Cuadro de María Jesús Rodríguez Barberá
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DE NUEVO A LA MANSIÓN DEL
MAR
(Fragmento)
(Fragmento)
Qué
a gusto vengo a la mansión del mar,
hijo
pródigo yo, que he malgastado
la
herencia de agua, verdes, campos, flores
que
la naturaleza me dio un día.
Humildemente
vengo a ti, mar, quiero
pasear
esta mano arrepentida
por
tu glauco pelaje, te acaricio,
perro
que va, carlea en las orillas
ya
cansado de acuáticos senderos,
sacude
el rabo roto de una ola
y
entre las rocas tiza espolvorea.
Yo
le acaricio el húmedo plumaje
irisado
de guiños del poniente
y
él me sonríe con temblor de niño
por
sus dientes de blancos cabrilleos.
Tan
grande en las pleamares ondulantes,
tan
contento anfitrión de tantos buques,
tan
alto en la vidriera de la aurora,
tan
rumoroso entre vestales brisas,
tan
largo en el alféizar del poniente,
y
ahora, pequeñito y moribundo
viene
a morir en una concha blanca.
Me
mira con sus ojos derrotados,
gemelos
del crepúsculo que, lejos,
le
consuela en su hora postrimera,
le
pone catafalco de violetas.
Yo
también, mar, me muerdo mi destierro,
desgavillado
de la gente, a trizas
el
corazón de historias fragmentarias,
vengo
a desenterrar ayeres, restos
de
tardes con ruinas de mareas,
de
tardes en que fuimos flor de idilios
ella
y yo, en el regazo de tu orilla,
garabatos
de espuma en nuestros pies
nos
hacían los leves cabrilleos,
antes
de su desguace en las arenas...
PREMIO DE POESÍA EDUCAVERDE 2007
Despesque
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