domingo, 22 de marzo de 2015

POESÍA: EL SERMÓN DE BUDA EN RADJABRIHA




  EL SERMÓN DE BUDA EN RADJAGRIHA*
       O  LA ESENCIA DEL BUDISMO




     FLor de loto



I
Dime, Kasyapa*, dime qué calor has sacado
del fuego que adoraste y qué satisfacciones
como inmaduros frutos cogiste de ese árbol
de tantas penitencias y austeros sacrificios.
Sé muy bien que adorando ese fuego tú eras
un pálido habitante de un círculo engreído
del individuo, espejo de altivas vanidades,
ancho río que tiene seco y pétreo su cauce.


     I I
 
    Oh, sí, rey Bimbisara, imagina un arroyo
    de agua fresca, delgada y limpio de ramajes,
    por tu frente aparece, y es la idea, la idea
    lo mismo que una lámpara que ilumina tus ojos.
    Has llegado a saber que quien oye del Buda
    su palabra brotando como de manantial
    de la sabiduría, ha de dejar caer
    cual soldado vencido el escudo del yo.    


    I I I

    Cuando acerqué el candil de mi descubrimiento
    del espíritu al yo, quedé sobrecogido.
    Cuenta me di que el yo es un fardo pesado
    que lleva dentro máscaras, según sus intereses;
    pero él no lo sabe que es actor. Cuando actúa
    —bambalinas la vida— lo hace tal el borracho
    envuelto en la humareda de su rol como un títere
    de pasiones con hilos que entretejen errores. 


* Radjagriha: Región de la India
* Kasyapa: Jefe de un grupo de seguidores de Krishna, luego convertido en seguidor del budismo
* Bimbisara: rey de Magadha.




  I V    

 Pero él cree que todo cuanto sabe y ansía
 es todo el patrimonio que a la vida lo arrastra.
 Le acompaña el baúl de disfraces legales
 y dispone de él en el viejo escenario
 del mundo, al que se siente atado por afanes.
 El mundo es espejismo que le atrae y le guiña
 en el frío desierto del vivir cotidiano.
      
  V

 Abrid, abrid los ojos, despertaros y ved
 que sois como un tapiz de karma empedernido
 —la trama de la sed de vida en esta tierra
 y la urdimbre de apego a todo lo que existe—
 como hiladas están de apetencia y ficción,
 sin dejar que el espíritu ilumine su fondo
 donde los nacimientos se suceden iguales
 que oleajes venidos a morir en la playa. 

V I

Como costra es el yo del espíritu, y es duro
porque lo ha endurecido el Deseo y le atrae
todo cuanto en el mundo es mano que se ofrece:
delirios de palabras prestidigitadoras
como un embaucamiento a pueriles sentidos,
que son los ventanales por el que ya maduro
el espíritu asoma, y ve esta falsa feria
de un mundo que es burbuja de fugaz ignorancia.


 V I I

Toda la pesadez de ese bulto del yo
herencia es de otras vidas que acumularon lodo
al lodo de estos pies caminantes por siglos
y que para limpiarse jamás se detuvieron.
Una vida tras otra fueron endureciendo
sus pisadas por esta piel de camaleón
que es el viejo planeta cambiante, desoído
por dioses cuando implora con fervor como un ascua.                            


 V I I I 

El amor debe uniros como un ramo de espigas.
Que el amor es señal de que os vais liberando,
de que vaciando vais la valija que os puso
el karma en vuestro hombros. El amor verdadero
os da como unas alas que os eleva del polvo
en que pisáis cenizas de los que os precedieron
y enterrados quedaron por sus locos anhelos
en los hoyos profundos de sus propios vacíos.

I X

Sé que todos buscáis el gozo, la subida
hasta la blanca cumbre donde una planta airosa
crece para el valiente que conquistarla pueda.
Perfumará por ello vuestras manos ya libres,
vuestras manos, más limpias que la boca de un loto.
El Nirvana es albergue para quienes rompieron
el yugo de su apego, la cuerda presidiaria
que lo unía a este mundo, crisol de los humanos.



X

Refugiaos en el Buda*, en el Dharma*, en el Sangha*
y dejaréis colgada a la puerta del mundo
esa angustia que es látigo y os apalea ciega,
y la liberación de la cadena humana
hallaréis: el Nirvana, la alegría infinita
de no volver a entrar en la piel de este mundo,
de no bajar cual reo a la cueva de sombras.
El Nirvana, descanso, desnudez, libertad.
  * Buda: El Despertado
 * Dharma: La ley
 * Sangha: La Iglesia budista, el refugio.



  NOTAS

El presente poema está compuesto de diez estrofas, a su vez formadas por ocho versos.  
      
El número de ocho significa el Noble Óctuple Sendero que enseñó Sidharta Gautama. Pero el número de diez retorna al pitagorismo.

Ambos movimientos, pitagorismo y budismo, fueron contemporáneos; es, por tanto, una vinculación de las dos doctrinas. La inserción del poema está motivada  por la idea de exponer las dos fuentes espirituales más importantes de su época, una en Occidente y la otra en Oriente.
 
           De  POEMAS SACADOS DEL CUARTO TRASTERO (2009)

 

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