Vixtor Shklovski
EL ARTE COMO ARTIFICIO
EL ARTE COMO ARTIFICIO (¿ARTE Y OFICIO?)
(TEXTOS TOMADOS DE
INTERNET Y EN PARTE ELABORADOS
POR EL AUTOR DEL
BLOG)
"La finalidad del arte es dar una sensación del
objeto como visión y no como reconocimiento".
El arte es un medio de experimentar el devenir
del objeto: lo que ya está "realizado" no interesa para el arte. La
ciencia y sus adelantos nos han predispuesto a vivir en estado de alerta de la
novedad en todo; también en el lenguaje. Lo tradicional nos parece caducado;
suena a “buen burgués”. Porque lo que decimos ya lo han dicho hace cientos de
años otros poetas. Hay que decirlo sin cansar a los lectores.
"Al examinar la lengua poética, tanto en sus
constituyentes fonéticos y lexicales como en la disposición de las palabras y
de los matices semánticos constituidos por ellas, percibimos que el
carácter estético se revela siempre por los mismos signos. Está creada
conscientemente para liberar la percepción del automatismo", es decir,
de la expresión manoseada y gris, que puede escribir cualquiera.
DEL TEXTO REALISTA PASANDO,GRADUALMENTE, HASTA LA JITANJÁFORA
Hay, por lo tanto, grados de realismo en el texto.
Desde el más objetivo –científico, periodístico, jurídico, humanístico- al más
distante ya de la realidad. A partir de éste empieza el texto a ser
desautomatizado, adquiere tonos personales como un cuadro impresionista y llega
al expresionismo; luego, en su máximo esfuerzo de desfiguración, fragmenta la
realidad y se expresa como cubista, caligramática y jitanjafórica. A partir de
aquí, se sustituye la lengua por los objetos y tenemos la expresión artística
iconográfica, pero eso ya no es poesía, sino vecindad con las artes manuales.
El objeto no es percibido como una parte del
espacio, sino, por así decirlo, en su continuidad, o sea, en su nueva
combinación con otros elementos afectados por la personificación, la metáfora y
la sinestesia.
"A esto se añade el fragmentarismo. El poema se
suele convertir en una sucesión de emociones, ideas, anotaciones, etc. Todo se
debe a una nueva visión de la realidad fuera de la lógica cartesiana que lleva
al discurso burgués con una sintaxis aburrida y esclerotizada.
Una visión nueva de la realidad objetiva –y de la
realidad de las ideas- motiva nuevas formas de expresión en la que predominan
los nombres, los adjetivos, los verbos, los adverbios, pero que los combinan
prescindiendo en parte de las palabras vacías o relacionantes. Lo que se trata
es de dar un mensaje en el que domina lo sustantivo, lo intuitivo, lo esencial
del pensamiento y dejar que el lector recomponga el discurso a su manera. Es
como volver a una lengua primitiva en la que los indígenas mencionan lo que ve
con su peculiar psicología y lo expresan con palabras esenciales sin hilvanar
el mensaje con elementos relacionantes entorpecedores y funcionariales. Huir de
la estructura momificadora del tema y el lenguaje".
Oigamos la referencia que se hace de Leo Spitzer: Su
concepción de la estilística parte del postulado de que a toda
e x c i t a c i ó n p
s í q u i c a
que se aparte de los hábitos normales de nuestra
mente, corresponde también en el
lenguaje un
d e s v í o del uso
normal;
o bien, a la inversa.
Si se quiere ver o representar el mundo a través del
lenguaje, hemos de ser fiel a esa visión previa que se ha de traducir a
palabras. Si mi visión sigue siendo realista, la traducción será realista
también. Si se sigue siendo fiel a la clasificación de la realidad según las
dimensiones convencionales, se sigue siendo un escritor objetivista, como de
cartilla primera de la narración con su sujeto, verbo y predicado. Si no hay
onirismo, no hay quiebro sintáctico. El onirismo es la delectación de un mundo
interior hecho con lo más selecto de la realidad. Hay que derrumbar la realidad,
trocearla y sacar de ella los materiales que se han de combinar para dar una
suprarrealidad virtual, claro, pero íntima.
El realismo es propio de los burgueses mentales, que
ya tienen su esquematismo real prefabricado y se deleitan en sus tópicos.
