Breton publicó el
Manifiesto surrealista en París en el año 1924 y se convirtió, acto seguido en
el líder del grupo. El surrealismo surgió del movimiento llamado dadá, que
reflejaba tanto en arte como en literatura la protesta nihilista contra todos
los aspectos de la cultura occidental. Como el dadaísmo, el surrealismo
enfatizaba el papel del inconsciente en la actividad creadora, pero lo
utilizaba de una manera mucha más ordenada y seria.
Estos textos están tomados
en parte de Internet y en parte comentados por el autor de esta Web.
Poema representativo del
surrealismo poético español, entre otros.
Se querían
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se
querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se
querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se
querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
Se
querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía
perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando.
Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día,
noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, Sabedlo.
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, Sabedlo.
Vicente Aleixandre
El surrealismo se caracterizó por
interpretación de la realidad desde el sueño, el inconsciente, la magia y la
irracionalidad Conjunción de imágenes dispares (reales o irreales), tanto en el
tiempo como en el espacio.
- Los objetos y formas sin su significación tradicional (principio de la "desorientación"), el observador queda desorientado.
- Creación de imágenes equívocas de manera que una misma cosa puede ser interpretada de varias maneras (principio de la "discordancia”).
- Da importancia a lo paradójico, lo absurdo, la caducidad, la destrucción y lo misterioso.
- Además de lo onírico, representación de toda clase de simbologías, especialmente eróticas y sexuales. Todo aquello estaba en contra de la moral, la tradición y la cultura burguesa.
- Los objetos y formas sin su significación tradicional (principio de la "desorientación"), el observador queda desorientado.
- Creación de imágenes equívocas de manera que una misma cosa puede ser interpretada de varias maneras (principio de la "discordancia”).
- Da importancia a lo paradójico, lo absurdo, la caducidad, la destrucción y lo misterioso.
- Además de lo onírico, representación de toda clase de simbologías, especialmente eróticas y sexuales. Todo aquello estaba en contra de la moral, la tradición y la cultura burguesa.
Parade (mayo de 1917) afirma que sus autores han conseguido:
una alianza entre la
pintura y la danza, entre las artes plásticas y las miméticas, que es el heraldo de un arte más amplio aún por
venir. (...) Esta nueva alianza (...) ha dado lugar, en Parade a una especie de surrealismo, que considero el punto de partida para toda una
serie de manifestaciones del Espíritu Nuevo que se está haciendo sentir hoy y
que sin duda atraerá a nuestras mejores mentes. Podemos esperar que provoque
cambios profundos en nuestras artes y costumbres a través de la alegría
universal, pues es sencillamente natural, después de todo, que éstas lleven el
mismo paso que el progreso científico e industrial.
REGISTROS POÉTICOS. 1) EL
SURREALISMO
El poema surrealista es la creación más
difícil y al mismo tiempo la más fácil. Difícil porque conlleva un ejercicio
literario donde se funden onirismo y automatismo sin que parezca que son
fingidos. Fácil porque lleva a la tentación del disparate, del azar de
asociaciones verbales a la aventura: cuanto más irracional, más atrayente.
Si nos tenemos al primer acuñamiento de
“surrealismo”, hemos de remontarnos a Apollinaire. Oigámoslo:”Un alianza entre
la pintura y la danza, entre las artes plásticas y las miméticas (...) ha dado
lugar (...) a una especie de surrealismo”.
Como se ve Apollinaire habla de una fusión
de las artes, como una especie de sinestesia entre dos artes. El nombre de
surrealismo (de sûr y realisme, es decir, sobre la realidad) implica un
espíritu nuevo que sobrevuela por encima de la tradición y los feudos académicos
definitorios de los textos redichos.
Para entender este fenómeno tal como lo conocemos hoy hemos de avanzar hasta
Bréton y su teoría, sin olvidar la aparición del dadaísmo, con su teoría
nihilista de arrasar todo lo que se pensaba hasta entonces como arte. Si se
anulaba la realidad y la racionalidad, había que recurrir a lo contrario, e
indagar en lo irracional y su congénere el sueño. De ahí que lo onírico entre
en juego como un factor decisivo, pero, ser fiel a la sueño, se ha de aceptar
el automatismo de la escritura que narra lo que revela el sueño. Así, pues, el
surrealismo, lejos de estar sobre la realidad, se hundía en la raíces de esa
realidad cuando el poeta descendía al subconsciente y desde él enviaba al papel
una fusión de elementos —imágenes y símbolos— que había que desentrañar como un
mensaje poco menos que críptico por lo que tiene de revelador de lo esencial
humano todavía en estado embrionario.
