miércoles, 7 de agosto de 2019

INTRODUCCIÓN A DEL ESPLENDENTE MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR,



INTRODUCCIÓN  A 

DEL ESPLENDENTE MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR, 

de Juan Rafael Mena, Editorial DALYA

por RAMÓN LUQUE SÁNCHEZ




Hay encuentros fortuitos que sin embargo deparan
largas e intensas historias de amor.
Así se puede calificar la entusiasta relación que Juan
R. Mena ha mantenido con la Poesía. Fue puro azar la
manera en que este hombre de Letras tuvo conciencia de
que existían los poemas y de que estos tenían la facultad de
interpretar el mundo e interpelar al tiempo.
El descubrimiento de la Literatura despertó su conciencia
en todos los sentidos. Pronto se dio cuenta de que si
quería mejorar y evolucionar en su producción literaria solo
podía hacerlo a través de las herramientas que le proporcionaría
el estudio. Este fue el estímulo para licenciarse en
Filología Hispánica. Mientras lo hacía fue ganando algunos
premios literarios y publicando sus primeros libros.
Hay que catalogar la obra poética de Juan R. Mena de
ingente, variada y profunda. El motivo de esta grandeza es
que no se conformó nunca con transitar los caminos trillados
ya por otros. Primero dominó las formas clásicas, como
el soneto, el romance o la décima, que estaban tan en boga
en la España de la posguerra. Quiso más, para ello se alejó de
ese clasicismo amanerado y lastrado por la costumbre con
la intención de escribir una nueva poesía. Actualización en
los temas, un lenguaje poético novedoso y la búsqueda de
nuevas formas poéticas fueron sus metas.
Mientras tanto fueron apareciendo algunos de sus
más importantes poemarios, como Sísifo, Prohibido paraíso
o Un resplandor enciende hoy mi memoria, por citar algunos
de ellos. A destacar La Araucaria, antología poética
publicada por la Fundacion Municipal de Cultura del Ayuntamiento
de San Fernando y precedida de un profundo
estudio de Enrique Montiel.
El libro que estoy presentando, DEL ESPLENDENTE
MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR… (Antología poética de
mar y amor) es una recopilación de poemas publicados en
varios libros, como Desnuda claridad y Fiebre de verano,
entre 1980 y 2013. Con esta selección, ha buscado el autor
enfrentar dos realidades insondables y convulsas al mismo
tiempo: amor y mar (o viceversa), dos conceptos que simbolizan
lo infinito e inabarcable, la pasión y la agonía, también
son una alegoría de la elevación espiritual y esa dulce aspiración,
tan humana, de tranquila felicidad mientras soñamos
despiertos.
Mar y amor constituyen de este modo dos substancias
que se funden en una para conformar un manifiesto de
lo que debe ser la poesía, la pasión y la vida. Se convierten
así en retratos de lo que es nuestro cambiante planeta y de
los sentimientos que alberga nuestro corazón.
Para crear esa etérea y vívida atmósfera, utiliza Juan R.
Mena dos recursos. El primero es la apasionada búsqueda
de un lenguaje literario de altura: hablo de la metáfora inno-
vadora y de la imagen provocadora y luminosa. Lo consigue
con unos textos sublimes, que consiguen enfrentar intelecto
y sentimientos, paráfrasis de lo que es la existencia humana.
El otro recurso es la métrica, de la que el autor es
estudioso y maestro. Nada hay en el poemario que suene
a improvisación. Huye deliberadamente de esa dictadura
del verso libre –rara vez lo utiliza– que tanto está empobreciendo
la poesía actual. Son muchos los tipos de versos
que utiliza, desde el endecasílabo y el alejandrino hasta un
verso de veintidós sílabas, y algunas más –no es verso libre,
no, juega con heptasílabos hasta conseguir ritmo y musicalidad–,
con ello busca la construcción de inmensas realidades
poéticas, como esos mares y amores que trata de delimitar y
definir. El lector queda así impresionado, suspendido entre
el propio escenario en el que vive y esa otra imagen lírica
que emerge ante su intelecto para zarandearlo y abrirle los
ojos.
Cuando lo hace se encuentra ante una visión distinta
del mundo y de las cambiantes formas que lo delimitan,
como lo volátil del amor y del perfil de las olas.
De dos maneras nos presenta Juan el mar. Una es
cuando lo denomina “el mar”, en masculino. Sus olas y bramidos
resuenan en los oídos del lector para romper su sosiego,
nos presenta entonces a un inmenso océano, que se erige en
una latente amenaza, como todo lo que nos supera y nos es
desconocido. Nos habla entonces de lo insondable e inabarcable.
Distinto es cuando escribe de “la mar”, se refiere ahora
a esas otras aguas en las que se bañaba cuando era un niño,
a esa playa en la que soñaba ser escritor mientras paseaba.
Es ese mar femenino, dulce y sereno, casi maternal, alegoría
del camino por el que transitar arrobado por el vuelo de las
gaviotas y la belleza de un atardecer. Igual pasa con el amor,
torrencial unas veces, pero bucólico y dulce cuando mece a
los enamorados con la música de la felicidad. El autor desnuda
los sentimientos humanos para mostrarnos todo un
catálogo de lo que es el enamoramiento y la pasión erótica,
que es su culmen.
Significativa es también la forma con la que enaltece el
mar y el amor, mientras que el amor está descrito utilizando
esencialmente el soneto, con su estructura tan definida y
su rima tan musical; para representar el mar utiliza el verso
largo, que envuelve el concepto como si fuese la espuma
de las olas al romper contra un acantilado. Una variante de
estilo la constituyen los poemas vanguardistas, en los que el
autor juega con letras y palabras hasta conseguir expresar a
través de la forma la inestabilidad del mar y el susurrar del
viento. En el fondo, lo que subyace en toda la obra es un
diálogo entre el mar, el amado y la amada, capaces entre los
tres de crear una atmósfera lírica que estremece y enerva los
sentidos al mismo tiempo.
Leer a Juan R. Mena siempre es un deleite, en este caso
también es un aprendizaje de lo que es la forma poética y de
cómo jugar con las palabras para crear emociones capaces
de sorprendernos y estremecernos.