De este modo llegamos a definir la poesía como un
discurso difícil, tortuoso. El discurso poético es un discurso elaborado.
La prosa permanece como un discurso ordinario, económico, fácil, correcto. La
prosa de la información, incluso la de la novela o el teatro, tienen un
discurso que el lector y espectador procesan rápidamente ya que su construcción
no presenta combinaciones inhabituales; rasgo que sí tiene la poesía
“comprometida” con la ley de la evolución estilística (por ejemplo, Rubén Darío
no podía escribir como Quintana ni siquiera como Campoamor, a quien, por
cierto, dedicó una décima). Dentro de unos márgenes aceptables de complicidad
entre el autor y el lector, la poesía “pierde” la vergüenza y la cabeza y
campea a su gusto por los predios de la lengua sin caer en el disparate ni en
la imagen visionaria, sino empleando la metáfora y la sinestesia especialmente
para sorprender con temas sugeridos más que explicados, que es lo que hacían la
poesía social y la clásica.
El motivo
de este artículo no es otro que el de entender cómo la novedad que quiere
Potebnia para singularizar la poesía liberándola de las frases hechas y
reduciéndola a la sola imagen, ha sido tomada por su compatriota Shklovski
liberándola a su vez del rigor metafórico que le impone el estilista anterior
como única condición para aceptar la poesía como auténtica.
EL ARTE COMO ARTIFICIO Selección
"La poesía es una manera particular de pensar:
un pensamiento por imágenes; de esta manera permite cierta economía de fuerzas
mentales, una "sensación de ligereza relativa", y el sentimiento
estético no es más que un reflejo de esta economía. Para Potebnia y sus
numerosos discípulos, las imágenes tienen la función de permitir agrupar los
objetos y las acciones heterogéneas y explicar lo desconocido por lo conocido.
La conclusión de Potebnia se podría reducir a una
ecuación:
"poesía=imagen".
Potebnia no distinguía la lengua de la poesía de la lengua de la prosa; a causa de esto no pudo percibir que existen dos tipos de imágenes: la imagen como medio práctico de pensar, como medio de agrupar los objetos, y la imagen poética, medio de refuerzo de la impresión. La imagen fábula, la imagen - pensamiento, que nos ejemplifica la niñita que llama a una bola "pequeña sandía", no es más que la abstracción de una cualidad del objeto y no hay ninguna diferencia entre: cabeza-bola y sandía-bola. Es un pensamiento, pero esta abstracción no tiene nada que ver con la poesía.
Potebnia no distinguía la lengua de la poesía de la lengua de la prosa; a causa de esto no pudo percibir que existen dos tipos de imágenes: la imagen como medio práctico de pensar, como medio de agrupar los objetos, y la imagen poética, medio de refuerzo de la impresión. La imagen fábula, la imagen - pensamiento, que nos ejemplifica la niñita que llama a una bola "pequeña sandía", no es más que la abstracción de una cualidad del objeto y no hay ninguna diferencia entre: cabeza-bola y sandía-bola. Es un pensamiento, pero esta abstracción no tiene nada que ver con la poesía.
La ley de la economía de las fuerzas creadoras
pertenece también al grupo de leyes admitidas universalmente, pero estas
fuerzas son limitadas, cabe pensar que el alma trata de realizar el proceso de
percepción lo más racionalmente posible, es decir, con el máximo resultado.
Esta ley es tal vez verdadera en un caso particular del lenguaje, esto es, en
la lengua cotidiana a las de la lengua poética. Por este motivo debemos tratar
las leyes de gasto y de economía en la lengua poética dentro de su propio
marco, y no por analogía con la lengua prosaica.
Si examinamos las leyes generales de la percepción,
vemos que una vez que las acciones llegan a ser habituales, se transforman en
automáticas. Las leyes de nuestro discurso prosaico, con sus frases inacabadas
y sus palabras pronunciadas a medias, se explican por el proceso de
automatización. Los objetos no son vistos, sino reconocidos a partir de sus
primeros rasgos. Bajo la influencia de una percepción de ese tipo el objeto se
debilita, primero como percepción y luego en su reproducción. En el proceso de
automatización del objeto, obtenemos la economía máxima de las fuerzas
perceptivas: los objetos están dados por uno solo de sus rasgos. La
automatización devora los objetos, los hábitos, las personas. Para dar
sensación de vida, para sentir los objetos, para percibir que la piedra es
piedra, existe lo que se llama arte. La finalidad del arte es dar una sensación
del objeto como visión y no como reconocimiento. "Dar cuerpo
a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia",
dijo Aristóteles.
