miércoles, 7 de agosto de 2019

POESÍA, FILÓN DE LA PALABRA O IDEAL LITERARIO

POESÍA, FILÓN DE LA PALABRA O IDEAL LITERARIO

 

Libro editado por la Editorial Fanes, de Torrelavega 
(Santander) septiembre 2017


EXTRACTO DE POESÍA, FILÓN DE LA PALABRA

PARA GUIÓN DE PRESENTACIÓN

Este libro no es un poemario, sino un  somero estudio, por tramos, como si fuera un río, de la poesía española desde la posguerra hasta los años 80.

Poesía, por tanto, de tres generaciones:

—La de la posguerra: Poesía social

—La de los años cincuenta-sesenta: Realismo crítico

—La de los años 70: Poesía de los Novísimos, que yo llamaría también Poesía de la Transición.

Se señalan los rasgos de cada generación.
J.R.M. intercala poemas con esos rasgos, constituyendo con ello una antología evolutiva.
De manera especial, hace hincapié en su generación, la de los años 70, la de los poetas llamados Novísimos, cuya poesía se bifurca en los siguientes apartados:

—poesía neovanguardista

—poesía neobarroca

—poesía clasicista

—poesía culturalista

—poesía veneciana, aunque este apartado no es muy concurrido y esa denominación se atribuye a ciertos poemas del poeta catalán Pere Gimferrer, si bien se ha querido ver en esa línea un cierto neomodernismo.

J.R.M. inserta poemas en cada una de esas tendencias continuando con ello su intención
de una antología variada y progresiva.

A partir de los 80, los poetas más jóvenes  continúan en cierto modo las líneas anteriores, pero empiezan a distanciarse de los llamados “Novísimos” y se alejan del vanguardismo más estridente. Incluso se observa un interés por la expresión de la intimidad y un retorno a las formas tradicionales. Podríamos hablar de una diversidad de caminos y de cruces de estos caminos en un mismo autor.

Cada vez nos acercamos más a lo que propugna el título de este libro; o sea, la poesía como mina de la palabra que después emplean todos los subgéneros literarios, sobre todo la  narrativa, con gozo de novedad.

J.R.M. no se contenta con considerar como definitiva la guerra que los Novísimos hacen a Gabriel Celaya cuando éste dice que “La poesía es un arma cargada de futuro”.Es cierto que la poesía no es sólo comunicación sino también estética, estética de la palabra. La palabra que no se siente satisfecha con transmitir un mundo interior, por bello que sea, quiere despertar en el lector una sensación de expresividad original, un indagar en los quilates de las imágenes, más que en la forma externa del poema.

Para ello se trae a la página el formalismo del estilista ruso Vixtor Shklovski, en cuya obra El arte como artificio propone que está en el lenguaje la novedad de la poesía, en la capacidad del talento del poeta para presentar la escritura como nueva y no como desgastada por el uso de la comunicación. La función poética es, por tanto, la que ha de convertir la poesía en filón de la palabra, en expresión sorprendente y cautivadora. Se destaca la metáfora como elemento básico de la función poética, de acuerdo con lo que dice Marcel Proust: "Sólo la metáfora puede dar una suerte de eternidad al estilo". La metáfora, no la imagen visionaria como la llamó Carlos Bousoño, que es puramente subjetiva e irracional sin referente objetivo que la justifique.                                                                                       
 J.R.M. pone colofón a su libro con poemas que intentan corresponder a la tesis del formalista ruso concluyendo con ello una antología que evoluciona desde la poesía social hasta la que sueña con presentarle al lector una escritura fresca y creativa sin deuda con el estilo común, incluso impersonal, diría yo. de su poesía anterior.

Más que escribir una poesía de la comunicación, trabajar en una cantera de hallazgos para ofrecer una  poética que anhela ser filón de nuevas creaciones lingüísticas.  Como decía Goethe: “Todas las cosas ya han sido dichas. Lo que conviene, para el poeta, es repetirlas de otro modo”.



 Artículo sobre el criterio de Valle-Inclán acerca de la poesía

Para Valle-Inclán no hay diferencia esencial entre "verso y prosa. Todo buen escritor, como todo verdadero poeta, sabrá encontrar número, ritmo, cuantidad para su estilo. Por eso los grandes poetas eliminan los vocablos vacíos, las apoyaturas, las partículas inexpresivas, y se demoran en las nobles palabras, llenas, plásticas y dilatadas”. Para el poeta de las Sonatas, la poesía está, verso o prosa, en el lenguaje, y el lenguaje halla en la poesía su mejor expresión; de ahí que la poesía sea el filón del que sale la palabra para escritura del escritor y uso del hablante.

Pero vayamos a las exigencias del estilo. Advirtamos que antes de que El arte como artificio del estilista ruso se conociera en Occidente, ya poetas como Vallejo (el de Poemas humanos, sobre todo), García Lorca, Neruda y Miguel Hernández “desfiguraron” el texto a favor del “extrañamiento”.

El Ultraísmo proponía en su primera cláusula que el arte literario se redujese a la metáfora como único recurso retórico, tachando adjetivos inútiles, frases medianeras y nexos. (Ya Aristóteles, autor del primer Arte poética de Occidente, decía que la metáfora era lo que diferenciaba al verdadero poeta.)

También recomendaba el uso de la tipografía versal a gusto del poeta, lejos del encorsetamiento clásico, además de otras normas. En lo que se refiere a la metáfora, es cierto que hay un antecedente del Ultraísmo en el Futurismo, además de los teóricos rusos del siglo XIX, como Potebnia y Knechenik, como la cláusula de que el lenguaje pretenderá la supresión de adjetivos y adverbios para dar un mayor dinamismo y rapidez verbal, hasta la "destrucción de la sintaxis", dejando las palabras en libertad, como quiso el Futurismo, en expresión luego de Apollinaire. Eso es lo que intento poner en claro aquí.

Si todo está dicho, como dice Goethe, hay que remozar el lenguaje y sorprender al lector, como dijo Vivaldi. Es decir, una poesía no se puede justificar por la comunicación ni el sentimiento sino por el avance que haya conseguido con su grado de expresividad. No se olvide el lector de la "obligación" que tiene el poeta de introducir en su técnica literaria la llamada función poética, sin ella no habría sido posible difrerenciar una época de otra; por ejemplo, el neoclasicismo del romanticismo. Modernamente llegamos a más: La idea de expresividad. Y esa expresividad tiene el deber —y el placer indecible— de sensorializar los conceptos, de pintar como ya dijeron Simónides de Queos, Plutarco y Leonardo da Vinci (“La pintura es poesía muda y la poesía pintura parlante”).

Cada verso ha de estar desfigurado con respecto a la lógica, propio de la poesía convencional que no se exige y sestea en sus carriles redichos.

La poesía es un registro sugerente y no definidor. Da a entender, no explica, como dijo Mallarmé.

La poesía se deja entrever como si fuera la revelación de una sensibilidad avanzada, mágica, sorprendente, una síntesis de filosofía de la vida y arte expresivo para captar la atención del lector.

"Así como los árboles mudan la hoja al morir el año ...así también perecen con el tiempo las palabras antiguas..." VII (Horacio: Ad Pisones).


De ARENA Y CAL, REVISTA LITERARIA, NÚMERO 245, ligeramente ampliado el artículo.

También aparecida en la revista PLéYADE, 
de la TERTULIA RÍO ARILLO DE LETRAS Y ARTES, 2017 

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