Ramón Luque Sánchez


Para la presentación el 19 de abril de 2018 en el Centro de Congresos de San Fernando (Cádiz) de DEL ESPLENDENTE MAR, DEL PERSEGUIDO AMOR, editado por Editorial Dalya

El libro no es solamente un conjunto de poemas sino que va en ellos la historia de un amor más latente que patente, más oculto que manifiesto y que tiene un fin dramático con el adiós inevitable. Como en todos los poemarios amorosos, el tema es un pretexto para crear un ambiente topográfico, más o menos idealizado,  y expresar unos sentimientos que han de recurrir al estilo velado y sugerente, para que la verdadera protagonista sea la poesía.

Se combinan las formas clásicas, como es el soneto, y las estructuras abiertas con mezcla de algún verso libre para expresar la voluntad de romper con la realidad encorsetadora de la libertad.







JUAN RAFAEL MENA


CLAVES PARA INTERPETAR DEL ESPLENDENTE MAR, 
DEL PERSEGUIDO AMOR.

El libro contempla la ficción dramática de la amada, el amante y el mar.

Empieza con la admiración por el cuerpo  de la amada (como si fuera una Venus que sale de una concha del mar, como en el cuadro de Boticelli, pág. 13), sigue con la conquista (pág. 14), se mantiene en un tira y afloja con la rivalidad del mar  (págs. 54 y 82) y acaba con un adiós y la nostalgia de la lejanía de la amada por parte del amante ( pág.104).

Se ha de comprender que se trata de una historia imaginaria en la que el amante tiene celos del mar, ya que la amada está cerca de él y se mete en sus aguas a gusto olvidándose del amante que la está contemplando enamorado entre el celo y el elogio.

Hay poemas en los que se descubre este triángulo amoroso, poemas en los que el amante sufre, vacila, tiene miedo de perder a la amada, y otros poemas en los que el amante exalta la potencia del mar; entonces puede aparecer como la mar; es decir, como escenario inevitable para que discurra la acción poética y el argumento, que lleva a una frustración al final, sea un pretexto para la creación de símiles y metáforas. Es, pues, el amante el reportero del drama al que asiste él mismo como si fuese un personaje que está fuera del trío que desaparece al final, quedando sólo la angustia del amante, que confirma su amor a la amada en la forzada lejanía y en la inevitable separación. 




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