Acto de la Ral Academia de San Romualdo de San Fernando-Cádiz-
en el Museo Municipal
(Tema expuesto en una tertulia
literaria y editado en la Web ARENA Y
CAL))
Lo que se escribe está en razón
del destinatario que lo va a leer o escuchar.
No es el mismo escribir un
artículo que un relato, ni un ensayo que un libro de poemas.
Tratándose de una creación
literaria, y en ella nos centramos, el estilo lo es todo. “El estilo es el
hombre”, como decía el francés Buffon. Eso significa que cada uno escribe como
es, pero no se puede estar de acuerdo del todo con esta frase. Cada uno debe
escribir dependiendo de quien lo lee y qué efecto quiere causar en los
lectores.
Escribir con un lenguaje
metapoético para quienes creen que la poesía es “todo sentimiento y sencillez”,
es perder el tiempo. En una sociedad culturalmente desconcertante como la
nuestra, se ha de escribir con estilo descuidado para que llegue a más gente,
pues el éxito hoy día se mide por el número de asistentes a un acto cultural,
como en los macroconciertos. Todo lo que no huele a gran público está
condenado a la indiferencia. Pero “siempre nos quedará Paris”, como dice
la famosa película, y habrá una reunión de personas que huyen de la bronca masa
y de las consignas masificadoras de la televisión en lo que a gusto musicales o
artísticos se refiere, además de otros incentivos publicitarios que el negocio
agradece con mueca de dinero, para leer una obra, novela, relato, poema,
artículo que configuren un ambiente de paz y deleite en lo que llamaban los
romanos “Pulchrum est paucorum hominum”, citado por Nietzsche, y que significa:
Lo hermoso —o bello— es de pocos. Ya el poeta Horacio, en el siglo I, en la
época de la paz de Augusto, escribía también aquello de huir del vulgo profano.
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