Playa de Camposoto (San Fernando, Cádiz)
¿Por qué una poesía con nuevos hallazgos semánticos y desautomatizada de lastres oxidados, como escribe Vixtor Shklovski en El arte como artificio?
Porque esa poesía no
emociona y suele abusar del significado sin esfuerzo por remozar el discurso
poético dejándose llevar por construcciones ya lexicalizadas.Dijo
Shklovski:
“Un artista debe evitar los caminos trillados”.
¿Cómo se consiguen esos
nuevos hallazgos que den una nueva fisonomía poética al texto?
Cada poeta busca sus recursos,
suponiendo que tenga interés por hallarlos. Puede que se abandone a su estilo
de siempre; estilo heredado y sin esfuerzo por renovarse en su lenguaje.
La necesidad de
comunicarse (incluso a sí mismo) lleva al poeta al campo de la página a sembrar
y recoger prontamente, sin pararse a pensar si no se será mejor esperar a que
el lenguaje que se emplea ha de ser renovado, si ya no emociona y su escritura
se ha vuelto monótona y desgastada.
En el poema del autor que
figura en el apartado Poesía se intenta huir de las expresiones redichas y
procura un empleo de imágenes, tan necesarias en la poesía para hacer
sensoriales los conceptos.
UN CUERPO DESHABITADO
Desocupas tu
cuerpo de consumo
dejándolo al olvido
de un andén
de los muchos
silencios de la vida,
tú, que hiciste un
mercado de tus ojos,
feria con los racimos
de tus senos,
del pubis la diana de
apetitos
y de tu cama, yunta
de trabajo,
un breve paraíso de
alquiler.
Llevabas como un
terco palimpsesto
el recuerdo
sangrándote de infancia
violada en un rincón
de turbulencia
por manos como
garfios endulzados
bajo un señuelo,
fronda del engaño.
Asumiste con férula
de sino
el pasado tal como
una divisa
en el cuello mortal
de tu memoria,
y enarbolaste a un
viento de infortunio
la sonrisa con miel
profesional
y palabras marcadas
por el uso
con disimulo de un
hedor de penas,
el abrazo de elástica
costumbre,
la exhibición artera
de un tesoro
que iba expoliando el
azadón del tiempo,
modesta fonda de aire
provinciano
para viajeros de
pasión con prisa,
peregrinos por rutas
de su hastío,
tratantes de manidas
circunstancias,
sedientos de algún
ocio pasajero
que abrevan en tus
aguas de miseria
un sorbo de volátiles
respiros
que escupen luego,
ahítos de desidia
(menos yo, que dejé
sobre tu tedio,
además del billete,
unas palabras
que te dieron calor
por un instante,
que tú quisiste
retener con ruegos
en el mudo pretil de
tu mirada).
El humo del tabaco
fue aureola
a tu heroísmo de
engarzar clientes,
y la copa, el fervor
del incensario,
mientras pensabas en
tu hijo, puente
para salvar los ríos
del suicidio,
heroína en desvanes
de epopeya,
mártir de un santoral
sin bendiciones.
carne para el festejo
de un momento
desahuciada de un
techo de ilusiones...
Hoy, que no vives en
tu cuerpo y yerras
por cielos de una
ausencia indiferente,
dejas la huella de un
revés que sólo
se entiende entre los
pliegues no estudiados
todavía de Vidas
ejemplares.
Premio Juan Ortiz del Barco
del Círculo de Artes y Oficios (2009), editado en cuaderno por el propio Círculo.
También editado en La
mar que te debo y otros poemas premiados (2011)
Aparecido en la Web ARENA Y CAL, revista
divulgativa cultural, mayo de 2016
Tertulia Literaria en Madrid. Años 20
¿UNA POESÍA PURA?
La
poesía pura está en el lenguaje no en el tema ni en la arbitrariedad rupturista
del ritmo. Remito
al lector a los tres artículos publicados con este tema en la web Arena y Cal,
revista literaria digital divulgativa.
Insistamos:
Poesía pura es desautomatización del lenguaje, o sea, crear, sorprender, no
repetir. No está en el tema, ya sea
deleite o emoción, ya sea paisajes o recuerdos, sino que es forma, capacidad de
continuar generacionalmente los esquemas literarios por medio de las variedades
expresivas. Pero este anhelo de innovar en la expresión tiene un peligro: el
disparate o la imagen irracional, recursos fáciles que están al alcance de los
que no pueden crear imágenes sorprendentes que convenzan al lector.
Ahora
bien, no es la imagen el caballo de batalla del poema. Ya Shklovski rectificó
la tesis de Potebnia, que consideraba la imagen como prioritaria en el verso. Él
oponía a la imagen o, quizás junto a la imagen, la desautomatización; es decir,
liberar el lenguaje de lastres, de repeticiones trasnochadas que se quieren
justificar con el interés del tema, pensando por ello que descubren el
Mediterráneo de los recuerdos, del sentimiento o de la idea. Con esto tal vez
coincida con Mallarmé: “Pinta,
no la cosa, sino el efecto que produce”.
A
partir de Jakobson se habla de la metapoética como objetivo inmediato del
lenguaje literario en poesía, que ya sería un verdadero lenguaje poético, un
idiolecto de un poeta afortunado que dé con la clave de un registro creador que
deje obsoleto el lenguaje que se emplea hasta ahora para escribir poesía, una
poesía endeudada con la del pasado a juzgar por su falta de frescura, o bien la
obsesión de la modernidad, como si el versolibrismo antirrítmico y la
imaginería seudoonírica fuesen un logro a tener en cuenta.
Hemos
de considerar por ello que las tentativas de renovación poética, lejos de
cualquier despropósito aventurista, está en el lenguaje poético, la capacidad
de liberarse del pasado sin abominar de él, sino transformándolo haciendo un
uso convincente de su herencia. Como he dicho en otras ocasiones, cito al
músico veneciano Antonio Vivaldi: “Reformar y
sorprender”.
De El lenguaje transfigurador (2009)
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