Pero, tanto lo onírico como la escritura
automática, se prestaban a un falseamiento del texto.
El autor de estas líneas no va a imitar a
aquellos poetas que representaron ese movimiento literario, y para huir de
cualquier caída en lo disparatado y/o amanerado, pactará con la realidad, pero
metamorfoseándola por medio del lenguaje, que la disloca con la ayuda de la
gran estrella retórica de todas las vanguardias: la metáfora, desde el
futurismo al ultraísmo.
2) EL FORMALISMO
Según Potebnia no hay arte, y en particular poesía, sin imagen. La poesía al ser un pensamiento por imágenes permite cierta economía de fuerzas mentales.
TEMPESTAD METAFÓRICA
Desde el regazo de los oleajes,
desde esta playa,
asilo de mareas,
desde donde la
espuma se desflora,
desde una duna
efímera de arena
miro los
dinosaurios de los bores,
desde este andén
de elásticas maretas
miro la tempestad
subirse al cielo,
miro que se
estremece su vidriera,
miro sables de
fuegos estridentes,
la infinitud es
yunque de centellas,
las batallas de
aguajes explosivos,
el mar es un
acuario que revienta,
los correajes
sádicos del viento...
¡ Miro un cuadro de Turner
que se quema!
Ganador del certamen LETRAS COMO
ESPADAS,
“DESDE LA ORILLA", EDITADO EN
2017
2) EL FORMALISMO
Según Potebnia no hay arte, y en particular poesía, sin imagen. La poesía al ser un pensamiento por imágenes permite cierta economía de fuerzas mentales.
Potebnia decía que la relación entre la imagen y lo que ésta explica puede ser:
a- imagen constante para un sujeto variable
b- imagen más simple que lo que explica
Shklovski plantea que las imágenes son prácticamente invariable, que
lo que se modifican son los procedimientos con los que se analizan las mismas.
El objeto puede ser:
a- percibido como poético y creado como prosaico
b- percibido como prosaico y creado como poético.
Se denominará objeto poético a aquel que ha sido creado con el fin de tener un percepción estética.
Según Shklovski, Potebnia pensaba que poesía = imagen, porque no distinguía dos tipos de imágenes, la práctica y la poética.
La ley de economía del esfuerzo puede aplicarse en la lengua sólo cuando se refiere a la lengua cotidiana.
a- imagen constante para un sujeto variable
b- imagen más simple que lo que explica
Shklovski plantea que las imágenes son prácticamente invariable, que
lo que se modifican son los procedimientos con los que se analizan las mismas.
El objeto puede ser:
a- percibido como poético y creado como prosaico
b- percibido como prosaico y creado como poético.
Se denominará objeto poético a aquel que ha sido creado con el fin de tener un percepción estética.
Según Shklovski, Potebnia pensaba que poesía = imagen, porque no distinguía dos tipos de imágenes, la práctica y la poética.
La ley de economía del esfuerzo puede aplicarse en la lengua sólo cuando se refiere a la lengua cotidiana.
El automatismo genera que los objetos dejen de ser percibidos y para evitarlo es que se utiliza el proceso de singularización. Tolstoi, por ejemplo, para no caer en el automatismo lo que hacía era describir los hechos como si fueran vistos por primera vez (técnica utilizada en “Guerra y Paz” con las batallas).
En la lengua poética tanto
los componente lexicales,
la disposición de las palabras
y el carácter fónico
son
elementos que se utilizan para no caer en la automatización. Según Aristóteles
la lengua poética debe tener un carácter extraño y
sorprendente.
A su vez el ritmo prosaico es un factor automatizante a diferencia del ritmo poético (el cual consiste en ritmo prosaico transgredido).
Playa de Camposoto (San Fernando)
¿UNA POESÍA PURA?
La
poesía pura está en el lenguaje no en el tema ni en la arbitrariedad rupturista
del ritmo. Remito
al lector a los tres artículos publicados con este tema en la web Arena y Cal,
revista literaria digital divulgativa.