Se trata de presentar la palabra, o el
conjunto de palabras, como una novedad en la percepción, como si esas palabras
reunidas expresaran algo nuevo, aun siendo ellas ya conocidas en otros
contextos como palabras serviles a un determinado pensamiento.
Recursos aconsejados para esta transfiguración: sinestesia,
símil, metáfora, repeticiones, violación de la sintaxis, así como de la
estructura del verso convencional. Otro recurso podría ser la sugerencia.
Dar a entender más que definir.
El arte es un medio de experimentar el devenir del
objeto: lo que ya está "realizado" no interesa para el arte. Lo
que convence es lo que extraña, lo que sorprende y, además, gusta porque
estimula la fantasía del lector y lo transporta lejos de la realidad ingrata o
monótona.
Al examinar la lengua poética, tanto en sus
constituyentes fonéticos y lexicales como en la disposición de las palabras y
de las construcciones semánticas constituidas por ellas, percibimos que el
carácter estético se revela siempre por los mismos signos. Está creada
conscientemente para liberar la percepción, del automatismo. El objeto no
es percibido como una parte del espacio, sino, por así decirlo, en su
continuidad, en lo que se puede ver —decir— además de lo dicho ya de él. De
este modo llegamos a definir la poesía como un discurso difícil, tortuoso. El
discurso poético es un discurso elaborado, artístico y complicado si se
quiere presentar las palabras como liberadas de la monotonía. La prosa
permanece como un discurso ordinario, económico, fácil, correcto".
OTROS TEXTOS A MODO DE RESUMEN:
La sustitución de la palabra por otra palabra con
diferentes medios expresivos es la prueba de que el hombre está cansado de ser
hombre, y, en consecuencia, es perfectamente lógico que arranque de sus
manifestaciones toda referencia a la desventurada condición humana.¿Por qué no
pintan ya los pintores la figura humana y el paisaje en el que vive el hombre?
Porque tras el hombre y tras su real hábitat se halla siempre escondida la
insidia de la palabra. Una obra de arte que se pueda explicar, traducir en
términos de lenguaje, pertenece aún al viejo mundo, que se hacía la ilusión de
explicar, de justificar, de comprender: es una obra que no se mueve, que nace
vieja.
Eugenio Montale: En nuestro
tiempo
El verso no debe, por consiguiente, componerse de
palabras, sino de intenciones y todas las palabras borrarse ante la sensación.
Sugerir, no nombrar.
Mallarmé
Dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el
copiar su apariencia.
Aristóteles
El arte busca lo insólito, lo que rompe la
costumbre, por eso es incómodo.
La poesía no es, ni puede ser, una ocupación
habitual (OC, VI, 249).
José Ortega y Gasset
Yo
hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera.
Picasso
El
placer superior en literatura es realizar lo que no existe.
Óscar Wilde
La
primera condición de la poesía es que sea sorprendente.
Jean Carlos Duque Franco
En arte no es suficiente la sinceridad.
Homo Sum (Frases,
Austral, 319)
Una
visión engendra una forma nueva.
Spitzer
Sólo la metáfora puede dar una suerte de eternidad al estilo.
Marcel Proust
Antonio Vivaldi
LA HERMENÉUTICA DE
LA METÁFORA:
de Ortega a Ricoeur
"El lenguaje poético destruye la
referencia espontánea del lenguaje ordinario, y en virtud de la distancia que
toma con respecto a la realidad natural (mediante una suspensión de referencia
o “epojé”, dicho en términos fenomenológicos), abre nuevas dimensiones de la
realidad. Se anula una referencia descriptiva en beneficio de una referencia
metafórica.
El arte, también para Ricoeur, no es
únicamente sentimiento. Mejor dicho, hay que entender por sentimiento algo muy
distinto a lo que entendemos habitualmente: es una manera específica de
encontrarse en el mundo, de orientarse en él, de comprenderlo e interpretarlo.
