo mencionó, así como sí lo hizo del poeta y médico gaditano y residente en la Isla Servando Camúñez (1854-1936), a quien consideraba su maestro. Camúñez, como ya dije en el artículo dedicado a él en “San Fernando Información” hace varios años, fue un poeta de un realismo tardío de fin del siglo XIX, con todos los ingredientes temáticos consabidos, o sea, al estilo de Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce, Federico Balart, Manuel del Palacio...
Hemos hallado otras fuentes, pero éstas no añaden nada a lo que ya se ha expuesto. Deduzcamos, pues, de lo dicho que si ella falleció a los 27 años, José Domínguez Bridoux, presuntamente su hijo, debió nacer al poco tiempo del matrimonio, o sea, a finales de los cincuenta. Casada con un militar, como hemos visto, quizás residió en la Isla de San Fernando; o bien pudo José, su hijo y autor del poema, ser militar de profesión. En mis conversaciones con el poeta isleño don Gabriel González Camoyano (1893-1967), también vinculado profesionalmente a la Marina, nunca lo mencionó, así como sí lo hizo del poeta y médico gaditano y residente en la Isla Servando Camúñez (1854-1936), a quien consideraba su maestro. Camúñez, como ya dije en el artículo dedicado a él en “San Fernando Información” hace varios años, fue un poeta de un realismo tardío de fin del siglo XIX, con todos los ingredientes temáticos consabidos, o sea, al estilo de Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce, Federico Balart, Manuel del Palacio...
El poema que nos ocupa ahora aparece en 1923, pero pudo haber
sido compuesto muchos años antes. De hecho, los poetas que escribían entonces
en La Isla no
iban, por influjo de tendencia, más allá de los poetas románticos y realistas,
sin el más mínimo asomo de la influencia imperante del Modernismo.
El estilo es de un cuño realista decimonónico, en la línea de muchos autores de entonces, como ya hemos dicho, por ejemplo, Campoamor, que era respetado e imitado, hasta tal punto que en su primera visita que hizo Rubén Darío a España (1992) le dedicó una décima en la que le manifestaba su admiración.
El poema expuesto está escrito en estrofas de serventesios. Recuérdese que el serventesio es una estrofa compuesta de cuatro versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, de rima consonante y alterna (ABAB). Aclaración: “sirera” puede contener una errata y lo real y correcto puede ser sirena.
Quedamos a la espera de que quien pueda añadir más información, me la dé, o si la encuentro fuera de lo que ya he procurado, ayude a completar datos sobre este poeta desconocido en la tierra donde se le publicó este poema, que considero notable, a pesar de que cuando se da a la luz, ya es retrospectivo, aunque no sabemos si fue escrito muchos años antes.
El estilo es de un cuño realista decimonónico, en la línea de muchos autores de entonces, como ya hemos dicho, por ejemplo, Campoamor, que era respetado e imitado, hasta tal punto que en su primera visita que hizo Rubén Darío a España (1992) le dedicó una décima en la que le manifestaba su admiración.
El poema expuesto está escrito en estrofas de serventesios. Recuérdese que el serventesio es una estrofa compuesta de cuatro versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, de rima consonante y alterna (ABAB). Aclaración: “sirera” puede contener una errata y lo real y correcto puede ser sirena.
Quedamos a la espera de que quien pueda añadir más información, me la dé, o si la encuentro fuera de lo que ya he procurado, ayude a completar datos sobre este poeta desconocido en la tierra donde se le publicó este poema, que considero notable, a pesar de que cuando se da a la luz, ya es retrospectivo, aunque no sabemos si fue escrito muchos años antes.
AYUNTAMIENTO DE SAN FERNANDO, ANTES DE LOS AÑOS CUARENTA Y TRAMO DE CALLE REAL EN 1950
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