Insistamos:
Poesía pura es desautomatización del lenguaje; o sea, crear, sorprender, no
repetir. No está en el tema, ya sea
deleite o emoción, ya sea paisajes o recuerdos, sino que es forma, capacidad de
continuar generacionalmente los esquemas literarios por medio de las variedades
expresivas. Pero este anhelo de innovar en la expresión tiene un peligro: el
disparate o la imagen irracional, recursos fáciles que están al alcance de los
que no pueden crear imágenes sorprendentes que convenzan al lector.
Ahora
bien, no es la imagen el caballo de batalla del poema. Ya Shklovski rectificó
la tesis de Potebnia, que consideraba la imagen como prioritaria en el verso. Él
oponía a la imagen o, quizás junto a la imagen, la desautomatización; es decir,
liberar el lenguaje de lastres, de repeticiones trasnochadas que se quieren
justificar con el interés del tema, pensando por ello que descubren el
Mediterráneo de los recuerdos, del sentimiento o de la idea. Con esto tal vez
coincida con Mallarmé: “Pinta,
no la cosa, sino el efecto que produce”.
A
partir de Jakobson se habla de la metapoética como objetivo inmediato del
lenguaje literario en poesía, que ya sería un verdadero lenguaje poético, un
idiolecto de un poeta afortunado que dé con la clave de un registro creador que
deje obsoleto el lenguaje empleado hasta ahora para escribir poesía, una
poesía endeudada con la del pasado a juzgar por su falta de frescura, o bien la
obsesión de la modernidad, como si el versolibrismo antirrítmico y la
imaginería seudoonírica fuesen un logro a tener en cuenta.
Hemos
de considerar por ello que las tentativas de renovación poética, lejos de
cualquier despropósito aventurista, está en el lenguaje poético, la capacidad
de liberarse del pasado sin abominar de él, sino transformándolo haciendo un
uso convincente de su herencia. Como he dicho en otras ocasiones, cito al
músico veneciano Antonio Vivaldi: “Reformar y
sorprender”.
De El lenguaje transfigurador (2009)
¿QUÉ POESÍA?
¿QUÉ POESÍA?
Salina de San Fernando (Cádiz)
Autor desconocido
Una poesía que se precie de moderna tiene que tener
en cuenta, más por obligación que por cortesía, el esfuerzo de los
vanguardistas, que despegaron el quehacer poético de la poesía redicha y falta
de emoción literaria y, por supuesto, fácil en su redacción, aunque el autor la
presente como una muestra de “comunicación”, ingenua en su intensión de
descubrir un mediterráneo de nuevas ideas.
Una poesía moderna, repito, no puede recordar modelos del pasado, como no sea para homenajear a poetas auténticos, verdaderos “auctores”, es decir, que añadieron un nuevo rumbo a la poesía y la sacaron del “culto” al significado de la confesión intimista, la descripción neorromántica, de la “profundidad filosófica” y de los “valores humanos”.
Una poesía moderna reúne unas condiciones que conjugan tradición y vanguardia. No es una poesía que ignora el pasado como si naciera de la pretensión de un ex nihilo aventurero.
Todos los poetas deberían leer un opúsculo tan interesante como escalofriante con respecto a la función de la poesía en la modernidad. Se trata de En nuestro mundo, de Eugenio Montale. Leamos un fragmento del mencionado libro:
“¿Por qué no pintan ya los pintores la figura humana y el paisaje en el que vive el hombre? Porque tras el hombre y tras su real hábitat se halla siempre escondida la insidia de la palabra. Una obra de arte que se pueda explicar, traducir en términos de lenguaje, pertenece aún al viejo mundo, que se hacía la ilusión de explicar, de justificar, de comprender: es una obra que no se mueve, que nace vieja”.
Después de leer y reflexionar este texto, guardé muchos poemas que confiaban en su buena voluntad de comunicar ideas, sentimientos, recuerdos, esperanzas y sugerencias especulativas; incluso otros con talante virtuosista que se amparaban en su funambulismo métrico.
A esto he de añadir las lecturas de Jakobson y Shklovski. Del primero aprendí que la literaturidad incluye el ritmo. Una poesía que no tiene respeto al ritmo, al esquema métrico, es una poesía que usurpa el espacio de la narrativa. Se puede hacer poesía en prosa, pero lo que es realmente poesía tiene su habitación propia, su mobiliario genuino y nunca ha de recurrir a ninguna de sus hermanas para apropiarse de sus rasgos definitorios. El ritmo es imprescindible, es el carruaje donde va la musa a su destino literario, que no es el de otra que ha de bajarse en una estación distinta.