Lo
propio del arte no es “narrarnos las cosas, sino presentárnoslas como
ejecutándose” (OC, VI, 256).
Por Por eso, gracias al trabajo de la imaginación, la metáfora nos desliga de la
experiencia cotidiana a favor de la ficción y conlleva una “suspensión”
o ruptura de la realidad que vivimos de manera ordinaria. El lenguaje poético
ofrece modos de ser, sentir, y pensar que la visión común oblitera y
olvida.
J.R. Jiménez. Años veinte
DESCUBRIMIENTO
DE EL ARTE COMO ARTIFICIO
Con Shklovski tuve conciencia del valor del lenguaje, de la funcionalidad de la palabra. Valerse del significado para expresar, para exponer, para comunicar vivencias había sido lo que la tradición literaria había determinado siempre con un más o menos carácter cartesiano. Pero llegó el momento en que el lenguaje se ponía oxidado de tanto uso repetitivo.
Urgía remozarlo con nuevas combinaciones auxiliadas con figuras que ya habían exaltado el futurismo y el ultraísmo, como la metáfora, y anteriormente, la sinestesia, que enalteciera el simbolismo francés, además con verso de Baudelaire.
En esta encrucijada de la creación, me acordé de Oscar Wilde: “El placer superior en literatura es realizar lo que no existe”. Sin embargo, hemos de asumir la casi imposibilidad de crear lo que no existe y hay que asumir el pacto entre le tema del significado y las novedades del significante, que ya había previsto el formalista ruso autor de El arte como artificio.
Teniendo en cuenta, pues, esta tregua a la inquietud creadora, aposté por una poesía en la que “todo permanece”, es decir, como decía Antonio Machado, utilizando palabras de Teresa de Jesús, la santa carmelitana, una poesía inmersa en las “mesmas aguas de la vida”. No creo que haya otros rumbos, si nos olvidamos de las incursiones en los predios lúdicos de las vanguardias.
Creo que la poesía tiene que fiarse de las esencias. El poeta es y será siempre considerado por los lectores de a pie como un médium de vivencias profundas y como claves del sentir -y del intuir- humano. (Recuérdense aquellos versos de García Lorca: "Sólo el misterio nos hace vivir / sólo el misterio").
Ése es el río principal que va a la desembocadura de la posteridad; otra cosa es que a ese río vayan a parar pequeños afluentes de otras posiciones poéticas en las que estén implicados las vanguardias, el realismo, el neorromanticismo, el esteticismo, los temas de los Novísimos y la búsqueda de los Postnovísmos. Lo importante y concluyente es, por una parte, la autenticidad. Escuchemos a Nietzsche:
"De todo cuanto se ha escrito, yo sólo valoro aquello que alguien ha escrito con su sangre. Escribe con sangre y te darás cuenta de que la sangre es espíritu".
Escuchemos ahora al escritor colombiano José María Vargas Vila: “...en el poeta todo se magnifica, especialmente: el Dolor; todo Gran Poeta, es un Gran Dolor; y eso, porque sólo el Dolor nos hace grandes". Se refiere a Rubén Darío en la biografía que le dedica.
Gómez de la Serna: "El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador" .
Y por otra, presentar esa autenticidad se ha de revestir con un lenguaje ambicioso capaz de rozar el idiolecto enamorado de la función poética:
Pero, como la poesía es también arte, tenemos obligatoriamente que oír lo que dice Plutarco:
”La pintura es una poesía muda y la poesía es una pintura parlante”.
Decía Vicente Huidobro: “El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos, aunque jamás lograron realizar su definición”.
Dice más aún: “La primera condición del poeta es crear, la segunda crear, y la tercera crear”.
En resumen, creo honestamente que la poesía es un arte y una revelación al mismo tiempo, y esto lo digo a despecho de las vanguardias, que consideraban el arte como un juego intrascendente. Vale la fórmula, pero no pasa de ser solamente un introito a la poesía verdadera, la que le gana la batalla al tiempo y se lee después de que hayan muerto los críticos que un día enaltecieron o menospreciaron al poeta de la poesía que estamos avistando en una lontananza de futuribles literarios.
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