Lorca dando una conferencia en Madrid
Si
decides bajar al claro Sur,
¿por qué
no vas a América
otra vez
a mirar aquellos rascacielos
de Nueva
York, cruzar puentes de Brooklyn,
ver
vomitar los Metros cuerpos humanos
[como
sabandijas,
ver de
Manhattan, como en lontananza
de un
mar de humo, mástiles dudosos de edificios,
oír
negros de Harlem y el jazz por las callejas
donde la
sangre gime maltratada,
donde
los niños blancos acarician
la barba
florecida de Walt Whitman
y quedan
todavía por las calles
[restos
de los suicidas
de
después de aquel crash del 29?
Huertos
y calles de Fuentevaqueros
lo llaman con sus joyas forestales
y con
voces que llegan de la infancia;
[le dicen al
oído
con un
confidencial y conocido deje,
mientras
que va bajando en tren a Andalucía,
que el
sol del Sur le embriagará con vino
morado
del crepúsculo, a esa indecisa hora
juanramoniana
y ya tan conocida
en que suena en un Carmen
granadino el arroyo
lento y
claro de Falla, y ancestrales se trenzan
los
quejidos de un cante de gitanos
[cerca
del Albaicín…
¿Para qué bajas,
Federico?
¿A buscar a la luna limpia del Sur,
melliza de la nieve
de la Sierra Nevada,
acaso,
la luna
traicionera que en la noche agosteña
habrá de
iluminar el sendero tortuoso
del
camión que te lleva al último paseo de tu vida
en
compañía del maestro cojo
y de los
dos banderilleros?
Ay,
¿ quién
os diría un mes, diez días antes
que los
cuatro destinos se sentaban
en la
mesa a jugar el tute eterno,
yuxtapuestos
los cuerpos bajo tierra
y unidos
por las cuerdas sangrientas de la muerte?
Esa luna
que enseña, Federico,
su
polisón de nardos en el cielo de julio,
más
despejado cuanto más abajo,
será, de
todos los amados elementos
que en
tus cálidos versos diste asilo,
la única
tal vez que te acompañe
cual una plañidera lejana y
silenciosa
pero fiel en Víznar, que tú vieras tantas
veces
como pieza del puzzle de tus alrededores
[recogidos
con amor en tu Libro de poemas;
Víznar,
a diez minutos de Granada
[-¡tu querida Granada!-,
ay,
Federico se prepara ya
[a hacer de su
barranco
tu por
siempre ignorada sepultura.
De Lámparas votivas (200/)
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