Con Shklovski tuve conciencia del valor del lenguaje, de la funcionalidad de la palabra. Valerse del significado para expresar, para exponer, para comunicar vivencias había sido lo que la tradición literaria había determinado siempre con un más o menos carácter cartesiano. Pero llegó el momento en que el lenguaje se ponía oxidado de tanto uso repetitivo.
Urgía remozarlo con nuevas combinaciones auxiliadas con figuras que ya habían exaltado el futurismo y el ultraísmo, como la metáfora, y anteriormente, la sinestesia, que enalteciera el simbolismo francés, además con verso de Baudelaire.
En esta encrucijada de la creación, me acordé de Oscar Wilde: “El placer superior en literatura es realizar lo que no existe”. Sin embargo, hemos de asumir la casi imposibilidad de crear lo que no existe y hay que asumir el pacto entre le tema del significado y las novedades del significante, que ya había previsto el formalista ruso autor de El arte como artificio.
Teniendo en cuenta, pues, esta tregua a la inquietud creadora, aposté por una poesía en la que “todo permanece”, es decir, como decía Antonio Machado, utilizando palabras de Teresa de Jesús, la santa carmelitana, una poesía inmersa en las “mesmas aguas de la vida”. No creo que haya otros rumbos, si nos olvidamos de las incursiones en los predios lúdicos de las vanguardias.
CONCLUSIÓN
Creo que la poesía tiene que fiarse de las esencias. El poeta es y será siempre considerado por los lectores de a pie como un médium de vivencias profundas y como claves del sentir -y del intuir- humano. (Recuérdense aquellos versos de García Lorca: "Sólo el misterio nos hace vivir / sólo el misterio").
Ése es el río principal que va a la desembocadura de la posteridad; otra cosa es que a ese río vayan a parar pequeños afluentes de otras posiciones poéticas en las que estén implicados las vanguardias, el realismo, el neorromanticismo, el esteticismo, los temas de los Novísimos y la búsqueda de los Postnovísmos. Lo importante y concluyente es, por una parte, la autenticidad. Escuchemos a Nietzsche:
"De todo cuanto se ha escrito, yo sólo valoro aquello que alguien ha escrito con su sangre. Escribe con sangre y te darás cuenta de que la sangre es espíritu".
Escuchemos ahora al escritor colombiano José María Vargas Vila: “...en el poeta todo se magnifica, especialmente: el Dolor; todo Gran Poeta, es un Gran Dolor; y eso, porque sólo el Dolor nos hace grandes". Se refiere a Rubén Darío en la biografía que le dedica.
Gómez de la Serna: "El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador" .
Y por otra, presentar esa autenticidad se ha de revestir con un lenguaje ambicioso capaz de rozar el idiolecto enamorado de la función poética:
Pero, como la poesía es también arte, tenemos obligatoriamente que oír lo que dice Plutarco:
”La pintura es una poesía muda y la poesía es una pintura parlante”.
En resumen, creo honestamente que la poesía es un arte y una revelación al mismo tiempo, y esto lo digo a despecho de las vanguardias, que consideraban el arte como un juego intrascendente. Vale la fórmula, pero no pasa de ser solamente un introito a la poesía verdadera, la que le gana la batalla al tiempo y se lee después de que hayan muerto los críticos que un día enaltecieron o menospreciaron al poeta de la poesía que estamos avistando en una lontananza de futuribles literarios.
Una poesía moderna, repito, no puede recordar modelos del pasado, como no sea para homenajear a poetas auténticos, verdaderos “auctores”, es decir, que añadieron un nuevo rumbo a la poesía y la sacaron del “culto” al significado de la confesión intimista, la descripción neorromántica, de la “profundidad filosófica” y de los “valores humanos”.
Una poesía moderna reúne unas condiciones que conjugan tradición y vanguardia. No es una poesía que ignora el pasado como si naciera de la pretensión de un ex nihilo aventurero.
Todos los poetas deberían leer un opúsculo tan interesante como escalofriante con respecto a la función de la poesía en la modernidad. Se trata de En nuestro mundo, de Eugenio Montale. Leamos un fragmento del mencionado libro:
“¿Por qué no pintan ya los pintores la figura humana y el paisaje en el que vive el hombre? Porque tras el hombre y tras su real hábitat se halla siempre escondida la insidia de la palabra. Una obra de arte que se pueda explicar, traducir en términos de lenguaje, pertenece aún al viejo mundo, que se hacía la ilusión de explicar, de justificar, de comprender: es una obra que no se mueve, que nace vieja”.
Después de leer y reflexionar este texto, guardé muchos poemas que confiaban en su buena voluntad de comunicar ideas, sentimientos, recuerdos, esperanzas y sugerencias especulativas; incluso otros con talante virtuosista que se amparaban en su funambulismo métrico.
A esto he de añadir las lecturas de Jakobson y Shklovski. Del primero aprendí que la literaturidad incluye el ritmo. Una poesía que no tiene respeto al ritmo, al esquema métrico, es una poesía que usurpa el espacio de la narrativa. Se puede hacer poesía en prosa, pero lo que es realmente poesía tiene su habitación propia, su mobiliario genuino y nunca ha de recurrir a ninguna de sus hermanas para apropiarse de sus rasgos definitorios. El ritmo es imprescindible, es el carruaje donde va la musa a su destino literario, que no es el de otra que ha de bajarse en una estación distinta.
Con Shklovski tuve conciencia del valor del lenguaje, de la funcionalidad de la palabra. Valerse del significado para expresar, para exponer, para comunicar vivencias había sido lo que la tradición literaria había determinado siempre con un más o menos carácter cartesiano. Pero llegó el momento en que el lenguaje se ponía oxidado de tanto uso repetitivo.
Urgía remozarlo con nuevas combinaciones auxiliadas con figuras que ya habían exaltado el futurismo y el ultraísmo, como la metáfora, y anteriormente, la sinestesia, que enalteciera el simbolismo francés, además con verso de Baudelaire.
En esta encrucijada de la creación, me acordé de Oscar Wilde: “El placer superior en literatura es realizar lo que no existe”. Sin embargo, hemos de asumir la casi imposibilidad de crear lo que no existe y hay que asumir el pacto entre le tema del significado y las novedades del significante, que ya había previsto el formalista ruso autor de El arte como artificio.
Teniendo en cuenta, pues, esta tregua a la inquietud creadora, aposté por una poesía en la que “todo permanece”, es decir, como decía Antonio Machado, utilizando palabras de Teresa de Jesús, la santa carmelitana, una poesía inmersa en las “mesmas aguas de la vida”. No creo que haya otros rumbos, si nos olvidamos de las incursiones en los predios lúdicos de las vanguardias.
CONCLUSIÓN
Creo que la poesía tiene que fiarse de las esencias. El poeta es y será siempre considerado por los lectores de a pie como un médium de vivencias profundas y como claves del sentir -y del intuir- humano. (Recuérdense aquellos versos de García Lorca: "Sólo el misterio nos hace vivir / sólo el misterio").
Ése es el río principal que va a la desembocadura de la posteridad; otra cosa es que a ese río vayan a parar pequeños afluentes de otras posiciones poéticas en las que estén implicados las vanguardias, el realismo, el neorromanticismo, el esteticismo, los temas de los Novísimos y la búsqueda de los Postnovísmos. Lo importante y concluyente es, por una parte, la autenticidad. Escuchemos a Nietzsche:
"De todo cuanto se ha escrito, yo sólo valoro aquello que alguien ha escrito con su sangre. Escribe con sangre y te darás cuenta de que la sangre es espíritu".
Escuchemos ahora al escritor colombiano José María Vargas Vila: “...en el poeta todo se magnifica, especialmente: el Dolor; todo Gran Poeta, es un Gran Dolor; y eso, porque sólo el Dolor nos hace grandes". Se refiere a Rubén Darío en la biografía que le dedica.
Gómez de la Serna: "El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador" .
Y por otra, presentar esa autenticidad se ha de revestir con un lenguaje ambicioso capaz de rozar el idiolecto enamorado de la función poética:
Pero, como la poesía es también arte, tenemos obligatoriamente que oír lo que dice Plutarco:
”La pintura es una poesía muda y la poesía es una pintura parlante”.
En resumen, creo honestamente que la poesía es un arte y una revelación al mismo tiempo, y esto lo digo a despecho de las vanguardias, que consideraban el arte como un juego intrascendente. Vale la fórmula, pero no pasa de ser solamente un introito a la poesía verdadera, la que le gana la batalla al tiempo y se lee después de que hayan muerto los críticos que un día enaltecieron o menospreciaron al poeta de la poesía que estamos avistando en una lontananza de futuribles literarios.
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